UNA EXPERIENCIA EXCITANTE
Quede en una mezcla de rabia, al saber que mi Vero me engañaba, aunque ella me consideraba su ser especial. .
Todo sucedió un día que el trabajo te deja un ratito libre, decidí llamarla para comer juntos, con pocas esperanzas que escuchara su celular. ¿Marqué su número, y a la tercera vez el móvil se conectó, aliviado pensé que no tenía que criticarla por no contestar el teléfono, fue entonces cuando digo… “cariño, como estas?», y la respuesta fueron solo ruidos de lejos. Y por una curiosidad morbosa, me quede escuchando, pensando captar cualquier tontería que dijera con sus amigas, y gastarle alguna broma por la noche, diciéndole que tenía un espía, etc., etc., pero lo que de repente escuche no fue precisamente una conversación, sino unos gemidos, gemidos que conocía muy bien, no en vano hace 15 años que estoy casado con ella, y conozco perfectamente sus orgasmos. Como supongo que haría cualquier persona, seguí escuchando, y duraron al menos tres minutos aproximadamente, y sus reacciones durante este tiempo soltando palabras y frases que en esta oportunidad fueron… vamos negrito dame mas, mas fuerte, eso, eso, así, así, uhmmm, que rico, dame mas, y finalmente su orgasmo, ella siempre una vez se había corrido, se levantaba de la cama y se dirigía al lavabo y en este tramite escuche una conversación poco clara, donde una era la voz de mi esposa, y otra la de un hombre, voz que me resultó totalmente desconocida.
Seguí oyendo, quería detectar alguna palabra que me identificara donde estaba, me sentí furioso y quería ir donde estuviera y hacerle el reclamo, pero quizás no era lo mejor, pero unos segundos después, oigo la voz del hombre que dice «cariño, mira tú móvil, parece que tienes una llamada», y ella le responde «si, de pronto es mi marido», y él le dijo «Oye y si algún día nos pillará qué harías Vero, y ella, sin dudarlo le respondió: «dejarte, tú eres solo mi entretenimiento, el es mi amor».
Quede en una mezcla de rabia, al saber que mi Vero me engañaba, aunque ella me consideraba su ser especial.
En ese momento que ella contesta se da cuenta la llamada esta al aire, y dice «Dígame», yo le respondo, «hola Vero, creo que tenemos que hablar, ahora llamo al trabajo que no iré esta tarde, haz tu lo mismo y nos vemos en la casa», y colgué.
Eran muchos años con Vero, cinco de novios, desde los 16 años de ella y los 18 míos, quince años de matrimonio, feliz matrimonio diría yo, dos preciosas hijas, hemos sufrido juntos el vencimiento de aquel plazo de la hipoteca que no podíamos pagar, las estrecheces de cuando me quede sin empleo, la alegría de la promoción laboral, tanto suya como mía, la ilusión de comprarnos una casa con jardín y piscina, quizás muchas cosas, todo esto, mezclado con la rabia, era lo que pasaba por mi mente en estos momentos.
Tome el coche, y tan rápido como pude, llegue a casa, vi que su coche ya estaba aparcado, abrí la puerta del jardín, entre, entonces la vi sentada en el sofá, con cara apenada, cuando me vio, se levantó, y me dijo:
Lo sabes todo, ¿verdad?
Si, le dije, lo he oído.
¿Qué piensas hacer ahora?
No lo sé, es una situación para mi del todo imprevista, antes quiero escuchar lo que tengas que decirme.
Es que no tengo defensa, ya sabes lo que hice, pero quiero que sepas que con él es la única persona que te he engañado.
¿No sé qué decir, como lo conociste?, quién es?
No sé si estas preguntas son las importantes, creo que mas debes saber lo que siento por él y lo que siento por ti.
Talvez es mejor, las mujeres siempre saben poner las cosas en su lugar
El es mi entretenimiento, mi juguete sexual, me da placer y yo se lo doy a él, pero nada más, no siento más que amistad por él, tu eres mi amor, mi sentimiento, el sexo contigo tiene sentimiento, el que hago con él, es solo físico.
