Se dio de casualidad 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con Haaifa ahora nos vemos y ya hablamos con más soltura, cuando vamos juntos en el ascensor, nos vamos besando.
«Cuando puedo volver a tú casa?», le pregunté una tarde en la plaza.
«Me duele un poco el ano todavía, es que quiero seguir intentando de a poco que la hagas entrar toda en mi culo», me dijo.
«Y que raro que Farid no te la metió por el culo», dije basado en la confianza que tenemos, «no, dice que es un lugar muy sucio, que hay muchas infecciones», me comentó.
«Para mi no, quiero seguir chupando tu ano y lograr metertela toda por ahí», dije buscando mi perro con la mirada.
«De a poco me la vas a meter toda.
Sabes que me gustaría hacer si tú me dejas?, chuparla.
Pero no te corras en mi boca, cuando lo hizo mi marido, vomite y estuve una samana mal del estómago», me pidió.
«Hagamos una cosa.
Cuando me digas de ir a tú casa, quiero que me esperes desnuda, pero con el pañuelo este que llevas en la cabeza, y me la chupes arrodillada en la entrada de tú casa, que te parece?», le dije sonriendo.
«Vale, te espero desnuda y con el hiyab puesto, pero promete que no te vas a correr en mi boca», me pidio.
«Te lo prometo, pero si no la aguantas en el culo, me quiero correr en tú cara», le dije intentando agarrar su mano.
«Vale, te corres en mi cara pero me saco el hiyab para no ensuciarlo», me dijo sin dejar que le agarre la mano.
Nos fuimos cada uno a su casa, como a los dos.
días de haber hablado en la plaza, la veo venir de dejar a su hijo en el colegio y me toca el telefonillo.
«Cuando escuches que entro en casa, dame diez minutos y ven», me dijo.
Yo estaba nervioso, ansioso de volver a coger a Haaifa y ver si se acordaba de esperarme como le dije.
Esos minutos se me hicieron eternos, cuando toco el timbre, la puerta se abre y cuando entro estaba Haaifa detrás completamente desnuda y con el pañuelo en la cabeza.
La quedé mirando de pies a cabeza, estaba increíble parada, desnuda, sonriente.
Me empezó a besar, desabrochando mi pantalón y dejando que pase mis manos por sus nalgas redondas.
Saco mi pija y se arrodilló frente mío, haciendo que de un fuerte gemido cuando la mete en su boca y la empieza a chupar.
Yo cerré los ojos y gemia de placer agarrando su cabeza con el pañuelo puesto, sintiendo la humedad de su boca, como pasaba su lengua por toda mi pija, como la hacía entrar y salir, como me agarraba las nalgas y se la metía hasta la garganta.
«Así querías que hiciera cariño?», me dijo arrodillada frente mío, dándole besos a mi pija, levantando su cuerpo y pasándola por sus tetas.
«Divina mi amor»,.
le dije haciendo que se ponga en pie y le besé la boca metiendo mi lengua dentro, nos abrazamos pegando bien nuestros cuerpos.
Abrazados y sin dejar de besarnos nos fuimos a su dormitorio.
Ella me esperaba acostada, de piernas abiertas, ofreciéndome su concha mientras me terminaba de desnudar.
Me metí entre sus piernas y le chupaba su concha, su clítoris, levantaba sus piernas y lambia su ojete.
La chupaba con fuerza, con desesperación, quería meter mi lengua en su ano, en su concha.
Haaifa gemia, retorcia su cuerpo, levantaba sus piernas, las abría.
«Follame, follame de una vez, quiero tú polla bien adentro mío», me pedía sin dejar de gemir y retorcer su cuerpo.
El gemido que dio cuando se la metí y la empecé a coger fue tremendo, me agarró de la cabeza y me beso metiendo su lengua en mi boca.
No dejaba de mover sus caderas, yo la besaba, le chupaba las tetas.
«Me corro, me corroooooo», gritó clavando sus uñas en mis brazos y retorciendo su cuerpo entre fuertes ayes de placer.
Sentía su concha tremendamente mojada, estaba tan caliente su concha por dentro, yo me mordia los labios por no acabarme dentro de ella.
«Por atrás, intenta por atrás», me dijo dándose rápido la vuelta, abriendo sus nalgas.
Le volví a chupar el ojete, a lamberlo, dejé caer saliva en su ano, apoyo mi pija y escucho un quejido de dolor cuando se la empecé a meter.
Sentía como se abría su ojete, como se quejaba de dolor, hasta que me pide que se la saque, que le duele mucho.
Le había entrado hasta la mitad, había sangre cuando se la saque, vi su ojete un poco mas abierto y con manchas de sangre.
Haaifa se sacó el pañuelo de la cabeza y haciendo que me baje de la cama, se arrodilló frente mío, dejando que me haga una paja y me acabe en su cara, en sus labios, mi leche caía sobre sus tetas, algunos chorros de leche saltaron a su cabello.
«Probá un poquito mi leche, así de a poco como te la voy metiendo por el culo, probala así algún dia me la tragas toda y no te descompones», le decía pasando mi pija por su cara, por sus labios, notando como los abría un poquito y tocando con su lengua sus labios y mi pija, cerrando la boca y noto como paladea, abrió un poco más su boca y metió la cabeza de mi pija, sentía como la limpiaba con su lengua.
«Por hoy ya está», dijo sacando mi pija de su boca, con su cara llena de leche.
