Quiero incursionar a mi mujer al mundo swinger
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como recordaran todo comenzó aquella noche de nuestro aniversario cuando animados por los efectos del alcohol nos prometimos hacer realidad tan alocadas fantasías. Y fue así como seis meses después de aquella promesa, mi mujer tendría la oportunidad de tener un encuentro sexual con otro hombre, claro con la debida precaución y la plena conciencia que todo seria únicamente por sexo.
Una noche cuando llegue de la oficina, conversando en la recamara me platicó que días atrás había sorprendido varias veces como un tipo que se ejercita en el mismo parque, la miraba de manera lujuriosa mientras hacia sus ejercicios de calentamiento, que sentía su mirada cada vez que se agachaba y que por alguna extraña razón eso la había excitado mucho, así que lo único que se me ocurrió decirle al respecto fue – quizás y él sea quien haga realidad tu fantasía; – y aunque en ese instante ella no me contesto nada, sabia que no le había disgustado la idea ya que empezó a vestirse con ropa cada vez mas ajustada cuando salía a hacer ejercicio.
Unas semanas después me confesó que había hecho amistad con el tipo y que incluso en ocasiones hacían la caminata juntos mientras conversaban, que le había platicado que tenía 30 años, que vivía en unos departamentos cercanos a nuestra casa, que era casado, que era contratista y trabajaba en la construcción de un hospital; así que todo apuntaba a que él sería el afortunado que se cogería a mi mujer ya que había logrado un importante punto a su favor, (ganarse la confianza de mi esposa). Yo por mi parte tenia curiosidad por conocer al tipo que había sido objeto de algunas conversaciones entre mi mujer y yo, (incluso en alguna ocasión ya habíamos fantaseado que yo era él mientras me la cogía, situación que la había calentado bastante). Semanas después de aquella conversación le pedí a mi esposa que lo invitara a cenar a la casa para conocerlo mejor y si me inspiraba confianza tendría mi aprobación a que fuera el afortunado que le cumpliera su fantasía.
Así que preparamos todo para que esa noche fuera una velada inolvidable, como todos los viernes llevaría a los niños a dormir a casa de los abuelos mientras mi mujer preparaba la mesa para recibir a nuestros invitados, recuerdo muy bien la ropa que usaba mi mujer ese día, tacones altos, una blusa negra con blanco a rayas algo ajustada que llegaba hasta la mitad de sus ricas nalgas y unos mallones negros de licra que transparentaban el triangulito de una diminuta tanga.
Eran alrededor de las 9 de la noche cuando llegaron nuestros invitados, a quienes les describiré como una pareja joven y bien parecida, Él de complexión delgada pero atlético, Ella de mediana altura, delgada, abdomen ligeramente pronunciado a causa de su embarazo, y un par de tetas divinas, de muy buen tamaño que no pude evitar mirar al momento de saludarla ayudado por el sexi escote de su blusa que permitía ver justo lo necesario para causar mi primera erección de la noche.
Mi mujer por su parte no dejaba de coquetear con el contratista, varias veces pude percibir los intercambios de miradas y sonrisas durante la cena mientras conversábamos, además de que ella se paraba constantemente de la mesa únicamente para mostrar la provocativa transparencia de su tanga a nuestro amigo quien no desaprovechaba la oportunidad para comérsela con la mirada; pero el punto cumbre de la noche fue cuando pidió permiso de pasar al baño y mi esposa muy amablemente se ofreció a mostrarle donde se encontraba fue entonces que vi como le agarró el culo a mi mujer cosa que debo confesar al principio me causó algo de enojo ya que por lo visto no sería esa noche la primera vez que mi mujer tendría esos roces, a pesar de que sabia que yo estaba dispuesto a complacerla. Por su parte la esposa de nuestro amigo también descubrió el coqueteo de mi mujer con su marido empezó a incomodarse ante la situación, y argumentando que se sentía algo cansada porque ya era muy tarde comenzó a despedirse.
Pensé que los planes se venían abajo ante la inminente molestia de su esposa, fue entonces que se me ocurrió pedirle si podría esperarse unos minutos más ya que necesitaba que me diera su opinión para hacer una remodelación a la casa, a lo que él respondió – si no les molesta, solo llevo a mi mujer a descansar a la casa y regreso con ustedes, – algo que cayó como anillo al dedo para que nuestros planes se llevaran a cabo.
Habían pasado ya más de 15 minutos y pensé que se había arrepentido o quizás había tenido conflictos con su esposa y no regresaría cuando se escucho sonar el timbre, inmediatamente me escondí en la cocina mientras mi esposa se disponía a abrir la puerta, efectivamente era la persona a quien esperábamos, él le pregunto a mi mujer donde me encontraba, a lo que ella respondió que había tenido que salir por un problemita, pero esperaba no tardara en regresar, Lo invito a pasar a esperarme y mientras se dirigían a la sala él le pregunto que tipo de p´roblema tenia.
