SECRETOS DE MUJER
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por dulces.placeres.
SECRETOS DE MUJER
La historia oficial dice que estoy por cumplir diez años de casada, que tengo tres hijos, un varón de más de nueve y dos niñas de seis y cinco años.
Eso es todo lo que saben de mí, incluso mi esposo.
El también cree que en nuestra noche de bodas le regalé la virginidad de mi cola, como se lo había prometido, también cree que fue el único hombre con el que tuve relaciones, pero verán, la verdad es que tengo un secreto de mujer, un secreto que solo yo sé y que pienso llevarme a la tumba.
Yo siempre fui la pacata del grupo, la más introvertida, la más prejuiciosa, tal vez por ser la más gordita, cosa que me avergonzaba y me deprimía.
Los chicos siempre se burlaban de mi aspecto y cuando íbamos a bailar generalmente me quedaba a la espera, solo cuando estaban ‘desesperados’ me sacaban a bailar y a veces solo lo hacían ‘apostando’, a ver quién bailaba con la gorda.
Mis amigas siempre fueron buenas amigas, jamás me discriminaron y trataban de que yo tomara con naturalidad la situación.
Tuve algunos novios, pero no me duraban, tal vez porque era demasiado exigente conmigo misma y tenía una tendencia a ponerme en el lugar de víctima.
Con esto quiero decir que toda mi experiencia se resumía solo besos y caricias.
Cuando tenía unos veinticinco, trabajando en un fast food conocí a Braulio, un compañero de trabajo al principio, un amigo después y finalmente mi novio.
Él fue realmente mi primer hombre, con el que tuve mi primer encuentro sexual, con el que supe lo que era una verga, su sabor, ser penetrada y tener un orgasmo.
Él tenía una obsesión por dármela por el culo, cosa que me parecía en principio un tanto desubicado y fuera de lugar, pero probando a solas en casa, metiéndome un dedo, presentía que me iba a gustar, por lo que mi propuesta fue regalárselo en nuestra noche de bodas.
Pusimos fecha al poco tiempo, de hecho estaba súper enamorada.
Las chicas, como no podía ser de otra manera, organizaron mi despedida de soltera, nunca olvidaré ese doce de Agosto, justo el sábado anterior a contraer enlace.
Esa noche las chicas me ridiculizaron un poco, fuimos al departamento de Raquel, soltera, quien vivía sola y me hicieron unas colitas llamativas, me pintarrajearon la cara y me pusieron medias de red con una minifalda súper corta, además inflaron varios preservativos con los que adornaron mi cuerpo.
Luego fuimos a caminar, cenar, con las risas y bromas características de la situación, una noche con muchas charlas de sexo, donde los ocasionales transeúntes festejaban a nuestro paso haciéndose cómplices de la situación
Todo parecía bajo control, comí bien, bebí mejor, destapamos champagne y en un par de veces nos llamaron la atención por los disturbios que provocábamos, tipo dos de la mañana volvíamos al departamento de Raquel, donde pensé que terminaría mi ‘despedida de soltera’.
Lejos estaba de terminar, esto recién empezaba, todo estaba preparado, aunque yo no lo sabía…
Las chicas despejaron la habitación, tomaron una silla y me hicieron sentar, ellas me rodearon, bajaron un poco la luz y un fuerte rock pesado comenzó a sonar, un rubio enorme de unos dos metros apareció en el cuarto, y empezó a bailar al ritmo de la música, con cadencia, sugerente, de pelo súper corto y engominado, de finos ojos verdes y quijada bien cuadrada, las chicas aullaban cuando el pasaba peligrosamente a mi lado, al punto de sentir su olor a macho.
En forma muy excitante dejó caer su camisa al piso, desnudando una espalda impresionante, era un triángulo perfecto, con unos abdominales planchados y unos brazos tan musculosos como el mismo Hércules.
Era hermoso, y los tatuajes que cubrían su piel lo hacían más hermoso todavía, completamente depilado podía seguir con mi vista las líneas de sus músculos.
Cuando sacó su pantalón la platea femenina enloqueció, éramos hembras calientes que solo queríamos ser cogidas, como putas, como perras, apenas tenía un slip negro de raso que ocultaba un prominente paquete, atrás era colaless y marcaba unas nalgas hermosas y perfectas…
Bailaba sugerentemente muy cerca de mi cara, las chicas me animaban a más y noté que las tiras de ese slip tenía unos broches como los que tienen los sostenes en la espalda, con la vista el me invitó a soltarlo y así lo hice, con un poco de pudor, pero con la intriga de una mujer caliente.
