Un amante de 19
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando me casé con Heriberto creí que era el hombre perfecto para mi, pues el es lo contrario, es extrovertido, le gusta hablar mucho, y suele tomar las decisiones rápido. El es comerciante, lleva cosas de un lado a otro y las vende. Vivimos bien, pero cada vez el se ausenta más días de casa.
A los 25 quedé embarazada y al menos tendría compañia, pero un bebé no reemplaza a un esposo. Además comencé a recibir llamadas por teléfono de algunas mujeres que me decían que Heriberto andaba con una tipa, yo le reclamé y él lo negó todo. De esa riña el me dijo que un sobrino de él, que llamaré Daniel, se vendría a hacerme compañía, ya que él queria seguir sus estudios, pero en el lugar donde vivía no había instituciones donde pudiera hacerlo, asi que me haría compañía cuando Heriberto no estuviera, yo no estuve muy de acuerdo con eso, pero por no seguir la pelea acepté.
Resulta que Daniel era un muchacho de 19 años, solo que bastante crecidito para su edad, pues ya se rasura, tiene vellos en los brazos y pareciera de más edad. Pero era bastante educado y respetuoso conmigo, además era atento, me ayudaba con los quehaceres de la casa, por lo que rápidamente lo acepté. Sin embargo fui notando que Daniel era muy promiscuo, le encontré en su habitación revistas porno, las cuales guardé y una noche las abrí y que clase de cosas las que encontré alli, me di una calentada, que aúnque no lo suelo hacer tuve que meter dos dedos en mi panochita y me masturbé hasta que me corrí alli solita en mi cama. Además le descubrí más adelante a Daniel videos pornográficos, yo vi uno cuando él estaba estudiando y también me asombré de lo que ví, nunca Heriberto ni nadie me había hecho algo parecido a lo que presencié en el video, pero si debo admitir que me puso mojada mi panochita y dos noches me estuve masturbando pensando en que yo era la chica de la pelicula.
Debo decir que nunca le reclamé a Daniel, además no le quité las revistas ni los videos. El muchacho era muy atento y cariñoso conmigo, me empezó a ayudar con el bebé, asi podía yo descansar un rato, pues no tengo sirvienta ni niñera. En varias ocasiones el salió conmigo al doctor cuando mi bebé se enfermaba, se desveló conmigo más de una vez cuidándolo. En si no podía decirle nada malo a él, parecía el hombre de la casa que no era Heriberto.
Debo también decir, que Daniel me empezó a ver distinto, yo lo caché viéndome los senos y es que yo soy del tipo de mujer que es delgada, pero que por herencia tengo dos tetas enormes, uso sostén 40 b, soy de tez blanca y mis senos son mi mejor atractivo, que apenas puedo esconder, pues mis senos realmente son grandes, mis piernas son largas pero bonitas y mi tengo poco trasero, pero es compacto y con curvas.
En la lavandería, donde se coloca la ropa que se ha usado, comencé a encontrar que mis pantaletas no estaban en el lugar donde yo las colocaba, y cierta vez encontré una sustancia tipo moco, lo palpé con la mano y luego lo olí, era semen, Daniel se había hecho una paja con mis bragas. Al principio eso me molestó, pero como el era tan respetuoso y colaborador conmigo comencé a tener morbo por todo lo que él hacía. Una noche viendo peliculas los dos juntos en mi cama, él se quedó dormido, me dio pena despertarlo para que se fuera a su habitación, asi que lo tapé con las sabanas y dejé que durmiera conmigo en mi cama. Me empecé a desvestir para ponerme mi ropa de dormir, que es en esta época calurosa, un blusón flojo, me quedaba sin sostén y con un calzón pequeño. Cuando me quité la ropa y quedé solo con interior, por el espejo de mi marquesa lo vi con los ojos abiertos, Daniel estaba espiándome y muy posiblemente disimuló que estaba dormido para espiarme, me envolvió el morbo y me puse a casi modelarle, yo sabía que estaba poniendo duro viendome.
