Su marido era machista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando conocí a Delia, fue por invitación de Julian su marido, estaba envuelta en una bata de baño, me pareció como primera impresión, una mujer desalineada y retraída, sin embargo, cuando entré a la casa, ésta estaba reluciente, la mantenía como una cajita de cristal, impecable. Ella tendría unos 36 o 38 años, cuando levantaba el rostro pude ver sus ojos, de color verde intenso, como una gata. Sin embargo, a los pocos minutos de estar allí, me di cuenta que Julian su marido, se comportaba como el tipico machista, la trataba como a una sirvienta, en algunos casos diciendole cosas humillantes, aún frente a mi.
Delia era un mujer de tez blanca, de pequeña talla, talvez 1.60 mt, algo rellenita, pero no gorda. Cuando se sentó a mi lado, por ordenes de su marido, pude ver que tenía un par de tetas enormes que ocultaba tras la bata de baño, sus muslos eran gruesos, aunque no le vi bien la primera vez sus piernas, pero tenían una linda forma, se notaba en la bata que su trasero era pronunciado y parado.
Cuando Julian subió a hacer algo a la planta alta, traté de entablar conversación con ella, pero como que tenía miedo de hacerlo, me dijo que si quería tomar algo, le pedí un vaso de agua, ella me lo trajo, le dije lo bien que mantenía su casa, que la felicitaba, esto lo hacia con el fin que se sintiera bien conmigo, ella sonrió. Le dije que era amigo de trabajo de su esposo, que había entrado a la empresa hacía no más de tres meses. Me preguntó si era casado, yo le respondí que era soltero aún. Delia era el tipico caso de la mujer con un esposo machista, vestía mal y no se arreglaba, no tenía vida social, su esposo se refería en tonos pesados hacia su persona, no le pedía, le obligaba a hacer las cosas
De alguna manera me dio lástima la situación de Delia, ya que parecía una mujer muy dulce e inteligente. Hice amistad con Julian y él me llevaba a su casa cuando había trabajo por hacer, el es mi jefe inmediato y para él era más comodo trabajar extra en su casa, aunque a veces nos daba la noche y yo tenía que irme en taxi a mi casa. Julián era un jefe muy exigente y a veces inhumano, en mi caso me trataba diferente porque nunca traté de contradecirle sus ordenes, ya que era nuevo en el trabajo y no quería problemas.
En uno de esos días, sonó mi movil, yo estaba durmiendo, era el teléfono de Julian, vi la hora del reloj de mi mesa de noche, 1:25 AM, maldije entre labios, -aló- pregunté. Era Delia quien por su voz estaba alterada, me dijo que su marido había empezado con un cólico desde las 11, pero que éste había empeorado y que estaba en el suelo quejándose y que quería ver si yo los auxiliaba (Delia no sabía conducir auto), vine yo y le dije que me esperara, tomé un taxi en la calle y salí hacia su casa. Al llegar vi a Julian tendido en el suelo de la recamara, saqué el vehículo de Julian y lo metimos. Conduje al hospital, directamente a emergencias, allí lo atendió el doctor de turno, se lo llevaron en camilla, Delia y yo nos quedamos esperando.
Para resumir, le diagnósticaron que tenía la vésicula inflamada por los cáculos, y tenían que operar para extirparla. Lo operaron a las dos horas de haberlo llevado allí. El cirujano que lo operó nos dijo que a tiempo lo habíamos llevado al hospital, un poco más y se le hubiera infectado internamente. Julian estaba sedado, lo cual aprovechamos para regresar a la casa de Delia, ella estaba todavía en bata.