¿Y qué piensas hacer ahora?
No lo volveré a ver, lo que ahora me importa es lo que tú piensas.
No lo sé, yo te quiero, pero esto cambia mucho las cosas.
Lo comprendo, fue el riesgo que corrí, pero no quiero perderte.
Pero tú sabías que esto que hacías podía suponer perderme.
Si, lo sabía, pero las cosas a veces se producen sin que uno sea consciente.
Quizás sería bueno que me contaras un poco como sucedieron las cosas.
Entonces ella empezó a narrar lo acontecido:
A Pedro lo conocí porque era un cliente de la empresa, sabia poco de él, que estaba casado, que tenía más o menos mi edad, que era un hombre atractivo, más nada.
Cuando pasé a Jefe de Departamento, tuve que tratarlo más directamente, cada vez que nos veíamos, el se comportaba como un caballero, amable, simpático, con detalles, en mi cumpleaños me envió un ramo de flores, con una tarjeta que me invitaba a cenar aquel día. Yo le llame por teléfono, le dije que no lo veía correcto, que tanto él como yo éramos personas comprometidas, y que si alguien nos veía juntos podría pensar lo que no ras, pero él insistió de tal manera, que acepté, teniendo en cuenta que ese día tu me aplazaste la celebración porque debías entregar un trabajo al día siguiente.
El me llevó a un buen restaurante, era un día esplendido de primavera, recuerdo que llevaba aquel vestido rosa de ropa fina, de una pieza, sabes que me gusta porque es muy cómodo y fresco y me llega a medio muslo. El ambiente era muy romántico, recuerdo que él pidió al pianista que interpretara una canción y mientras este lo hacía, me tomo la mano, en principio estaba incomoda, pero el vino hizo su efecto y me sentí algo liberada, por lo que poco a poco el ambiente me tranquilizo, pero empecé a sentirme excitada. Y allí ella se detuvo en su narración.
Le dije… Sigue, sigue…
Después de esto, me llevo en su coche a la casa, al despedirnos, yo le iba a dar un beso de agradecimiento en la mejilla, pero sin saber cómo, se encontraron sus labios con los míos, mi primera reacción fue separarme, pero él me acerco con su brazo y lo impidió, la verdad es que el no tuvo que hacer mucha fuerza, porque yo le abrí mis labios y nuestras bocas empezaron a juguetear, no sé cuanto duró aquel beso, en ese tiempo el puso su mano en mi muslo, lo cual no le impedí al notarlo, y sin dejar de besarme, o mejor dicho, al intensificarse el beso, su mano se deslizó cada vez más arriba, subiendo despacio por mi pierna y cuanto más lo hacía, más caliente y excitada me puse, el alcohol continuo seguía haciéndome su efecto, el detuvo su mano cuando estaba a un centímetro de llegar a mis bragas y dentro de mi tenía ganas que continuara, pero no lo hizo.
De golpe tome conciencia de lo que estaba pasando, me separé bruscamente y salí del coche. Yo estaba muy caliente, al entrar a casa tuve que ir al lavabo a darme un baño para tranquilizarme, me sorprendí a mi misma pensando en Pedro, porque la fantasía fue muy real. Afortunadamente nuestras hijas ya estaban dormidas y tuve el tiempo para tranquilizarme antes que tu llegaras a media noche.
