Por andar distraída se me presentó la oportunidad de disfrutar de mi primera orgía.
Una chica que va a visitar a su novio, por andar distraída se equivoca de piso y por ende de apartamento, la dueña del apartamento la invita a entrar y al poco rato es que se da cuenta de que se encuentra en una orgia en la que disfruta mucho..
Por andar distraída se me presentó la oportunidad de disfrutar de mi primera orgía.
Por andar distraída llegué a otro piso, y en consecuencia toqué la puerta de otro apartamento, probablemente de haberlo sabido no hubiera entrado, pero entonces me hubiera perdido la oportunidad de disfrutar de mi primera orgía.
Realmente yo iba a darle una pequeña sorpresa a mi novio, y resultó que la sorprendida fui yo, mi idea era llegar a el apartamento de mi novio, ya que se encontraba enfermo.
Realmente se trataba de un simple resfrío, pero como él es un poquitín exagerado, me dijo que se había acostado temprano, después de tomarse un caldo de pollo que le llevó su madre, y que como seguía sintiéndose mal, pensaba dormir hasta el siguiente día.
La cosa es que cuando llegué al edificio donde vive mi novio, al subir al ascensor, seguramente marqué el piso equivocado, pero no me di cuenta hasta que ya había tocado el timbre de ese apartamento, fue que me di cuenta de que no estaba en la puerta del apartamento de mi novio.
Ya estaba por retirarme, cuando una mujer joven como de mi edad, abrió la puerta y tras mirarme de pies a cabeza, con una gran sonrisa al tiempo que me tomaba por el brazo, y prácticamente me jaló para dentro de ese apartamento, me dijo. “Qué bueno que llegaste, ahora si somos más chicas que chicos.”
Por no dejarla cortada, no le dije que yo me había equivocado de puerta, además parecía ser una reunión de lo más tranquila, y pensé. “Me quedo unos minutos y luego me retiro.”
Pero la chica me llevó hasta un grupo que se encontraban tomándose unos tragos, en ese momento dirigiéndose al grupo dijo. “Me disculpan ya sabes están en su casa, hagan lo que deseen.”
Uno de los presentes apenas ella terminó de hablar, me trajo un gran vaso con un hermoso coctel de muchos colores, diciéndome de manera muy familiar como si me conociera de toda la vida. “Hola querida, te regalo un arco iris.”
Aunque su voz me sonó algo afeminado, el tipo se veía muy bien, lo miré algo sorprendida, tomé el trago entre mis manos, lo observé y probé, aparte de los varios colores, también era de varios sabores, todos de licores dulces.
Realmente lo que se hablaba dentro del grupo era de lo mal que estaba la economía, del pésimo presidente que había resultado ser el mequetrefe que ganó las elecciones, en fin, de nada nuevo.
Uno de los presentes comentaba que en ocasiones anteriores a estas reuniones asistía mucha más gente, fue cuando me enteré de que el mequetrefe y su esposa mucho antes de ser candidato también asistía con regularidad según uno de los invitados.
La reunión se fue poniendo más y más amena tanto que prácticamente, aunque yo no conocía a nadie me sentía a gusto, pero me di cuenta de que algunas parejas, como que se tomaban muchas libertades, es decir al momento de besarse lo hacían como si estuvieran a solas, sin importarles la presencia del resto de los invitados.
Hasta que una de las mujeres presente en el grupo, comenzó a decir de momento. “Siento un calor endiablado, ustedes me perdonan, pero me voy a poner un poco más fresca.”
Si es cierto que hacía calor, pero no como para prácticamente quedar desnuda frente a todos, al parecer sin la menor pisca de vergüenza.
Eso fue como una reacción en cadena, que se dio entre todas las mujeres presentes, yo me quedé de una sola pieza, ya que hubo más de una que se quedó realmente desnuda.
De momento fui la única mujer completamente vestida en la fiesta y eso me hizo sentir rara, no sé si fue ese trago o lo que llaman presión de grupo, pero al ver como el resto de los presentes me miraba, hice lo que me pareció más razonable en ese momento.
Poco a poco me comencé a ir quitando la ropa hasta que quedé en pantis y sostén, para colmo esa tarde antes de salir de casa, pensando que visitaría a mi enfermito novio, en lugar de ponerme el sostén y bragas blancas de algodón que regularmente uso, me puse un conjunto semitransparente y para colmo tipo hilo dental, que eso y nada viene a ser prácticamente lo mismo.
