Seducido por una estudiante de noveno año
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy un hombre casado de 36 años, profesor de preparatoria.
He estado en el comité de ética y moral del establecimiento por varios años, donde he sido incluso el presidente.
Soy una persona caliente, pero nunca había sido infiel a mi esposa ni cercanamente.
Recibí un nuevo grupo de estudiantes de noveno año, edades entre 15 y 16.
Entre ellos estaba Sheila, quien a diferencia de sus otros compañeros y compañeras, es su linda cabellera castaña clara, casi rubia y ojitos verdes, al parecer su abuelo era de origen alemán.
Sin embargo también su cuerpecito era menos desarrollado en relación a sus compañeras, era delgadita, poquitas bubis y poco traserito, era de tez muy blanca y usaba brackets en sus dientes.
Pude observar que conmigo eran las atenciones, pero yo estoy acostumbrado a eso, he tenido alumnas que les atrae sus profesores, pero he podido manejar ese asunto siempre, hasta en esa ocasión.
En el establecimiento educativo, cada uno de los profesores tenemos un cubículo, que es una especie de oficina de atención a padres y estudiantes, el cual tiene un área de 4 x 4 mt.
En uno de los recesos, recibí la visita de Sheila, que quería que le explicara un problema, pero ella rápido se subió a mis piernas y puso su compacto trasero en mi bulto y aunque me sentí incomodo asi le explique, ella me dijo que había entendido y se bajó y se fue, cuando me di cuenta yo tenía una tremenda erección, que tuve que ponerme un sueter largo para salir y seguir las clases.
Y eso se fue repitiendo, cada vez que yo daba clases en el aula donde pertenecía Sheila, sabía que en el receso ella me visitaba para explicarle el tema de nuevo, se subía y se sentaba en mis piernas, yo volvía a tener otra erección mayúscula, y notaba que ella al sentir mi bulto crecer movía su trasero y eso me hacía temblar de placer.
En algunas ocasiones ella me decía -abráceme profesor tengo frío!!- yo la abrazaba sentada ella en mis piernas, debo confesar que mojé mis calzoncillos con liquido preseminal en algunas ocasiones.
Comencé a obsesionarme con la pequeña Sheila, en las noches soñaba con ella o se me repetían los momentos con ella en mi cubículo.
Y lo peor de todo, cuando le hacía sexo a mi esposa, algunas veces pensaba que era ella y le daba duro, mi esposa terminó varias veces y feliz, pero sin saber la realidad en mi cabeza.
En los días que no le daba instrucción, la buscaba en los recesos para charlar.
Luego, en sus constantes visitas a mi cubículo, ella comenzó a hablarme de sexo, alli sentada sobre mis piernas, me decía que oía de sus compañeras muchas cosas del sexo, yo le preguntaba -qué has oído de ellas?- y ella me contaba como sus compañeras comentaban como sus novios las tocaba y algunas que ya tenían contacto sexual con ellos.
En eso ella se voltea hacia mi y me dice -es malo que las chicas se chupen el pene a sus novios??- y yo me quedé estupefacto, he orientado a muchos en temas sexuales, pero en ese momento no tenía respuesta, luego la pequeña Sheila continuó preguntado -y que los chicos le besen la cuquita a las chicas, es malo eso??-, -a usted le chupan el pene profesor? y usted ha besado alguna cuquita?-, me quedé mudo totalmente.
Solo atiné a decirle -no, no creo que sea malo!- y cuando iba a explicar, sonó el timbre que anunciaba el final del receso, ella se despidió y por primera vez lo hizo de beso y me lo dio en la boca.
Yo ese día, confieso me tuve que masturbar después de muchos años.
Cierto día, estaba yo en mi cubículo, en eso tocaron la puerta, no había receso aún, era horario de instrucción, abrí y era Sheila, entró rápido y me dijo que se había escapado de una de las clases, donde llevan laboratorio, le dije que debía regresar, pues no era correcto eso, pero ella me suplicó que la dejara estar conmigo, asi que acepté.
Nuevamente se subió a mis piernas, eso me encantaba ya, mientras yo le explicaba algo, ella me interrumpió y me dijo -profesor, puedo yo besarle su pene?-, yo hice como si me escandalizaba, pero tuve una erección enorme en ese segundo.