Al hacerlo su verga contenida saltó por el costado como un resorte de manera de asustarme, era algo jamás imaginado por mí, una cosa gorda, llena de venas, con una cabeza enorme que crecía liberada ante mis ojos enormes, no soy buena para las medidas, solo sé que era descomunal.
A esa altura de los acontecimientos las chicas parecían poseídas y empezaron a corear:
Qué la bese! Que la bese! Que la bese!
La presión se hacía insostenible, la imagen de mi futuro esposo no salía de mi mente pero esa barra de carne tampoco salía de mi vista, totalmente depilado, se veía más grande aun, no podía resistirme y tal vez para no sentirme menos mujer ante la mirada de mis amigas le di un beso, y fui más allá, lo tomé con una mano para meter su glande en mi boca y chuparlo una, dos y tres veces…
Las chicas estallaron en una ovación mientras yo reí nerviosamente muerta de vergüenza…
Raquel tomó la palabra y pidió al resto de nuestras amigas que nos dejan solos para terminar la despedida y ante mis negativas con el correr de los minutos ese animal y yo estábamos a solas.
Me sentía nerviosa, a lo que él siguió provocándome dejando correr con sus movimientos, abrió mi camisa desnudando mis pechos, entre los cuales apoyó su pija y empezó a jugar entre ellos, a masturbarse al medio dejando que mis labios llegaran a su cabeza.
Sentía latir mi corazón con fuerza, en mi cabeza se mezclaban las ideas, sabía que estaba mal lo que hacía, sabía que Braulio no se merecía esto, pero también sabía que si no tomaba esta oportunidad seguramente no tendría otra.
Así me vi entregada a sus juegos, mientras el excitaba mis pezones pellizcándolos con sus dedos yo acariciaba la delicada piel de sus suaves testículos, masajéanoslos con dulzura y chupando al mismo tiempo su cabeza.
El baja por mis piernas arrancando mi bombacha que ya está impregnada en flujo, besa mis pies, mis pantorrillas, mis gordas piernas, su cabeza se pierde en mi raja, no puedo creerlo, me dejo resbalar por la silla, me abro para él, siento su lengua jugar en mis labios, en mi clítoris, en mi esfínter, se pega en mi intimidad, me come, sus manos están adheridas a mis tetas, jugando en ellas, pierdo el control lo deseo, me decido a todo quiero que me penetre, no me importa más nada, lo separo de donde está, no quiero acabarme, no todavía, beso su vientre, sus pectorales, acaricio sus enormes bíceps clavando en ellos mis afiladas uñas, me siento tan pequeña a su lado.
Junto mis labios con los suyos, lo beso apasionadamente acariciando su nuca, no doy más, solo quiero sentirlo dentro, es ahora o nunca, estoy embriagada, le imploro para que me la meta…
El macho toma distancia y se coloca un preservativo, vuelve a mí que lo espero jadeando, me levanta por el aire como si levantara un papel y me lleva contra la pared, me aferro a su cuello y abro mis piernas a su alrededor, sujetándolo con fuerza, me toma de las nalgas y me deja caer mientras embiste con su miembro, lo siento entrar, me quema como una braza, lo siento tan profundo que me arranca un grito de dolor y placer, empieza a cogerme con locura, me hace gritar, no puedo evitarlo, cada golpe en lo profundo arranca orgasmos de mi ser, es tan gruesa que parece partirme.
Arqueo mi espalda para acompasarlo en los movimientos, es tan grande que parece romper mi interior, trato de aferrarme con fuerza a su cuerpo para que la penetración no sea tan profunda, pero no puedo evitarlo, caigo por mi propio peso ensartando ese puñal hasta lo profundo de mi ser…
Sonríe, me dice que no grite tanto, yo lo miro incrédula, no me doy cuenta de lo que hago…
Al fin me baja y le pido que se siente sobre la silla en la que antes yo estaba sentada, su verga dura sigue más allá del ombligo, se la lleno de lubricante, estoy dispuesta a todo, voy por todo, ya no me importa incumplir mi promesa, todo quedaría entre esas paredes.
