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Infidelidad, Voyeur / Exhibicionismo

Natalia, Parte 1, El descubrimiento.

Una mujer casada y madre de dos hijos, cuya belleza no pasa desapercibida, se ve envuelta en sutiles insinuaciones bajo la atenta mirada de su hijo menor..
Hola, soy Pedro, tengo 33 años

Soltero, con grandes ambiciones, aunque ese no es el caso en esta historia, comenzaré describiendo a mi familia, al tiempo de esta historia en el año 2000, mi padre Ricardo de 41 años, un ejecutivo de oficina sin el tiempo suficiente para nosotros, aunque nunca faltó a la casa, su físico no viene al tema, un hombre de bien.

Mi hermano mayor 14 años, exactamente lo mismo que mi padre, yo un niño normal de 8 años, aplicado en la escuela, el orgullo de la familia.

Siendo el tema principal de esta historia, mi madre, Natalia, 34 años, ella es bajita 1.50 de estatura, güera de piel blanca, con los ojos verdes como el jade, delgada talla 1, senos 34b, abdomen plano, caderas pequeñas con un trasero firme y bien formado, piernas finas y delgadas una verdadera belleza, que, aunque teniendo una vida de ama de casa conserva un cuerpo envidiable por veinteañeras. Ella no vestía de forma sexy o vulgar, tampoco conservadora, entre su repertorio estaban, faltas entalladas algo arriba de rodilla, jeans, blusas y tops, lograba tener una imagen de dama respetable, sin ocultar su belleza, en mis recuerdos tengo la imagen de varios señores chiflándole y diciéndole piropos por la calle causándome enojo y celos.

Pero mi atención hacia ella comenzó cuando, haciendo unos de mis deberes que consistía en tender la ropa, me di cuenta que mi madre comenzaba a cambiar su lencería por tangas, pero no cualquier tipo de tangas, eran pequeñitos, con la parte frontal un poco ancha, pero por atrás apenas unos hilos que remataban con un pequeño triangulo. Me llené de una sensación extraña, al descubrir que mi madre comenzaba a usar ese tipo de prendas, recuerdo escuchar una conversación de mi madre con su amiga, Susana mencionándole:

—son cómodas y realzan el culo—

Me llenaba de morbo el imaginar a mi madre con ese hilo incrustados en su trasero, los dioses debieron de estar atentos ya que el día de verla no tardó en llegar.

Trataré de describir nuestra casa: al entrar estaba un gran salón, sala, comedor y al fondo la cocina que era dividida por una puerta, un pasillo largo conectaba del lado derecho mi recamara seguida por la recamara de mi hermano, al lado izquierdo la regadera, el WC y rematando al fondo la recamara de mis padres, la cual, al abrir la puerta, inmediatamente se encontraba el tocador y al frente la cama.

Una mañana me despertó un portazo, al girar de la cama, note que mi puerta estaba abierta, mire hacia el pasillo y pude ver a mi madre, que iba saliendo de la regadera, la vi caminado por el pasillo cubierta por una toalla enrollada en su cuerpo y otra en su cabeza.

Al entrar a su cuarto, sin cerrar la puerta creyendo que nadie la veía, dejo que la toalla que cubría su cuerpo se deslizara por completo hasta llegar al piso.

Mi cuerpo se estremeció veía a mi madre de espaldas desnuda, una imagen que nunca olvidaré, su espalda blanca, perfecta sin ni una marca, pero al bajar la mirada hacia su hermoso trasero comprobé que no estaba desnuda, el hilo de una minúscula tanga se asomaba del inicio de sus nalgas, el color de la tanga se camuflajeada perfectamente con el tono de piel de mi madre. Tuve una erección increíble, no podía dejar de mirar. En ese momento mi madre giro, sus pechos se contoneaban, eran hermosos, blancos con un pezón pequeño. Mi madre, haciendo el ademán de acomodar los bordes de su tanga, la tomo por los costados y bajo hasta la mitad de sus muslos, me quedé paralizado, ella acababa de dejar a la vista su conejo, vi que estaba llena de pelambre.

Una vez termino de acomodar su tanga comenzó a untar crema por sus piernas, era excitante el ver pasar sus delicadas manos por su piel y sus pechos contonearse. En un momento mi madre desapareció de mi vista, regresó, ahora vestía una falda negra ceñida, a la rodilla con rayas horizontales y un brasier que hacía juego con su tanga. De imprevisto otro portazo me sacó de mi trance, era mi padre, se acercaba por el pasillo, rápidamente giré y fingí seguir durmiendo. Más tarde sería despertado por él con el fin prepararme para ir a la escuela.

