Mi vida sexual
Mi vida sexual comenzó algo mal, pero poco a poco se volvió en una aventura que no puedo platicar con todos, espero sea interesante para ustedes y un desahogo para mí..
Mi nombre es Elsa, actualmente tengo 49 años casada desde hace 20 años con una hija y un matrimonio digamos normal, dentro de los estándares, eso quiere decir que amo a mi esposo pero:
Mi vida sexual comenzó a los 19 años cuando perdí mi virginidad con un estúpido que más que hacerme gozar me lastimo y me hizo sentir como objeto, espero no muchas mujeres les haya pasado lo mismo, total que esa experiencia no fue para nada grata. Después de eso, el interés por el sexo ya no era algo primordial, aunque seguí con algunos novios que, la verdad, no me hicieron pasar malos momentos pero no fue lo que esperaba, algunos cachondeos y penetraciones sin llegar a saber lo que era un orgasmo real, pero me divertía.
Todo cambio cuando en la universidad y a mis 24 años, conocí a mi maestro de psicología que al verlo despertó en mí una extraña sensación que, al verlo hacia que todo a mi alrededor desapareciera y mis pantaletas se mojaran sin control. Parecía una fantasía imposible pero, por suerte o por el «destino» el se fijo en mi.
El, un hombre de 38 años, pelo largo, unas manos grandes que me encantaban, seductor a no más poder pero, casado. Claro que eso no me importó, mi vagina, a esa edad, tenía más influencia sobre mi que cualquier pensamiento moralista y más de una chica que a sus 24 años, nada atractiva, flaka, medio hippie y deseosa de conocer el sexo en su totalidad, nada podría detenerme.
Las cosas salieron bien para mí, entre su seducción y mi deseo paso lo que tanto quería. Me invitó a su casa con el pretexto de una revisión de mi trabajo final.
Desde que llegué a su casa fue atención y buenos tratos, tratos que iban más allá de atenciones a su alumno, a la más mínima oportunidad me abrazaba y restregaba su cuerpo hacia mi, eso, en vez de molestarme me prendía más y saboreaba cada contacto con el y creo que yo también aportaba algo para que el siguiera con su juego seductor.
En un momento me abrazo y me dió un beso que me llevo a las estrellas, me derritió y ya no dejo que yo pudiera hacer nada más que entregarme completa a el, solo sentia como me despojaba de mi ropa y sus manos recorrían mi cuerpo sin dejar un rincón por recorrer, en unos instantes ya estaba desnuda y con las piernas abiertas con su cabeza entre ellas haciendo un sexo oral que me hacía estremecer y sacar varios gemidos de mi boca sin controlar. De repente se levantó y se quitó la playera y desabrochó su pantalón despacio, como deteniéndose para que yo siguiera haciendo el trabajo, y así lo hice, baje su pantalón y después su calzoncillo, poco a poco sin prisa, tratando de disfrutar cada instante antes de llegar a lo que más deseaba desde hace mucho tiempo. Por fin, baje su calzoncillo y apareció aquel pene que, si otros me habían parecido feos e incluso grotescos, este se veía hermoso, con sus venas resaltadas, con el tronco blanco y su glande rosado y grande,yo estaba extraviada y solo sentí su mano en mi cabeza dirigiendola hasta su verga, como invitandome a disfrutar de un bocadillo unico, y así fue, inconsciente abrí la boca y comencé a probar aquel bocadillo prohíbo para mí pero que me estaba haciendo sentir una mujer al fin. Le chupe el pene por varios minutos y de repente, me levanto, me beso apasionadamente y se recostó sobre mi, sentí el peso de su cuerpo y la rigidez de su erección contra mi vientre, no dejaba de besarme cuando sentí su miembro duro y caliente en la entrada de mi concha que ya estaba más que mojada y abierta esperando la estocada de aquel delicioso miembro. Por fin se acomodo un poco más abajo y comenzó a meterla, sin prisa, sintiendo todo su diámetro y grosor dentro de mi vagina que, por la lubricación, le daba paso libre hasta sentirla dentro y al fondo de mi útero, tuve el primer orgasmo que hizo que apretara más su pene y esto impulso a acelerar su ritmo y mi placer.
