Nuestro primer encuentro, parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Segundo día.
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Abro mis ojos, y estoy en sus brazos, así, como nos habíamos dormido.
Mi mano derecha en su pecho, junto a mí cabeza, su brazo derecho sujeta mi cintura, no puedo moverme.
Disfruto del momento, el estar así, en sus brazos, respirando su aroma, y recordando cada segundo de los vividos algunas horas antes, y disfrutando de esas molestias en mi culo y en el fondo de mi coño que me hacen saber que fui completamente suya.
Usted se mueve y me libera un poco y yo salgo de la cama muy despacio para no despertarlo, me coloco su camisa y voy a la cocina.
Busco en la alacena y en la heladera algo para prepararle el desayuno.
Encuentro pan, manteca, mermelada y café.
Los deliciosos aromas del café y las tostadas invadieron la cocina y se esparcieron por todo el departamento.
Lleve a la mesa del comedor un individual una taza con su plato, una servilleta, la azucarera, las tostadas en una bandejita, la manteca y la mermelada.
Giro sobre mis talones para buscar la cucharita y el café, y me lo choco, estaba observando lo que hacia
-Buenos días mi Señor
– Buenos días
Me dirijo a la cocina y mira hacia la mesa y una leve sonrisa aparece en su rostro, y camina sobre mis pasos y toma una taza con su plato y la lleva a la mesa, y yo, al ver lo que hizo, tomo dos cucharitas, un individual, una servilleta y la cafetera.
Sirvo el café en las dos tazas, dejo la cafetera sobre la mesa y Usted me toma de la mano y me sienta en su regazo, al hacerlo una mueca de dolor se refleja en mi rostro y Usted me dice:
– Mmmmmm, me gusta que sientas como te he poseído, que no te quede dudas de que sos mía, sos mi putita, mi dulce niña
– Mi Señor, soy suya, muy suya, y también soy su nena
Desabrocha los dos botones que prenden la camisa y desliza las mangas un poco, lleva mis brazos atrás de mi espalda y anuda las mangas inmovilizando mis manos y con una servilleta me tapa los ojos y hace que me pare y me acomoda a horcajadas de frente a Usted y en ese ínterin se saco el pijama que llevaba puesto, y siento su piel, su miembro, y me acerca a la boca la taza y me da de beber, luego una tostadas, la muerdo y otro sorbo de café, lo mismo hace Usted y de nuevo tostada y la mermelada resbala y cae sobre mi teta derecha, y siento como me pasa su lengua y ya no sólo por mi teta derecha por la otra también, y muerde mis pezones, me causa dolor y mis jadeos aumentan y me dice:
– Mi dulce niña, me encantan tus tetas te voy a hacer acabar así
– Si papi, lo que quiera
Y siguió, chupo, lamió y mordió, mi excitación llegó al extremo, mi coño chorreaba y su pija iba creciendo y en un instante llegue al límite y exploté en un orgasmo intenso y me dijo:
– Nena, sos muy receptiva, sos una putita deliciosa, mi putita
Su pija estaba muy dura y me ayuda a que me deslice sobre ella, y siento una vez más como mi concha la recibe, milímetro a milímetro, me quita la servilleta de mis ojos y me dice :
– No cierres los ojos, mírame
El dolor es intenso, pero soportable cuando llega a mi útero, y ahí me ayuda en mis movimientos, a subir y a bajar.
El placer comienza a despertarse, y mis jadeos son intensos, Usted lo nota y me baja y me deja quieta, lo miro con desilusión y una sonrisa maliciosa se dibuja en su cara y me dice:
– Mi nena, sos muy golosa, no vas a acabar, lo hiciste recién
– Papi malo
– No mi nena, papi te está educando.
Y también se preocupa por vos, y por tu crecimiento, sabes que la leche es muy importante y no la pusiste en la mesa, ahora papi te la va a dar
Me ayuda a levantarme y me arrodillo delante suyo y comienzo a chuparle la pija muy duro, muy fuerte, sin dejar de mirarlo, sus gemidos son roncos y veo el placer en su rostro y acaba en mi boca yo lo recibo y espero su orden y me dice :
– Saborealo, y ahora traga.
Muy bien, muy bien
– Gracias papi por dejarme tragas su leche
Me hace un ademán para que me ponga de pié y me quita la camisa, corre las cosas del desayuno y me recuesta sobre la mesa abre mis piernas y me acaricia las tetas se reclina sobre mi pecho y me chupa las tetas y baja besando mi abdomen y una de sus manos aprieta mis pezones y la otra acaricia mi clitoris y luego dos de sus dedos los mete en mi coño.