Después de lo cual procuré seguir actuando como si nada, tomándome mi trago, pensando que había hecho si me había podido marchar al fin y al cabo yo no conocía a nadie en esa fiesta realmente.
Ya a los pocos segundos no tan solo todas nos habíamos quitado la ropa, sino que también los hombres lo hicieron, de manera tan o más desvergonzada que nosotras, pero aparte de uno que otro ridículo bóxer, lo que más me llamó la atención fue el ver el sin número de miembros ya erectos.
Para mí fue algo sorprendente, no es que yo sea muy curiosa, pero, aunque no lo crean, el único miembro en ese estado que había visto, era el de mi novio, y realmente no por mucho tiempo, ya que apenas se le pone así de duro, rápidamente me penetra por el coño.
Pero a medida que yo seguía sin sacar el sorbeto de mi boca chupando hasta la última gota de la bebida que me habían dado, ruborizada poniéndole atención a todo lo que sucedía a mí alrededor.
Todo pareció volverse una especie de locura, se formaron parejas y tríos, así como una que otro hombre o mujer, descaradamente masturbándose mientras ligaba a otras parejas.
Mientras que yo en el centro de la sala, boquiabierta viendo todo, como una perfecta estúpida.
Hasta que el tipo que me sirvió el trago, ya sin nada de ropa se me acercó, al tiempo que me tomaba entre sus brazos, me preguntó. “¿Es tu primera vez aquí verdad?”
Algo cortada, le respondí moviendo mi cabeza afirmativamente, pero sin dejar de chupar el sorbeto, tras lo cual me dijo. “Se te nota, pero no te preocupes por nada.”
Retirando el vaso de mis manos, y el sorbeto de mi boca, me ha estampado un tremendo beso, que lo sentí hasta el tuétano de mis huesos.
No es que fuera un adonis, pero su cuerpo completamente fibroso, y todos sus músculos bien definidos, fue algo que desde el primer momento que lo vi sin nada de ropa, me atrajo, aparte, de las dimensiones de su miembro, que definitivamente eran mayores que la de mi novio.
En ese instante dejé de pensar y me dejé llevar, y aunque amo entrañablemente a mi novio y hasta esos instantes jamás en mi vida había pensado en serle infiel.
Pero cuando, poco a poco a medida que me besaba, acariciaba todo mi cuerpo, el solo hecho que sus dedos rosaran mi piel me erizaba toda, cuando introdujo suavemente una de sus manos dentro de mis pantis y comenzó a tocarme suavemente todo mi coño.
Ya no pensé más en mi novio y me dejé conducir por él hasta un cercano sofá de color rojo, en el que en una de sus esquina estaba sentada una chica, acariciándose suavemente su propio coño, mientras que no nos quitaba los ojos de encima.
La verdad es que no sé a dónde fueron a para mis pantis y sostén, pero al sentir que me recostaba sobre ese sofá, entre las caricias y besos que me daba, como por acto reflejo abrí mis piernas de par en par.
Fui sintiendo como todo su inmenso e intenso miembro me iba penetrando poco a poco, de momento él dejó de besarme, y la boca de la chica a nuestro lado, ocupó su lugar.
Para mí fue algo aparte de nuevo completamente desconcertante, excitante, en mi vida ninguna otra mujer me había besado en mi boca como ella lo estaba haciendo, su lengua jugueteaba con la mía, al tiempo que mi acompañante me penetraba deliciosamente.
Desde donde me encontraba podía ver a muchas otras parejas teniendo relaciones de todo tipo, y lo extraño era que nadie se fijaba en nosotros.
Dejé de poner atención a esas tonterías y me entregué completamente al disfrute de lo que estábamos haciendo nosotros, quizás fue la bebida o lo excitadísima que me encontraba por estar en una situación tan morbosa.
Pero a diferencia de muchas otras ocasiones, alcancé unos delirantes orgasmos en cosa de poco tiempo, y tras ese otro y otro más, mientras que mi amante continuaba clavando toda su verga, y hasta sus dedos dentro de mi sensible coño, mientras que yo movía mis caderas como si se fuera a terminar el mundo.
De momento la chica que me seguía besando de manera tan salvaje que en varias ocasiones me mordió los labios, dejó de hacerlo, y tras levantarse, sin dejar de sorprenderme vi como colocó su depilado coño frente a mi boca.
Yo lo cierto es que no lo pensé dos veces y de inmediato comencé a chupar todo su coño en especial su inflamado clítoris, mientras que ella comenzó a restregarlo contra mi cara.