Me acosté y apagué la luz. Me quedé dormida y me fue despertando algo que sentí, yo duermo de lado y sentí un bulto en mis nalgas y sentí un cuerpo atras de mi, era Daniel que se había acercado de lado y tenía su paquete pegado a mis nalgas, yo podía en ese momento reprender a Daniel, pero no lo hice, dejé que el siguiera. Lo hizo un rato y se volvió a quedar dormido. Eso se volvió un juego, y lo peor era que yo lo consentía, me ponia caliente lo que Daniel hacia. Después de eso cuando yo me bañaba dejaba sin pasador la puerta, sabía que Daniel intentaría verme, y asi fue, cada vez dejaba más y más abierta la puerta de la ducha, para que me viera desnuda, yo sabia que después corría a su habitación a jalarsela.
Y llegó el día. Mi bebé se había puesto mal por una vacuna que le pusieron en el hospital, la fiebra subía y no era normal eso, Daniel y yo pasamos en vela cuidándolo, hasta el amanecer del segundo día, vimos que la fiebre cedió, yo salí al patio, alli hay una banca, me senté, al rató salió Daniel y se sentó a mi lado y me dijo que ya lo peor había pasado, me tomó tiernamente de las manos, yo le agradecí que estuviera conmigo le dije que no sabía si lo hubiera podido pasar sola, nos abrazamos y nos quedamos asi, poco a poco su rostro se pego al mio, y nos dimos un beso suave, sus labios pegados a los mios. Luego sus labios tomaron delicadamente los mios y los chuparon, poco a poco su lengua rozaba a la mía, yo estaba muy excitada y además era muy sensual lo que sucedía, yo con el sobrino de mi esposo, que además es de apenas 19 años.
Yo ese día vestía un short de mezclilla una blusa tipo camisa y estaba descalza, el chico besaba muy rico, su lengua alcanzó la mía y nos dimos unos golpecitos de punta y luego se entrelazaron. Una mano de Daniel me acarició la entrepierna y yo lo dejé. Luego como es un patio abierto, podíamos ser observados por algún vecino fisgón desde arriba, asi que le dije que nos fueramos a la sala, ya alli el se sentó y tomándome de la mano me sentó sobre sus piernas y seguimos el beso de hace minutos, lento y de lenguita, se sentía muy rico. Pronto una de las manos de Daniel acarició mis senos sobre la blusa, bajó sus labios para besarme las partes que no cubría la blusa y el sostén. Luego el comenzó a desabotonar mi blusa y me la sacó, siguió acariciando mis senos, se notaba que era su principal objetivo en ese momento, pues me lo bajó y mis senos afloraron frente a él. Daniel los tomó y los empezó a besar y luego a mamar mis pezones con sus labios, me apretaba rico, yo gemí pues se sentía rico. El chico mamó cada seno por turnos, se sumergía en ellos y los llenaba de saliva, yo estaba muy excitada y mi panochita estaba completamente mojadita el chico me tenía loca de pasión.
Daniel chupaba pequeñas porciones de mis tetas y luego terminaba en la punta de mis pezones y succionaba como si fuera un crío. Yo me puse a acariciar su paquete encima de sus pantalones, se le notaba un buen bulto alli debajo. En eso me zafó mi sostén y ahora si quedaron totalmente descubiertas para él. La siguió mamando hasta dejarlas coloradas, mis pezones rosados estaban ahora rojizos.
Al rato me dijo Daniel que me pusiera sobre una mesa tipo taburete que teníamos en medio de la sala, lo hice y quedé en cuatro alli subida, el me fue quitando, con mi ayuda, mis pantaloncillos short, me quedé en bragas solamente, entonces Daniel se fue atras de mi, me bajó las bragas y comenzó a chupar mis nalgas blancas, podía sentir su lengua recorrer mis gluteos como si fuera un helado, con sus manos me abría las nalgas y debió de ver mi panochita mojada y mi ojete del culito, luego como mucho deseo metió su boca entre mis nalgas y sentí su lengua en mi ojete, lo lamía igual como había hecho con mis nalgas, eso me hizo empezar a gemir como loca, nunca me habían lamido mi orificio chiquito en mi vida, a mi marido siempre le había parecido repugnante ese orificio, decía que era de personas pervertidas, y Daniel me estaba demostrando lo contrario. Con una mano jugaba con panochita y con su boca en mi ojete, sentí que se me aflojaban las piernas, estaba teniendo un bello orgasmo alli a manos de Daniel y su lenguita en mi culito y sus dedos en mi panocha.
