Saber que era policía, casado, deportista y con un cuerpazo delicioso me hizo buscar la manera de comermelo
Un detective de la policía que encontré en las paginas de anuncio me calienta tanto que levanto su curiosidad.
«Hombre casado de 31 busca amiga o amigo para diversión». Leí el anuncio con interés, estaba de paso por una ciudad del interior de mi país y buscaba alguien que fuera interesante y arrecho a la vez. Escribi y me contestó J., Luego de varios minutos intercambiamos fotos. Yo tengo casi 50 años, serio, blanco y algo gordito, buena pinga y mejores nalgas. Mido 1.75 y soy velludo en l as piernas y ademas tengo un fetiche por los buenos culitos.
Me puse de acuerdo con él y nos encontramos en su hora de almuerzo. Un chico agarradito, musculoso, cabello negro corto, lacio, labios gruesos y si acaso mediría 1.65. Sin embargo estaba vestido con un jeans que le quedaba super ajustado, marcándole las nalgas bien paradas y delineadas. Usaba una camisa azul oscura de mangas largas, entallada, resaltando sus brazos y sus pectorales. Parece que hubo click instanáneo, nos dirigimos al hotel a balazo.
Cuando llegamos nos fuimos quitando la ropa rápidamente, nos metimos al baño. Tal como lo imaginé, su culo era duro, nalgas de gimnasio, piernas torneadas, pectorales duros con un tatuaje pequeño en cada uno ( los nombres de sus hijas), brazos duros, nada exagerado para alquien de tan baja estatura. Lo llevé a la cama y comence a mamarle la verga, nada enorme, nada gorda, eso si, dura como u na piedra. Me pude meter toda la pinga en mi boca, me llegó hasta las amígdalas. Le sobaba los huevos mientras engullía ese pico duro. Se rasuraba todo, ni siquiera en sus sobacos tenia vellos. Lo fui babeando por todas partes, adorando cada pedacito de ese es machito caliente.
Le pedi permiso para lamerle el ojete. Como no me dijo nada, pase a lamerle el culo con todas las ganitas que tenia,. Ese man se retorcia, se le pusieron los ojos en blanco y abria las patas para que yo siguiera con mi lengueteo. Nunca nadie le habia mojado ese huequito con baba tibia. Subía de su culito a sus huevos y luego a la verga, abriendole las nalgas musculosas con las manos.
Solo de verlo me arrechaba, como se meneaba y se dejaba llevar por el placer recién descubierto, Me imaginaba a su mujer viendolo, como gozaba con otro hombre,
Inmediatamente J, se me puso encima y comenzó a rozarme la verga por mis nalgas blancas y grandotas. Se iba a poner un condón y como que lo penso un momento, se puso lubricante y me zampó el huevo de un solo golpe y comenzó ese meteysaca sin parar, mordiendome los hombros mientras bombeaba mi culo con desesperacion, Lo mejor fue cuando senti que se tensaba y me echaba toda la leche bien profundamente en el culo, Yo me meneaba y le decia » rellenamelo, que quiero que tu leche me chorree cuando me vaya».
Uff, ese fue un polvo que no se me va a olvidar nunca.
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