Le ofrecí llevarla a su casa, para que se arreglara y poder regresar al hospital. Dentro del vehículo, ella se aflojó la bata y de reojo pude ver que Delia tenía un par de tetas increíbles, tan paradas que podían casi romper su blusón de dormir, sus pezones se proyectaban a través de la delgada tela, realmente se veían ricas y tentadoras. Por abajo, sus muslos se miraban tersos y con piel rosada, y yo tengo el delirio por ese tipo de piel, yo no dejaba de verle sus partes intimas y casi me pasé un semaforo en amarillo o ambar. Yo se que ella se dio cuenta que yo la miraba con morbo, pero al principio se tapó un poco, pero al poco rato nuevamente me mostró sus bondades. Mi polla se fue parando entre mis pantalones.
Tuve que empezar un diálogo para tratar de ocultar mi erección. Pero el tema se movió de lado sexual. Eso me calentó aún más. Yo le decía que era una mujer muy atractiva, por fin ella me sonrió espontáneamente. Le gustó que le mirara las piernas y sus enormes tetas. Cuando llegamos a su casa, me iba a despedir, pero ella me invitó a desayunar, eran casi las 6 de la mañana. Me senté en el comedor mientras ella preparaba la comida. Me sirvió, ella se sirvió y me dijo -Sabes?, nadie desde hace unos quince años me había visto las piernas con los ojos que tu las viste- antes que yo dijera algo, -Y no me molestó, te digo, me gustó que un hombre se fijara en mi-
-Eso no es difícil, si eres hermosa Delia, tal vez tu indumentaria no deja apreciar tus partes bonitas-. Le dije.
-Te gustan mis senos?- me preguntó, rapido respondí –me encantan, son impresionantes-, respondí.
-Las quieres ver?- me dijo con seriedad. Me atraganté con un pedazo de pan.
Levantó su blusón que era de una pieza, o sea que primero le vi sus lindas piernas llenitas, su calzoncito blanco ajustado a sus curvas y por úlitmo sus tetazas, eran increíbles, como si fueran operadas. Tragué aire. Cuantos años estuvieron ocultas solo para los ojos de Julian, ahora alli estaban a pocos centímetros de mis manos.
Aunque no dije nada, mis ojos y mi rostro dijo todo. Delia estaba rica!.
No sé que hice, aún no puedo precisar como me animé. Pero me separé de la silla y la tomé de la cintura, la apreté, ella estaba confundida, y le busqué los senos y los empecé a mamar con fuerza, crei en algún momento que ella me rechazaría, pero no hubo oposición, entonces le tomé las tetas con las manos y seguí chupándolas, sus pezones se erectaron, no podía creerlo, pero cada pezón tenía unos tres centímetros de alzada, era fácil tomarlos con los labios y en algunos casos los mordisqueaba con los dientes. La siguiente reacción de Delia fue sacar el blusón por la cabeza, quedando en calzones.
Mis manos bajaron de su cintura a tomar sus nalgas cubiertas por la delgada tela de su calzoncito. Las metí adentro de su ropita interior y acaricie sus bellos gluteos, aún eran tersos y duros. La levanté, lo cual no fue difícil por su pequeña estatura y la llevé al sofá de la sala de estar, la acosté y le levanté sus piernas, le saqué su calzón y pude ver su raja depilada totalmente, le abrí las piernas de par en par y comencé a chuparsela con deseo, mi lengua se fue directamente a su vagina e intenté penetrarla con ella. Delia comenzó a gemir, y levantaba la cabeza para ver como yo le mamaba el coño.
Rapidamente su raja empezó a segregar bastante flujo vaginal, que yo limpiaba con mi lengua. Le levanté el trasero para que me quedara su culo también a disposición, mi lengua jugó con su ano, eso la puso más excitada, tanto que ella misma tomaba sus propias piernas para que yo pudiera usar mis manos en sus partes intimas. Fue asi que le metí dos dedos en su raja y el dedo gordo de la misma mano en su culo, luego lo comencé a pajear rítmicamente, ella gemía hasta casi gritar de lo excitada que estaba, eso la hizo llegar a su primer orgasmo.
-Por favor, cójeme!!- me dijo en un instante de lucidez.
