Tengo un empleado alcahuete de su esposa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como dije, soy propietario de una empresa de repuestos de vehículos livianos y pesados.
Para una fiesta familiar de año nuevo, que hacemos todos los años, vi que el empleado nuevo, Mario, había llevado a su esposa, una morena de 1.60 mt, con un cuerpo que se veía delicioso, además iba muy sexy enseñando mucho, pronto llamó mi atención, la fui a saludar y me presenté como el jefe de su esposo, llevaba un vestido azul de una pieza, con un solo tirante al cuello, escote que se partía en dos y pude ver mientras bailabamos pegados que no llevaba sostén, asi que le vi sus pezones por momentos, además su vestido era muy corto pegado a sus dos hermosas nalgas que es lo mejor que tiene, parecía una putita de bar.
Ella demostraba su interés en mi, casi estuve con ella durante la fiesta y no perdí la ocasión, cuando apagaron las luces, para las canciones románticas, de apretarle las nalgas sobre el vestido y ella no dijo nada, solo se río, luego al ver que no puso objeción, metí mis manos debajo y ahora apreté sus nalgas a piel, pues llevaba un hilo dental.
En eso pusieron las luces y ya no pude hacer nada, su marido, Mario, sin decir nada, alli sentado.
Terminó la fiesta.
Una semana después de las fiestas, Mario entró a mi oficina y me dijo que su esposa que llamare Eva, me invitaba a cenar a su casa, pues quería agradecerme mis atenciones de la noche de la fiesta.
La verdad es que esta morena tenía un sabroso cuerpo, y claro acepté la invitación.
Era un miercoles, mes de enero de este año.
La casa bastante pequeña, tipo apartamento, yo era el único invitado a cenar, alli estaba ella, Eva, tenía un vestido tipo strapple blanco, siempre muy corto, sus piernas son llenitas y atractivas.
A pesar que solo eramos tres había mucho licor, y antes de cenar bebimos, yo escogí whisky, ella tequila y Mario cerveza, Hablamos de varios temas, en el sofa estábamos Eva y yo, y Mario en otro solo él.
El escote de Eva se iba bajando y ella tenía que subirselo, como que el vestido le quedaba un poco grande de las bubis, pude ver en más de una ocasión sus morenos pezones, y ella se daba cuenta, pero al parecer le divertía enseñármelos.
En eso ella propuso poner música, y la puso, escogió música salsa y extendiendo sus brazos me sacó a bailar ante la mirada de su marido que participaba poco en todo.
Yo bailo poco, pero bailo muy bien la salsa, asi que empecé a darle vueltas a ella y en ocasiones nuestros cuerpos quedaban pegados, sentí mi verga pegarse y sobarse contra su vientre, comencé a tener una semi erección alli bailando con Eva.
En eso ella le pidió algo y Mario se fue hacia la cocina, en eso ella me dijo que descansaramos, yo me senté en el sofá y de pronto siento cuando ella pone su bello trasero sobre mi paquete y mis piernas, ella se sentó sobre mi.
No pude evitar rodearla con mis brazos como abrazarla, su suave trasero se sentía rico sobre mi paquete, eso aumentó mi erección.
-¿Le gusta asi don Roberto?, dijo Eva.
– Me encanta, eres una mujer muy bella- le respondí
Ella puso su cabeza sobre mi hombro y al voltear su cabeza nuestros labios se juntaron y nuestras lenguas avidas de pasión se entrelazaron, fue un beso muy caliente, en eso oímos que Mario ya venía y nos soltamos y ella se hizo a un lado sobre el sofá quitándose de encima de mi.
Vi la preocupación de Mario, pero no era por tal vez haber visto algo, sino que se había acabado el tequila que tomaba ella.
Eva se molestó y le dijo que saliera a comprar una botella, que ella no tenía que tomar, el pobre Mario salió rápido.
Creo que fue la oportunidad que vio Eva de quedarnos solos.
Apenas se cerró la puerta, Eva se volvió a colocar sobre mis piernas, ahora más de lado que dándome la espalda, y seguimos besándonos, sus labios y su lengua parecían querer comerse la mia.