-Como dijiste?- le pregunté.
-Sí, usted me dijo que no es malo y yo quiero probar con usted, si porfa, porfa- decía la pequeña Sheila.
-Es que eso solo se hace con la persona amada!- le expliqué.
ella se quedó en silencio unos segundos y me dijo -es que yo lo amo a usted-
Luego ella se bajó de la silla, es decir de mis piernas, y agachándose se puso a bajarme el cierre del pantalón, yo pude haberme opuesto y sacarla de alli, pero no lo hice, ella quitó los cierres y yo aún la ayude bajándome el pantalón y sacando mi verga que estaba bien parada, -uyy que grande la tiene profesor-, entonces ella comenzó a darle besitos y más besitos, que yo sentí de maravilla, pero le dije que la chupara también, asi que ella además de besos y lamidas, la metía en su boquita y chupaba como si fuera un caramelo.
Yo quería que nunca terminara esto, a pesar de su poca práctica, sentí que fue la mejor mamada que me habían dado en mi vida.
Los quince minutos que estuvo la pequeña entre mis piernas las sentí unos pocos segundos, saqué liquido preseminal, pero ella lo succionó todo.
En los últimos minutos ellas me hizo gemir de gusto.
Finalmente el timbre de cambio de periodos de clase me volvieron a la realidad, no pude eyacular, pero faltó tan solo un minuto para hacerlo.
Luego hice lo que jamas pensé hacer, cuando tenía periodos libres, le decía a la pequeña que se escapara para que llegara conmigo al cubículo, o bien la mandaba a traer, era un obsesión como una adicción.
Primero la ponía a chuparme la verga y pronto la hice tragarse mi lechita, a ella le gustó hacerlo.
No dejaba ni una gota.
Luego le dije que ahora me gustaría besarle su cuquita, ella se alegró y me dio un beso que yo correspondí.
La puse sobre mi escritorio y le quité las braguitas blancas, le abrí las piernas y ella tenía un rajita con escasos pelitos dorados, me sumergí entre sus delgadas piernas y comencé a comerle (literalmente) su cuquita.
Pronto la pequeña se sacudía alli acostada en el escritorio, ella me tomaba y me jalaba los cabellos, la primera vez la hice correrse en mi boca un par de veces, ella salió muy contenta.
Nuestros encuentros los seguimos repitiendo semanalmente, ella me hacía eyacular con su boquita y yo la hacía terminar con la mía.
Pero pronto deseaba que debíamos hacer más.
Me parecía que el cubículo no era el mejor lugar, ella misma me dijo que el sabado estaría con unos primos en un centro comercial y que estarían comiendo pizza.
Que la llamara a su móvil y que ella saldría.
Le mentí a mi esposa para salir ese sabado, era por la tarde.
Me estacioné en el centro comercial y la llamé, a los pocos minutos ella llegó, era verla diferente, pues no llevaba su uniforme de la preparatoria, sino llevaba un vestido de una pieza, pegadito y cortito, con zapatos de tacón y sus pies blancos descubiertos, me emocioné tanto que le dije que esa tarde debía ser mia.
La llevé al primer motel que encontré, ella preguntó donde estabamos, le dije que era una casita en donde estaríamos solitos, ella me abrazó y dijo que era lo que había querido siempre.
Ya en el dormitorio, la besé intensamente y poco a poco le fui quitando su ropita, primero su vestido, luego su sostén, su braguita y sus zapatitos, alli la tenía desnudita, yo hice lo mismo, tenía una erección como nunca.
La volví a besar y le fui recorriendo su cuerpo con la boca, su cuellos, sus hombros, mamé sus tetitas, su estomago, vientre y me detuve en su cuquita, le chupé su rajita como si se fuera a acabar el mundo, ella primero gemía y luego gritaba de gusto, pensé que se iba a desmayar de tanto gritar, la hice correrse dos veces simultáneas, luego ella me lo empezó a chupar, ahora lo hacía mucho mejor, no pude evitar eyacular y le pedí que no sacara mi pene de su boquita, asi ella lo recibió totalmente adentro y se lo tragó.
