No al mal trato femenino 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después que me fui de casa de Ahia, quedó entre nosotros como un vínculo mas haya de lo sexual.
Ahia se una mujer que busca cariño, que la traten con amor, que vean en ella una persona no un instrumento sexual.
Ahia es una mujer muy cariñosa, sumisa, y el marido solo la ve como una cosa, que solo sirve para atender la casa, hacer los mandados y complacerlo sexualmente cuando él quiera.
Una mañana saliendo del garage, la veo salir con el carro de las compras y con el carrito del bebe, iba a hacer las compras al supermercado, que queda relativamente lejos de donde vivimos, «Ahia, a donde vas?», le dije bajando la ventanilla del coche, «a hacer compras», me dijo.
«Espera, acomodamos el porta bebé y vamos, que yo también a hacer compras», le dije, acomodamos el porta bebé y nos fuimos.
Hicimos las compras, Ahia reía a carcajadas con mis ocurrencias, «sabes que cuando te ríes sos mas bonita», le dije agarrando uns de sus manos y seguímos haciendo las compras.
Cuando estábamos en el subsuelo del super cargando las compras, la abracé y nos besamos con pasión, metiendo nuestras lenguas en la boca del otro, le apretaba las nalgas, ella seguía abrazada a mi, sin dejar de besarnos y yo seguía estrujando sus nalgas, «mira la mora, que sueltita que está», dice una mujer que pasó junto a nosotros.
Nos dejamos de besar, quedamos mirando a la pareja que había echo ese comentario, y nos empezamos a reir y nos volvimos a besar, «soy tan feliz entre tus brazos», me dijo, y terminamos de guardar las compras.
Volvímos a casa, metí el coche en el garage y nos volvimos a besar, yo le acariciaba las tetas por sobre su ropa y siento como ella pasa su mano acariciando mi pija sobre el pantalón, «estas mal, estas excitado», me dijo apretando mi pija, «sí, para que mentirte», le dije besando sus labios, «sacala y te la chupo», me dijo, «Ahia, tú hijo esta en el asiento de atrás, te va a ver», le dije, dudando si la sacaba o no, «vamos un momento al trastero», me dijo,.
diciéndole no se qué a su hijo en su idioma.
Frente a cada plaza de garage tenemos un trastero.
Bajamos rápido y entramos, Ahia se arrodilló frente mío, desabrocho mi pantalón y se metió mi pija en su boca, empezando a chuparla.
Ahia movía su cabeza para adelante y para atrás haciendo que mi pija entre y salga de su boca, yo le agarré la cabeza y me movía como si la estuviera cogiendo por la boca, «Ahia, espera, me voy a acabar en tu boca», le dije, pero ella siguió chupando y moviendo su cabeza, hasta que dando un fuerte gemido, me empecé a acabar en la boca de Ahia, sintiendo como a medida que me acababa, ella chupaba mas fuerte.
Cuando se saca la pija de la boca, no vi que tuviera la leche dentro, y empezó a lamber toda mi pija, «Ahia, por que te tragaste la leche?», le dije ayudandoa que se ponga de pie, «quería hacerlo, quería hacerlo por placer, no porque me estén obligando», me dijo, volvimos al coche y fuimos cada uno a su casa con la compra.
Yo sentía la lengua, la humedad de la boca de Ahia chupando mi pija, sus gemidos cuando me empecé a acabar.
Esa mujer me estaba haciendo pensar mucho en ella, y me preocupaba.
Ahia solo sale para hacer mandados, el resto del tiempo está siempre encerrada.
Una mañana escucho salir de su casa a su marido, eran algo mas de las cinco y media de la mañana, me asomé a la ventana del salón de casa y veo pasar su coche por la calle, esperé unos minutos y con mucho cuidado, golpee su puerta, di un corto timbrazo y escucho que me hablan en marroquí, sin decir nada vuelvo a golpear y tímidamente se abre la puerta, sin decir nada me meto en casa de Ahia, estaba descalza, en camisón, su pelo suelto y su cara de sueño cambió a sorpresa cuando me vio dentro.