«Vuelvo mañana?», le dije empezando a vestirme.
«No, yo te aviso, deja que se me pase un poco el dolor del ano, y seguimos.
Yo creo que la próxima vez, me va a entrar toda», me dijo Haaifa, pasando la planta de sus pies por mi espalda.
«Hasta otro día, y ya sabes como me tenes que esperar», le dije besano sus labios y me fui.
Nos seguíamos viendo en la plaza.
Me pidió que fuera de su casa no intente tocarla y seguimos hablando, siempre en torno al sexo, «Eduardo, por que me sangro el ano?», me dijo.
«Es que con lo que te metí, te empecé a romper el ano, por eso te sangro, y cuando te la meta toda, vas a tener roto el ano», le dije mirando sus ojos color café oscuros, hermosos, rasgados.
«Espero que me guste por atrás, pero por lo menos lo intenté», me dijo y nos fuimos cada uno a su casa.
Pasó como una semana que Haaifa no me llamaba ni iba a la plaza.
Cerca de casa hay una verduleria de moros.
Donde accidentalmente encontré a Haaifa, nos saludamos y nos fuimos juntos.
«Que pasó que desapareciste?», le dije caminando los dos para casa.
«Es que Farid tuvo unos días de vacaciones», me dijo, «ya mañana empieza de nuevo, así que mañana nos vemos», dijo y seguimos caminando.
A la mañana siguiente yo estaba a la expectativa de Haaifa, hasta que escucho que entra en su casa, le di unos minutos y fui.
Verla esperándome desnuda, sonriente, «como te extrañé», me dijo besando mi boca, abrazandome fuerte, desabrochando mi pantalón, nerviosa, apurada, arrodillandose frente mio, y haciendo que dé un fuerte gemido al sentir como Haaifa me empezó a chupar la pija.
«Como te extrañé», decía besando y lambiendo mi pija, chupando fuerte, metiéndola hasta su garganta.
«Vamos a la cama», le dije, haciendo que deje de chuparla y poniéndose en pie, nos fuimos besando, abrazados, le metí los dedos en la concha, empapada, caliente.
Le empecé a chupar su concha mojada, peluda, hasta que sin poder evitarlo, gritó y empezó a acabarse en mi boca.
Era la primera vez que Haaifa se acababa en mi boca, gemia, se retorcia, daba unos tremendos ayes de placer, me tiraba de los pelos, yo no paraba de lamer su clítoris, de chuparle fuerte la concha.
«Por el culo, por el culo», gritó dándose la vuelta, abriendo sus nalgas, su ojete redondo, se notaba abierto, ese ojete me vuelve loco, me encanta chuparle el ojete a Haaifa, lamerlo, besarlo, pasar mi cara por sus nalgas abiertas, olerlo.
Me acomodo sobre ella, apoyo mi pija y se la empiezo a meter.
«Sacala, sacala que me.
duele», me decía.
«No, aguanta que ya casi te entro toda», le dije dando un empujón más y escucho el gemido de dolor de Haaifa cuando se la meti toda.
«Relajate mi amor, ya la tenes toda adentro», le dije besando y mordiendo su nuca.
Estaba quieto, sin moverme, me pija estaba toda dentro de la cola de la mora.
«La voy a sacar así cambias de posición y te sigo cogiendo la cola»,.
le dije bien pegado a su cuerpo, sacando mi pija bien despacio.
«Haaaaaaa», dijo cuando le saqué la pija de la cola.
Su ano, mi pija, sucios de sangre.
La puse boca arriba, levantando bien sus piernas, me acomodo y mientras la volvía a meter despacio en su cola, pasaba mi dedo por su clitoris, pasando mi lengua por la planta de uno de sus pies.
«Me haz roto el culo?», me preguntó entre gemidos.
«Sí mi amor, te rompí el culo», dije acariciando su concha, chupando uno de sus pies.
No me moví hasta que note como se relajaba.
Ya no eran gemidos de dolor, cambio el gesto de su cara.
«Sí, sí cariño, sí, me gusta, me gusta que me folles el culo», gritaba Haaifa mientras sacaba y metia mi pija de su ojete, mi dedo le acariciaba el clítoris, pasaba mi lengua por entre los dedos de sus pies.
Ella sola se acariciaba sus tetas, las agarraba y pasaba su lengua por sus pezones.
«No pares cariño, no pares que estoy llegando de nuevo», grito, apretando mi pija con su ano, metiendo su pie en mi boca, gritando, retorciendo su cuerpo,.
dando unos tremendos jadeos de placer.
Sin dejar de acariciar su concha y chupar su pie, le metí la pija dentro de su cola tan adentro como pude y me empecé a acabar como una bestia, gimiendo, mordiendo su pie, metiendo mi dedo dentro de su concha.
Fue tremendo, una locura como me movia sin poder detenerme, sentía los chorros de leche salir de mi pija y llenar sus intestinos.
No podíamos dejar de gritar de placer los dos.
«Cariño, sacala cariño que me hago caca», me empezó a gritar.
Fue tan intenso que era como que no podía reaccionar, hasta que Haaifa me empuja con su pie y salió corriendo al baño.
Yo entré con paso inseguro a ducharme ya que lo necesitaba.
«Cariño, me haz roto el culo, ahora tienes que acostumbrarme a tolerar la leche en la boca», me dijo sentada en el inodoro mientras yo me duchaba.
Es lo que yo quiero, ser el amante de Haaifa.
Me encanta esa mora.
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