siendole infiel a mi marido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy casada hace 4 meses, tiempo durante el cual mi esposo todos los días me hace el amor durante hasta 4 veces en la noche, lo que despertó en mí una adicción al sexo impresionante, estudio idiomas en la universidad y uno de mis profesores es un inglés, de 190 de estatura, con un gran cuerpo
Es casado con una rubia voluptuosa de gran cola, ella también es profesora, el empezó a piropearme por lo que hizo despertar en mí una gran curiosidad, en una oportunidad nos quedamos solos en el salón de clase. El se me acerco y empezó a besarme apasionadamente, lo que me hizo mojar de inmediato, el metió su mano dentro mi vestido tocando mi trasero el cual estaba separado solo por un pequeño hilo fucsia, el que más le gusta retirar a mi esposo todas las noches, de hecho 2 días atrás me los había quitado en la noche.
Yo paso mi mano por fuera de su pantalón y noto un gran abultamiento por lo que pienso porque no disfrutar de un pene diferente al de mi marido, el me murmura que si me dejo robar que yo le gusto demasiado, yo le digo que sí pero que me lleve al mejor motel de la ciudad, el acepta de inmediato por lo que lo espero afuera de la universidad mientras el saca su gran camioneta, me recoge a una cuadra de la universidad como a las 12 del mediodía
En el camino pienso en mi esposo, en que mi ropa interior el me la regalo para el solo disfrutar de ella y ver que otro hombre en unos minutos las iba a retirar, me imaginaba también el gran pene que tendría este americano, porque en películas que había visto veía los grandes miembro blancos que se mandaban estos americanos y por qué no disfrutar de uno de ellos
Llegamos a la cabaña entramos rápidamente a la habitación, tenía una gran cama el me tiro desesperado en la cama y empezó a besarme apasionadamente retiro mi sostén y empezó a disfrutar de mis jugosos pechos, yo gemía de placer, en 2 minutos ya me tenía en solo hilo, bajando hasta mi vagina que para ese momento ya estaba mojadita. El empezó a lamerla de una manera que nadie lo había hecho, ni mi marido la disfrutaba con su boca y lengua de esa manera, lo que me hacía gritar de placer, por que quise de una vez de disfrutar de su enorme pene, porque es de las cosas que más me encanta, tener a mi disposición, un grueso y enorme pene para consentirlo con mi boca
Por lo que desesperada baje su bóxer, observando que era el doble o hasta tres veces de grande que el de mi marido, no dude en introducirlo en mi boca, ya que era provocativo , su cabeza era rosadita, mientras le hacía un gran oral, el americano gemía como un caballo, nunca había tenido un pene tan grande en mi boca hasta se me dificultaba metérmelo en mi boquita
El mientras tanto introducía sus gruesos dedos en mi vagina, yo me quería morir de placer ya que mi marido no sabe manejar bien su mano, yo no me quise esperar más y le dije al americano que me culeara como quisiera, estaba dispuesta a comerme toda esa palancota que tenía, pensaba que si la mujer la soportaba, yo porque no si tenía una gran vagina con que responderle
El me quiso retirar el hilo y no se lo permití quise que me lo hiciera con el puesto, ya que quería tener un gran recuerdo, cada que los viera en el tendedero el día que un americano me puso en aprietos en una cama por su gran pene, él me puso en cuatro e introdujo lentamente su gran pene, yo sentía que me traspasaba toda por dentro, empecé a gritar como nunca lo había hecho, el por su parte empezó a darme fuerte, yo arañaba la sábanas de la cama como queriendo romper con mis uñas de dolor y placer.
Su pene llegaba hasta donde ninguno otro hombre había llegado, el me culeaba cada vez más fuerte sacando e introduciendo su gorda verga, yo sentía que me tenía en aprietos, como satisfacer este gran semental, si todos los días me comía un pene de tamaño normal tirando a pequeño, quise tener el control de la situación y lo empuje y me le monte encima e introduje su gran palanca y me senté encima y empecé a cabalgar encima.
Cada sentada sentía que me atravesaba en dos pero sentía un gran placer no quería parar él decía que lo hacía más rico que su mujer, que siguiera, yo cerré mis ojos y solo disfrutaba de su gran pene, tenía que aprovechar porque no sabía cuándo iba a tener uno así de grande dentro de mi vagina, yo sentía que iba a llegar, era tan grande que con mi marido me molesta esa posición porque constantemente se estaba saliendo su pene en cambio este americano no se me salía era un placer al 100%, es más me cuesta venirme con mi marido en esta posición y con este americano con dos tres cabalgadas ya estaba a punto de venirme, pensaba que rico seria que mi marido tuviera un aparato tan responsable como este americano, que rico para la mujer que disfrutaba de todo eso todos los días, sentí que me vine como nunca antes
El me tiro en la cama y me dijo yo no me he venido perra te llenare tu vagina de leche, y me tira boca arriba tomando mi cola con su dos grande manos y me penetra fuerte contra el yo gritaba de placer, llamando mi mama, ay amasita, ay que rico, que colota, que Chimbote y el puja y siento que me llena mi vagina de leche…
Nunca me habían llenado tanto la vagina de leche, él retira su pene y me lo ofrece yo no lo desprecio y empiezo a lamer el resto de leche de su pene, desde ese día el disfruta de mi colección de hilos y cacheteros que me regala mi esposo, yo soy súper amiga de la mujer del gringo y ni idea q yo soy la amante de su marido, ese día de igual forma cuando llegue a mi casa atendí en la cama a mi marido el cual ni idea que otro hombre estaba también disfrutando de su mujer.
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