Asi que me desvestí rapidamente, me puse sus pies a un solo hombro y puse mi verga en su raja y se la hundí hasta el mismo fondo, ella gimió y cerró los ojos. La estuve cogiendo de esa forma un buen rato, la señora estaba muy buena y mientras la follaba le acariciaba las grandes tetas. La estuve ensartando rico en
Luego, me senté en el sofa y ella se montó sobre mi poniendome sus tetas casi en la boca, se sentó en mi verga metiendosela toda, luego comenzó a moverse encima de mi, en un rico vaiven hacia arriba y hacia abajo. Yo no perdí tiempo en tomar sus tetas, una con cada mano y llevarlas a mi boca para mamarlas de nuevo. Delia alcanzó un nuevo orgasmo cabalgando mi verga. –Assiii, assiii, uyy que ricoo!!- gritaba ella.
Estuvimos fajando rico en esa posición. Meti mis manos por atrás y le tomé las nalgas para presionarlas sobre mi verga y lograr la máxima penetración. Delia aullaba ya del placer. Mis dedos jugaron con su culo por detrás, fue entnces cuando decidí sodomizarla. Le dije que cambiaramos de posición, la puse en cuatro sobre el sofá, con el culo por fuera, mi verga estaba empapada de sus jugos vaginales, lo cual era suficiente lubricante, me puse atrás y poniendo mi verga en su ano se la metí, ella gimió y se relajó mientras yo la terminaba de encularla, sus nalgotas era una belleza también, era excitante meterla entre esas dos montañas de carne.
Era evidente que Julian, su esposo, sodomizaba a Delia frecuentemente, porque su ano se dilató y formó un aro grande en su culo. Yo se la bombeaba sin reparos. Le puse mis dedos en la boca mientras la seguía culpando, ella me los chupaba mientras gemía.
Por fin llegué a mi climax, un enorme chorro de esperma llenó su recto y salio por el hoyo dilatado de su culo. Yo gritaba y movía mi verga en sus intestinos.
Nos quedamos descansando sobre el sofá, nos abrazamos, pero no nos besamos. Me dijo que me vistiera y me fuera, porque quería estar sola, me indicó que era la primera vez que le era infiel a su marido, que aunque fuera una m.. era su marido.
Asi que abandoné el casa. Durante la tarde fui a ver a Julian, el ya estaba conciente y me agradeció el favor de la noche anterior. Alli estaba Delia, quien me veía y bajaba la vista. Esa noche Delia la pasó en el hospital junto a su marido, al otro día le darían de alta. Pero en la oficina al otro día me enteré que había tenido fiebre y que aún estaba en observación en el hospital.
En la noche recibí la llamda de Delia quien me explicó lo de la complicación de su marido. Me dijo que estaba en su casa, se bañaria, descansaría un rato y volvería al hospital, alli fue cuando me dijo que quería verme de nuevo. Sin perder tiempo me fui a su casa y ella me abrió la puerta, estaba rica, tenía puesto tacones muy altos, una mini que dejaba lucir sus piernotas y un top ceñido que marcaba sus tetas y sus pezones. Era obvio que lo estaba haciendo por mi, me la llevé a su recamara y le hice de nuevo el amor, me pajié con sus dos enormes tetas, poniendo mi verga en medio y apretándola con ellas. La cogi por casi dos horas, me mamó la verga hasta casi hacerme venir y le eché mi leche en su rica raja y su boca. Fue otra sesión increible.
Luego me hizo jurar que eso sería nuestro secreto. Me dijo que ya nunca más la viera, que el destino hizo que lo volvieramos a hacer, debido a la complicación de su marido, pero que eso era todo. No quería tener problemas con su esposo. Me dio un largo beso de despedida.
Desde entonces solo nos cruzamos miradas furtivas. Me masturbo pensando en ella. Cojo a otras mujeres pensando en sus piernas, sus tetas y su juguoso coño.
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