Un affaire con la esposa de mi jefe
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La llamaré Estela. Una mujer grande, tetas de primer nivel, tez blanca, unas caderas y un culo bárbaro, debo decir para no mentir que todo es resultado de cirugías que le ha costeado su marido, mi jefe. La verdad es que se ve muy buena.
Yo soy Raúl de casi 30 años, casado con una hija. Desde hace un año y medio soy el "asistente" del jefe, es decir que se encarga de su agenda, aveces soy su chofer, haga las reservaciones a donde viaje, me encargo de hacerle llegar las estadísticas de la empresa y de otras empresas, etc. Yo soy administrador de empresas.
Siempre me ha gustado ver a su mujer, Estela, vestida siempre a la moda, sexy, atractiva. En una fiesta, de muchas familias de dinero, yo estaba acompañando al jefe y a su mujer. Ella estaba aburrida y de pronto mi jefe me dice que la lleve a la casa de su cuñada, hermana de su mujer. Estela iba vestida con un vestido arriba de la rodilla, de una pieza, se le podían ver unas pantorrillas macizas, bellos muslos, espalda descubierta y unos pies muy sexys, me di un taquito de ojo viendola. Yo he charlado con ella varias veces, asi que nos tratamos con cierta confianza. En el camino ella me dijo -que haces en esta ciudad para divertirte Raúl?-
yo contesto -pues hay vida nocturna en la zona #, hay buenas discotecas, limpias, seguras y de buena música-.
-Pues yo estoy aburrida, puedes llevarme a una discoteca a tomarnos una cerveza?-, dijo ella.
-Seguro que si!- le dije y tomé camino a una discoteca pequeña, discreta y bonita.
Tomamos una cerveza ya alli en la disco, casi todos los hombres volteaban hacia donde estabamos, y es que Estela llamaba la atención a donde iba. Luego de tomar la cerveza, la invité a bailar, pensé que diría que no, pero aceptó. Salimos y pusieron merengue, que a mi me gusto mucho, asi también la pegaría a mi, lo cual me calentaba la idea.
Estela no era mala bailarina, lo hacía bien. Pude poner mi mano en su fina espalda, luego pegaba su vientre a mi vientre en algunos pasajes de la música, y que decir de su trasero. Luego de dos o tres piezas, ya un poco agotados y transpirados, nos sentamos, pedimos otra cerveza para cada uno y el hielo se quebró, ella me dijo que la tuteara para charlar. Y comenzamos a tomar confianza, incluso hacíamos bromas. En eso un hombre se acercó y le dijo si quería bailar, ella se negó y dijo que estaba con su pareja (que era yo).
Al rato sonó la música un poco más romántica, ahora fue ella quien me sacó a bailar y nos pegamos muy bien, su cuerpo contra el mio, su cabeza en mi pecho, alli ella se confesó, me dijo que llevaba una vida muy aburrida con su marido, que ella sospechaba que le ponía los cuernos, asi también me dijo que tenía años de no bailar, pues su marido que antes era un gran bailarin, ahora no quería sacarla a bailar en las fiestas y por eso no le gusta ir a las fiestas. Yo la pegaba y su buenos senos duros los sentia contra mi. A veces bajaba la vista para admirar su buen escote y verle sus magnificas tetas, su escote al menos enseñaba la mitad de ellos.
Durante el baile romántico hubo dos ocasiones en donde nuestras miradas se encontraron y nuestros labios quedaron a centimetros, pero nadie dio el siguiente paso,
Luego de bebernos una tercera cerveza cada uno, salimos y la llevé a su casa, su marido aún no había llegado, eran como la una de la madrugada. Ella al bajarse, me dijo que se mareo, posiblemente porque tenía tiempo de no tomar 3 cervezas dijo ella, me pidió ayudarla a entrar y llevarla a su recamara, en el camino había que subir unas escalaras curvadas, fuimos subiendo y de repente ella se resbaló, la tomé con los brazos la acerqué a mi, volvimos a quedar rostro con rostro y fue ella quien dio el siguiente paso, nos besamos, primero fue sorpresa para mi, pero luego la lujuria hizo su aparición la tomé con los brazos y la apreté contra mi, nuestras bocas, labios y lenguas entraron en acción, se frotaban salvajemente. Mis manos recorrían su espalda y luego metí mis manos debajo de su vestido y pude apretar sus proporcionales nalgas, entonces ella me empezó a quitarme el saco, luego desbotonó la camisa y me la sacó, yo ya tenía metida mis manos en su braga y apretaba sus nalgas piel a piel con mis manos.
