Seguimos en la cama con Eduardo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Eduardo sacó su verga de mi ojete, provocando que me tire un pedo, eso me dio mucha vergüenza, mas vergüenza me dio, viendo que estaba sucia de sangre, leche y algo mas, que por pudor no quiero decir, me abrazó contra su cuerpo, yo me acurruque contra él, me sentía mas pequeña de lo que soy, pero me sentía muy bien, satisfecha, sentía como mi ojete me punzaba, tenía un dolor sordo, sentía como su leche se escurría fuera, "me voy a lavar cariño, necesito ir al baño", le dije, intentando agarrar una sábana para tapar mi desnudez, cosa que Eduardo no me dejó hacer, "anda así Diana, desnuda, tenés un cuerpo hermoso", me dijo, acariciando mi culo
Yo estaba tonta, que vergüenza podía tener con ese hombre que recién me había roto el culo, me había echo tirar un pedo a su lado, y hasta me había echo cagar con su verga en mis intestinos, pero igual, la vergüenza de sentirme observada por ese hombre hizo que me ponga roja. Al rato entra él a bañarse, yo tape mi cara para que no vea lo roja que me había puesto, estaba sentada en el inodoro, haciendo de vientre, entre dolores en el ano, él como si nada dio un beso y se metió en la ducha, se termino de higienizar y salió, yo seguía sentada, me higienice yo y salí a acostarme junto a él, "cariño, me sangró el ano", le dije, "es normal Diana, acordate que recién te lo rompí", me dijo acariciando mis nalgas, yo sentía sus manos recorriendo mis nalgas, buscando abrir mis piernas para acariciarme mas íntimamente, me sentía extraña estar en los brazos de otro hombre que no fuera mi marido, que ese hombre me haya echo suya, haber dejado que Eduardo me rompa el culo, haber mamado su verga, pensaba en Paco, que estaría en casa pensando que yo estaba con mi prima y yo le estaba metiendo los cuernos. Así estaba pensando en todo eso, y sintiendo las manos de Eduardo acariciar mi cuerpo. Eduardo me agarra mi mano y hace que la ponga sobre su verga, que se la acaricie, mientras me empieza a chupar mis tetas de nuevo, a lamer mis pezones, yo nunca en mi vida había tenido tanto sexo, notaba que Eduardo me quería coger de nuevo, sentía como su verga se iba poniendo dura en mi mano de nuevo, "chupala Diana", me dijo, empujando mi cabeza hacia su verga que se estaba poniendo dura
Yo lo miré, agache mi cabeza y se la empecé a mamar de nuevo, la lamía, la sentía crecer en mi boca, me asustaba de mi misma por lo que estaba haciendo, yo subía y bajaba mi cabeza como me había echo Eduardo cuando se la chupé por primera vez en la entrada de su casa, me gustaba chupar su verga, me llenaba la boca, era su mujer, sentía como sus dedos se metían en mi cuca, que se empezaba a mojar de nuevo, el me levantó de mi cintura, poiéndome sobre él, quedando mi cuca a la altura de su boca, me estremecía cuando sentí su lengua pasar por toda mi cuca, cuando me empezó a mordisquear mi clítoris mientras yo le mamaba su verga, empezó a lamer mi ano de nuevo, haciendo que gima de placer, yo sentía mi ano inflamado, pero me gustaba sentir la lengua de Eduardo lamerlo, sentía un placer que me hacía querer gritar, jamás sentí eso, me sentía mujer, deseada, me sentía distinta, estaba gozando, disfrutando de que un hombre de verdad me cogiera, me sentía capaz de cualquier cosa con él, me hace sacar su verga de mi boca y que me siente en su verga, así mirándolo, me acariciaba mis tetas a medida que su verga entraba de nuevo en mi cuca, me dolía, jamás me habían cogido tato, me siento bien sobre su verga sintiendo como la tenía completamente dentro mío, Eduardo jugaba con mis tetas, las acariciaba, las manoseaba, las apretaba, me sentía de él, sentía que era mi dueño, yo empiezo a mover mis caderas con toda la verga de Eduardo dentro mío, como estaba gozando, por dios, no me importaba el dolor, no me importaba nada, solo quería coger, Eduardo me agarra de mi cintura y me hacía subir y bajar de su verga, mis tetas, que son pequeñas como yo, se movían al compás de los movimientos que Eduardo me hacía hacer, sentía sus huevos chocar contra mis nalgas cuando me bajaba haciendo que su verga me entre hasta lo mas profundo de mi cuca.
