Mi vecino argentino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, esta es la primera vez que escribo, soy ecuatoriana, tengo 28 años, madre de dos hijos, uno de 4 años y otra de tres meses, mi marido es español, tiene 32 años, nos llevamos muy bien, hasta que tuve la suerte o la desgracia de cruzarme con Eduardo, un vecino nuevo que llego a vivir en la urbanización, un hombre muy fuerte, una personalidad arrolladora, vive solo, unos ojos color verde esmeralda que resaltan en su cara barbuda, ya que su barba es larga, su forma de vestir completamente desenfadada, la verdad que cuando él pasa, y estamos en la plaza cuidando a nuestros hijos, todas las que estamos ahí, no podemos de dejar de mirarlo, tiene el cuerpo cuidado de gimnasio, la verdad que ese hombre atrae, y mucho, verlo a él y ver a nuestros maridos, con sus tripas prominentes, sin preocuparse de sus cuerpos, es desalentador, ver a mi marido con sus 32 años, su tripa colgando, su pecho hundido, no hay comparación.
Eduardo tiene 48 años, y para suerte de nosotras esta libre aunque nosotras no, pero siempre cuando hablamos, sabemos que todas tenemos la fantasía de estar con él en la cama. Eduardo apenas saluda a nadie, yo siempre que lo vi, lo salude, e intenté hablar con él, una tarde que estaba con mi hijo de 4 años, lo encuentro en el supermercado, y lo saludo, intentando sacar una conversación de cualquier cosa, cuando estábamos en la caja, Eduardo estaba detrás de mi, pago, y me hago la remolona hasta que él paga, salimos juntos y él como todo un caballero me dijo si quería que me lleve los dos bidones de agua que había comprado, mientras que yo le lleve el pan, riendo así lo hicimos y nos fuimos caminando, realmente es un tipo muy simpático, en el transcurso de la conversación, hablamos de todo un poco, y yo le conté un poco mi vida, de que hacía mucho tiempo mi primer novio había sido argentino, con el que había perdido la virginidad, que después de haber dicho eso me arrepentí, pero ya estaba dicho, "y te gusto haber echo el amor con un argentino?", me dijo, mirando lo roja que tenía mi cara, yo iba mirando el suelo, no sabía que decir, "se nota que te gustó, ya que no me decís nada y no podes olvidar a ese amante que tuvíste", me dijo, mirándome de pies a cabeza, mi hijo iba jugando delante nuestro, "y seguro él tampoco te habrá olvidado, estas muy hermosa, se nota que sos de esas mujeres que nunca se olvidan", me seguía diciendo, yo aparte de estar cada vez mas roja, temblaba de pies a cabeza, que decirle, me sentía completamente cortada, "te parece que soy una mujer inolvidable?", le pregunté con apenas voz y sin mirarlo, "tenés un cuerpo muy bonito, la verdad que lo envidio a tu marido por poder dormir a tu lado todas las noches y poder disfrutar de vos", me dijo sin vergüenza ninguna, me estaba tirando los tejos en toda regla, yo no sabía que hacer, era lo que todas en la plaza deseábamos, pero que me lo diga así, me cortó del todo, "hay Eduardo, que cosas me dices", le dije haciéndome la tonta, pero no dejaba de temblar, yo creo que si me hubiera abrazado y me hubiera besado ahí mismo, caigo rendida en sus poderosos brazos. Cuando llegamos al edificio donde vivimos, yo vivo en un primero y él llamo al ascensor, yo me iba por la escalera, "lo haces para tener duro el culito", me dijo riendo, a mi casi me viene un sofoco.