Mi mujer con un tono más seductor le dijo, – Tengo una mejor idea, que te parece si mejor nos tomamos una copa para esperarlo y el te platique. – y acercándose hacia él seductoramente, yo por mi parte escondido a un lado de la barra de la cocina podía ver el espectáculo que le hacia mi mujer sin que él se diera cuenta de mi presencia. Por un momento él se quedo estático afirmando que yo podría llegar en cualquier momento a lo que ella respondió – No te preocupes que mínimo tardara cuando menos una hora en llegar, ¿o acaso no era esto lo que deseabas desde que llegaste a cenar con tu esposa? Vi la manera en que me mirabas cada que me levantaba de la mesa y luego cuando te acompañé al baño me tocaste las nalgas diciéndome que me veía muy bien con estas mallas, y ahora que estamos solos y tenemos la oportunidad de hacerlo ¿te estas arrepintiendo? – Fue entonces que él la sujetó de la cintura y comenzó a mamarle sus tetas desesperadamente, hasta donde yo estaba se escuchaba claramente el sonido de sus labios chupándole las tetas mientras ella se retorcía y le decía, – Así papi, chúpamelas, me las chupas bien rico mira como me las pones, chúpalas más. – Él atendía los deseos de mi mujer mientras deslizaba la mano de su cintura hasta su intimidad, pude notar como ella se estremeció cuando el comenzó a penetrar su rica y húmeda rajadita con los dedos, mientras le confesaba a mi mujer que la deseaba desde aquel día en que lo descubrió admirándola mientras ella se ejercitaba.
Ella le confesó que también se había excitado mucho en esa ocasión cuando notó su mirada lujuriosa y que desde entonces había fantaseado con la idea de que él se la cogiera bien sabroso. Y entre agasajo y plática ella se ponía cada vez más caliente y mojada, meneaba sus caderas dando círculos disfrutando los dedos de ese tipo adentro de su panochita, después de unos minutos ella dio unos pasos hacia atrás alejándose de él, se quitó los mallones, se dio la media vuelta y comenzó a empinarse mostrándole su hermosas nalgas únicamente cubierta por su diminuta tanga diciéndole – ¿recuerdas la primera vez que me viste en esta posición? – decía mientras movia sus hermosas nalgas, acercándoselas al rostro para que la oliera, luego él contestó – por supuesto, fue el primer día que te vi en el parque ejercitándote, y no olvido aun que ricas se te veían tus nalgas cada que te agachabas, – ella se inclinó quedando de rodillas justo enfrente a su verga le desabrocho el pantalón y sacándole su miembro comenzó a lamerlo como si fuera un exquisito dulce, añadiendo: – “hoy te voy a dar la mejor mamada que nadie te haya hecho, quiero beberme tu leche” – y solo unos minutos después no pudo contenerse y descargó su semen en la boca de mi mujer, él trato de disculparse pero ella solo siguió disfrutando su juguete hasta reanimarlo nuevamente, para después hacer su tanguita de lado y montársele encima,
– “Ahora me toca disfrutar a mi, quiero sentir tu verga adentro de mi” – exclamó jadeando mientras se ensartaba sola en el miembro grueso grande y duro de su amante, sus movimientos de cadera eran cada vez mas rápidos parecía que estaba a punto de llegar al éxtasis, lanzaba unos gemidos tan ricos que sentí que me vendría de tan solo escuchar los gemidos de placer que lanzaba mi mujer, yo desde mi guarida me estaba masturbando sin perder detalle de lo que estaba sucediendo, por un instante pensé en salir y penetrarla por el culo mientras el se la cogía por su panochita pero quizás eso hubiera arruinado el momento así que me contuve conformándome con tan solo observar; minutos después mi mujer soltabas sus ricos jugos en la verga de su amigo dejándole su exquisito aroma, lo supuse ya que ella soltó un breve gemido conteniendo la voz para no gritar, y la expresión de placer en su rostro después de un orgasmo la conozco perfectamente.
Creí que ya todo había concluido ya que el tipo se veía exhausto ante la fogosidad de mi mujer, pero ella aun tenía mucha energía por descargar así que se arrodilló en la alfombra e inclinando su cuerpo hacia enfrente le ofreció el culo ¡él se quedo mudo al verla en esa posición! ¡Como rechazar un regalo de esa magnitud! Agarró aire y sacando fuerzas de flaqueza comenzó a penetrarla despacio por el culo preparándolo para darle la embestida final, ella gemía con mas intensidad pidiéndole que se la metiera cada vez mas duro – ¡aahhh, sssíiiii, máaaassss, dame duro, más duro papi, métemelo todo aah! – gritaba ella, hasta que él derramo su leche en el culo de mi mujer.
Instantes después el tipo tomó su ropa, comenzó a vestirse agradeciendo a mi mujer por tan placentero encuentro preguntando si lo volverían a repetir, – ¡No papacito!, esta fue la única ocasión, la pasamos muy rico pero ya no habrá próxima vez, ambos tenemos familia y esto solo fue para saciar las ganas que nos teníamos tu y yo, será mejor que quede como un sabroso recuerdo, ese será nuestro secreto. – respondió ella mientras lo acompañaba semidesnuda hasta la puerta de la casa. Al cerrar la puerta yo la esperaba sentado en la sala, se encamino hacia mí con una sonrisa y me abrazo – ¡Gracias por permitirme hacer realidad mi fantasía! – me dijo, – ¿lo disfrutaste mucho? – pregunté al tiempo que veía su rostro de satisfacción; – sí lo disfruté bastante y quiero recompensarte por eso; – me contestó para después arrodillarse enfrente de mí, sacar mi verga y comenzar a mamarla lentamente hasta hacer que me corriera en su boca, relamió sus labios y se trago toda mi leche y con una sonrisa picaresca sin decir una sola palabra se levantó, subió las escaleras y se dirigió al baño de la recamara para ducharse.
La verdad es que mi mujer había cambiado mucho desde nuestro aniversario, se había vuelto más coqueta y desinhibida y eso me excitaba bastante, se estaba redescubriendo sexualmente cosa que daría a nuestra relación un segundo aire….
Estas son fotos que le tomé a mi mujer ese día mientras se preparaba para recibir a nuestras visitas así estuvo vestida esa noche presumiendo sus hermosas nalgas
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