Mi erección no bajó nada después de eyacular en su boca, lo cual me sucede pocas veces, la acosté boca arriba y me fui subiendo sobre ella, le dije que quería hacerla mia en ese momento, -me va a penetrar?- me preguntó ella, yo le dije que quería ser su primera vez, ella me dio un beso y me dijo que ella lo deseaba también, puse mi verga en la entrada de su cuquita, que me parecía pequeña, pero debido a la excitación, estaba dilatada, mi verga rompió la entrada, ella gritó y me clavó sus uñitas en los brazos cuando su himen cedió, le dije que eso era momentaneo y que pronto se le quitaría, nos besamos mientras tanto, luego de nuevo comencé a empujar mi dura erección, su cuquita se fue abriendo de par en par y mi verga se fue hundiendo más y más dentro de su vagina, ella daba quejidos de dolor, pero yo estaba tan caliente que no me importó y segui metiéndosela, por fin se la tenía a más de la mitad, alli la tenía ensartada como en muchos de mis sueños húmedos.
Poco a poco comencé a bombear, muy lentamente, ella me abrazaba.
Segui moviéndome encima de su delgado cuerpecito, yo estaba preocupado, Siempre piensas que le puedes hacer daño.
Pero eso cambió cuando sus gemidos ya no fueron de dolor, sino de placer.
Seguí pistoneando mi verga en su pequeña gruta, nos besamos, luego le mamé sus pezoncitos que se pusieron duritos en contacto con mi lengua.
Entramos a la parte del climax, Sheila tuvo un orgasmo brutal y me arañó los brazos y costados, y yo no pude contener cuando sentí sus uñas en mis costados y me vine como si estuviera orinando, pronto le llené de lechita su cuquita, que se rebalso de inmediato.
Al terminar me di cuenta que las sabanas estaban manchadas de mi esperma y de la sangre de Sheila.
Nos vestimos y ella se fue abrazada a mi todo el camino de regreso, la dejé en el centro comercial de nuevo, antes de irse me dijo que le dolia su cuquita, pero que estaba feliz de haberlo hecho conmigo.
El primer día en la prepa, después de esto, ella se montó ahora encima de mi, pero de frente, yo me abrí el cierre del pantalón y saqué mi pene erecto, ella se corrió a un lado su braguita y lo hicimos de nuevo para el receso, ella me cabalgó como si fuera experta, moviendose encima de mi y con mi verga dentro de su rajita, acabé de nuevo adentro de ella, fue una suerte no haberla preñado en nuestros dos encuentros sexuales, después de eso mantenía en mi gaveta cajas de condones, aunque a ella no le gustaba que yo los tuviera puestos, le expliqué para que era, aún asi no le gustaba la idea.
Más adelante hice un calendario para saber sus días de ovulación y los días seguros para no ponerme condon.
Bien cogimos tres veces semanales por cinco meses, hasta el final de ciclo escolar.
Para vacaciones, nos citabamos en lugares, en donde yo la recogía para meterla en algun motel y tener horas de sexo con la pequeña Sheila.
Mi esposa empezó a desconfiar de mis salidas, tuve que reducirlas, pero cuando cancelabamos con Sheila alguna salida, me deprimía, tenía un obsesión por ella.
Pero era un juego peligroso.
Ahora ella tiene 17 y todavía tenemos relaciones sexuales frecuentes.
Hacemos de todo en la cama, ella me satisface en todo, ya le rompí su colita y fue algo increíble, fue la primera experiencia para ella y para mi ( mi esposa no me deja tocarle alli).
Hacemos el amor con posiciones sexuales que nunca había probado, a ella le gusta probar cosas nuevas, más adelante quiere que lo hagamos en el auto en pleno recorrido y quiere hacerlo en lugares públicos.
Después de casi dos años con ella no me aburre estar con ella.
Sheila me ha dicho que quiere vivir conmigo cuando cumpla los 18, quiere que deje a mi esposa y me vaya a vivir con ella.
Estoy en un dilema, por un lado mi relación formal con mi esposa, no he dejado de tener sexo con mi esposa, pero por una vez que lo hago con ella lo hago tres veces con Sheila, y por el otro estoy todavía loco por la pequeña, no me imagino dejarla en este momento.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!