Al día siguiente me llamó, yo no le conteste, así sucedió varios días, pero me di cuenta que no se daría por vencido y decidí hablar con él y dejar las cosas claras, decirle que lo que había sucedido había sido por efecto del alcohol, pero nada más, y así se lo hice saber, pero no dio su brazo a torcer, quería verme en otra oportunidad, aunque fuera la última vez. Y con mucho temor finalmente acepte verlo nuevamente, le dije que sí, pero con la condición que nos veríamos en el sitio que yo escogiera. Busque un restaurante donde no nos encontráramos con algún conocido y que no tuviera nada romántico y él estuvo de acuerdo, me dijo que me recogía en su coche a las seis de la tarde. Ese día cuando salí de la oficina él ya estaba esperándome, subí al auto con cara seria, ese día me puse un vestido muy formal, para evitar insinuaciones, aunque era falda como marcan las normas de la empresa para las mujeres. Tomamos camino, yo le dije donde iríamos, pero el tomo otra dirección, le pregunté que pretendía, y me dijo: «no puedo desaprovechar esta oportunidad, si hago lo que dices será mi última posibilidad». Aquello en principio me disgusto, pero para una mujer sentirse tan deseada tuvo su efecto. Entonces fuimos a un restaurante similar al del día de mi cumpleaños. Cuando nos sentamos, le deje muy claro que aquello había sido un mal momento, y esperaba no se repitiera, el dijo que lo entendía y si yo no quería no me buscaría mas.
Mi error fue creer en sus palabras y haber bajado la guardia y sin darme cuenta me volví a encontrar envuelta en el ambiente que había sido mi equivocación. Al terminar la cena acompañada por dos copas de vino Pedro cambió de sitio y se sentó a mi lado, y con su conversación muy divertida y sin que supiera cómo, acerco su boca a la mía, me beso y yo le correspondí, me sentí mal por haber vuelto a caer en sus manos, pero no tuve las fuerzas necesarias para rechazarlo y separarme de él, y mucho más cuando su mano volvió a acariciar mi muslo, por debajo la mesa, mi reacción y error por la excitación fue separar las piernas, mientras se intensificaba el beso, su mano siguió subiendo por el interior de mis piernas, sentí que mi vagina empezaba a mojarse, él supo manejar, sus movimientos suaves y precisos, y te confieso que sentí unos deseos inmensos que llegara hasta mi intimidad, pero él, con cada movimiento hacia que me sintiera mas y mas excitada y continuo solo acariciando mi pierna, note que mis bragas ya estaban empapadas mientras nuestras lenguas seguían entrelazándose, el seguía acariciándome sin llegar a mi intimidad, a pesar que yo tenía las piernas tan separadas como pude aprovechando la complicidad del mantel, en esto se oyó un «ejem», era el camarero, nos había pillado en plena acción, pero él muy discreto nos preguntó si nos apetecía algo mas, Pedro le pidió la cuenta y yo para aquel momento estaba totalmente excitada y entregada.
El pago la cuenta, me tomo de la mano y fuimos hasta el coche, le pedí que me llevara a casa, pero me dijo que iríamos a un lugar más privado, yo le pregunte si era al que llevaba a todas sus conquistas, y me respondió que nunca había tenido una conquista como ahora, que llevaba doce años casado, y jamás le había sido infiel a su mujer, pero que lo que le estaba pasando conmigo, nunca antes le había sucedido.
Llegamos a un motel, yo estaba que me moría de vergüenza, pero la gente del lugar nos atendió con total normalidad, le indicaron a Pedro a que reservado seguir, el entro el auto y cuando se detuvo empezó a besarme, mientras su mano acariciaba nuevamente mi pierna, yo sentía una intensa humedad entre mis piernas.
Nos bajamos del auto y el abrió la puerta del reservado, yo entre y me quedé mirando la habitación y de inmediato pensé que allí seria el lugar donde por primera vez te seria infiel, no me sentí orgullosa de ello, todo lo contrario, pero la excitación me gano, cuando me gire allí estaba él, con los brazos abiertos, me abrazó, nos dimos un beso eterno, su mano acariciaba mi espalda, y poco a poco fue bajando hasta tocar mi culo, todo esto sin dejarnos de besar ni un momento. Yo libere mis manos y acaricie su espalda. Su mano empezó a bajar por mis muslos y luego a subir por debajo de mi falda, hasta acariciar mis nalgas, lo hacía bien, mientras yo seguía acariciándole la espalda.