Me doy vuelta dándole la espalda, me acomodo entre sus piernas abiertas, agarro su poronga entre mis dedos para conducirla donde quiero conducirla, amago a sentarme sobre él, poniendo la puntita en mi culo, fuerzo sutilmente mientras él me sujeta con firmeza empujándome hacia abajo, suspiro, me duele, me duele demasiado…
Vuelve a lubricar, pero duele a montones, es demasiado gruesa para mi culo virgen, lo siento caliente detrás de mí, intentamos una y otra vez, lo siento en la puerta pero no pasa, por más lubricante que pongamos…
Al fin, harto de mis histeriqueos, me toma y me empuja con fuerza hacia abajo, haciendo que me penetre con un golpe seco, grito del dolor, siento mi culo destrozarse de golpe, quero salir pero él me mantiene prisionera, inmóvil, dándome tiempo a que me acostumbre.
Luego empiezo a moverme despacito, compruebo que me duele terriblemente, es demasiado para mí, la saco y por instinto llevo mi mano a mi esfínter para comprobar que ya no es virgen…
Le digo que basta de sexo anal, no lo tolero, le pido un nuevo preservativo para cambiar el que tiene colocado, me arrodillo a sus pies para colocárselo, me cuesta estirarlo tanto para meter esa cabezota, lo voy desenrollando hasta el final, para comprobar que le quedan unos cinco o seis centímetros sin cubrir.
Lo hago arrodillar sobre la silla de modo que me de sus nalgas, se la paso hacia atrás entre las piernas tirándosela bien atrás, se la lamo nuevamente, me centro en sus bolas depiladas, metiéndomelas en la boca, lo masturbo suavemente, me excitaba tanto que esté todo depilado que hasta su trasero me parece sexi, voy con mi lengua a su esfínter, para lamerlo e intento penetrarlo con la puntita, él se relaja y me deja hacer, noto su miembro duro entre mis dedos, me maldice con palabras sucias.
A fin toma nuevamente la iniciativa cogiéndome con fuerza, otra vez su verga me penetra, estoy entregada, me dice:
Hermosa, te gusta comerte mi pija? Seguro nunca más te comerás algo así…
Yo no respondo, no porque no quisiera, no puedo…
El sigue sentado sobre la silla, me siento sobre él para hamacarme haciendo la penetración lo más justa posible para que sea placentera y no dolorosa, mete tres dedos en mi boca haciendo que los chupe y los llene de saliva, van derecho a mi culo y ahí sí, casi me desmayo de placer, con esa pija enorme en mi concha, sus tres dedos simulando dar otra verga en mi culo, con sus labios pegados en mis pezones, acaricio sus cabellos en un torbellino de placer, de gritos mutuos, su pija se pone dura en mi interior, lo siento venir, si! si! si! pierde la concentración, se estremece bajo mío, me siento poderosa, solo dejo de moverme cuando sé que ya no le queda ninguna gota por sacar…
Mi pesadilla estaba por empezar, al salir de donde estaba miro su pija y veo el preservativo roto, me toco la concha y la tengo llena de leche, seguramente había dañado el preservativo con mis uñas cuando luché tanto para ponérselo.
Me puse a llorar como una chiquilla, me conocía demasiado y sabía que estaba en los alrededores de mis días fértiles, el me calmó y me dijo que no me preocupara, me mandó a ducharme en el bidé para lavarme lo mejor posible.
Él se despidió de mi tiempo después, le hice jurar que nadie debería saber lo que había pasado, ni siquiera las amigas, me dijo que era un caballero y que los caballeros no tenían memoria…
Antes de cerrar la puerta le dije:
Esperá! No se tu nombre…
Cesar, Cesar es mi nombre…
Limpié todo, lo mejor posible y me acosté a dormir.
Al día siguiente Raquel volvió temprano, y se mostró un tanto decepcionada al saber de mi boca que nada había pasado, que yo era una buena chica y que no podía fallarle a Braulio.
Una semana después contrajimos enlace y esa noche de boda le obsequié mi primer sexo anal completo, al ver mis lágrimas el pobre pensó que era por hacerme doler y me pidió perdón, en realidad eran un poco por dolor de la paliza que me había dado Cesar y otro poco por el remordimiento de mi conciencia.
Cuando me cogió tampoco estuve bien, solo por comparar y extrañar lo grande que me había comido…
Nueve meses después nacía nuestro primer hijo, concebido esa noche de bodas, eso dice la historia oficial, pero él tiene sus mismos ojos verdes y una pija enorme, por eso, aunque nadie sepa el motivo, elegí ‘Cesar’ como nombre…
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