No podía sacar de mi mente el cuerpo desnudo de mi madre, cubierto solo por ese pequeño tanga que se camuflajeada con su cuerpo, mis piernas temblaban, una vez termine de arreglarme, me llamaban para desayunar, pero… Una imagen imprevista me esperaba en el comedor, mi madre inclinada en el comedor me daba la espalda, vistiendo esa falda entallada y una blusa blanca, se veía hermosa.

Subimos al coche, partimos a la escuela y mi padre al trabajo, mi madre nos acompañaba, en el trayecto me daría cuenta que iría a desayunar con su amiga Susana, al llegar a la escuela, el coche al ser de dos puertas, mi madre tuvo que descender para dejarme bajar, observe tremendo culazo cubierto por la fina tela de la falda, solo podía pensar en la pequeña prenda que se escondía debajo de esa falda, más de un pervertido disfrutaría mirándola.

Para siguiente fin de semana teníamos una fiesta, durante la tarde mi madre paso a la ducha, mientras se bañaba me escabullí en mi recamara fingía estar durmiendo mi madre salió de la ducha y ¡oh! sorpresa de nuevo dejo la puerta abierta, está vez paso directo a su vestidor y salió con un conjunto de lencería negra, la tanga como era costumbre chiquita, pero había algo nuevo, el pelambre sobre el conejo de mi madre había desaparecido, se había recortado el bello, tal vez se dio cuenta que así se vería mejor, pero ¿Quién la vería?

Mamá termino de arreglarse, llevaba una blusa blanca semitransparente de manga larga con un saco negro en V, dejo desabrochado los primeros botones de su blusa, dejando ver un elegante escote, debajo una falda negra entallada de tela fina que hacía juego con el saco, unos cuántos centímetros arriba de la rodilla y tacones no muy altos.

Llegando a la fiesta no dejaba de ver el culo de mi madre, sobre salía de entre las invitadas, ella era el centro de atención.

Jugando con mis primos observé que varios tíos y familiares, no perdía detalle sobre el cuerpo de mi madre, la llenaban de halagos, detalles, pero cada uno de ellos eran rechazados con maestría y elegancia, pero había un tío, Ramón, que estaba insistente, él es un tipo semi alto, robusto sin llegar a ser gordo, moreno. Camino a los sanitarios, sorprendí a mamá saliendo del de damas, topándose de golpe con Ramón, Yo venía detrás de ella y no pude evitar mirarla: se veía increíblemente atractiva con ese conjunto. La blusa apenas dejaba entrever su brasier, y por detrás, la fina falda marcaba sutilmente la línea de su pequeña tanga.

Ramón no perdió la oportunidad de acercarse.

—¿Qué tal?, hace mucho tiempo —dijo, plantándole dos besos que parecían más invasivos que cordiales. Mamá, incómoda, intentó responder con cortesía.

—Bien… ¿y los niños, ¿Cómo están? —preguntó.

—Se quedaron en casa, junto con Sofía —contestó él, refiriéndose a su esposa, que no había asistido, ni tampoco sus hijos. Mientras hablaba, su mirada era descaradamente lujuriosa. Mamá intentó apartarse, buscando cortar la conversación, pero Ramón le cerró el paso y la tomó de la cintura con sus grandes manos.

Sentí una sensación de enojo, celos y excitación, al ver las enormes manos de ese sujeto sujetando la pequeña y delicada cintura de mi madre. Camine rápido hacia ellos, debía de quitar a mi madre de ese hombre, cuando llegue a su lado le dije.

— ¡mamá! —

—Hola, saluda a tu tío—respondió ella, intentando normalizar la situación.

Logré que el desgraciado la soltará, aun así, la sujetó de su brazo, recorría sin pudor el cuerpo de mi madre, deteniéndose en el canalillo de su escote, como si lo saboreara con los ojos, saludé y entendí el objetivo de mi tío.

—Anda solo está pieza— decía él

—No, no estoy acostumbrada a bailar —

—Rápido vamos— y jaló de ella hasta la pista de baile

Dirigiéndome una mirada que claramente significaba una advertencia de que no me volviera a entrometer.

Ramón bailaba con ella una salsa aparentemente inocente, pero yo podía ver sus intenciones. Mientras mi madre trataba de mantener distancia, él aprovechaba cada giro para pegarse más a su cuerpo, dejando que sus enormes manos recorrieran con descaro su cintura y su espalda.