A los días cuando llevaba a mi hijo a la guardería me lo vuelvo a encontrar, iba con mi hija de tres meses, nos vemos y nos ponemos a hablar de nuevo, y él seguía tirándome los tejos, yo me reía de las cosas que me decía, era como que quería romper el hielo, aunque él lo había roto desde el principio, yo siempre uso leguis, que se ajustan muy bien al cuerpo, en un momento dado me adelanto a Eduardo, y él me mira dando un silbido, "que pasa que silvas así?", le dije, dándome la vuelta y mirándolo, "que hermoso culo tenés", me dijo, con todo desparpajo, "Eduardo, que soy una mujer casada", le dije en forma de reproche, "eso no quita que estés muy buena", me dijo, yo no sabía que hacer, si dejarlo que siga diciéndome esas cosas, que realmente me gustaban, o decirle que me deje en paz, así seguimos hasta que volvimos a llegar al edificio, cuando subimos al ascensor, él presiono el numero cuatro, que es donde vive, "oye, que yo vivo en el primero", le dije, Eduardo simplemente me cogió de la barbilla y me dio un beso en los labios, yo quedé sorprendida, sorprendida por lo que Eduardo me había echo, lo miré y él simplemente me volvió a coger de mi barbilla y me dio un beso mas intenso, siento que pasa su lengua por mis labios y su mano aprieta una de mis tetas, "ven a casa", me dijo cuando el ascensor se detuvo, lo miré, me cogió de la mano y me hizo ir a su casa
Yo iba como si no tuviera voluntad propia, abre la puerta, yo entro con el carro de mi bebe, él entra detrás mío y me abraza por la cintura, haciendo que mi culo se pegue a su polla, la sentí grande, o eso me pareció, sus manos apresaron mis tetas, yo me pegué contra él, suspirando fuerte, dejando que me acaricie, que me haga sentir su polla en mi culo por sobre nuestra ropa, sus manos estrujaban mis tetas, me mordía el cuello, yo restregaba mi espalda contra su pecho que parecía echo de piedra, que diferencia con mi marido, que lo sentía todo flácido, sus manos estrujaban mis tetas, bajaban y acariciaban mi coño por sobre la ropa, las intentaba meter por dentro del elástico, yo aplastaba mi culo contra su polla que se estaba poniendo dura, gemía, buscaba su boca con la mía, tenía los ojos cerrados, sentía su mano bajar por dentro de mi pantalón hasta llegar a mi coño, sentía como acariciaba mis labios exteriores, buscando la entrada para meter su dedo, yo estaba tan mojada, como hacía años no lo estaba, tenía las piernas abiertas, dejando que Eduardo haga conmigo lo que quiera, su otra mano me había levantado el sujetador acariciando mis tetas, casi grito cuando siento el dedo de Eduardo entrando en mi coño, yo dejé el carro de mi bebe en el salón de su casa y así nos fuimos a su habitación, pegados, su mano acariciando mis tetas, que se ordeñaban y su otra mano dentro de mi pantalón metiendo su dedo dentro de mi coño, empapado, caliente, nos besábamos las bocas, lamíamos nuestras caras, yo estaba muy caliente, quería que me follen, mi marido por eso de que estaba recién parida, hacía mas de tres meses que no me follaba, y yo estaba muy cachonda
Eduardo saca su manos de dentro de mi pantalón y me empieza a sacar mi camiseta, mi sujetador, me apretaba las tetas, yo restregaba mi culo contra su polla que estaba dura, me seguía besando el cuello, me bajaba el pantalón junto con mis bragas, yo me quiete los zapatos, mientras me quitaba los pantalones, me iba besando mi espalda, haciendo que me estremezca de placer, levanto un pie y me quita una pierna del pantalón, y al levantar el otro, me dejo completamente desnuda para él, sus manos apretaban mis nalgas, las abría, las mordía, me hacía gemir de placer como jamás me hizo gemir nadie, me hace acostar boca abajo, dejando mi culo para arriba, me abre las nalgas y sin que yo pudiera decir nada siento su lengua lamiendo mi ojete, me abre las piernas y no solo lamía mi ojete, lamía mi coño, todo junto, que experiencia tiene ese cabrón, me hacía morder las sábanas de su cama para no gritar, yo me agarraba fuerte a sus sábanas, movía los dedos de mis pies disfrutando de como Eduardo me estaba dando tanto placer con su lengua, sentía su lengua intentando entrar en mi ojete, él con sus manos me abría mis nalgas a mas no poder, jamás nadie me había lamido el culo, era una sensación distinta, me sentía expuesta a él, de echo jamás me habían follado el culo, el primero que estaba dándome placer por ahí era Eduardo, yo quería gritar de placer, siento que se pone en pie y se empieza a quitar su ropa, vuelvo mi cabeza y cuando vi su polla me quería morir, era el doble de la mi marido, sin poder resistirme, la cogí con mi mano y la lleve a mi boca, chupándola con deleite, con placer, sentía mi boca llena con su polla, le pasaba la lengua por todo lo largo