Continuó así por unos minutos, me puso d todas las posiciones posibles, yo parecía una muñeca de trapo que se deja manejar en cualquier posición y cada una de esas me daba placer. No sé cuánto tiempo paso, había tenido varios orgasmos que si me preguntan no sabría decir la cantidad hasta que el por fin aceleró sus movimientos y sentí como su cuerpo se puso rígido al igual que su pene que pareció crecer más en ese momento y sentí como si leche me infundada a chorros, chorros que me hicieron tener un orgasmo al tiempo que el.
Terminamos cansados el todavía encima y dentro de mi sintiendo escurrir su semen por entre mis piernas, fue la mejor experiencia sexual que había tenido en mi vida que ni me preocupo si me había preñado, nada me importaba más que la palpitacion de mi vagina que estaba más que satisfecha sin saber lo que me esperaba por mucho tiempo más.
Así duramos por casi dos años, yo siendo la amante del profesor más deseado de la facultad pero, a fin de cuentas solo su amante.
Nos dejamos después de enterarme que el andaba saliendo con otra de sus alumnas y ya no pude seguir con el, fue una ruptura muy dolorosa para mí, pero, no podía seguir así.
Pasaron los años, por fin me pude «olvidar» de el, tuve algunas relaciones sexuales que, aunque nunca llegaron a ser igual, eran pasables.
Cumplí 30 años y conocí al que ahora es mi marido, buen sexo, buena relación y todo bien, la vida era feliz.
Yo ya tenía mi carrera, trabajaba en la misma universidad donde salí, perdi contacto con mi ex amante por completo, solo supe que se había ido a España a estudiar un doctorado, es me ayudó a no tener ningún contacto con el hasta que un buen día, me enteré que regresaba.
La universidad organizo una fiesta de bienvenida a mi ex a la cuál yo no quería ir pero, sabiendo que lo iba a ver seguido, que mejor que afrontar las cosas de una vez. Le dije a mi marido que íbamos a ir a su fiesta y quería que me acompañará, el sabe de nuestra relación pasada pero no parecía preocuparle, al contrario, me dijo que le encantaría conocerlo.
Llegamos a la reunión, saludé a mis compañeros que estaban ahí pero al verlo, fue como cuando la primera vez, mis ojos se abrieron al verlo, mi corazon palpitaba muy rápido y mis pantaletas se mojaron automáticamente, no lo pude evitar, seguía deseando aquel hombre.
Me saludo muy eufóricamente, algo que me sorprendió pero fue muy agradable, ese abrazo que me dió, me elevó al cielo instantáneamente. Le presente a mi marido y nos invitó a su mesa junto con otros invitados pero, parecía que solo estábamos el y yo me preguntó de mi vida, le pregunte de su vida y ahí me enteré que se había divorciado. Platicamos de varias cosas más pero siempre aprovechaba para chulearme, o decirme algún piropo, parecía que le seguía gustando, yo encantada hasta el punto de olvidar que iba con mi marido y solo reaccioné cuando puso su mano en mi pierna y empezó a a acariciarme, yo me puse nerviosa no sé si por la situación de que alguien se diera cuenta o por la excitación que tenía.
Le retire la mano y seguimos platicando con los demás invitados como si nada.
Siguió la noche hasta casi la una de la madrugada entre copas y plática pero teníamos que dejar el lugar. Mi marido, algo pasado de copas sugirió seguir la velada en nuestra casa, nadie aceptó con el pretexto de las clases al otro día, solo mi ex dijo que el si se apuntaba así que nos fuimos los tres a la casa y ya que el no traía carro se fue con nosotros, aquí fue donde empezó mi aventura.
Continuará….
Hermosa experiencia. Felicitaciones y gracias x compartir. Saludos
Gracias que bueno que te gustó, saludos.