Primero mi mujer, luego la tuya
Fran se sacó la polla y ella se excitó mucho al ver cómo se pajeaba mientras su amigo la follaba duro. Me apretó fuerte con sus rodillas y supe que se iba a correr..
Mi mujer y yo estábamos en la cocina terminando de preparar el picoteo a la espera de que llegara Fran. Fran y su mujer, Esther, eran amigos nuestros desde la facultad. Esther estaba de viaje de trabajo, así que decidí invitar a Fran a cenar para que no pasara solo el sábado por la noche.
Sonó el timbre y al abrir la puerta lo primero que vi delante de mi cara fue una botella de vino tinto y tras ella la cara sonriente de Fran.
-Pasa, anda. Ya sabes que no tenías que traer nada.
-Lo sé- Respondió pasando mientras me daba una palmada en el hombro.- Pero ya sabes que voy por libre.
Entró a la cocina y saludó a mi mujer dándole dos besos.
-Caramba, Lucía, estás impresionante. – Le dijo mirándola de arriba abajo.
Mi mujer vestía una camiseta blanca, sin sujetador debajo y una minifalda.
-Gracias, Fran. Una que se cuida un poco. – Sonrió y continuó cortando el pan en finas rebanadas.
Fran y yo nos fuimos al sofá con un par de cervezas y nos pusimos delante del televisor.
– ¿Quieres ver nuestro finde en la montaña? -Le pregunté con sonrisa picarona.
-Ah, bueno. Así hacemos tiempo hasta que empiece el partido.
Saqué el móvil y envié el contenido al televisor. El reproductor de vídeo comenzó a emitir. Salió un primer plano de la cara de mi mujer durmiendo de lado. La cámara continuó recorriendo su cuerpo desnudo. Fran se sorprendió al ver aquello y me miró con sorpresa.
-Calla, calla, ya verás. – Le dije sonriendo.
La cámara se detuvo en su culo desnudo para finalizar el recorrido en sus pies pasando por sus largas piernas. Después volvió a subir y se paró en su boca. En la pantalla apareció mi polla masturbándome muy cerca de la boca de mi mujer que seguía durmiendo.
-Ostia…- Dijo Fran atragantándose mientras bebía un trago de cerveza.
Mi mujer pasó al comedor para dejar un plato en la mesa y vio que le estaba enseñando a nuestro amigo el vídeo. Se quedó mirando la pantalla y después dijo dirigiéndose a Fran:
-Tu amigo es un cerdo, ya verás…
-Podrías compartir el vídeo, canalla…-Dijo Fran riendo.
-Ni que se le pase por la cabeza, vamos, le corto los huevos.
Miré a Fran y le dije que sí, que no bromeaba.
-Mira, mira…mira ahora…jajaj
Mi polla se acercó a la boca de mi mujer y le solté una gran lechada que le salpicó en el ojo y le llenó los labios de semen. Se despertó sobresaltada y tras varios improperios el vídeo se cortó.
-¡Qué cabrón! Ufff…-Sonrió sin dejar de mirar el televisor.
Mi mujer se dirigió a la cocina y el siguiente vídeo la mostraba a ella tomando el sol en la terraza en topless. Mi mano le acarició los pezones hasta ponerlos duros e hice un primer plano de ellos. Después me senté frente a ella sin dejar de grabarla. Ella se abrió de piernas y comenzó a masturbarse para mí. Sabía que luego aprovecharía ese vídeo para masturbarme más tarde mirándolo. Lucía volvió al comedor para dejar otro plato.
-Ah, que buena paja nos hicimos, ¿verdad? – Se inclinó y me besó. Dejó el plato y volvió a la cocina.
-Escucha, escucha como gime… ufff – Le dije.
Alternaba el plano de ella masturbándose con el mío enfocando mi polla haciendo lo propio. Ella se corrió y se quedó abierta de piernas mientras yo soltaba una lechada que resbalaba por mi mano.
El siguiente clip fue en el baño. Lucía se estaba duchando. El cristal tenía vaho así que su figura tan solo se intuía. Dejé el móvil apoyado en el mármol grabando y la siguiente imagen es la mía entrando en la ducha. Acaricié el cuerpo de mi mujer tomando tiempo en jugar con sus generosas tetas que lamía con pasión. Ella se arrodilló y me chupó la polla. No se veía, pero se intuía muy bien los movimientos, lo cual lo hacía muy morboso. Después la comencé a follar por detrás y sus tetas esta vez sí que se veían bien contra el cristal de la ducha.