Mis manos tocaron sus senos sobre su vestido y sin mucho esfuerzo le bajé el escote y sus tetas salieron, eran medianas pero con un pezón carnoso, los tomé con los labios y las mamé lo que quise, incluso ella las tomaba con sus manos como ofreciéndomelas, me ponía y me quitaba cada teta de los labios como un juego erótico.
-¿Don Roberto, le gustan mis tetas, le gustan? me decía ella
-Son magnificas.
que ricas.
– le respondía cuando mis labios se desprendían de ellas.
Cuando mis manos acariciaban sus piernas e iban directo a su coñito.
Ella me detuvo y me dijo que fueramos a su habitación, nos pusimos de pie, ella guardó sus tetas y nos fuimos de la mano, era la habitación matrimonial, pero eso no importaba en ese momento.
Me fue platicando de la posibilidad de que yo pudiera darle un mejor puesto a Mario, le dije que si era posible.
Entramos a la habitación y de nuevo empezamos a besarnos al pie de la cama y caímos encima entre besos y tocadas.
Nuevamente le bajé el escote y volví a mamar sus buenas tetas, luego se subí el vestido y vi su diminuto hilo dental, bajé a besarle las piernas, los muslos y encima de su chuchita.
Le fui quitando su braguita y quedó al descubierto su rajita bien depilada, sin ningún pelito, parecía la cuquita de una adolescente, me sumergí entre sus muslos y comencé a comerle su parte íntima, chupaba y lamía toda su rajita, Eva gemía estruendosamente y me pedía que se la siguiera comiendo y también de decía oprobios.
-maldita sea que rico que la chupas cabrón!!-, -putaa.
que rico me la comes!!-
cosas asi.
Ella se fue acomodando de modo que quedamos en una 69 de lado, sacó mi verga de mis pantalones y comenzó a mamarla.
Cada uno tenía el sexo del otro en su boca.
Eva se corrió en mi boca.
Nos quitamos la ropa y ella se colocó abajo y yo encima y la penetré al estilo misionero, le di duro, porque tenía una ganas enormes de cogérmela.
Entre gritos y gemidos los dos teníamos sexo duro.
En eso oigo que atras de mi se abre la puerta, es Mario!!.
Yo me detengo al verlo entrar, pero Eva me dice que siga, que todo esta bien.
¿? las dudas entran en mi cabeza.
-mi amor sal de aqui, estamos negociando con don Roberto tu nueva plaza y tu aumento!- le dice la muy puta de Eva.
El cabrón de Mario sale de la habitación y seguimos cogiendo en la misma posición, no se si a propósito, pero ahora Eva grita más que antes, tal vez para que afuera oiga a Mario como su esposa esta gozando.
Yo ya no estoy tranquilo, pero aún asi la pongo en cuatro, tengo que probar ese delicioso trasero que se carga Eva, primero la cojo por la chuchita y se la meto profundamente, ella gime y gime hasta que se corre de nuevo, de veras que es una puta, como goza aún sabiendo que su marido está afuera, pienso yo.
Luego le pongo mi verga en la entrada de su culo y voy empujando de a poco hasta que se la tengo a la mitad dentro de su culo, ahora empiezo a moverme adentro y afuera de su recto, lo tiene apretado, pero ella está concentrada relajándose, luego comienza a gritar como condenada y eso me pone más caliente, entonces empiezo a darle duro y duro dentro de su culo, ella lo mueve muy rico también, se nota que tiene experiencia de coger por alli.
Ahora si estoy cerca, me aferro a sus hombros y se la meto hasta el cabo en el culo, en ese momento mi verga empieza a emitir varios chorros de semen que se meten hasta sus intestinos, yo grito también mi corrida, siguen los segundos y mi verga sigue tosiendo semen adentro.
Por fin se acaba y estoy muy sudado, igual ella.
Me acuesto para descansar un rato, ella también me sigue, me dice -estuvo riquisimo don Roberto!-
Varios minutos después salimos de la habitación, yo salgo con precaución, no se lo que me voy a encontrar, pero Mario está en la sala, se pone de pie y le dice a su esposa -te traje el tequila!-.
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