Me retuerzo de placer, y su boca, en su recorrido por mi cuerpo, llega a mi clitoris y ahí lame muy lento, me tortura y está asi un rato cuando ve que estoy por estallar, se detiene y de esa manera me tortura.
Lágrimas de frustración mojan mi cara y le ruego:
– Por favor, papi, déjeme acabar
– No mi niña, no
Me deja llegar al límite del orgasmo varias veces y ya no aguanto más, me esta enloqueciendo y grito:
– Rojo, rojo, rojo, no doy más, por favor
– No sabes lo hermoso que es verte retorcer, y negarte acabar, tu cara es angelical y sabes que no quiero palabras de seguridad, ya vas a recibir tu castigo por usarlas
Y así me tuvo por un rato más y no me dejo acabar.
Y se retiró y yo quedé sobre la mesa, frustrada y enojada.
Me levante, tomé su camisa, desate las mangas y me la puse y abroche sólo dos botenes.
Levante las cosas del desayuno y acomodé todo en la cocina.
Estaba muy caliente y enojada.
Y en eso entra en cocina y me dice que quiere para almorzar milanesas con puré.
Y como no le respondo, se acerca y me aprisiona contra la mesada y con una mano me toma del cuello y con la otra me arranca la camisa y me dice:
– Desde este momento vas a estar así, nada de ropa
– Si mi Amo
– Bien, veo que nos estamos entendido
Me suelta y busco las cosas para preparar el almuerzo, saco las milanesas y busco las papas y me pongo a pelarlas.
Siento la puerta cerrarse y salgo de la cocina y veo que estoy sola.
Miro el reloj y son las 10 hs, dejo todo preparado en la cocina, y recorro el departamento, y encuentro en el lavadero unas camisas limpias, pero arrugadas y las plancho y las llevo a una silla que esta en su habitación, no quise abrir el placar, y vi las sábanas, arrugadas y con rastros de lo ocurrido sobre ellas unas horas atrás, las saco y voy al lavadero, y veo un juego limpio, las llevo al dormitorio y hago la cama.
Mi cuerpo estaba dolorido y comencé a pensar cual seria mi castigo.
Ya son las 11hs, voy a la cocina y pongo a hervir las papas y al horno las milanesas, en eso como una manzana.
Llevo al comedor un individual un plato, una copa para agua, porque recorde que habia dicho que vino sólo toma con el asado o en ocasiones especiales.
Los cubiertos, pan.
Oigo que se abre la puerta y Usted entra, yo me quedo parada junto a la mesa, me mira de una forma fría, autoritaria y me arrodillo donde estoy y Usted se sienta en el sillón y me dice:
– Veni
Y voy caminando en cuatro patas y llego delante suyo y me postro, con mi cabeza al piso y mis brazos estirados, totalmente entregada a Usted.
Y me dice:
– Esto es para vos, esmerate
Levantó mi cabeza y lo veo a Usted totalmente vestido y por la bragueta salía su verga tiesa
Gateo hasta llegar a Usted y me incorporo y tomó con mis manos su miembro y lo acaricio de punta a punta y lo miro, no dejo de mirarlo, y abro mi boca y lo envuelvo con mis labios y comienzo a succionarlo despacio, con delicadeza, y mis manos no dejan de pajearlo, lo lamo de punta a punta y luego a sus huevos, los lamo, los chupo y Usted jadea y el placer se refleja en su cara, y ahí recorro de nuevo la longitud de su verga y abro mi boca y Usted me toma de mis cabellos y empuja y me ahoga y me tiene así hasta que acaba en mi boca, yo no puedo respirar, y se queda así hasta que trago su leche y saca su verga llena de saliva y la limpio con mi lengua.
Se levanta y se dirige al comedor, me incorporo y voy a la cocina y llevo las milanesas y el puré, le sirvo y Usted come.
Se levanta y se dirige al living, mira algo en el TV, acomodo todo en la cocina y voy al living y me arrodillo al lado del sillón y al rato siento su mano acariciando mi cabello hasta enredar en él sus dedos y mientras se levanta me arrastra y lleva de esa manera a la habitación de huéspedes y me tira en la cama, boca abajo, mi torso sobre la cama y mis rodillas en el piso.
Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos y las seque antes de que las notara, y quede así, respire ondo un par de veces esperando lo que sabía que iba a llegar.
Siento como desprende su cinturón y como se lo saca, lo dobla y se acerca a mi oído y me dice:
– No quiero gritos, no quiero palabras de seguridad, solo quiero que aprendas a complacerme, entendiste?
– Si mi Amo
El primer azote llegó, el golpe me sorprendió más que el dolor, y respire muy profundo y cerré fuerte los ojos, luego el segundo, iban creciendo en intensidad, ya al quinto, no pude contener las lágrimas, en el décimo estaba casi sin respiración.
Se acerca a mi cara toma de mis cabellos y tira hacia atrás mi cabeza y me ve llena de lágrimas, y me pregunta:
– Cuantos azotes fueron?
– Fueron 10 azotes mi Amo
– Suficiente o quieres más?
– No importa lo que yo quiero mi Amo
– Aprendes rápido
Se aleja y regresa a mi lado, cierro mis ojos al oír como agita una vara, mi respiración y mi corazón se agitan, apoya la vara sobre mi cola y la levanta y llega el golpe, junto con el dolor, diferente al producido por el cinturón, este quema en toda la linea que la vara tocó mi piel, y así fueron llegando, los iba contando y en un momento me dice:
– Cuenta
Y llegó el azote
– Quince
– Dieciséis
Ya casi no tenía voz, seguía contando, el dolor era insoportable, sentía como la vara lastimaba mi piel, y pequeñas gotas de sangre mezcladas con sudor caían por mis muslos, ya no podía más y al llegar al azote 50, me sentía desvanecer, mi voz era un hilo, ya no lloraba, solo respiraba profundo para no perder la conciencia.
Escucho el ruido de la vara en el suelo, y con ambas manos aprieta mis nalgas azotadas, lastimadas, doloridas.
Abre su bragueta y saca su verga muy dura, abre mis nalgas, escupe saliva en mi culo y me penetra sin miramiento, comienza a culearme sin compasión, hasta que acaba y sale mí de muy rápido el dolor activo mi reflejo vagal y mi desvaneci.
Al volver en sí, el sol se esta ocultando yo estaba en la cama sobre mi costado derecho arropada con las sábanas y un edredón, mi cola dolía y igual que mi culo.
Me senté en la cama, cerré los ojos y respire muy profundo para soportar el dolor.
Me diriji al baño y tome una ducha rápida, me seque y me puse sólo una camisa, comencé a buscarlo, y ahí estaba, en la cocina, los aromas se mezclaban, café, carne al horno, manzanas, vainilla.
Y me vio, dejó de cortar los tomates y se acercó a mí, me abrazó con mucho cariño, hasta con un poco de amor, y respondo a ese abrazo, una mano levanta de mi mentón y me da un largo y profundo beso francés, mi cuerpo se estremece, por la excitación, por la adrenalina del castigo y por la falta de alimento.
Me pone una silla cerca de la mesada y me ofrece café, frutas secas y queso, como y bebo el café, ya me siento mucho mejor.
Hablamos mucho, hasta que la cena esta lista.
Me levanto para acomodar el comedor y un mareo intenso me detiene, Usted me sujeta de la cintura y me dice:
– No, no, no.
Esta noche sos mi invitada, mi amiga, mi compañera
Me sonrojo y bajo la mirada
Veo como prepara todo, y se acerca y me toma de la mano y me corre la silla para que más siente, y me sirve una exquisita carne con papas y una ensalada mediterránea, comemos y trae unas manzanas al horno con helado.
Todo exquisito.
La conversación viajó de un tema al otro, de cosas de nuestras vidas o como hace efecto una vacuna o como se orienta a un piloto para aterrizar.
Lo ayudo a levantar las cosas, acomodamos la cocina y nos dirigimos al living pone música y se sienta en su sillón y me indica con su mano que me siente en su falda.
Voy, me siento y me abraza, pongo mi cabeza en su pecho e inhalo su aroma, ese perfume cautivador, bien masculino.
Y una de sus manos juega con mis cabellos.
Es tarde, así estamos abrazados, sin decir palabras, sin sexo, solo estamos unidos por el contacto de nuestros cuerpos, y mi mente repasa cada instante vivido junto a ese hombre, mi Señor, mi Amo, mi Daddy, mi amante, mi amigo.
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