Sacerdotisas del dolor: Camino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Porky.
¡Hola! Soy la dulce e inocente Marina. ¿No os creeis lo de dulce e inocente? Pues haceis bien, porque bajo mi apariencia tierna y aniñada, se esconde un fuego diabolico que forja millones de perversiones.
Hace poco unos viejos amigos han solicitado mi ayuda para escarmentar a una exnovia que es compañera y amiga mia. ¿Les ayudo? ¡Por supuesto que si! Nada me resulta mas excitante que mortificar y someter a mi desviada imaginacion a aquellos que me aprecian.
Primero debo maquinar un plan, una estrategia. Es necesario conducir a nuestra preciosa presa a la trampa. Y una vez alli… ¡clap! El cepo se cerrara y quedara completamente a merced de los sadicos instintos vengativos de mis amigos Lorena y Cesar. Asistire como espectadora de lujo al suplicio de Camino.
Pero, ¿como seducirla? No se me ocurre nada. Sera mejor que improvise algo cuanto antes.
"A la mañana siguiente…"
¡Camino! Buenos dias, preciosa. –
Buenos dias, Marina, ¿por que estas tan contenta? –
Si tu supieras… ¡je, je!
¿No te apetece un bollo antes de empezar a currar hoy? –
Mmmmm… ¿es de los bollos que me imagino? –
Si, de esos de cabello de angel y crema pastelera dentro. –
Menos mal que Camino es casi bisexual. Si no, esta parte hubiera sido mucho mas complicada… Como habreis podido imaginar me la lleve al servicio y alli nos hicimos un cunninlingus la una a la otra. Siempre resulta grato, pero en aquella ocasion, el morbo de tener entre mis muslos a mi futura esclava, me puso a mil.
Necesito descansar un momento. –
De eso nada, sigue lamiendo. –
No permiti que apartase sus labios de los mios (aunque mas intimos) hasta que no tuve por lo menos dos serie de orgasmos.
No te puedes quejar, ¿eh? –
Has estado fantastica. Lo que lamento es que tu solo hayas conseguido uno. –
Eso puedes compensarmelo… esta tarde. –
Oi los estertores de una trucha al elevarse por encima del rio, atravesada su boca y casi su cabeza por un anzuelo. ¡Habia picado!
Llame a Lorena, excitadisima. Todo iba a salir de rechupete, lo presentia.
Ya esta lista. Esta tarde. Dime tu donde quieres el "paquete" –
En la tienda de mi hermano. Tiene un sotano que podemos utilizar. –
Perfecto, dame la direccion…. Vale, ¿a las cinco te parece bien? … Estupendo. ¡Ciao! –
Me frote las manos de pura satisfaccion. Merezco ganar el premio Nobel a la mujer mas maquiavelica.
Camino ignoraba todo lo que le aguardaba a partir de aquella tarde. Un infierno, desde luego. Paseamos un rato por su barrio hasta que me decidi.
¿Confias en mi? –
Si, ¿por? –
Te voy a llevar a un sitio especial. –
Subimos a mi coche y lo eche a andar.
Para entrar en ese sitio debes ponerte lo que hay en la bolsa. –
Me referia a un saquito de tela donde habia guardado algunos "utiles" de dominacion. Camino lo abrio y empezo a sacarlos: un collar de clavos, unas esposas, una venda y casi tres metros de cuerda.
Vaya… –
Pare el coche en una esquina poco transitada y le ayude a ponerse los objetos. Cuando termine, estaba lo suficientemente inmovilizada como para hacerle todo lo que quisiera.
¿Excitada? –
¡Mucho! – contesto, un poco nerviosa.
Volvi a arrancar el coche. Por el retrovisor podia controlarla en todo momento. Verla atada y con los ojos vendados me provocaba placenteras sensaciones de poder.
¿Que tal vas? – le pregunte.
Mmmm… – gimio.
Habia medido intencionadamente las dimensiones de la cuerda que unia su collar y sus manos para que pudiera masturbarse, aun con las manos esposadas. Lo estaba haciendo.
Ya veo… –
Llegamos al sitio convenido. La ayude a salir del vehiculo. Los tobillos, ligados por varias vueltas de cuerda, apenas le permitian moverse a saltitos.
Cangurito. – me burle de ella.
A traves del escaparate vi a Lorena. Llevaba una camara de video. ¡Buena idea! Asi podriamos disfrutar cuando quisieramos al contemplar de nuevo las vejaciones y humillacion de Camino. Filmo como saliamos del auto y cuando entrabamos en la tienda. Habia gente por la calle que nos miro con verdadera sorpresa.
Camino oyo los comentarios de algunos transeuntes y me pregunto, avergonzada.
¿Quien esta ahi? –
Unos amigos. Tranquila. No sabia que iban a aparecer por esta zona. –
¡Que vergüenza! – suspiro.
Rapidamente nos metimos en el local. Mi chica solo oyo la campanilla que pendia encima de la puerta.
Ya estamos. – le comente. – Aqui te voy a tomar. –
Sentia mi aliento calido cerca de su rostro y abrio la boca, timida, para que se la besase. Jugue un momento con las comisuras de los labios, y luego le meti la lengua, invadiendola, haciendome su dueña.