Con mucha rapidez, Daniel se quitó toda la ropa, se puso en cueros, tenía un bonito cuerpo, ya tenía vellos en el pecho, eso me gusta en hombre, se puso frente a mi con su verga parada, no parecía la verga de un jovencito, parecía la verga de un hombre, larga, gruesa y dura. Me la puso cerca de la boca, sin decirlo quería que se la mamara y yo no lo iba a hacer esperar, sin usar las manos me acerqué y la metí en boca, la chupé como desesperada, pude sentir algunas gotas de semen, pero igual las tragué y seguí chupándosela, el ponía sus ojos en blanco y comenzó a usar su cintura metiendo y sacando su pene de mi boca, como si me estuviera cogiendo por alli. Use una mano para tragarla mejor y para sujetarla mientras le chupaba las bolas, a mi marido eso lo ponía como loco y Daniel no fue la excepción, se puso a gemir mucho, sentí unas gotas de semen después de unos minutos haciendoselo, y me detuve, en el fondo no quería terminar asi. Pensé que Daniel ya quería poseerme, pero tenia otros planes.
Al quitarme del taburete, el se colocó casi acostado, solo sobresalían sus piernas que quedaron en el piso, entonces yo me monté, pero él se acomodó de forma que mi panocha quedó sobre su boca y no sobre su pene. El chico quería seguir comiendose mi culito y también mi panochita, me fui sentando en su boca, pero antes de llegar su lengua ya lamía mi ojete y se iba hasta mi rajita y su lengua entrelazaba mis labios vaginales, -ohhhh qué rico!!- dije espontaneamente, con Heriberto practicámos el sexo oral, pero nunca asi, Daniel devoraba mi sexo completamente, su pequeña lengua le daba toquecitos a mi clitoris y eso me estaba volviendo loca de placer. Estaba llevándome a otra venida, quise levantarme, pero Daniel me sujeto con los brazos, el chico era decidido. Me siguió comiendo el ano y la panocha hasta que emití un quejido, sentí que la habitación se movía y yo con ella, estaba teniendo otro orgasmo, increible ese chico, me había corrido dos veces y aún no cogíamos.
Luego de saciarse, él se puso de pie y su rostro estaba lleno de mi eyaculación vaginal, yo quería que me cogiera, me acosté en el sofá y le abrí las piernas invitándolo, el se fue subiendo sobre mi y tomando su verga con la mano me penetró, yo lo abracé para pegarlo a mi y al mismo tiempo su verga se introdujo en mi panochita, nos besamos un rato luego yo misma le puse mis tetas para que las mamara mientras el se movía dentro de mi, su verga para su edad era grande, casi del mismo tamaño que la de Heriberto. El chico mamaba mis tetas y me cogía, cada vez tomaba más velocidad en sus movimientos dentro de mi vagina. En eso el chico era impaciente, pues en pocos minutos sentí que estaba al borde de eyacular, a tiempo lo detuve, le dije que despacio, que teniamos tiempo, el se paró en seco, Ahora fui yo la dirigió la situación, nos levantamos y le dije que se sentara en el sofá, esto lo había visto en el video, con mi esposo solo lo haciamos en la cama nada más. El se sentó obedientemente, su verga estaba mojada y parada, me fui acomodando encima de él, sobre su verga, se la tomé con la mano y la guié hacia mi panocha, me fui sentando y fue desapareciendo adentro de mi vagina. El chico cerro los ojos, le estaba gustando, -oohhh, esta calientito alli dentro!!- fue lo que dijo, terminé de acomodar su verga dentro de mi vagina. Luego el quiso moverse y le dije -tranquilo cariño, dejame a mi ahora-.
Yo nunca había tenido el control de nada en un relación sexual con mi esposo, siempre él tomaba toda la iniciativa desde el principio hasta el final. Ahora yo me empecé a mover lento, primero hacia adelante y hacia atras, Daniel no gemía sino pujaba cada vez que lo hacía y cerraba los ojos, eso quería decir que yo lo estaba haciendo bien. Después lo cogía levantando mi trasero arriba y abajo, podía sentir su verga salir y entrar en mi panocha. Daniel queriendo tomar parte, me tomaba las tetas con las manos y me mamaba los pezones. Yo lo fui cabalgando a diferentes ritmos, poco a poco lo fui llevando a su climax, y de paso yo también, cuando sentí que estaba por llegar, comencé a moverme más rápido y él comenzó a eyacular dentro de mi, yo seguí moviéndome pues quería llegar también junto a él, seguí moviéndome, el gritaba y luego empecé a gritar yo, los gemidos de ambos se revolvían en la sala, sentí su leche caliente caer en mi vagina, segui moviéndome más despacio hasta sacarle lo último, yo también me había corrido. Es un placer aún recordar esa primera vez..
