Mi vecino Julio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por VioletaG.
Hace algunos años me mudé a este barrio en el que vivo hasta la actualidad.
Un lugar tranquilo de casas bajas.
Estaba felíz por la nueva casa y los vecinos no demoraron en venir a saludar.
Los vecinos de la izquierda, un matrimonio como nosotros solo que un poco mayores que yo, trajeron un vino muy fino de regalo de bienvenida y los invitamos a pasar a beberlo con nosotros.
Norma y Julio eran una pareja consolidada, con hijos ya mayores, él tenía un negocio inmobiliario, ella era enfermera con mucha vocación.
Julio era moreno, alto, de cabello rizado y ojos oscuros.
Me pareció muy atractivo enseguida y sé que él se fijó en mí ni bien me vio.
Bebimos el vino los 4, conversamos bastante y tuvimos empatía enseguida.
Supuse que nos habíamos hecho amigos, aunque yo veía a Julio como un semental y mi líbido estaba a mil.
Pasaron los días y ellos nos invitaron a comer a su casa.
Julio era un bromista y siempre era agradable compartir con él.
Norma siempre estaba cansada por el trabajo y se le notaba en el semblante.
Esa noche durante la cena, julio se veía delicioso, su perfume, su ropa, su mirada.
Yo intentaba que no se me noten las ganas de estar con él, primero por mi marido, luego por ellos, ya que no estaba segura si Julio sería capaz de engañar a su esposa.
Al final de la noche, el vino se me había subido a la cabeza y ya dejé de disimular ante Julio mi deseo.
Logré rozar mi culo sobre su bulto dos veces en el transcurso de un rato, mientras ayudaba a su esposa a recoger la mesa.
La primera vez se retiró un poco, pero al mirarme notó que no me había molestado.
La segunda vez fue de mutuo deseo, noté como abiertamente me apoyó, y yo hice mi parte complacida.
Yo estaba super exitada con él.
Pero claro, estaban nuestros esposos, era obvio que no ibamos a llegar muy lejos.
Al pasar los días hubo varias excusas dispnibles para que yo vaya a su casa y él a la mía, pero no lográbamos estar solos.
Aún así comenzó a tocarme a escondidas.
Una tarde Norma me pidió que revise su computadora, ya que tengo amplios conocimientos en computación.
Fui a su casa y me senté en el escritorio de ellos a ver cuál era el problema de su PC.
Ella se disculpó diciéndome que debía continuar planchando su ropa para irse a trabajar y me dejó sola.
Enseguida entró Julio.
Se colocó atrás mío como si le interesara ver cómo yo reparaba la computadora.
Se acercó bastante a mí y apoyó su mano en mi hombro.
Lo dejé y unos instantes después metió su mano en mi escote.
Yo llevaba una solera, era muy fácil acceder a mi cuerpo.
Me apretó las tetas y me mojé toda.
Sabía que Norma podría aparecer en cualquier momento.
No pasó mas nada, él disimuló, actuó como si nada y se retiró.
Continué en mi trabajo prendida fuego.
Otro día fui simplemente a conversar con Norma, ya que nos habíamos hecho "amigas".
Siempre estaba atareada y Julio aprovechaba para tocarme cuando ella se retiraba de la habitación.
En ésta ocasión, abiertamente me metió su mano debajo de la falda, mirándome fijamente a los ojos.
Yo no lo podía creer.
Julio me exitaba mucho ¿o sería la situación? ¿el hecho de que pudieran descubrirnos? Él tocaba mi clítoris con gran delicadeza, yo me mojé enseguida, estaba parada y él delante mío, sentí su respiración agitada y quise besarlo, pero escuché que Norma se acercaba y nos separamos.
Varias veces mas, durante semanas, Julio encontraba la forma de acceder por algunos instantes a mi cuerpo, a escondidas.
Yo no lo tocaba pero dejaba que él lo haga y me encantaba.
Norma se encariñó conmigo así que no nos costaba mucho vernos en su casa con frecuencia, yo solía presentarme sin bragas para que Julio no demore en acceder a mi vagina.
Era muy exitante.
Hasta que un día tuvimos una oprtunidad de estar solos por un buen rato.
Norma me había invitado a comer y ver una película, mi marido trabajaba así que accedí.
Al llegar, ella me dijo que saldría a hacer algunas compras y me dejó sola con su esposo.
Pobre Norma! ella confiaba en nosotros.