Y de allí en adelante el comenzó a quitarme la ropa como quien deshoja una flor, hasta que quede únicamente en ropa interior, en este instante se separo de mí, me miro de arriba a abajo, y me dijo; «eres maravillosa, he soñado tanto en este momento», y no niego que le sonreí halagada. Luego el bajo lentamente los tirantes y el contorno del sujetador, realmente tenía ganas que me tocara los senos, mis pezones estaban duros, y él lo notó, y muy seguro coloco sus manos encima de mis senos, acariciándolos con fogosidad, yo me deshacía en deseos, sabiendo que era la primera vez que otro hombre acariciaba mi cuerpo desnudo, y esto me estaba enloqueciendo.
Con este relato hecho por Vero, la rabia inicial se me fue transformando en excitación, ella me estaba contando con todo detalle, quizás demasiado, sobre todo lo que había pasado en aquella primera vez.
Y luego Vero continuó:
Cuando mi sujetador fue a parar al suelo, él se arrodillo frente a mí y me sacó las bragas, y antes de levantarse me dijo: «tienes un cuerpo precioso», y yo me acerque a él y le desabroche los pantalones, se los saqué, al tiempo con su bóxer, bajo el cual se marcaba un importante bulto. Al jalarlos hacia abajo apareció su enorme verga, algo que nunca imagine existiera. Se la acaricie por un minuto y cuando él la acerco a mi boca entendí cual era su deseo, y como era demasiado grande para mi boca solo le deje entrar el glande y lo acaricie con mi lengua. Tu sabes que chupar tu verga siempre me ha gustado mucho, sentí que él estaba muy excitado y por lo tanto no aguantaría más tiempo, y opté por un masaje suave, la deje entrar hasta donde pude y cuando noté que estaba a punto de correrse, pare.
Luego el me levanto y al quedar frente a frente empezó a acariciar mis senos suavemente, incluso demasiado suave, por eso le dije «no lo hagas tan suave», cuando estoy excitada me gusta que mi marido me las acaricie con fuerza.
Cuando llego el momento supremo me dio miedo el tamaño de su verga al imaginar que al penetrarme me hiciera daño, eran casi veinte centímetros.
Y Vero continuo con su narración, siempre muy descriptiva y de seguro debió notar que cuanto más me contaba lo acontecido en detalle, mi enfado disminuía, y mi excitación crecía, ella, por su parte, tenia los pezones duros, lo sabía por qué se marcaban en su blusa.
Y ella continuó con el relato:
Luego Pedro me sentó sobre la cama y separando mis piernas se coloco en medio de ellas, yo las abrí tanto como pude, el acerco su boca a mi vagina, y con su experiencia, su lengua se movía dándome la impresión que se enrollaba en mi clítoris y lo estiraba, que gusto me daba!, yo jadeaba del placer que sentía, flotaba por la habitación, sus manos acariciaban mis pechos, con lo cual no le costó mucho trabajo arrancarme un orgasmo.
Sin dejarme reponer, se subió sobre mí, y mientras me besaba, sentí rondar su verga en mi vagina, en aquel momento reaccioné, estaba en el mes de reposo de la pastilla, y podía embarazarme, pero una vez que la sentí dentro de mí, ya no pensé en nada, solo experimenté una nueva sensación en la medida que poco a poco fue llenando mi interior, yo estaba sorprendida pues nunca había tenido dentro nada tan grande.
Yo ya no pude disimular mi erección, a cada minuto era más evidente, llegué a pensar por un momento que ella había elaborado la estrategia necesaria para que mi enfado se convirtiera en excitación, porque lo que me decía tenia su efecto en mí. Y continuó…
Pedro después de penetrarme, no totalmente, empezó a bombear dentro de mí, y empecé a sentir placer, la angustia por el tamaño fue desvaneciendo, era increíble, no solo la tenia grande, sino que además sabia moverla, cada vez que me penetraba, entraba un poquito más, y creí que no podría entrar más, pero me sorprendí de la profundidad y dilatación que tuvo mi vagina.
Con el acontecer termine corriéndome nuevamente, y esta vez sí estuve segura que fue el orgasmo más intenso que jamás hubiese experimentado, fueron varios minutos agudos de un placer indescriptible, que acabo cuando sentí que Pedro dejo toda su descarga en mi interior.