Lucía pasó de nuevo a dejar el último plato y tras dejarlo nos miró y preguntó:
-¿Qué, no os vais a hacer una paja?- Miró el paquete de Fran que denotaba que estaba con una tremenda erección.-Porque si no… a comer. Venga apaga eso.
Le hice caso y nos sentamos en la mesa a disfrutar de la cena y el vino. Lucía dejó el postre en el centro de la mesa que ya habíamos despejado de platos. La senté sobre mi regazo y nuestras lenguas se buscaron la una a la otra.
-¿Has visto que pezones más duros, Fran?- Le dije mientras le acariciaba uno por encima de la camiseta.
Lucía me dio un manotazo y la apartó de su teta, pero rápidamente se la metí entre las piernas y dije con sorpresa:
-Anda… ¡Si no llevas bragas! ¡Y estás chorreando!-Mostré los dedos mojados de flujo vaginal a Fran.
Antes de que pudiera levantarse la incliné sobre la mesa y levanté su falda.
-¿Qué haces? Joder, que está Fran delante…
-¿Y qué? Ya te ha visto en pelotas y cómo te follaba…
Sin darle tiempo a decir nada más mi polla se introdujo de un golpe en su coño comenzando a follarla. Fran se sacó la polla y mi mujer se giró a mirarme con enorme sorpresa. Sus ojos casi se le salían de las órbitas ante lo que vio. Fran tenía la polla enorme y gorda, dura como una piedra, digna de un actor porno.
-Ostia, Fran, ¿no te has planteado dedicarte al porno? Triunfarías, chaval.- Seguí dándole más duro a mi mujer que gemía y se relamía mirando aquella enorme polla. Levanté su camiseta y sus pechos quedaron al descubierto.
-No, la verdad es que no.- Respondió mientras se la meneaba.
No tardé en correrme bien agarrado a las anchas caderas de mi zorrita. La saqué y apoyando mi mano en la espalda de mi mujer le indiqué que estuviera quieta.
-Ella todavía no se ha corrido. ¿Quieres tú rematar la faena?
Se levantó raudo de la silla tras un “por supuesto” a lo que mi mujer dijo:
-Eh, eh…que me va a destrozar con ese pollón.
-Tranquila,- respondió él- luego te gustará.
Antes de que se dispusiera a meterla le paré y le dije:
-A ver, la follas, pero a cambio me vas a dejar que otro día me folle a Esther.
Él dudó un instante y dijo:
-Ah, estoy seguro de que a ella le gustará. No veas la de veces que me dice que el día menos pensado me va a poner los cuernos contigo.
-¿En serio te la vas a follar?- Preguntó sorprendida.
-Tan cierto como que él te va a follar ahora.
Lentamente se la metió y a mi mujer se le abrió la boca emitiendo un gemido de dolor que poco a poco fue transformándose en placer.
-¿Ves? Te dije que te gustaría.
Cogió sus tetas y la continuó follando mientras ella gemía cada vez más fuerte. Supe que se iba a correr porque sus gemidos eran cada vez más fuertes y rápidos. Se agarró a los bordes de la mesa y esperó el orgasmo.
-Ah, ah, aaaaah, oooh, mmmm, ufff, aaaaaaaahhh, ¡Me corro, hijo de puta! Ahhhhhhhhhh, dale, dale, joder…aaaaaahhhhh…
Él siguió un poco más hasta que se corrió dentro de ella. Cuando se incorporó cayeron al suelo gotas de semen y un rastro de leche resbaló por sus muslos.
Pasaron los días y Fran me invitó a su casa un viernes por la tarde a tomar una cerveza a su casa. Lucía trabajaba hasta tarde así que acepté la invitación.
Saludé a Esther que estaba en la cocina haciendo la cena y Fran y yo nos sentamos en el sofá.
-Le he dicho a Esther que el otro día tuviste un sueño erótico con ella y te corriste?
-¿Qué?- Pregunté extrañado- Pero es mentira…
-Sí, pero eso ella no lo sabe. Me ha dicho que le contara cómo había sido ese sueño y he ido improvisando sobre la marcha. Se ha puesto súper cachonda. Si vas ahora a la cocina te la follas fijo.
