Mikaela 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La última vez que estuvo Mikaela en casa, me dijo que sea su amante, que si el marido tiene una amante, ella también va a tener uno.
Mikaela está que se parte de buena, cada vez que me llama por teléfono a darme las quejas del marido, terminamos cogiendo.
«Hola Gerardo, soy Mikaela, puedo ir a tú casa?, este gilipollas de Aurelio se fue con su amante, ahora yo me voy con el mío», me dijo.
«Sí, veni, te espero», le dije, «pero espérame desnudo», me dijo riendo.
Como a los veinte minutos me tocan el timbre y era ella.
Dejo la puerta entre abierta y la espero en el sillón del salón desnudo y acariciando mi pija que estaba dura.
Escucho que entra, cierra la puerta y le digo que estoy en el salón.
Ella mi vio y se sonrió, mirando mi pija y se pasó la lengua por los labios.
Me llamó la atención que haya venido con una gabardina larga, estaba con unos zapatos de tacón que la estilizaban muchísimo.
«Mmmmmmm, que rico lo que me espera», dijo y acercándose a mi, bajó su cabeza y se metió mi pija en su boca.
« Pero que haces con esa gabardina, te vas a morir de calor», le dije.
«Mira a tú puta como vino», me dijo y se abre la gabardina, estaba completamente desnuda.
Tiró sus brazos para atrás haciendo que caiga al suelo, dándo una vuelta completa, «te gusta como está tú puta?, me dijo viniendo a mi lado como si fuera una gata, moviéndose en cuatro patas.
Yo abrí mis piernas y Mikaela me empezó a chupar la pija.
Uffff, lo hacía de una manera tan sensual, aparte haberla visto llegar así como llegó, me hizo poner a mil.
Sentía como me lambia la pija, como la metía en su boca y la chupada.
Yo le veía sus nalgas, redondas, blancas, en el vidrio del mueble de atrás.
Le agarré la cabeza y me puse de pie, Mikaela seguía chupando, así como le tenía agarrada la cabeza, empecé a mover mi cuerpo, haciendo que mi pija entre y salga de su boca.
No aguanté más y se la metí casi hasta la garganta y me empecé a acabar.
Sentía como ronroneaba mientras le llenaba la boca de leche.
Yo me retorcia de placer y Mika chupaba fuerte, sentía su lengua pasar por mi pija, me miraba, con una extraña mirada de placer y lujuria.
«Deliciosa tú leche», me dijo después de haberla tragado y ahora estaba lambiendo toda la pija.
Se puso en pie y me sacaba un buen pedazo.
«Chupa mis tetas, quiero que me trates como una puta», me dijo y metió mi cabeza entre sus tetas, blancas, grandes, de pezón y aureola bien rosadas.
Yo le empecé a chupar las tetas y a meterle mano por todos lados, la concha estaba empapada.
Mika entre abrió sus piernas y le metí dos dedos en la concha.
«Mmmmmm, así, que cachonda me pones.
Mi marido no supo sacar la puta que llevo dentro, pero tú si supistes, por eso ahora soy tú puta», me decía Mika, acariciando mi cabeza y gimiendo de placer de como le movía los dedos dentro de su concha.
«Gerardo, tanto te caliento que ya tienes dura la polla otra vez, a Aurelio no se le hubiera puesto así ni en dos días», dijo Mika, subiendo y bajando el prepucio de mi pija.
«Vamos a la cama», le dije.
«Sí, vamos», dijo Mika, «espera, vos queres que te trate como una puta?, te voy a tratar como una puta», le dije metiendo uno de mis dedos en el culo cuando se dio la vuelta para ir a mi dormitorio, «sí cariño, sí, así como una puta, tú puta, haaaaa», dijo cuando se lo metí bien adentro y empezamos a caminar.
Cuando llegamos al costado de la cama, se lo saco y se lo metí en la boca, sintiendo como me chupaba el dedo.
La acosté, mientras le sacaba los zapatos, ella abría sus piernas y con sus dedos abrió su concha.
«Mira mi coño como está, se quiere comer toda tu polla», me dijo abriendo los labios de su concha y moviendo sus caderas.
Acomode mi pija y se la metí de una, haciendo que Mikaela grite de placer.
En enseguida me envolvió con sus piernas.
Nos besábamos, le chupaba sus tetas, mi pija entraba y salía de su concha, caliente, empapada.
« Gerardo, Gerardo, me estoy corriendo», me dijo clavando sus uñas en mi espalda y haciendo un gesto con su cara, como aguantando un grito.
Seguimos cogiendo como locos, en eso me suelta con sus piernas y me hace bajar de encima de ella.
«Así le ofrecí el culo a mi marido», me dijo poniéndose en cuatro patas y abriendo sus nalgas, dejando que le vea su ojete rosado.
Mikaela daba pujos, abriendo y cerrando su ano.
Se lo empecé a chupar, a lamerlo, quería meter mi lengua.
«La lengua no, la polla quiero que metas, follame por el culo», me dijo.
Mikaela gritaba y gemia de placer cuando le metí bien adentro la pija en su culo.
«Bien duro folla mi culo», gritaba sin dejar de abrir sus nalgas.
No es la primera vez que le cojo el culo a Mikaela, de echo yo se lo rompí, pero me sigue costando creer que semejante mujer se deje coger así conmigo.
Verla así en cuatro patas, abriendo sus blancas y hermosas nalgas, ver mi pija entrando y saliendo de su ojete, escuchar sus gemidos de placer, como disfruta, como me hace disfrutar, es increíble.
«Así, revienta el culo a tú puta», la escucho gritar y más fuerte la cogía el culo.
Mikaela me gusta de pies a cabeza, es una mujer muy linda y se cuida hasta el más mínimo detalle, lástima que tiene dos hijos y es la mujer de mi amigo, sino hasta le diría que lo deje a su marido y se venga conmigo, pero ahí estaba, convertido en el amante de la mujer de mí amigo, cogiendola por el culo.
Trataba de distraerme pensando en cualquier cosa, ya que quería acabarme, pero no podía dejar a Mika sin que llegue por segunda vez.
Me subí más encima de ella, me agarré de sus nalgas abriéndolas más yo con mis manos, y la escucho gritar de placer, que estaba teniendo otro orgasmo.
Fue un alivio para mi, se la metí lo más adentro que pude, y me empecé a acabar, gritando junto a ella mientras le llenaba el culo de leche.
Fue tremendo como nos retorciamos los dos, yo no quería sacar la pija del culo de Mika, gemia y la movía para los costados, ya todo se me aflojaba, Mika también se relajaba, la saqué todo lo más despacio que pude, me quedé mirando lo abierto que le quedó el ojete.
Nos acostamos, Mika apoyo su cabeza en mi pecho, «cariño, que va a ser de nosotros?», me dijo con la voz muy relajada.
«Mika, no podes tirar tú matrimonio y tus hijos porque yo te follo mejor que tú marido, sería una locura hacer eso», le dije pero se me prendió la luz roja cuando Mika me dijo eso.
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