Mmmmm… Besas de miedo. –
Lorena estaba detras de ella, recogiendo nuestro amor con la camara. Le hice señas para que se colocase en mi sitio. Me paso el tomavistas y yo continue grabando. Camino creia que era yo quien la sostenia por los brazos, cuando en realidad era Lorena, la vengativa Lorena.
Ahhhhh… Tienes las manos frias. –
Lorena sonrio y dejo caer su pelo sobre el rostro de la chica. A diferencia de mi, el suyo era liso y moreno. Camino no se dio cuenta de eso, pero si de otro detalle.
Crei que siempre te lavabas con champu de camomila. –
No era tan ingenua como parecia. Durante un instante crei que nos habia descubierto, pero en cuanto Camino volvio a pedir que la besara, mis dudas quedaron disipadas.
Lorena no la beso. En lugar de eso la tomo el cuello con una mano, acariciandolo con el dedo indice. Camino gimio. La otra mano de mi amiga se poso en el estomago y empezo a subir, hacia los pechos. La respiracion de la esclava se hacia mas rapida por momentos. En el momento en que Lorena cogio el pequeño seno, la otra volvio a gemir.
Marina… –
Sin dejar de acariciarla, la condujo por las escaleras hasta el sotano. Yo cerre la puerta en cuanto hubieron pasado. Ya no tenia escapatoria.
En un sillon de piel, completamente desnudo, estaba Cesar. Saludo a la camara cuando lo enfoque y me indico que las llaves del local las dejaba en el cenicero.
Lorena sento a Camino en una silla. Desato durante unos instantes sus muñecas para poder ligarlas enseguida al respaldo del mueble. Si Camino se hubiera quitado entonces la venda de los ojos, podria haber intentado escapar.
Con la victima ya inmovilizada, llego el momento magistral de la revelacion. Lorena clavo inmisericorde su afilado tacon en el muslo de la pobre chica y le quito la venda.
Bienvenida, zorra. –
La sorpresa de Camino fue mayuscula. Busco por toda la habitacion hasta dar conmigo.
¡Hola cariño! – le dije, desde detras de la camara. El zoom me permitio captar en su linda cara todos los rasgos propios de quien no se cree lo que ocurre.
¿Que.. que significa todo esto? –
Lorena empezo a reir. Tenia a la maldita golfa que habia osado acostarse con su esclavo. Le daria su merecido.
Te lo explicare, guarra. ¿Te acuerdas de Cesar? –
El chico se levanto del asiento y se acerco al circulo de luz que proyectaba la unica bombilla de la estancia, justo encima de la cabeza de Camino.
¡Cesar! – exclamo Camino, incredula.
¡A callar hasta que yo te lo conceda! – chillo Lorena, y le cruzo la cara de un bofeton.
Las primeras lagrimas de Camino, a las que siguieron unos diez minutos de gritos de panico inutiles, no me conmovieron en absoluto. Estaba humeda, disfrutando de una nueva y refinada perversion.
No va a venir nadie a rescatarte. – dije cruelmente.
Camino empezo entonces a amenazarnos a todos. Cesar pidio permiso a Lorena para hacerla callar. Lorena consintio y… ¡plas! ¡plas! Sendos golpes dejaron inconsciente a la esclava.
Te has pasado, bruto. – le dije yo.
Se los debia, por seducirme. – contesto Cesar.
Manos a la obra. – apuntillo Lorena.
La hermosa Camino, pequeña, de cabello casi tan rojo como el mio recogido en dos trenzas, padecio dia y noche durante varias semanas, un calvario de tormentos y humillaciones, solo interrumpidos por algunos compromisos de sus amos, es decir, nosotros, yo, Lorena y Cesar, tales como comer o dormir. Nuestra experiencia en la dominacion/sumision consiguio que, pasado ese tiempo, la chica se convirtiese en una complaciente esclava, masoquista hasta la medula, que perdio su voluntad, su identidad y cinco kilos (sufrir adelgaza una barbaridad).
Bien, Camino, buena perra. –
Camino chorrea, a cuatro patas, esperando ser montada otra vez por Cesar, el semental del grupo. Lorena deja que le coma el coño mientras su novio la penetra, y yo, o mas bien la camara, no perdemos detalle de nuestro pequeño microcosmos de perversion.
Bien, la afrenta esta vengada ya. – dijo Lorena, despues de que Cesar vacio sus testiculos de leche en el interior de la esclava. – Ahora, segun lo que convenimos, es toda tuya. –
Me puso en la mano la correa de Camino. Ellos dos se marcharon. Lo ultimo que vi fue a Lorena recogiendo una gota de semen del piercing genital de Cesar. Cerraron despues la puerta del sotano y yo me quede acariciando el pelo de Camino, que suspiraba.
No te preocupes, los volveremos a ver. –
Eso espero, ama. –
Lo has hecho muy bien. La verdad, nunca hubiera creido que resultaras tan complaciente. –
¡Je, je! ¿Verdad que si? – sonrio ella.
Y acunada entre mis brazos se durmio.
Autor: Porky(capizafio80@yahoo.es)
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