Mikaela
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con Mikaela y Aurelio somos amigos desde hace muchos años, ellos son rumanos y yo argentino.
Con Aurelio nos hicimos amigos en el trabajo.
Tenemos mucha confianza entre nosotros, de echo soy el padrino de su hija.
Aurelio siempre me contaba que su mujer es muy sosa en la cama, si bien la quiere, está aburrido de siempre lo mismo, de que no quiera hacer otra cosa que sexo vaginal, y el quiere todo en la cama, por eso él anda con otras mujeres.
Mikaela no es ninguna tonta y por lo menos sospecha que su marido tiene otra mujer.
Se han separado y vuelto a juntar mil veces, y siempre es el mismo problema, la pasividad de Mika en la cama.
Estuve un tiempo sin saber nada de ellos, un medio día me llaman por teléfono y era Mika para darme las quejas de su marido.
«Puedo ir a tú casa, necesito hablar», me dijo llorando.
Vivimos bastante cerca el uno del otro.
Cuando llega a casa, nos saludamos y nos sentamos en el salón.
«Otra vez los problemas Mika?», pregunté.
«Si, otra vez, me dice que va a lavar el coche y se demora tres, cuatro horas, yo a la noche lo busco, lo provoco, y él nada, no reacciona, o si lo hacemos tengo sólo su cuerpo, su mente está en otro lado, no es el mismo», me dijo y empezó a llorar.
«Y cómo lo provocas?», le dije, «lo acaricio con mi pie, le acaricio la polla», me contaba.
Mikaela es una mujer rubia, corpulenta sin ser gorda, metro setenta, buenas tetas y una cola redonda y generosa.
Está muy buena en pocas palabras.
« Pero nunca se la chupaste, nunca lo hicieron por atrás?», le pregunté basado en la confianza de años que tenemos.
«Aurelio no te chupa la vagina?», seguía preguntando.
«No, él me besa las tetas y se sube sobre mí y así lo hacemos.
Antes me pedía mucho que se la chupe o que me deje follar el culo, pero nunca me animé, siempre le dije que no.
Y la vagina me la habrá besado dos, tal vez tres veces, pero no sentí nada, y después no lo podía besar, ya que sentía sabor a mí en su boca y me daba asco», me contó.
« Pero nunca lo intentaste por lo menos?», seguíamos hablando.
«Es que tengo miedo que me haga daño, Aurelio es muy bruto.
Hay veces que me hace gritar de dolor, ya que no estoy suficientemente lubricada y la mete igual y si me hace doler por ahí, que ya está abierta, imagina por mi culo, me destroza», me contaba Mika tomando una cerveza conmigo.
«No se que decirte Mika, porque al paso que van, se van a volver a separar», le dije viendo que eso tenía mala pinta.
« Pero que hago?, busco a alguien que sepa como follarme el culo sin hacerme desmayar de dolor, que me enseñe a ser mujer en la cama?, me dijo entre preocupada y sarcástica.
«Bueno, eso está en vos buscarlo o perder tu matrimonio», le respondí.
«Yo a Aurelio lo amo y sería capaz de cualquier cosa por seguir con él», me dijo y empezó a llorar de nuevo.
Yo me senté a su lado y la abracé intentando controlarla.
«Enseñame tú», escucho que me dice.
«Mika, me pones en un compromiso, tú marido es mi amigo», dije un poco incómodo.
Mika me gusta, pero por respeto a mi amigo no quería hacerlo.
«Yo también soy tú amiga y te estoy pidiendo ayuda», me dijo mirándome con los ojos llenos de lágrimas.
No sé porqué así como estábamos mirándonos, sin pensarlo la besé, nos besamos las bocas, ella me abrazó fuerte contra su cuerpo.
Nos estábamos besando y yo intentaba meter mi mano debajo de su ropa, buscando sus tetas.
Ella separó un poco su cuerpo, dejando que acaricie sus tetas sobre el sujetador.
Se lo levanté y sentí sus pezones duros.
Nuestras lenguas iban de una boca a la otra, yo le acariciaba y le apretaba sus tetas, grandes, esponjosas.
Le empecé a sacar su camiseta por su cabeza, ella se sacó el sujetador, que tetas impresionantes, blancas, redondas, una aureola y un pezón bien rosados.
Se las empecé a chupar mientras Mikaela daba pequeños gemidos y acariciaba mi cabeza.
« Hay Gerardo, que bien me chupas las tetas, Aurelio nunca me las chupo así», dijo dejando que le coma sus hermosas tetas y acariciando mi cabeza.
«Veni Mika, vamos a la cama», le dije dejando que se ponga en pie.
Verla caminar con sus tetas al aire, me hicieron calentar más.
La recoste en la cama y la terminé de desnudar.
Madre mía lo que es Mikaela desnuda.
Mucho mejor de lo que esperaba.
Ella estaba en la cama de piernas abiertas.
Yo le miraba la concha mientras me desnudaba.
Una concha sin un solo bello, bien depilada, con unos labios rosado palido.
Yo tenía la boca echa agua.
