una aventura en el super
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Siguiendo con mis correrías, viene a mi recuerdo la ocasión en que en una fiesta de mis niños, conocí a los también padres de otros niños amiguitos de mis hijos. Me llamo la atención que el ingeniero Melendez se dirigiera a mí con muchas atenciones que yo no pase por alto. No sabía hasta que punto mi asentimiento a su atrevimiento me iba a llevar. En cada ocasión –que a veces yo pensaba que era intencional- el Ing. me encontraba, no desaprovechaba la ocasión para echarme una flor, aun que mi esposo se encontrara en la misma reunión, por supuesto que yo apechugaba para que él no se diera cuenta. Aun así nunca me queje de esa forma de tratarme y mi esposo nunca supo del riesgo que yo corría- por decir algo- y después de pensarlo toda una noche de insomnio, decidí seguirle la corriente.
Él lo noto y comenzó a hacerme regalos discretos, que chocolates, que alguna pequeña joya, hasta que por fin se sintió más seguro y aprovechando una ocasión en que tenía que ir de compras con una de mis pequeñas hijas, se atrevió a abordarme.
Le dije es usted muy atrevido, pero el replico, estoy dispuesto a correr el riesgo, desde que te vi, no puedo conciliar el sueño hasta que no seas mía. Me sonroje, no creía que después de casada yo resultara atractiva. De hecho mi esposo era tan simple que yo me sentí alagada. Le espete que era un atrevido y un grosero y que eso lo tenía que saber mi esposo porque yo era una mujer decente que respetaba su hogar.
Como lo pensé, el no me creyó-ni yo me la creía. Y no cejó en lo mismo. Me dijo, no tenemos mucho tiempo y yo moriría feliz si me dijeras que sí. Lo pensé por un instante y aprovechando que mi hija estaba en los juegos de maquinita le dije a ella, te dejo un rato. Ella me dijo si mami, no te apures. Me dije 10 minutos? 15?. Lo intentare. La emoción era más fuerte que la responsabilidad.
Le dije donde? En el interior de la tienda. Conozco al encargado de los baños, el me prestara un área privada. Me dio la llave. No lo podía creer. En el baño? Como crees. Si que fuera tan puta! De hecho lo era- me comía la panocha por sentir una verga diferente a la de mi marido.
De manera sigilosa y discreta llegamos al privado. No teníamos mucho tiempo, casi en el camino me iba desvistiendo y el hacía lo propio. Había un pequeño cheeslong y el comenzó a accionar. Me tomo de los pechos por detrás mientras yo me agachaba para quitarme los calzones y por poco se me salen los ojos, pues sentí que una gran cosa se me metía entre las piernas. Yo le dije, al menos deja darte una mamada. Pero cuando vi aquel animal, se me fue borrando la voz. El hombre era flaco y alto, así que aquello parecía con un tripie. Una gran cabeza en el extremo y se movía como una mazacuata. Me costaba trabajo detenerla hasta que por fin me la metí en la boca y comenzó a faltarme el aire. Media fácil como 28 cm con todo y cabeza era un bejucal de tantas venas y la contemple detenidamente por un instante y después pensé, pendeja aprovecha el tiempo. Para ese entonces mi respiración n se hizo entrecortada y jadeante y me comenzó a escurrir el jugo de mi cueva. El aprovecho que ya estaba húmeda y volviendo a las andadas me tomo de los pechos me comenzó a besar el cuello. Yo sentí que me desvanecía con el primer orgasmo, cuando repare al notar que su gran estaca me taladraba el coño, era un perro, era tal la velocidad que se me borro la imagen de los muebles de la estancia. No me quedaba de otra que dejarme llevar, era una bestia sexual y estaba a su disposición. Llego uno, y otro y otro orgasmo: mmmm, mmmmjjj….ha, ha ha, ya ya ya…ya no puedo mas. Sentía los pechos que me estallaban, los sentía grandes, hinchados, plenos. Igual que la panocha, la sentía enorme.
Después me dijo que me había untado una crema a base de cocaína, yo no lo percibí, hasta el momento que me comenzaron los orgasmos. De hecho yo sentía que su verga había crecido tanto que me creía en otro mundo, como una yegua a la que un estalion se la estuviera cogiendo. Comencé a sentir la necesidad de que me perforara el culo y se lo dije, métemela por mi culito, la quiero por el culito, en la saco de mi vagina ¡plop! Y sin mediar un besito siquiera me la dejo ir hasta el colon ascendente, lo digo porque sentía una bola en mi abdomen bajo, del lado derecho: era la gran cabeza de la mazacuata. Era la locura, entonces yo quise apretársela y le eché todos los kilos, en un mete saca que le aprisiono el cuello de la verga y lo hice venir, inmediatamente me la saco y como una pinche manguera de bombero me roció toda la cara el cuello y las chichis. Has de cuenta que me vaciaron una cubeta de resistol.
Como puede me incorpore del piso resbaloso después que nos dejamos caer de la gran venida y comenzamos a limpiarnos, habían roto el record, solo consumimos 10 minutos. Termine de vestirme y salimos uno después del otro. Algunas miradas suspicaces hicieron sonrojarme y mi hija ya estaba en la puerta del área de baños, sentadita y cuando me vio corrió a buscarme. Yyyyy, que traes en el pelo y me lo quito. Era una gran plasta de semen que aquella bestia me había dejado en el cabello y que yo no me percate en el espejo. Salimos, ella haciendo un chiste del cuadro y yo que creía que todos me habían vista como en una película porno, la gran cogida que nos aventamos el ing y yo. Como pude maneje de regreso a casa, cuando recordaba me comenzaban a temblar las piernas y el carro se jaloneaba y yo ponía los ojos en blanco.
Le comente a mi hija, creo que el carro anda mal. Ella me contesto yo creo que sí. Aun hoy en día me arrepiento de lo que hicimos, romper un record cuando nos hubiéramos metido a un hotel toda una noche.
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