Rosy la mejor
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En el 2010, conoci a Rosy era la secretaria de una empresa internacional que ofrecia consultorías a profesionales como yo.
La vi con su traje tipo sastre (común en las secretarias), ella era delgadisima, debía pesar unas 90 libras, ojos verdes muy llamativos, debido a su tez trigueña, con unas tetas muy buenas para su fisico delgado. Rosy medirá 1.55 mt, la edad nunca la supe.
Desde el inicio hubo química entre los dos. Luego de eso, como debía comunicarme con mi contratante, con Rosy entablabamos conversación que cada vez eran más largas, ella era muy sonriente. Me comentó que estudiaba en la universidad, era soltera y algunos de sus gustos. Cierto día que debía hacer un reporte de avances del proyecto, me tocó dormir en la misma ciudad, como ya estaba muy emocionado con Rosy la invité a cenar esa noche, al principio pensé que no aceptaría, pero casi al instante aceptó mi invitación. Quedamos a cierta hora y en cierto lugar.
Cuando pasé a recoger como quedamos. La vi venir al auto, llevaba zapatos de tacón tipo aguja, media y una mini exquisita, sus piernas son delgadas, pero se veían muy sabrosas con medias, una blusa generosa, podía verle parte de sus lindas tetas. Cenamos de lo más agradable, yo no quería que se terminara, estaba muy a gusto con ella. Luego me comentó que no era de la ciudad, sino de un pueblo vecino, y que alquilaba una pequeña casa, vivía con otra amiga, pero cabalmente ese día su compañera no estaba, asi que cuando me estacioné en frente de su casa para dejarla, me decidí y cuando la despedí le di un beso en su boquita, ella sonrió y se puso rojita, un nuevo beso apareció ahora por parte de ella, este fue de lenguita incluida. Luego de me dijo si quería pasar adelante un ratito. No fue dificil aceptar.
Me senté en el sofá de un pequeña sala de estar, ella me ofreció algo de tomar, pero solo tenía cerveza, para no parecer desatento acepté y nos sentamos en el sofa. Fue cuestión de minutos para volver a besarnos, por la talla y su delgadez, Rosy parecía una adolescente de 15 o 16 años. Los besos se fueron poniendo intensos, le fui bajando un lado de la blusa y al mismo tiempo su sostén, vi uno de sus pezones, eran muy carnosos, largos y duritos. Lo que nunca imaginé fue que con esa simple mamada de tetas, Rosy se pusó a mil, enloqueció literalmente, se retorcía, cerraba los ojos y gemía, metió su mano en mis pantalones, sujetó mi verga y me pajeaba rico, luego la sacó del pantalón y sin chistar, comenzó a chuparmela, su boquita se abría totalmente para albergar mi verga, la lamía de arriba a abajo, me mamaba el glande, y siempre me regalaba una sonrisa con sus lindos ojos verdes.
Me recosté en el sofá, poniendome comodo. Dejé que ella diera todo lo que tenia para mamar. Me fue bajando el pantalón hasta quitarmelo totalmente, luego mis calzoncillos, luego siguió mamando, me comió los guevos como quiso, usaba su boca como vagina metiendo y sacando mi verga. Luego de darme un lujo de chupada de verga, se montó sobre mi y de nuevo comenzamos a besarnos intensamente, le quité la blusa y el sostén, y fui chupando teta por teta, pezón por pezón, lo cual yo veía que la excitaba mucho, mientras se las mamaba mis manos no dejaban de tocar sus nalgas sobre sus medias y su braga, metí mis manos para palpar la carne de sus nalgas, eran durisimas. Nuestras respiraciones aumentaban cada vez mas igual que nuestro calor interno. -Llévame a la cama!- me dijo casi al oido Rosy. Yo no sabía donde era, pero ella me fue guiando, era una habitación pequeña.
La acosté, le fui quitando los zapatos, luego las medias, me quedé con sus pies en las manos y los fui besando, chupé cada dedito, que por cierto eran pequeñisimos, con los labios, lamí entre sus deditos y metí al final todos sus deditos en mi boca para chuparlos, Rosy gemía desesperadamente. Nunca había estado con una mujer tan caliente. Luego de comerle los pies, fui sacando su braguita y la dejé completamente desnuda, su cuquita era pequeña como ella, casi depilada, con labios vaginales pequeños, parecía como dije una chica de 15, fui besándola desde sus pantorillas hasta llegar a su rajita. Besé su pubis, luego bajé y abriendole sus piernitas delicadamente, ella cerró sus ojitos, y me sumergí en su cuquita, comencé a chuparla con tanto deseo, como ya se me había olvidado hacerlo. Mis chupadas eran tan intensas y profundas que ella me tomó del cabello con ambas manitas, yo podía sentir como sus fluidos amargos bajaban por su vagina y se enredaban en mi lengua.
