Olvidando Al Sr. Jack
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Juzo.
Jack vestía con una playera negra que se encontraba mayoritariamente cubierta por su saco color azul oscuro, unos pantalones entre comillas sucios mientras caminaba observaba a los demás vecinos a salir a pasear con sus hijos, podía ver a todos; pero, en especial observaba a su vecino con el apellido más raro que había escuchado en su corta y miserable vida que ha vivido “ Steilph”, llevaba a su niña agarrada de la mano mientras que la pequeña niña llevaba un globo en la otra mano, Jack paso a su lado y escucho que se dirigían al circo, Jack todavía camino unas dos cuadras cuando observa una mujer que se aproximaba delante de él, Jack se detuvo un poco por que la figura de su cuerpo le parecía familiar, esta empezó a correr hacia él, Jack sostuvo una expresión de sorpresa hasta que ella llego hasta él.
-¡JACK! ¡JACK!- Gritaba corriendo hacia mí.
Era la esposa del sr. Steilph conocida como Zafiro, observaba como corría ella hacia mí, llevaba puesta un traje muy ajustado arriba de una camisa blanca muy ajustada, en medio se encontraba su corbata muy roja que dividía el seno izquierdo y el seno derecho. Corría más rápido y las tetas le rebotaban con más fuerza, en sí sus pechos eran grandes… “¡Maldito Steilph suertudo hijoeputa!” me lo decía.
-¿Sabes a donde fue mi esposo?-
La observe con indiferencia
-Hace tiempo lo vi que se fue caminando con su hija-
Hizo un gesto de frustración
-Vaya que pinta mal este hilo, veras que mi calentado se ha averiado ¿Podrías ayudarme?
Estaba a punto de contestar rápidamente un frío y seco NO, no me encontraba muy de humor por la mierda que me estaba pasando pero… ¿Qué más puedo hacer? Hay gente que camina para llegar a arreglar un calentador y seguir adelante mientras otros de dan un disparo con una magnum 44 probablemente la mejor revolver del mundo.
La empecé a seguir, caminaba de una manera muy graciosa, atravesaba su pierna derecha hasta la izquierda como si sus piernas fueran unas tijeras, elevaba más la vista y estaba ahí, ese buen culo que se movía cuando ella caminaba, vaya que hipnotizaba ver esas dos grandes cosas tambaleándose, parecía que su pantalón se iba a desprender de la tela poco a poco permitiéndome ver ese lindo trasero que seguramente estarían cubiertos con unos panties de rayas color rosa y blanco.
Llegamos hasta su casa, sin ninguna palabra que se haya cruzado entre los dos, abrió ella la puerta de su casa con las respectivas llaves, la seguí hasta que llegamos al sótano de su casa, se escuchaba un ruido incesante, era la chatarra de calentador que poseían, observaba como solo emitía ruidos chirriantes pero nada de calor.
-Lleva así desde la mañana creo- me dijo ella
-Se ve que ésta muy vieja- le contesté
-No es la única cosa vieja en esta casa-
-¿Por qué lo dices?-
-Las paredes están desgastadas, el televisor con golpes enciende, las ventanas son sucias, todo aquí en viejo y feo, inclusive yo-
-Venga, no seas tan dura contigo mismo, estas en buena forma- lo dije entre burlas
-Mi marido no dice lo mismo-
-Lo dice porque te quiere-
-Eso dicen todos-
-Yo te lo digo de una manera muy diferente-
-¿Diferente en qué sentido?-
-Tú sabes, te ves bien, estas en forma… yo que sé-
Nos volteamos a ver fijamente los dos, era un silencio demasiado incomodo, si he llegado a pensar tantas estupideces no sé porque esta vez no pensaba en nada.
-¿Quieres follar?- me dijo tímidamente ella
Ahora no tenía idea ni de que carajos estaba ocurriendo, lo único que pude decir
-No creo que mis condiciones me lo permitan-
-Venga Jack, todos los días te la pasas en tu porche en busca de algo, y creo que solo estabas en busca de una oportunidad como esta, crees que no hay algo por lo que sonreír, te daré la razón para que sonrías y te sientas bien-
Se puso de rodillas zafiro, extendió sus manos para bajarme la cremallera, me ajo rápidamente el pantalón junto con mi ropa interior, salió rebotando me pene, ya se encontraba largo y fuerte, vaya que con solo a verle visto el trasero no me contuve, lo introdujo en su boca, empezó a mamármela, se sentía cada vez más bien, vaya que zafiro sabía cómo mamarla, hacía una deliciosa garganta profunda en pov, no paraba, cada vez se la metía más y no dejaba de eyacular en ella, puse mis manos agarrándole el cabello empujándola a mi pene con mayor fuerza para que no parara, la solté para que se quitara su camisa, se la quitó y se desprendió su bra, sus grandes senos, para nada estaban caídos, todavía se encontraban rectos y prominentes, de nuevo agarre su cabello para que me la volviese a mamar, parecía que llevaba tiempo sin tener relaciones sexuales, cada vez con más fuerza y me venía nuevamente en su boca, agarro ella sus tetas con sus manos para insinuarme de que me hará una rusa, puse mi pene entre sus dos grandes senos, empezaba de abajo para arriba, se sentían sus pezones muy duros, era claro que si lo hacía rápidamente me iba venir, me elevaba más que llegaba mi punta hasta su boca, se sentía tan bien, comenzaba a sentirlo hasta que me vine en ella.
Se levantó e iba ir a una silla que se encontraba cerca de nosotros, la detuve con mis brazos para poderle mamar los pezones, pasaba mi larga lengua a través de ello y los succionaba, Zafiro soltaba gemidos bastante peculiares y hermosos, la lleve abrazando hasta la silla donde se sentó y se abrió de piernas, empecé a introducir mi lengua en su vagina, a introducía cada vez más adentro, hasta que metí mis dedos, empezaba hasta llegar al punto G, donde le presionaba con más fuerza, Zafiro soltaba dulces gritos hasta que sentía como se mojaba con el orgasmo que le había dado.
-¿Quieres prácticas la sirena voladora?- me dijo ella
Me estaba sintiendo ya un poco cansado pero no iba dejarla insatisfecha, no temía a cansarme, temía a que no pudiera practicar de una manera adecuada la posición.
Me senté en la silla, ella se sentó arriba de mí, dejo desplomar su cuerpo hacía abajo, se me complicaba penetrarla y sostenerla a la vez, hice mi mayor esfuerzo la sujetaba fuertemente con mis brazos mientras la penetraba, la silla rechinaba, soltaba sus gemidos Zafiros, cada vez lo realizaba con más fuerza hasta que me vine y observe como corría mi corrida en su cuerpo, se levantó hacía mi abrazándome.
-Extrañaba esto- me dijo ella
-Yo también lo extrañaba- lo dije un poco preocupado pensando en mi esposa
CONTINUARA…
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