Ni bien oímos arrancar su auto, Julio y yo nos pusimos frente a frente.
Nos miramos y nos besamos con pasión por primera vez.
Rapidamente le agarré la verga, la deseaba con locura.
Él me sentó en la mesa y me abrió las piernas, sacó su verga y me la metió de un golpe.
Me cojía increíblemente.
Nuestros cuerpos encajaban de una forma espectacular.
Sin acabar y sin sacarme la pija de adentro, me llevó puesta a la cama matrimonial, en donde cabalgué extasiada por un buen rato, mientras Julio me decía todo lo que me había estado deseando durante esas semanas.
Tuve un orgasmo y le pedí que por favor me acabe adentro, porque es algo que me complace mucho.
Me puso en cuatro y me la metía y sacaba con fuerza, hasta que finalmente sentí su leche caliente adentro mío e hice un par de movimientos mas para tener otro orgasmo.
Al terminar, nos vestimos, nos lavamos y volvimos al comedor, solo unos instantes después volvió Norma y la velada transcurrió como si nada.
A la mañana siguiente, mi marido salió temprano al trabajo.
Escuché ruidos y al asomarme por la ventana pude ver a Julio trepando el muro que separaba nuestras casas, me acosté de nuevo sin que me vea, él estaba entrando a mi casa para volver a tomarme.
Llegó a mi cama y se desnudó, yo me hice la dormida.
Se metió bajo las sábanas y buscó mi vagina para lamerla, tuve rápidamente una sucesión de orgasmos y gritaba como una loca.
Puso la punta de su verga en la puerta de mi cueva, la movía pero no me la metía y yo me moría de las ganas.
"Por favor metemelá" le dije y así lo hizo.
Yo estaba mucho mas relajada que el día anterior y disfruté al máximo.
Cojimos despacio, con amor casi, podía sentir la forma de su verga adentro mío y deseaba mucho esa leche que esperaba por explotar ahí dentro.
Esa mañana estuvimos durante horas en mi cama, nos disfrutamos a mil.
A partir de allí lográbamos cojer a escondidas varias veces a la semana, en el comedor, en el baño, en el patio.
Incluso Julio osaba tocarme adelante de Norma, lo exitaba mucho que ella no se diera cuenta.
Con el pasar de los meses nuestros encuentros fueron cada vez mas peligrosos, era vernos y comernos con la mirada, lo deseaba tanto!
Me pedía siempre que le entregue el culo, yo me negué durante meses, hasta que una tarde, escondidos en un galponcito en su casa, me desnudó, me puso de espaldas e hizo unos movimientos que no supe bien qué eran hasta después: estaba manipulando una botellita de lubricante.
Como les digo no lo supe hasta unos momentos después, que me hizo agacharme sobre una mesa y me la metió por el culo, su verga, llena de lubricante, sin decirme "agua va".
Yo disfruto mucho del sexo anal, pero me gusta hacerlo solo con mi marido por una cuestión de cómo él se maneja con la higiene, Julio tomó mi culo sin que yo le hubiera dado permiso.
La metió toda, yo sentí dolor y no podía hacer escándalo porque al lado, en mi casa, mi marido podía oirme y se sabría toda mi infidelidad.
Intenté relajarme para poder disfrutar pero no podía, Julio estaba fuera de control, cojiéndome con fuerza y sosteniendo mis manos para que no pudiera moverme.
Jadeaba, extasiado, mi culo es chiquito y apretaba su verga así que mucho no aguantó, supe que iba a acabar y me relajé un poco, me soltó las manos y aproveché para clavarle las uñas en la cintura, aún así me seguía penetrando con fuerza, dicéndome que me amaba y que el dolor no le importaba, yo no lo podía creer, era una mezcla de exitación y enojo al sentir cómo él gozaba con mi culo, no sabía que hacer, iba a acabar y lo dejé hacer hasta que me llenó de su leche.
Me acomodé la ropa y salí corriendo de ahí, enojada.
Nunca mas fui a su casa y Norma empezó a sospechar, pero en los días que empezó a hacerme preguntas sobre si había tenido algún problema con Julio (yo negando todo) la trasladaron por su trabajo a otra ciudad y ambos se mudaron.
No los volví a ver pero hasta el día de hoy recibo mails de Julio pidiendome perdón, diciendome que no se puede olvidar de mí y que nunca conoció a una mujer como yo.
Nunca respondí.
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