Tuve que ausentarme un momento al baño. Al regresar, la escena había cambiado: mamá estaba sentada junto a mi padre, intentando mostrarse tranquila, pero ahí estaba Ramón otra vez, ahora acomodado del otro lado. Con una mano apoyada en el respaldo de la silla, simulaba un gesto casual, aunque en realidad parecía estar rodeándola. Ella, con la pierna cruzada, dejaba al descubierto la delicada blancura de sus piernas, atrayendo miradas que él no se privaba de disfrutar.

En ese instante, una tía se acercó a saludar. Mamá se incorporó a medias para corresponderle, y Ramón no perdió la oportunidad: sus ojos descendieron sin pudor hacia su trasero, que quedaba justo frente a él. Al notar que yo lo observaba, levantó la vista y me sonrió con descaro, como si quisiera dejar clara su provocación.

Una prima quiso ir al baño y al no estar cerca su madre Natalia se ofreció a acompañarla, se puso de pie y debido a la conglomeración de gente su salida se vio entorpecida, Ramón muy astuto al ver que no podían verlo aprovecho y acarició la espalda y cintura de mi madre.

–Las acompaño mujer, así aprovecho a pasar también – comentó de inmediato.

–No gracias, yo llevo a la niña–

Él se levantó y aprovechando el tumulto se pegó a mi madre, rosando con su cuerpo el de ella. Estaba arrimando su paquete, hasta que ella logro salir. Ramón dirigiéndome la mirada, muy serio me dijo –muchacho, traer unas cervezas para cuando regresamos– su objetivo era claro, no quería que lo vigilara. Mi padre, ingenuo de lo que pasaba, aprobó la orden.

Regresé con las cervezas, no encontré a mi madre en la mesa, la fui a buscar y encontré a Ramón que habla con otro tío, Raúl.

–Pero que culo se carga– comentaba Raúl.

—Un manjar esas tetitzas están como para chuparlas igual que a un biberón– Me enojó y éxito la conversación, decidí quedarme fuera de su vista para seguir escuchando.

–Hace rato tuve la oportunidad de probar ese par de nalgas, es una delicia, debiste haber visto como temblaba, tratando de zafarse– dijo Ramon. Natalia salió del baño con mi prima la cual salió corriendo.

Al ver sola a mi madre, Raúl y Ramón la abordaron, cada uno la rodeo con sus brazos de cada lado, no la dejaban irse, Ramón muy atrevido pasaba de acariciar su brazo para pasar a su espalda y cintura, bajaba y subía sin descaro, mientras tanto Raúl más tímido solo acariciaba su brazo. Me aproximé lo más rápido que pude

–Vamos solo una pieza–

–Así cómo lo hiciste conmigo hace rato – comentó Ramon

–Gracias tengo que buscar a mi hijo–

– Será rápido– Raúl se atrevía a acariciar su cintura.

Llegué con ella y la abrace empujando a los sujetos, quedé justo en medio de los tres, voltee y vi lo que mi madre estaba soportando, las miradas de aquellos sujetos clavadas en su escote sin disimular un poco siquiera.

–Vamos hijo a la mesa– logro zafarse.

Mas tarde Natalia estaba platicando con su hermana.

–Ese tipo, se ha pasado de listo, toda la noche molestándome–

– Que te impresiona, tiene esa fama­­­­­­—

–Pero tengo que soportarlo, no quiero empezar una riña entre todos –

– No te separes de tu esposo y seguro se aleja, jijiji, deberías de darle la oportunidad tal vez y te gusta –

–Pues fíjate que bien equipado si esta, pero no me agrada, sí lo hago será con alguien que me agrade–

–Me sorprende que aceptes el hecho de intentarlo– respondió sorprendida su hermana.

–La rutina cansa… a veces apetece probar algo distinto – rieron las dos.

–Pues por lo que comentas debería de atreverme yo–

Camino a la mesa, mi padre y Ramón se pusieron de pie para dejarla sentarse, muy discretamente Ramón colocó su mano en la cintura de mi madre, muy cerca del nacimiento de sus nalgas.

La noche siguió entre conversaciones, risas y la insistencia incómoda de mi tío. Ella lo rechazaba con discreción, yo no le quitaba los ojos de encima.