Las escaleras era algo inapropiado, pero la puse de espaldas y seguiamos besándonos, mis manos buscaron ahora sus tetas y le bajé sus tirantes, quedaron al aire esos bellos pedazos de carne, las apreté con deseos, Luego de eso y entre gemidos, me fui bajando por detras, hasta quedar mi rostro a la altura de sus nalgas, subí su vestido y le besé sus ponpas, besaba y chupaba sus nalgas, ella gemía y le bajé las bragas, seguí besando y chupando sus nalgas, luego le abrí las nalgas y divisé el ojo de su culo y su raja que estaba totalmente depilada, brillaban sus labios vaginales, ella estaba mojada.
Mi lengua recorrío cada detalle y arruga de su culo, le hice circulos alrededor también, ella gemía mucho, mis dedos al mismo tiempo jugaban con sus labios vaginales y en la entrada de su vagina. Finalmente introduje primero uno y luego dos dedos en su raja y mi lengua le daba toques a su ano, sentí como mis dedos se mojaban dentro de su vagina, era increible la cantidad de jugos que ella segregó previo y durante su corrida. Después me puse de pie, siempre detras de ella y sacando mi verga del pantalón se la puse en la entrada de su raja y la penetré, sentí a través de mi verga, lo mojado y caliente de su vagina, me puse inmediatamente a pistonearla, ella movia también su buen trasero y esto se volvió una follada profunda y dura, sus nalgas parecían de algodon y rebotaban en mi vientre mientras la cogía. Era tan salvaje la cogida que empezamos a quejarnos diciendo cosas calientes.
Como el movimiento era incesante, cinco minutos bastaron para que ella me tuviera al borde del climax, entonces ella lo presintió y volteo la cabeza para decirme que quería que yo terminara dentro de ella. Le di más duro y en pocos segundos comencé a correrme, mi verga estalló dentro de su raja, todavía le di dos o tres pistoneos duros y me vacié en su vagina. Ambos estábamos sudorosos, me aparté y metí en mi pantalón mis genitales que estaban ya bastante flácidos. Luego abandoné la casa, casi sin decirnos algo.
Pasaron dos semanas y yo sin saber de Estela, en algun momento pensé que cada quien había vivido su momento. Sin embargo, era un miercoles, estaba en la oficina, sonó mi celular, el número no era conocido, contesté, era ella Estela, me saludó normalmente y me invitó a almorzar a su casa. Mi jefe no estaba en el país. Claro que acepté. Si el día anterior estaba vestida muy sexy, ahora era el doble, una mini, blusa pegada a su torso, sus tetas parecían que romperían la tela. Hubo un cruce de palabras en la puerta, luego cruce el umbral y después de cerrar nos abrazamos y nos comimos a besos.
Apenas pude llegar a un sofá, me sentó y ella se montó sobre mi, de frente, le quité la blusa, fue lo primero que hice, quería ver a la luz del día esas maravillosas tetas, aunque eran creadas por cirugía, eran divinas, las mamé todo lo que quise, sus pezones se erectaron parecía estallar y eran gruesos, los chupé y los apreté con los dientes, ella gemía y cerraba los ojos, le estaba gustando lo que le hacía a sus senos. Luego ella se desmontó, se quitó la falda, tremendo cuerpazo para su edad y se hincó frente a mi, me bajó los pantalones a los tobillos y tomando mi verga se puso a darle besitos y a lamerla, me decía cosas calientes que hirvieron mi cabeza, luego la tomó y la engulló casi toda en su boca y la mamó rico.