Me desmonté y tomé camino al sanitario, me lavé la panocha y me vestí alli adentro, cuando salí Daniel también ya tenía puestos los pantalones. Me senté a su lado, parecía un chico asustado, yo lo estaba también por lo sucedido. Había sido infiel por primera vez en mi vida, y con el sobrino de mi esposo. Charlamos un poco de lo sucedido, nos hicimos prometer que nunca más sucedería otra vez.
Ese fin de semana llegó Heriberto y el primer día me hizo el amor. Luego de lo sucedido con Daniel, la forma que mi esposo me lo hizo me pareció tosca y nada sensual, tuve que fingir un orgasmo al final, luego él se quedó dormido, a los dos día se fue, y esa fue la única vez que me tocó.
Pasó una semana y un poco más. Daniel había cumplido su promesa de no tener sexo conmigo, yo era la que me estaba venciendo. Una mañana, era temprano, Daniel no se había levantado, me puse una lencería especial, me fui rumbo a la habitación de Daniel, él dormia, me metí entre las sabanas y pude comprobar que el estaba solo en calzoncillos, me metí en las sabanas y tomando su pene lo comencé a mamar, él se despertó y me dijo que estaba deseando esto desde hace días. Hizo a un lado las sabanas y me fue colocando hasta quedar invertidos, es decir yo con su verga y su cabeza entre mis piernas, me hizo a un lado mi braga y comenzó a comerse mi panocha como si fuera alimento de un hombre hambriento. Me daba tremendas lamidas y chupones en mi ojete y en mi panocha, primero lo hice correrse yo, lamí toda la leche que pude, luego me senté en su rostro y su rica boca me fue llevando a un orgasmo delicioso.
Luego me hizo el amor, yo debajo con las piernas levantadas y el encima, me la metió rico y se puso a chupar mis tetas por un buen rato mientras se movía muy lento. Luego después de dejarlas bien coloradas otra vez, se puso a moverse y entrar y salir de mi panocha; luego lo hicimos al estilo perrito, el me cogía y luego se ponia a besar mis nalgas o a comerse mi ojete, luego seguía cogiendome. Finalmente se corrió de nuevo adentro de mi. Esa mañana no fue a estudiar Daniel, me hizo otras dos veces el amor.
Para terminar les diré, que empezamos una vida de sexo con Daniel, el quería cogerme todos los días, tenía el vigor de la juventud y yo la calentura que nunca tuve. Cogíamos en todos los lugares de la casa, la cocina, la ducha, la sala y el comedor, Daniel era insaciable y yo estaba encantada con eso. Una noche pusimos un video porno de Daniel, queríamos ver otras formas, y hubo una escena de sexo anal, y Daniel me dijo si yo ya lo había hecho por alli, le dije que Heriberto nunca me tocó ese lugar. Entonces él se entusiasmó y me dijo que le permitiera ser el primero en cogerme por ese agujerito. Buscamos en internet y seguimos algunos consejos para tener ese tipo de relaciones, me hice un enema, además él se lubricó bien su pene y yo mi ano, luego el se colocó acostado boca arriba y yo me fui sentando sobre su verga, yo misma me la fui metiendo en mi culito, poco a poco, hasta que ya me había metido la mitad me empecé a mover como cabalgándolo, su verga se fue incrustando en mi recto totalmente, no me dolió y al rato me sentí excitada por ser penetrada allí. Daniel eyaculó antes de lo pensado, me dijo que era más apretadito que mi vagina. -Eloisa, ese hoyito me pertenece ahora, solo es mio, prométemelo!!- y yo se lo prometí.
A pesar que Daniel se molesta cuando llega Heriberto, pues me hace el amor, yo le digo que es mi esposo y tiene derecho. Daniel me dice que quiere estudiar mucho para que yo me divorcie y me vaya con él. Por el momento me mantengo muy activa sexualmente,
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