Soy cornudo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Carlos, tengo 32 años, casado, argentino y cornudo.
Mi esposa se llama Delia, 28 años, peruana, vivimos en España hace seis años y desde novios siempre me gusto que mi mujer me ponga los cuernos, ver como la cogen, de echo, unas vacaciones cuando nos fuimos a la playa, estábamos por casarnos, y como regalo de casamiento ella se dejó romper la cola delante mío con un señor que conocimos en un bar, fue un espectáculo maravilloso escuchar sus gritos mientras ese hombre le metía la pija y le rompía el ojete.
Recuerdo que mientras ella se la estaba chupando yo le pasaba vaselina por el ano, le abrí bien sus nalgas y veía como lentamente y entre los gritos de dolor y placer de Delia, ese hombre le iba metiendo la pija, veía como le entraba, como se le abría el ojete, como la cogía y le sangraba el ano.
Estaba tan caliente, que mientras ese hombre le cogía la cola a Delia, yo me masturbe y me acabé sobre su espalda.
No siempre estoy con ella cuando la cogen, pero ella se graba y me cuenta con lujos de detalles como está cogiendo.
Me fascina verla como chupa la pija y me muestra como le llenan la boca de leche y ella la traga.
Verla desnuda llena de chupones, su cuello, sus tetas, sus nalgas rojas de los azotes que le dan.
Abrir sus nalgas y ver su ojete bien abierto, totalmente dilatado, chuparlo aunque este lleno de leche.
Le dije que deje de cuidarse, que quiero que se embarece, mío o de quien sea, no me importa.
Sus compañeros de trabajo se la han cogido todos, y se la siguen cogiendo, ella me cuenta, o me manda los vídeos.
Una tarde salimos a caminar, Delia iba con una pollera poco mas arriba de la rodilla, pero sin nada debajo, ya que siempre que salimos así, ella termina cogiendo.
Íbamos caminando por un parque, donde estaba sentado un señor mayor, de unos 60 años, vemos que la mira, ya que Delia tiene un buen cuerpo, nos paramos frente a ese señor, dándole la espalda,.como si estuviéramos viendo algo, y le levanto la pollera, dejando que le vea las nalgas, el señor empezó a toser y nosotros casi empezamos a reir a carcajadas, yo seguía levantando la pollera de mi esposa.
Yo le besé los labios y me fui para un lado, y Delia lo mira al señor y se pasa la lengua por sus labios muy insinuante y empezó a caminar en dirección contraria a donde había ido yo.
El señor se levantó y la empezó a seguir, yo di la vuelta y los seguía a los dos.
Ese parque al fondo, hay muchos arboles y matojos altos.
Me acerco sin que me vean, y veo a Delia de rodillas chupando la pija del viejo, «tranquilo amigo, no pasa nada, me gusta ver como se follan a mi mujer», le dije al señor, ya que cuando me vio, se había asustado.
Delia seguía chupando y el hombre no dejaba de mirarme.
Mi mujer se puso de pie, le dio la espalda, agachando su cuerpo y sacanda bien su cola, agarró la pija del señor y la hizo entrar en su concha, moviéndose ella para adelante y para atrás, gimiendo como loca, el señor estaba estático, como paralizado, hasta que yo mismo le levanté la camiseta a Delia, dejándola con las tetas al aire.
El viejo estiró sus brazos agarrando las tetas de mi mujer, y se empezó a mover para adelante y para atrás ,hasta que la pega bien contra él gimiendo fuerte, y ambos se movían, escuchaba los gemidos de Delia también.
El señor saca su pija de la concha de mi mujer, y Delia se agacha y la limpia con su boca, haciendo.
que el señor cierre los ojos, con un gesto de placer.
Delia saco de su bolso unos pañuelos descartables, limpiandose las piernas y su concha, mientras ese señor se iba, sin mirar atrás.
Nos besamos la boca y nos fuimos a casa, donde hicimos el amor como dos desesperados.
Hay dos cosas que me vuelve loco ver, como Delia se traga la leche, o cuando se abre las nalgas y haciendo fuerza con el ojete le sale la leche del culo.
Muchas veces viendo eso, le metí la pija por la cola, sintiendo como cuando la sacaba y la metía sentía como le salía la leche del otro, como me salpicaba, eso me hace calentar como loco.
Besar la boca de Delia sintiendo el sabor y el olor a leche de vaya a saber de quien en su boca.
Ver sus bombachas todas mojadas de la leche que le sale o de la.
cola o de la concha.
Cuando se va sola de fiesta, yo le depilo bien la concha, le paso crema hidratante, porque se que mas de uno la va a coger, y que lleve siempre hermosa y deseable, tanto su vagina como su ano, le preparo su ropa interior, mientras ella elige la ropa de calle.
Siempre me dice que salgamos juntos de fiesta, pero le digo que no, ya que cuando salimos juntos, uno o dos son solo los que la cogen, saliendo sola son seis, siete, una vez la cogieron diez tipos, no todos juntos, a lo largo de la noche.
Esa noche llegó descalza, con la ropa interior en el bolso, sus piernas todas chorreadas de leche, su ojete inflamado de tanto que se lo cogieron.
Cuando viene con algún amigo de ella a casa yo me deleito viendo como la coge, me encanta abrir sus nalgas y ver como le cogen el culo, ver como entra y sale esa pija de su ojete, escuchar sus gemidos, sus gritos de placer, ver como goza, ver cuando le sacan la pija del culo y como le queda abierto el ojete, como se le ve rojo, chorreando leche, siempre me termino masturbando y acabandome sobre su espalda.
Cuando la estan cogiendo boca arriba, me fascina chupar sus pies.
Aunque muchos que lean esto diran que somos dos degenerados o estámos enfermos, es nuestra manera de vivir nuestro amor, de ser felices, y tanto a Delia cómo a mí, nos gusta y es lo que nos importa.
Ya hace un tiempo que no se cuida, queremos tener un hijo, sea mío o de quien sea, pero siempre va a ser mi hijo, y así lo vamos a querer.
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