Puse mis manos debajo de sus pequeñas nalgas y la levanté para tener a tiro su culito moreno arrugadito, le pasé la lengua varias veces en su orto y oí como corría Rosy y gritaba -que rico!!- queé riiicoo!!-, todo eso me estimulaba a mi para seguirle dando lengua a su culito delicioso.
Luego de eso, me senté siempre entre sus piernas, tomé mi verga con una mano y la froté contra su rajita, la cantidad de saliva y fuidos vaginales era grosera, pero eso ayudaría mucho a penetrar esa chuchita tan estrechita, puse mi verga en la entrada de su vagina y fui empujando, ella instintivamente se prendió de mis muslos, empujé y mi verga abrió su vagina, ella gritó y seguí empujandola, mi verga fue metiendose en su pequeña cavidad, cuando le había metido la mitad, comencé a bombearsela adentro y afuera, metiendo más de lo que sacaba, fue asi que por fin le logré meter casi toda mi verga, luego me fui colocando encima, ella me fue sujetando con sus piernas los costados, hasta quedar bien sujetados. Luego busqué sus labios y nos besamos mientras yo empezaba a culearla.
El ritmo de la culeada fue tomando rapidez e intensidad, Rosy soltaba mis labios para gemir a placer y hacerme ver que la estaba pasando muy bien. Luego nos dimos vuelta sin zafar nuestros sexos y quedamos ahora yo abajo y ella arriba, y Rosy comenzó a cabalgarme bien delicioso, su pequeño cuerpo se movía como una jinete. Yo podía sentir como mi verga se apretaba contra su pelvis y me daba un exquisito placer que no había sentido antes. Sus propios movimientos llevaron a Rosy a correrse de nuevo, otra vez. Yo ya estaba por estarllar, su vagina me apretaba tanto que no podría haber resistido más, apenas tuve tiempo para preguntarle si se controlaba, ella me dijo que si, asi que con confianza, eyaculé con grandes latigazos dentro de su rajita, fue tanta leche la que le eché que apenas le saqué la verga salió un chorro de liquido blancuzco, mi semen de su cuquita.
Yo me acosté, según yo para descansar, pero Rosy tenía aún ganas. Me tomó la verga llena de mi semen fresco, y comenzó a lamerla y chuparla, me la limpió todita, lo hizo tan bien que mi verga no perdió firmeza, ella se colocó de modo que quedamos en una 69, yo podía verle su rajita bien abierta por mi verga, tenía los labios colorados y se podía ver unos dos centimetros hacia adentro de su vagina, pero estaba aún con gotas de mi semen, lo cual me causó un poco de repulsión, asi que en vez de chuparle su chuchita, me puse la chuparle y lamerle su ano redondito, a ella le gustó el tratamiento y me decía muy excitada -te gusta mi culito mi amor?- te gusta chuparmelo?- uuy que rico!!-
Ya con la verga bien parada de nuevo, la coloque al estilo perruno y se la dejé ir hasta el final, luego me puse a culearla, Rosy pedía más y más, estaba de verdad gozando como una perrita. Yo le dedeaba el culo, metiendole al principio la yema de los dedos, pero al poco rato se tragaba su culito uno o dos dedos enteros, bien hubiera podido joderle el ano en ese momento, pero me pareció que ya era mucho para la primera cita. Me la cogí duro hasta que le volví a rellenar de leche toda su cuquita.
Nos quedamos descansando, pero la insaciable de Rosy me besaba la boca, la tetillas, y aveces bajaba para chuparme la verga unos segundos. Como ya era casi la media noche, me dijo que por qué no me quedaba a dormir con ella y me iba temprano, me pareció adecuado, vimos la televisión un rato luego solo con ropa interior, nos acostamos, nos pusimos de lado abrazados, mi verga pegada a su pequeño trasero, ella empezó a frotarse contra mi verga y se me fue parando de nuevo, le bajé su braguita y yo mi calzoncillos, ahora froté mi verga contra su chuchita, se sentía tan rico que unos minutos más y mi verga entró en su rajita, se la pistonie unos minutos hasta que estalló dentro de su rajita, para ese momento solo un chorrito pequeño de semen me salió, dejé mi verga adentro de su vagina hasta que se fue poniendo suave y salió de su hoyito mojado.
Me seguí cogiendo a Rosy por varios meses, cada vez que tenía que entregar un informe, me inventaba algo para decirle a mi mujer que tenía que quedarme en esa ciudad. Y me la cogía toda la noche, a ella le encanta coger y lo goza. Todavía nos escribimos, y ella intenta conseguir otro proyecto para mi para seguirnos viendo más frecuentemente.
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