Luego la invité a montarse de nuevo sobre mi, solo que esta vez tomé mi verga la puse vertical y ella haciéndose a un lado su braga se montó encima y fue colocando lentamente su raja para que mi verga entrara, fue sentándose y autopenetrándose, de nuevo senti lo caliente del interior de su vagina, cuando la tuvo toda adentro ella me besó tiernamente y nuestras lenguas se enrollaron como serpientes en celo, después inició a moverse con mi verga adentro. Esta vez no había prisa, nos besamos mucho y mi verga se acomodaba cada vez más dentro de ella. Luego solté sus labios para volver a mamar sus senos, ella empezaba a moverse con más fuerza y velocidad, mordía su labio inferior de la boca, señal que estaba gozándola y muy excitada. Sus movimientos cada vez más se volvían frenéticos, en eso la oigo gemir y gritar, en ese orden. Estela esta llegando a un orgasmo brutal, ella trata de detenerse, pero yo la tomo de las nalgas y sigo el movimiento de mi verga en su raja, con eso hago que su orgasmo dure más tiempo. Por fin nos detenemos ambos.
Sin sacarsela, la cargo y la coloco ahora acostada en el sofá y yo encima, busco su boca para empezar de nuevo a excitarla, sé que ahora será más rápido, después le levanto sus piernas y le extraigo los zapatos y su braga, le beso y le chupo los pies, los tiene muy bien cuidados, pintados de rosa, le lamo los deditos de los pies, algunos los meto dentro de mi boca. Comienzo a mover mi verga dentro de su raja, adentro y afuera, lento porque aún le beso los pies. Los dejo y comienzo a follarla de nuevo, sigo asi por varios minutos hasta que veo que pone en blanco sus ojos, señal que está corriéndose de nuevo. Yo aún no estoy listo. La volteo y me quedan sus nalgas de frente, se puede ver abajo su raja mojada y dilatada, me voy poniendo encima y la penetro, me pego a ella y le lamo las orejas, ella se excita de nuevo y me pide que la coja más duro, la complazco, le doy más duro, unos empellones que hacen vibrar sus nalgas que estan por debajo de mi cuerpo, mi verga entra y sale rapidamente de su vagina, lo hago por varios minutos hasta que estoy listo para entregarle mi leche, empiezo a disparar varios hilos de semen dentro de su vagina, pareciera que estoy orinando en vez de eyaculando, pues la cantidad es excesiva. Termino, y estoy unos minutos encima todavia, mi verga pierda dureza dentro de su coño rasurado.
Cuando me levantó un chorrito de semen sale de su raja y cae en el sofá. Ella no se da cuenta solo yo. Luego ella se levanta, recoge sus cosas y se encamina al tocador. Yo me quedo alli bendiciendo mi buena suerte. Me visto, mi ropa tiene el perfume de Estela. Ella regresa ya vestida, me abraza y me dice si ya estoy listo para almorzar, vamos al comedor y ella misma sirve los platos. Charlamos de todo en la mesa, menos del sexo que acabamos de tener. Da la hora, y yo tengo que regresar al trabajo, en la empresa de su esposo. Ella me pregunta si nos podemos ver pronto. Yo le digo que ahora yo la invitó a cenar mañana, que conozco un restaurante de comida italiana, ella acepta gustosa.
Al otro día, después de cenar, la llevó a mejor motel de la ciudad y tenemos sexo por casi dos horas. Ya no nos podemos detener. Alli inicia todo. No se cuanto pueda durar más esto, ya llevamos seis meses cogiendo furtivamente, cada vez el sexo es mejor con Estela. Mi esposa ya sospecha y su marido también. Cada vez que tenemos una sesión de sexo, juramos que será la última y luego volvemos a planear vernos.
He averiguado que mi jefe si tiene amante, y no una sino dos, lo cual me tranquiliza un poco si se llegara a enterar.
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