Era algo de locura que si me lo hubieran dicho jamás ni nunca hubiera creído, que yo me encontraría en una situación como esa, pensaba para mis adentro en esos instantes. “Lo que falta es que me den por el culo.”
Cosa que jamás había hecho, y que en infinidad de ocasiones le había dicho que no a mi novio cuando me lo pedía, pero a medida que el tipo ese continuaba llenando mi coño con toda su verga, un tipo se acercó tras él y sin más ni más me di cuenta de que se lo estaba metiendo por el culo, entonces él, ocasionalmente volteaba a verlo y se daban un sonoro beso, pero al mismo tiempo él continuaba dándome verga sabrosamente.
Hasta que, sacándola de mi coño, y retirando el coño de la chica de mi cara, comenzó a venirse al tiempo que yo sin comprender por qué precisamente disfrutaba de chupársela y que todo su semen regase dentro de mi boca.
Se puede decir que quedé molida, la chica a la que le mamaba su coño desapareció y después al rato la vi mamando la inmensa verga de un gordo.
Me recosté sobre mi propio vientre y vi a al que estaba conmigo junto al tipo que le estaba dando por el culo, entrando a una habitación dejándome tirada sobre el sofá rojo.
Aun y así no podía creer que yo estuviera no tan solo participando, sino que disfrutando de una orgía.
No habían pasado unos minutos cuando sentí unas manos sobre mis nalgas, pensé en protestar o negarme a que continuasen, pero también casi de inmediato la lengua de esa persona hizo blanco en el ojete de mi culo.
Fue una rarísima sensación que por primera vez tenía, y cuando volteé a ver de quien se trataba era un señor que fácilmente podía haber llegado a ser mi abuelo, lo digo por su edad, pero con una vitalidad muy superior a la del pobre de mi novio en esos momentos.
Por suerte para ese viejo yo había ido al baño y bañado antes de salir a visitar a mi novio a su apartamento, por lo que cuando sentí sus manos en mis nalgas separándolas y su lengua explorando mi culo, en parte me quedé tranquila.
Sus profundas lamidas iban desde mi ano hasta gran parte de mi coño, llenando todo mi cuerpo de una nueva y rara experiencia, por un buen y largo rato el viejo estuvo literalmente comiéndome el culo con su boca, haciéndome sentir de lo más feliz, sentía su lengua lamiendo suavemente mi esfínter, y como si me lo hubieran hecho de toda la vida, levantaba mis propias nalgas buscando un mayor placer.
Hasta que después de un buen rato, retiró su cara de entre mis nalgas y comencé a sentir su caliente glande contra mi ano, por unos instantes pensé en protestar, pero al mismo tiempo llena de curiosidad por saber que se sentía, me quedé callada, y lentamente comencé a sentir como me penetraba.
Aunque al principio si sentí algo de malestar o mejor dicho algo de dolor, cuando su cuerpo cubrió por completo el mío, ya su verga la tenía por completo enterrada entre mis nalgas.
Su boca besaba mi cuello y mordisqueaba mi nuca, mientras que yo quebraba mi cuerpo por el placer sentido, lentamente comencé nuevamente a mover mis caderas, y más adentro de mí lo iba sintiendo, más caliente y duro.
Yo continuaba moviéndome, hasta que en cierto momento al levantar mi rostro me encontré con una verga a la altura de mi cara, y yo estaba tan ebria del placer que sentía que no dudé ni por un instante en ponerme a mamar.
Cosa que aun todavía y el tiempo que llevo acostándome con mi novio he hecho, tanto el viejo como el tipo a la que se la mamaba, no dejaban de meter y sacar sus vergas de mi cuerpo.
No podía creer que estuviera haciendo esas cosas, pero ante el placer que sentía continuaba moviéndome, y enterrando una de mis propias manos dentro de mi coño, apretando mi clítoris con mis dedos, hasta más y no poder y disfrutar nuevamente de un avasallador orgasmos.
Justo al tiempo que en parte me tragaba casi todo el semen al que se lo estaba mamando, yo me sentía desfallecida cuando finalmente el viejo debió acabar dentro de mi culo, dejándome con mi culo bien abierto, pero increíblemente satisfecha, acostada boca abajo sobre el sofá rojo.
Durante un buen rato nadie me puso atención, no fue hasta que una tipa se me acercó y entregándome otro exótico trago me invitó a que nos fuéramos a bañar juntas, cosa que a medida que comencé a tomarme ese dulce trago con un ligero sabor a canela y especies.
