Mis recuerdos 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No podía creer lo que me había pasado, me sentí tan bien, tan relajada.
Cuando Facundo se fue, me recoste contra la puerta, suspirando, felíz.
La bombacha que tenía entre las piernas se humedecia cada vez más.
Cuando me estaba duchando, cerraba mis ojos y sentía la pija de Facu entrando y saliendo de mi concha, ya había perdido la cuenta de cuando fue la última vez que había disfrutado, y con Facundo había disfrutado tanto, que me parecía mentira.
Pasaron los días y no podía sacarme a Facundo de la cabeza, quería volver a estar con él, pero también tenía miedo de confundirme.
«Hola Facu, como estás, soy Verónica, te acordás de mí?», le dije con miedo que no me recuerde.
«Hola Vero, como estás, claro que me acuerdo de vos, estaba deseando que me llamaras», me respondió.
Yo hablaba con el y me temblaban las piernas, sentía un tremendo cosquilleo entre mis piernas.
«Cuando podes venir?», le dije muerta de vergüenza.
«Ya mismo si queres», me dijo, y quedamos que venía en unos minutos.
Yo temblaba de nervios, de excitada.
Cuando escucho el timbre, di un salto de los nervios que tenía.
Cuando entra en casa, nos empezamos a besar, el me acariciaba toda, mis tetas, mis nalgas.
«Vero, que hermosa cola que tenés», me dijo besando mi boca, apretando mis nalgas.
«Te gusta?, si querés me la podes meter por ahí», le dije sin dejar de besarnos, y Facundo me iba desnudando.
«Me vas a dejar que te haga la cola?», me dijo sorprendido.
«Sí», le dije dejando que me saque el corpiño y me chupe las tetas.
Nos fuimos a mi dormitorio y mientras Facu se desnudaba yo me saqué la bombacha.
Yo veía como me miraba Facundo, me daba un poco de vergüenza, pero también vi que me miraba con deseo, no le importaban mis tetas caídas ni mi panza, me empezó a acariciar los pies, subiendo por mis piernas, me hizo abrir las piernas y me miraba la concha.
Empezó a pasar sus dedos, yo estaba mojada, fue metiendo su cabeza entre mis piernas haciendo que de un fuerte grito cuando la empezó a lamber, a besarla, a chupar mi concha.
Yo daba fuertes gemidos, abriendo lo más que podía mis piernas, siento que me mete un dedo y lo mueve dentro, lo saca y la sigue chupando, yo levantaba mi cuerpo sin dejar de gemir mientras él metía un dedo y después otro en mi cola, que los movía dentro sin dejar de chupar mi concha.
«Facu, dame por la cola, haceme la cola», le pedía yo sintiendo como movia sus dedos.
Facundo dejó que me acomode, me puse en cuatro en medio de la cama, bajé bien mi cuerpo, levantando bien la cola, me abri bien las nalgas, sentí como Facundo me pasaba saliva por el ojete, como la apoya y me la empieza a meter.
La pija de Facundo es más grande que la de mi marido, yo gemia de dolor y placer a medida que Facu me la iba metiendo.
Era suave pero seguro, sentía como entraba su pija, como mi ojete se abría hasta que siento sus huevos pegados a mi concha.
Me la había metido toda en la cola.
Me agarró de las caderas y empezó a sacarla y meterla, lo hacía con tal delicadeza que solo sentía placer.
Yo solté una de mis nalgas, y mientras Facundo me cogía la cola, yo me acariciaba la concha, gimiendo como loca.
«Te gusta mi cola Facu?», le dije sin dejar de gemir de placer, «me encanta tú cola», me dijo moviendo su pija en círculos bien adentro.
«Ponete boca arriba que quiero verte la cara mientras te sigo cogiendo la cola», dijo sacando su pija.
Me puse boca arriba, levantando bien mis piernas, viendo como Facuendo se acomodaba y me la volvía a meter.
Yo cerraba los ojos, gemia disfrutando de como movia su pija dentro, como me abría más el ojete de lo que lo tengo.
Facuando me empezó a acariciar el clítoris, haciendo que disfrute de una manera como nuca había disfrutado cogiendo por la cola.
Su pija entraba y salía de mi ojete entre gemidos.
«Facu, Facu», decía disfrutando.
«Mi amor, me dejas probar una pose que siempre quise hacer y nunca pude?», le dije sin poder dejar de gemir.
Facuando me dijo que sí, lo que yo quisiera.
Lo hice sentar en el borde de la cama, le di la espalda y me senté sobre su pija, volviendo a tenerla toda adentro, moviendo yo sola mis caderas en círculos.
Una de las manos empezaron a acariciar y estrujar mis tetas y la otra acariciaba y metía sus dedos en mi concha.
Yo no podía dejar de mover mis caderas con toda su pija bien adentro y daba fuertes ayes de placer mientras Facundo me cogía la cola.
«Como me haces disfrutar Vero», me decia Facuando besando y mordiendo mi nuca, pasando su lengua por mi oído, haciendo que me estremezca de placer.
Me había acabado una vez, y estaba a punto de llegar al segundo, que me parecia increíble, jamás había llegado dos veces.
Di un grito y me dejé caer a peso muerto sobre Facundo, haciendo que su pija me entre toda, no quedaba nada de pija fuera de mi cola, empecé a temblar mientras gritaba y me acababa por segunda vez.
Facunco no se movía, solo me acariciaba, dejando que termine bien de acabar.
Quedé muerta, como goce, que placer.
Me bajé de la pija de Facu, y sin dejar que se levante, me arrodille entré sus piernas y le empecé a chupar la pija, subía y bajaba mi cabeza haciendo que su pija salga y entre de mi boca.
Lo escuchaba gemir y más fuerte se la chupaba, hasta que escucho un tremendo gemido y siento los chorros de leche saliendo de la pija de Facuando y llenando mi boca.
Una leche caliente, espesa, con mejor sabor que la leche de mi marido.
La tragaba golosa, no dejaba salir ni una gotita de leche de mi boca.
Limpie bien con mi lengua la pija de Facu.
Estábamos los dos muy satisfechos.
Nos acostamos, yo estaba bien acurrucada contra Facu, él me tenía abrazada, nos besamos los labios y mientras nos relajabamos le conté como es mi vida con mi marido.
Facundo me dijo que quiere ser mi amante, que no me quiere ilucionar, pero siempre que yo quiera coger que lo llame, que lo único que él me ofrecía era sexo, a lo que yo acepté encantada.
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