Ya tenía pleno conocimiento como Pedro se había follado por primera vez a Vero, mi enojo se había ido y estaba totalmente excitado, si esa fue su estrategia, no sé cómo la pensó, pero sin duda era una obra maestra.
Yo quería saber más cosas, pero Vero insistió en que quería escuchar mi opinión, y como me sentía, yo tenía que serle franco, a pesar del engaño, sentía que ella estaba en plan sinceridad, y que tenía claro que para ella Pedro no era más que un juego, un entretenimiento, como decía, y la conversación que había pillado antes me lo confirmo, ella me amaba a mí, y yo no estaba dispuesto a perderla, porque yo también la amaba. La sorprendí con una proposición que de seguro ella no se esperaba, quería conocer a Pedro.
Ella tal vez no tenía planeado que llegáramos a este punto, que yo quisiera conocer a Pedro, pero la calme diciendo… El no tiene que enterarse que yo se lo de ustedes, así que próximamente organizaremos una reunión de amigos y tu lo invitas como un amigo mas. Así lo tratare y lo conocere más a fondo
Cuando llego el día Vero nos presentó, Pedro, este es Juan, mi marido, Juan, este es Pedro, mi amigo y dándole la mano le dije: «encantado, pasa y siéntate». Y él dijo… Me excuso porque mi esposa no pudo venir ya que tenía un compromiso familiar que no pudo postergar. Para mi interior pensé que Pedro pudo haber tenido dudas sobre alguna reacción de mi parte y por eso prefirió venir solo.
A pesar de la situación, Pedro estaba tranquilo, por lo menos aparentemente, le hice pasar al salón y se sentó en el sofá y comenzó a departir con los otros invitados. Más tarde comprendí que Pedro es una persona culta e incluso tiene su atractivo lo cual debió influir en mi esposa para que lo aceptara.
Cuando se marcharon todos los invitados, hablamos con Vero, compartimos opiniones y aproveche para decirle que Pedro me había parecido una buena persona y agregue… no tienes porque usar otros sitios para los encuentros, esta casa es amplia, hay una habitación grande que no usamos y así pueden evitar que alguien los vea entrando a moteles. Lo único que te pido es que no venga por aquí cuando estén nuestras hijas.
Ellas la pasan todo el día en la escuela, y después con las actividades extraescolares, llegan hasta las 7 de la noche. De manera que tienen muchas oportunidades.
Pero hay dos cosas que te voy a pedir y que no te puedes negar, Pedro nunca debe saber que yo estoy enterado de lo de ustedes y en segundo lugar quiero que lo invites en los próximos días a compartir una velada los dos, diciéndole que yo estoy fuera de la ciudad por asuntos de trabajo y ese día tu llamas a tus padres para que recojan a las niñas y se queden a dormir con ellos, esto no es extraño, lo hemos hecho otras veces cuando queríamos salir a cenar, o al teatro, una de nuestras aficiones favoritas. Yo estaré escondido mientras ustedes disfrutan la velada. ¿Qué dices?
Por supuesto, si ese es tu deseo lo hare, tal como lo deseas.
Eso si te pido que no te cohíbas de nada, actúa como lo has hecho antes, así él no notara ninguna diferencia, hazlo sentir cómodo.
El día acordado ella llego más temprano de su trabajo, tomo un baño y por fortuna escogió un atuendo muy sexy, estaba preciosa con aquella blusa roja que dejaba ver el perfil del sujetador, y aquella falda cortita y acampanada, que, completada con unos zapatos de tacón alto, la hacían ver impresionante. Esa noche Pedro, cuando la vio le dijo… estas hermosa, acércate quiero darte un beso y se dieron un beso en la boca, después pasaron al salón, y desde donde yo estaba, perfectamente pude ver sus braguitas, la falda era corta y la silla obligaba a una posición poco discreta, Pedro también debía apreciar lo que yo estaba observando, pero no se atrevía a mirarla con descaro.