La fui siguiendo, y a medida que ambas caminábamos entre el sin número de gente que había en ese apartamento, fui viendo a parejas teniendo sexo en las más diversas posiciones, como también vi como al tipo que me penetro por el coño, mientras un tipo lo tenía bien calzado por el culo, mientras que el otro le enterraba su verga por la boca.
Yo no dejaba de sorprenderme de todo lo que veía, así como de la manera en que yo actuaba, como si fuera la cosa más natural del mundo ver a dos y hasta tres personas teniendo sexo salvajemente al mismo tiempo.
Al llegar al baño me di cuenta de que la chica era la que me recibió en la puerta, solo que no la había reconocido por que ahora traía su cabello suelto, y andaba completamente desnuda y sin lentes.
Apenas entramos a la ducha fui yo la que tomé la iniciativa y de inmediato me puse a besarla, y de la misma manera me fui agachando, hasta que mi boca alcanzó su coño.
El que a medida que se lo comencé a lamer profusamente, me di cuenta de que chorreaba una gran cantidad de semen.
Ambas nos tiramos al piso de la ducha y bajo la lluvia de agua yo continuaba mamando su coño, así como ella también se dedicó a mamar el mío.
Hasta que con sus dedos comenzó a introducírmelos dentro de mi mojado coño, y de seguido después de sus dedos continuó introduciéndome la mano completa.
Y así me tuvo produciéndome oleadas de placer, mi coño estaba súper sensible, así que al más mínimo movimiento de sus dedos mi cuerpo respondía una y otra vez, haciéndome disfrutar de una cascada de orgasmos como nunca soñé tener.
Al salir de la ducha completamente bañadas las dos, tal y como nos encontrábamos fuimos al centro de la sala, era como si nosotras dos estuviéramos ebrias de sexo, yo deseaba seguir sintiéndome penetrada, besada, mamada, en fin, de todo.
Así que mientras ella se arrodillo frente a quien sabe quién a mamar su verga, yo me senté en el piso de la sala y ante los ojos de todos descaradamente comencé a tocar mi coño de manera bien lasciva, llamando la atención de varios de los hombres presentes.
En cosa de segundo los tenía sobre mí, algo que ni tan siquiera había soñado o fantaseado se produjo de manera espontánea, cuando a los pocos minutos ya estaba siendo penetrada por el gordo de verga grande por mi coño, mientras que un chico negro, se las arregló para penetrarme por el culo.
Así en medio de la sala ante la mirada de muchos yo estaba disfrutando al máximo del sexo, es más una mujer algo gordita no perdió oportunidad para que yo le mamase su peludo coño completamente lleno de semen.
Ya lo mío en cosa de unas pocas horas se había convertido en una especie de vicio, pero en esos instantes poco me importaba, lo que deseaba intensamente era el seguir disfrutando de lo que fuera y como fuera, como al igual que yo la mayoría de los presentes.
Cuando terminaron conmigo, quedé tirada en una esquina de la sala, introduciéndome yo misma, aunque no lo crean, una botella de champan por el coño, y así me quedé dormida.
En la mañana al despertarme desnuda y con el culo de la botella por completo dentro de mi vulva, me encontré sin saber que me había pasado por unos instantes, hasta que vi que la anfitriona entraba a la sala vistiendo una bata de baño, y diciéndome. “La verdad querida que tú eres una salvaje, la próxima fiesta que haga a la primera que voy a llamar va a ser a ti.”
En medio de todo tomé eso como un cumplido, pero muerta de vergüenza, ella me permitió darme una ducha y tal como estaba después de vestirme, sin poder encontrar mi ropa íntima, sin peinarme ni maquillarme salí corriendo para mi casa.
Por aquello de no dejar, pasé por la farmacia y me tomé la píldora del día siguiente, no fuera a ser que entre tantos machos que se acostaron conmigo hubiera terminado preñada sin saberlo, así que seguro mató a confianza.
Durante varios días estuve a punto de confesarle a mi novio lo sucedido, pero finalmente opté por no decirle nada, de seguro si a él le hubiera sucedido algo así, tampoco por consideración hacía mí me lo diría.
Desde luego que le di mi teléfono a la amable anfitriona, y cuando como al mes me llamó, no dudé ni por un instante en ir a la reunión, solo que en lugar de ser en un apartamento fue en una casa de campo.
Excelente relato! muy bien llevado y excelente narrativa, saludos!
Gracias.
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