La abracé, la empecé a besar, ella me abrazó, nos besamos con ansias, «que haces cariño», me dijo dejando que la bese, que le empiece a levantar el camisón, «quiero hacerte el amor, quiero estar dentro tuyo de nuevo», le dije sacando su camisón por sobre su cabeza, Ahia estaba en sujetador y bragas, que se las empecé a sacar enseguida.
«Yo también quiero estar entre tus brazos», me dijo Ahia dejando que la termine de desnudar y bajando mi cabeza le empecé a chupar sus tetas mientras ella gemia y me acariciaba la cabeza.
Fuimos a su habitación.
sin dejar de besrnos y Ahia lentamente y como podía me iba sacando la ropa.
Nos acostamos, nuestras manos no dejaban de acariciarnos mutuamente.
Ahia fue bajando y a medida que lo hacía se acostaba sobre mi, poniendo su concha y su culo en mi cara.
Siento como me empieza a chupar la pija, yo le abro las piernas y paso mi lengua por su concha, sintiendo sabor a orina, escuchando sus quejidos al chupar mi pija y sentir como le chupaba la concha.
Le abro las nalgas, viendo su maltratado ano y lo empiezo a lamber, «haaaaaaa, como me.
gusta cuando lambes mi ano», dijo Ahia apoyando sus brazos en la cama y casi se sienta en mi cara.
Ahia gemia y movia su culo para los costados mientras yo pasaba mi lengua por su ano.
Se bajó de encima mío, tendiendose en la cama, boca.
arriba, «ven cariño, entra dentro de tú mujer», me dijo estirando sus brazos y abriendo sus piernas.
Me acomode entre las piernas de Ahia y escuchando sus gemidos, se la fui metiendo toda.
Nos besamos, ella me abrazaba fuerte moviendo sus caderas, a medida que seguíamos cogiendo, le chupaba fuerte sus tetas, «Ahia, me vas a dejar entrar en tú culo», le dije sin dejar de chupar sus pezones, que estaban bien duros, «si cariño, penetrame por donde quieras», me dijo gimiendo y moviendo sus caderas, «quiero ser tú mujer, darte tanto placer como el que tú me das a mí», me dijo haciendo que le saque la pija de la concha y se puso en cuatro patas, «ahi tienes el culo de tú mujer», me dijo abriendo sus nalgas, ofreciéndome su ano.
Volví a lamberlo, escuchando como Ahia gemia de placer, apoye mi pija contra su ojete y escuchaba los gemidos de Ahia cuando lentamente, sin apuro se la iba metiendo.
Sentía como su ano se abría dejando entrar mi pija en su culo.
Ahia mordia las sábanas, amortiguando los ayes de placer cuando empecé a hacer entrar y salir mi pija de su ano.
Los dos estamos disfrutando mucho, yo metiendo y sacando mi pija de su ano, y ella sintiendo como sale y entra mi pija de su culo.
«Por que no dejas a tú marido y nos vamos juntos?», le dije sin dejar de coger su culo, «no puedo, ya soy una adultera, y si nos vamos juntos deshonraria a mi familia, sigamos así, como amantes», me dijo y seguimos cogiendo.
El ano de Ahia estaba totalmente abierto, ella lo apretaba, eso me hace disfrutar mucho más.
Ahia dejó de abrir sus nalgas y empezó a acariciar su concha, sentía como la acariciaba fuerte, gemia muy fuerte, «haaaaa, haaaaaaaaaa, haaaaaaaaa», gritaba y temblaba, movía su cabeza.
Yo así como estaba, se la saqué del culo y se la metí toda en su concha, ambos dimos un largo y fuerte gemido, fue sacarla y meterla dos o tres veces en su concha, que me empecé a acabar dentro de Ahia, sintiendo como me seguía moviendo y le salía la leche de su concha mojando las sábanas.
Ahia se dejó caer sobre la cama, poniéndose boca arriba, pasando sus pies por mi pecho, por mi cara, «mmmmmm, me haz dejado bien lleno de leche el coño», me dijo sonriente, tenía una cara de felicidad que la verdad nunca la había visto así.
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