Me hace bajar de encima de él y me pone en cuatro patas en el borde de la cama, me abre mis nalgas y me vuelve a chupar mi ojete, mordí las sábanas del placer para no gritar, se acomoda detrás mío y siento que vuelve a meter su verga en mi cuca, acariciando con su dedo el agujero de mi culo, él metía su dedo en mi ojete, que me dolía, mientras su verga entraba y salía de mi cuca, yo gemía, casi llorando de placer, jamás, lo juro, jamás sentí ese placer que Eduardo me estaba dando, siento que Eduardo saca su verga de mi cuca y la acomoda contra mi ojete, "no cariño, por el culo de nuevo no, por favor te lo pido", le suplicaba yo, pero como el que mandaba es él, no le importo mis ruegos y me la empezó a meter de nuevo por mi ano, sentí dolor, pero sentía placer, me gustaba el dominio que Eduardo ejercía en mi, me abrazo por detrás llegando con su mano a mi cuca, que la empezó a acariciar, mientras su verga entraba y salía de mi adolorido ojete, sus dedos me ponían loca con sus caricias en la cuca, yo estaba en cuatro patas, con el culo expuesto y en pompa hacia él, me empezó a dar fuertes nalgadas, me hacía doler, pero me gustaba, sentía mis nalgas calientes por los golpes que me estaba dando, su verga entraba y salía de mi ojete, con movimientos secos, la sacaba casi toda y de un golpe de cadera la metía toda fuerte, haciendo que grite de placer, sin sacar su verga de mi culo, me hizo poner de pie, sentándose ahora él en el borde de la cama, conmigo sentada en su verga, yo me agarraba de sus piernas mientras en me apretaba las tetas, me apretaba los pezones, me metía los dedos en mi cuca, yo estaba pegada contra su pecho, parecía una muñeca de trapo en sus brazos, me estaba destrozando el ojete, pero no me importaba, estaba gozando, me hacía feliz estar entre sus brazos, había tenido mas orgasmos con Eduardo en las dos veces que me estaba cogiendo que en los 15 años de matrimonio que llevo
"hay si mi marido me cogiera así", pensaba sintiendo la verga de Eduardo entrar y salir de mi ojete, los dedos de Eduardo escurrían mis jugos, jamás ni siquiera soñé con disfrutar así, si me hubieran dicho que me iba a escurrir tanto que iba a mojar hasta el suelo, le hubiera dicho que era un mentiroso, pero ahí estaba yo, de piernas abiertas sentada en la verga de ese hombre que me estaba destrozando el ojete y escurriendo mis jugos de los dedos de él, hasta el piso, un hombre que me había enamorado por teléfono, y ahora era mi amante, con el que le estaba poniendo los cuernos a mi marido, "cariño, me voy a escurrir de nuevo", le dije con hilo de vos, buscando su boca con la mía, hasta que siento como una descarga eléctrica desde mi estomago, hasta mi cuca, teniendo un orgasmo tan tremendo que quedé como desmayada contra su pecho, mientras Eduardo, habiendo pasado sus manos por debajo de mis nalgas me hacía subir y bajar de su verga, ya no me dolía nada, no sentía nada, solo su verga entrar y salir de mi ojete, hasta que me sienta fuerte, me aprieta hacia abajo, haciendo que su verga entre en mi culo lo mas que pudiera meterla y vuelvo a sentir su leche llenando mis intestinos, yo no tenía fuerzas ni para gritar, solo gemía sintiendo sus chorros de leche dentro de mi culo, quería dormir, me había dejado tan satisfecha, tan cansada, que mis ojos se cerraban.
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