Al final, llegó la hora de marcharnos. Papá, atento, se ofreció a llevar a Ramón y Raúl a sus casas, él es un tipo bastante alto, semi jorobado, con manos muy anchas, para el viaje mi madre, Raúl y yo iríamos atrás, debido a la gran estatura de Raúl el viajaría de copiloto, Ramón se apresuró y subió detrás del asiento del chofer, mi madre y yo del otro lado, Raúl cómo un caballero abrió la puerta y subí, pude ver la decepción en el rostro de Ramón al darse cuenta que no viajaría junto a Natalia.

Durante el trayecto, el sueño me vencía a ratos; abría y cerraba los ojos, vi que Raúl tuvo que recorrer el asiento lo más posible, lo que obligó a mi madre a replegarse, juntando las piernas en su dirección a Ramón, recargado en ella recorrí su cuerpo, se veía hermosa, su cabello lacio, la blusa había dejado al descubierto un poco más de lo habitual, debido a la postura de sus piernas dejaba a la vista un pequeño canal donde trataba esconder su monte de Venus, seguí recorriendo su cuerpo hasta que recordé a Raúl, gire la cabeza y lo sorprendí observándola sin disimulo. Se había volteado casi por completo hacia ella, como buscando la mejor perspectiva., me miró y sonrió.

Al llegar a casa de Raúl, descendió y junto con él mi madre, este se despidió de un abrazo pegando su cuerpo al de ella, debió de sentir su miembro restregándose en ella, debido al ligero empujón que le devolvió. Mi madre subió al auto, nuestra casa quedaba antes de la de Raúl así que mi padre se estaciono frente a ella, de forma en que descendiéramos, nos dejaría a nosotros primero para después ir a dejar a tío Ramón, volteamos y Ramón estaba dormido.

–Ha de haber bebido demasiado– dijo mi padre

–Deberíamos dejarlo en el auto hasta que despierte –

—¿Cómo crees?, bajemos, que se despabile y lo llevo a su casa –

Descendieron los dos mientras Ramón sonreía entreabriendo los ojos.

Papá paso del lado de Ramon y lo ayudo a descender, en lo que él cerraba la puerta Ramón trató de caminar, tambaleándose, se abalanzó sobre mi madre, pero mi hermano lo alcanzó, había salido de la casa al escuchar el coche, mi madre se alejó un poco, mi padre grito a mi hermano que ayudará a Ramon y lo llevará a la sala, en lo que el vaciaba el coche. Le costaba mucho trabajo llevarlo así que Natalia decidió ayudar, Ramón muy astuto abrazo a mi madre y dejo caer todo su cuerpo sobre ella, mientras aprovechaba pasar su mano por donde podía. Al entrar Ramón empezó a balbucear algo, nos hicimos entender que quería ir al baño, lo encaminaron al sanitario, mamá me ordeno que abriera la puerta y prepara la taza, levanté la taza y al entrar mi madre soltó a Ramón, pero este se tambaleaba exageradamente, comenzó a dar pequeños brincos mi hermano lo sostuvo, pero él solo se dejaba caer, mi hermano tuvo que sostenerlo muy fuerte

—bájale el cierre—ordeno mi madre.

—No puedo, se me caerá, bájaselo tú o se orinará encima—Exclamo mi hermano haciendo un esfuerzo por sostener a Ramon.

Mamá, dudo mucho, Ramón empezó a balbucear más alto y se movía mucho, así que mi madre se atrevió y con dos dedos trato de bajar la bragueta, un gran bulto se empezaba a notar debajo del pantalón, no lograba bajar el cierre hasta que rápidamente soltó a Ramón, se puso de cuclillas, se ayudó con las dos manos y bajo la bragueta, —tendrás que sacar el miembro de sus calzones— dijo mi hermano, en tono de burla.

—Eso no pienso hacerlo— y volvió a sostener a Ramón—Hazlo tú— mi hermano retrocedió, negándose a las órdenes.

Al ver que nadie se atrevía, fue Ramón quien saco su miembro para orinar, mamá se volteo para no verlo, comenzó a orinar, lo hacía manchando todo exageradamente, pero dirigía su chorro sin pudor hacia la pierna de Natalia, logrando mancharla, al terminar lo dirigieron a la sala, mamá lo aventó, y se dirigió a su cuarto muy enojada.

No me di cuenta cuando Ramon recobró el juicio y papá lo llevó a su casa, luego nos contó que le reclamo por el desastre que hizo.

 

Esta es la primer parte, también es mi primer relato, espero sus comentarios y apoyo.

60 Lecturas/4 septiembre, 2025/0 Comentarios/por xela171512
Etiquetas: hermana, hermano, hijo, madre, mayor, padre, primos, recuerdos
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