Le empecé a besar sus piernas de rodillas para arriba, sentía como pasaba uno de sus pies por mi pija.
«Ufff, como estás Gerardo», dijo y dio un respingo que más pareció un grito cuando le empecé a chupar la concha.
Mikaela gemia y retorcia su cuerpo, abriendo bien sus piernas.
«Por que Aurelio no me hace esto», decía Mika retorciendose de placer.
«Metela un poquito en mi coño, follame un poco por el coño por favor», me pedía Mika, con sus piernas abiertas todo lo más que podía ofreciéndome el copo.
Me acomode entre sus piernas y se la metí.
«Haaaaaa, que bueno sentir como me entró tu polla y no me dolió», me dijo envolviendo mi cintura con sus piernas, moviendo sus caderas.
Le empecé a chupar sus tetas mientras me movía despacio, haciendo que mi pija entre y salga de su concha, haciendo que Mika de fuertes gemidos de placer.
«Date vuelta Mika», le dije dejando de coger su concha.
Mika se puso boca abajo, que hermoso culo, que nalgas bien blancas y redondas.
Se las empecé a besar, a morder.
Abrí sus nalgas, uffff, que hermoso ojete, rosado, bien apretado, metí mi cara entre sus nalgas y le empecé a chupar, a lamber, le besaba el ojete.
Mikaela gemia y movía su cola para los costados con mi cara entre sus nalgas.
Le pasé bastante vaselina por el ano, le dije que abra sus nalgas y apoye mi pija contra su ojete.
Despacio, muy despacio se la iba metiendo, no quería que le duela más de lo necesario.
Mikaela gemia y seguía relajada mientras poco a poco iba metiendo mi pija en su cola.
Sentía como su ano cedía a medida que mi pija entraba.
«Estás bien Mika?», le dije quedándome quieto con más de la mitad de mi pija metida en su cola.
«Si, estoy bien, me duele un poco, pero estoy bien», dijo volviendo a gemir cuando seguí metiendo mi pija, hasta aplastar sus nalgas, metiendo toda la pija.
«Ya está mi amor, ya la tenes toda adentro», le dije lamiendo su espalda, notando como se le erizo la piel.
« La has metido toda?, me has roto el culto?», me preguntó dando pequeños gemidos.
«Si Mika, te rompí el culo», le dije empezando a moverme despacio.
Mika gemia y movía sus caderas, siguió abriendo sus nalgas.
«Ponete boca arriba», le dije sacando despacio mi pija.
Cuando se puso boca arriba, su mirada había cambiado, su cara, había una sonrisa en su boca.
Hice que levante sus piernas, Mika me miraba sin dejar de sonreír, ella misma se agarró las piernas para no bajarlas.
Pasé más vaselina por mi pija y lentamente se la volví a meter.
Mika daba pequeños gemidos sin dejar de mirarme.
Apoye sus piernas sobre mis hombros, y lentamente sacaba y metía mi pija de su ojete, con mi dedo empecé a acariciar su clítoris.
«Haaa, haaaaaa, haaaaa», gemia Mikaela con los ojos cerrados y moviendo su cabeza para los costados, mientras yo seguía acariciando su clítoris y metía y sacaba mi pija, dilatado más su ojete.
«Ojalá Aurelio me folle como tú, me estas haciendo disfrutar como hace mucho tiempo que no disfruto», dijo entre gemidos.
«Gerardo, me quiero correr, no aguanto más, me quiero correr», decía Mika en voz baja, quebrada por los gemidos.
Yo seguí acariciando el clítoris de Mika escuchando sus gemidos más fuertes, sus movimientos, yo apure un poco mis movimientos, lo que yo quería realmente es que Mika disfrute.
»Haaaaaaaaa, haaaaaaaa», empezó a gemir fuerte, cerrando sus ojos, moviendo su cabeza para los costados con su boca abierta.
Sentía como temblaba más fuerte, sus gemidos eran más fuertes, pasaba sus pies por mi cara.
Yo le cogía la cola más fuerte, más rápido.
Mikaela dio un grito, tensó todo su cuerpo y siguió gritando mientras se corría.
Yo sudaba, hacía un buen rato que me aguantaba, ya no pude más y me empecé a acabar también dentro de la cola de Mika.
Sentía mis chorros de leche salir con fuerza dentro de su cola, como ella gemia y apretaba su ano.
Yo la tenía agarrada fuerte de sus tobillos, con toda la pija dentro, temblando de placer.
Caí rendido al costado de Mika, nos abrazamos, nos besamos la boca, «nunca pensé que se disfrutara tanto follar por el culto», me dijo y volvimos a besarnos.
« Gerardo, me voy a duchar que ya es tarde», dijo Mika saltando de la cama y yendo al baño.
Que cuerpo hermoso tiene la mujer de mi amigo.
Cuando se estaba vistiendo para irse, le dije que si la cosa con su marido no cambia que venga cuando quiera.
«Estaba pensando eso, si quieres ser mi amante», me dijo besando mi boca y se fue.
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