Las conversaciones iniciaron comentando la reunión a la que lo habíamos invitado días antes y Pedro se refirió a mí como una persona muy caballerosa y ella le respondió que por eso y por muchas otras cosas jamás me dejaría. Y así continuaron hablando, de vez en cuando una caricia y el vino que no podía faltar, aquel día Vero no se midió en controlar las copas, al final estaba en su casa y con todo a su favor. Así que a las diez de la noche los dos estaban bastante alicorados. Yo por mi parte en sano juicio esperaba expectante ver que iba a suceder y por fin vinieron las caricias cuando Pedro se cambio de silla y se sentó al lado de Vero, Su mano al tiempo comenzó a acariciar los senos de Vero hasta sacarlos de su encierro y acompañando el momento con besos apasionados se empezó a excitar mi esposa.
Todo fue evolucionando y al tiempo que con las caricias se excitaban mutuamente, para mí ver este espectáculo, hizo que mi verga se fuera endureciendo hasta quererla sacar de su sitio, pero preferí permanecer quieto.
Poco a poco los dos se fueron desnudando y cuando lo hizo Pedro comprendí que lo que me había contado Vero sobre su verga no era una fantasía, realmente era enorme y no imaginaba como ella la podía recibir en su vagina sin sentir dolor, sino solo placer. Aprovechando las facilidades del salón Pedro acomodo a Vero en el sofá y comenzó a darle sexo oral y efectivamente fue muy efectivo porque los gemidos de Vero eran increíbles, afortunadamente la casa es cerrada y distanciada de los vecinos para que no la escucharan, aparte de su respiración agitada, eran sus palabras las que resonaban en el salón… Vamos negrito, que delicia, tú sabes lo que haces, uhmmm, uhmmm, ayyyy, ayyyy, que rico, huyy, huyy, Aahh, ahh, ahh. Pero Pedro no la dejo alcanzar el orgasmo porque le pidió que le correspondiera con sexo oral y ella como pudo intento lo mejor, pero no le resultaba fácil dejar entrar esa enorme verga en su boca, pero algo hizo para cumplir.
Pero llego el momento sublime en el que Pedro le pidió a Vero que se acostara en la alfombra y ella obediente cambio de lugar y cuando lo hizo, separo las piernas esperando la llegada de su amante sobre ella. Pedro se acomodo entre las piernas de Vero y tomando con su mano su verga la empezó a mover a todo lo largo de la vagina de Vero para aprovechar los flujos de ella y lubricar su enorme verga y llego el momento en que la acomodo en medio de los labios vaginales de Vero y suavemente la comenzó a penetrar, en ese instante estuve a punto de correrme, era algo que deseaba ver, pero vendría algo mejor y fue cuando Pedro empezó el mete y saca y poco a poco la verga de Pedro se fue perdiendo dentro de Vero hasta que sus pelvis comenzaron a chocar y empecé escuchar los sonidos ya conocidos del típico encharcamiento generado por los flujos vaginales acompañado de “ahhhhh” “oh, sí”, “no pares”, “más fuerte” y «mmm», «uf», «ajá», «oí», «oh», «uh», realmente la verga de Pedro hizo aflorar todo aquello que jamás le escuche a Vero, al tiempo que mi mujer agitaba la cabeza de un lado a otro, de seguro por el placer que sentía, en realidad era verdad lo que me había contado. Y así transcurrieron al menos diez minutos hasta que ella se corrió y explotó diciéndole a Pedro ya, ya, que delicia, pero para, para, no puedo más. Ella le pregunto si ya se había corrido y él le contestó que aún no, y la razón fue que estar dentro de ella era un placer tan grande que quería prolongar el momento aprovechando este día en el que no tenían ningún afán.
Se sentaron en la alfombra y compartieron una copa más en medio de besos y caricias y cobijados por un clima que era el propicio para estar desnudos. Después de unos minutos Vero le ofreció colaborar para que él se pudiera correr, pero con la condición que fuera dentro de ella, ya sabes cuánto me gusta recibir mi premio, ahora que no hay riesgo de embarazo.