El cogió mi cabeza y la hacía entrar y salir, como si me estuviera follando la boca, yo pasaba mi lengua por la parte de abajo de su polla cada vez que entraba y salía de mi boca, le chupaba la cabeza, la lamía, estaba fuera de mi, estaba muy caliente, el me hace fuerza de mis hombros, haciendo que me acueste sobre su cama, me abre las piernas y siento como me acomoda su polla en la entrada de mi coño, siento como me la empieza a meter, despacio pero seguro, como mi coño se abría para recibir a ese invitado, como me llenaba el coño con su polla, hasta tenerla toda dentro mio, que placer ser follada por un hombre así, sentir su polla entrar y salir de mi coño, su boca chupando mis pezones, besando mi cara, mis labios, yo estaba tan mojada que sentía como a medida que la polla de Eduardo entraba y salía de mi coño, mis jugos se escurrían mojando mi ojete, el me había cogido de mis tobillos levantando bien arriba mis piernas y su polla entraba hasta lo mas profundo de mi coño, la sentía contra mi matriz, jamás en mi vida me habían follado así, yo me había corrido dos veces, "cariño, ponte condón, puedo quedar embarazada de nuevo", le dije con apenas un hilo de voz, mientras el seguía follando mi coño, "date la vuelta, déjame entrar en tu culo", me dijo con voz muy suave, pero cargada de pasión, yo me aterré, nunca nadie me había follado el culo, su polla me asustaba por el tamaño, pero estaba tan caliente, que no pude decirle que no, y me puse boca abajo, ofreciendo mi culo para que Eduardo me lo rompa, para perder la virginidad de mi culo con ese hombre que me estaba follando sin ser mi marido
El me separó las nalgas de nuevo, chupando mi ojete otra vez, haciendo que me baya poniendo en cuatro patas, sus manos no dejaban de acariciar mi coño, metiendo sus dedos, haciendo que le pida por favor que me meta su polla en el culo, que me lo rompa, de su mesita de noche cogió un pote de vaselina, untando bastante en mi ojete, metiendo su dedo dentro, acariciando mi coño, yo estaba en la gloria, jamas, y lo juro por mis hijos, jamas nadie me había follado así, jamas a nadie le había pedido por favor que me rompa el culo, siento como Eduardo apoya la cabeza de su polla contra mi ojete, me relaje todo lo mas que pude y siento cuando hace fuerza y su polla empieza a romper mi ojete, me dolió, me dolía sentir su polla entrar en mi culo, mordía las sábanas para no gritar a medida que Eduardo me iba metiendo su polla rompiendo mi culo, él no dejaba que cierre mis nalgas, yo las abría con mis manos, Eduardo pasó una de sus manos por debajo mío y empezó a acariciar mi clítoris, haciendo que me relaje del todo, dejando que meta toda su polla dentro de mi culo, dejando que me rompa bien el ojete, él se quedó quieto, pero su dedo en mi coño me volvía loca, yo sola empecé a mover mi culo en círculos, me pegaba bien contra él, para que no quede nada de su polla fuera, gemía de placer, le pedía que se mueva, que me folle el culo, que me haga sentir lo que nunca había sentido
Eduardo se empezó a mover, yo deliraba de placer al sentir su polla entrar y salir de mi ojete, el dolor había desaparecido, solo sentía placer con esa tremenda polla follando mi culo, destrozando mi ojete, me la saca, y me hace poner boca arriba, levantando mis piernas, me coge de nuevo por los tobillos, haciendo que levante bien mis caderas, dejando mi ojete otra vez a su disposición, acomoda su polla contra mi ojete y otra vez me la vuelve a meter toda, me sigue acariciando mi clítoris, me hacía revolver de placer, siento que se mete uno de mis pies en su boca, su lengua pasar por entre los dedos, su polla entrando y saliendo de mi ojete que estaba totalmente abierto, dilatado, follado, yo quería gritar de placer, nuestras respiraciones eran cada vez mas agitadas, mas fuertes, yo me había corrido como jamás lo había echo, gemíamos los dos como unos dementes, el follando mi culo, y yo dejando que me lo folle
Pasaba mis manos por sus poderosos brazos que me tenían cogida de los tobillos, lo miraba, veía sus ojos relucir, la cara de placer que tenía mientras me follaba, su polla entraba y salía cada vez mas rápido y fuerte de mi ojete, yo movía los dedos de mis pies, como pidiendo que me los vuelva a chupar, gemía, me retorcía en la cama de placer, "cariño, córrete dentro de mi culo, no aguanto mas, quiero que nos corramos juntos", le decía con apenas voz, él seguía follando mi ojete, dale y dale polla por el culo, hasta que se mete los dedos de mis pies en su boca, me los muerde y mete su polla lo mas adentro que pudo de mi culo, y siento los chorros de leche caliente, chorros fuertes, golpeando mis intestinos, me estaba llenando el culo con su leche, yo abrí mi boca, como buscando aire y me comencé a correr como loca, le clavaba las uñas en sus brazos, estaba delirando de placer al sentir ese enorme polla llenar mi culo de leche, así nos quedamos un rato, yo con las piernas en alto y él con su polla toda metida en mi culo, la sentía palpitar dentro, "que piensas de mi cariño?, le dije con apenas voz, estaba extenuada, cansada, tan satisfecha, que de buena ganas me hubiera quedado a dormir con él, "nada, me gustó haberte follado, lástima que eres casada", me dijo sacando su polla de mi ojete, que lo sentí abierto, sentí que algo liquido se escurría fuera, me latía el agujero de mi culo, vi su polla sucia con sangre, la sangre de la virginidad de mi ojete, ya que había sido Eduardo, ese vecino argentino el que lo había roto, el que me había roto el culo, el que me había follado por primera vez el ojete
Estaba feliz, no me había importado haberle metido los cuernos a mi marido, había disfrutado tanto que bien había valido la pena el que me hayan roto el culo, me recosté contra él cerrando mis ojos y disfrutando el momento de estar entre los brazos de ese hombre tan atractivo, mientras sentía como se escurría la leche que me había dejado dentro del culo.
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