-¿Seguro?
-Seguro
Fui a la cocina con la cerveza en la mano y comencé a hablar con Esther. Me detuve en su vestido escotado, muy escotado. Tal vez Fran la había manoseado las tetas mientras le contaba mi supuesto sueño con ella y no se había percatado de que varios botones estaban abiertos dejando ver parte de sus pechos sin sujetador.
-¿Y Fran?-Preguntó.
-Está al teléfono, cosas del trabajo, creo.
-Ah, pues si es eso tendrá para rato.
-Me ha contado que te ha dicho lo de mi… sueño.- Ella se puso algo nerviosa y ruborizada.-Es un bocas.
-Bueno…es algo que no se puede controlar, ¿no?
-No, supongo, que no. Tampoco puedo controlar esto.
Dejé la cerveza en el mármol la agarré de la cintura y tras darle la vuelta para que me mirara le metí la lengua en la boca abrazándola. Ella quería soltarse, pero no la dejé. Seguí buscando su lengua.
-Fran, está ahí…puede oírnos…
-Pues que oiga.
La agarré del culo apretándolo entre mis manos mientras la besaba con pasión. La apoyé contra la pared, le levanté el vestido, me saqué la polla y tras apartarle el tanga se la metí de un golpe seco. Ella gimió al sentirla toda dentro y me rodeó la cintura con sus piernas mientras me cabalgaba de pie. Sus gemidos eran cada vez más incontenibles y Fran apareció en la puerta.
-¿Pero qué hacéis?-Preguntó tratando de mostrar sorpresa.
-Lo que siempre he deseado.-Le dijo Esther entre gemidos sin dejar de mirarle.
Me metió la lengua en la boca y después miró a Fran sonriendo y gimiendo más fuerte sabiendo que eso le pondría a mil. Fran se sacó la polla y ella se excitó mucho al ver cómo se pajeaba mientras su amigo la follaba duro. Me apretó fuerte con sus rodillas y supe que se iba a correr. Mirando a Fran soltó un gran gemido.
-¡Joder! ¡Me gusta, me gusta! Ohhhhh….MMM mmm… putos, putos… ahhhhhh…
Después se paró un instante y me dijo.
-Espera, te voy a dejar que me folles por un sitio que él tiene prohibido. Ya sabes por qué…- Dijo señalando con la mirada la enorme polla de su marido.
Se inclinó frente a su marido, se levantó el vestido mostrando su culo carnoso, se separó los cachetes y me mostró por dónde debía meterla. Me acerqué y Fran dijo:
-Espera, espera…déjame ver cómo se la metes.
Cuando se acercó vio cómo mi polla se metía lentamente por el agujero del culo de su mujer hasta tenerla toda entera dentro. Él se puso como loco de excitación y comenzó a pajearse más rápido.
-Puta…eres una puta… ¿Te gusta cómo lo hace, zorra?- Le preguntó mientras la azotaba el culo.
Sus gemidos de puta eran su respuesta y él eyaculó sobre su culo. La leche se derramaba por su cachete izquierdo y parte caía por la raja del culo tocando mi polla. No me importó. Seguí follándola y aproveché para recoger la leche con la punta de mi polla y metérsela por el culo. Estaba disfrutando de lo lindo sintiendo mi polla entrar y salir de su culo, incluso me pedía que le diera más fuerte, cosa que hice mientras ella se masturbaba para conseguir otro orgasmo. Miré a Fran que seguía observando con atención cómo la follaba duro.
-Me voy a correr en su culo, Fran…. Ohhhh…hija puta…qué zorra…mmmm…..puta, putaaaaa….aaaaaaahhh…
Le di un último golpe seco hasta los huevos y luego la saqué. Me apoyé en el hombro de Fran y le dije:
-Joder, qué zorra…esto hay que repetirlo, amigo.
Al llegar a casa Lucía ya dormía. Por la mañana mientras desayunábamos le conté que lo que había sucedido en casa de Fran y Esther. Ella me pidió que se lo contara mientras la follaba y que le hiciera lo mismo que le había hecho a ella. Obviamente la obedecí y así lo hice.
Me gusta cumplir ese tipo de órdenes.
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