Entonces Pedro le pidió que se acomodara en posición de perrito, ella obedeció, y en esta oportunidad pude disfrutar con mejor visual la penetración. Ver este espectáculo teniendo un interés especial fue algo maravilloso. Pedro alababa el maravilloso cuerpo de Vero, se refería a sus nalgas, a su vagina rosadita totalmente depilada al igual que su culito y él empezó un mete y saca al tiempo que inclinándose sobre ella con su mano le acariciaba el clítoris y ella comenzó a gemir cada vez mas fuerte y cuando estaba ella al límite él le pidió que lo dejara follar su culito y como Vero estaba tan excitada acepto de inmediato y Pedro con suavidad empezó la penetración. Al inicio ella gimió un poco pero pronto el mete y saca volvió a su furor y los gemidos de placer de Vero fueron increíbles, en ese instante sentí que no podía mas y me corrí sin siquiera tocar mi verga.
Pedro aprovecho la presión que normalmente se siente en el sexo anal, para finalmente correrse dentro de Vero y ella me pareció que también había disfrutado un nuevo orgasmo. Se quedaron pegados y Pedro le decía… Verito esto no tiene comparación con ninguna otra ocasión en que haya disfrutado del sexo. Y ella le respondió…Este premio no es para todas las veces y se rio a carcajadas.
Cuando se despegaron, Pedro no paro de agradecerle a Vero el momento y subiéndose sobre ella la besaba con una intensidad total.
A media noche como Pedro es un hombre casado recompuso su ropa en el baño y luego se despidió efusivamente de Vero agradeciéndole la invitación a ella y a mí por estar trabajando fuera de la ciudad. Para terminar le dijo siento una envidia grande porque tu marido te puede tener cerca todos los días.
Cuando se cerró la puerta de entrada y Pedro se fue, salí de mi escondite y al encontrarme con Vero me pregunto si me había complacido y era lo que yo quería ver. Le dije que con creces, y que hasta me había corrido sin siquiera tocar mi verga, pero deseaba estar dentro de ella y tomándome de la mano me llevo al salón, se acostó y abriendo su bata apareció su magnífico cuerpo que hizo que en un segundo me desnudara y estuviera sobre ella buscando penetrarla y besarla sin importarme que en su boca hubiera estado la verga de Pedro. No paso mucho tiempo en que los dos estuviéramos disfrutando de la pasión de otros días hasta corrernos acompañados por sus gemidos y aprovechando para dejarle dentro mi carga como a ella tanto le gusta.
Después de esa fabulosa noche nos fuimos a dormir desnudos y así nos encontró la aurora.
En el fin de semana volvimos a estar solos, nuestras hijas estaban donde los abuelos, y comenzamos a compartir unas copas desde la tarde de manera que a media noche estábamos muy alicorados y dispuestos a disfrutar al límite del sexo y estando desnudos en el salón decidimos sincerarnos y contar todos los secretos de nuestra vida intima, yo le confesé mis aventuras antes y después de nuestro matrimonio. Y después ella me conto cosas que nunca imagine que hubieran sucedido y que pueden ser motivo de otro relato.
Y se me ocurrió preguntarle si con Pedro había hecho algo que no hubiera hecho conmigo. Y fui directo y le dije … Vero, con él haces algo que conmigo no hagas?
Sí, me respondió, con el hice un trío, un día me lo pidió, el otro era un amigo suyo de confianza, y la verdad es que la pasamos bien, disfrute la doble penetración, y me gusto, es una experiencia llevada al límite.
Y le has preguntado a Pedro, si su mujer es tan caliente como tú?
Si, ella es muy caliente, y me ha contado que con ella no hay límites.
Y él ha hecho tríos con su mujer?
No, se lo propuso, y ella estuvo tentada, pero al final no quiso, el chico que él le propuso no fue de su gusto.
Ella me pregunto… Y ahora que nos hemos sincerado cual va a ser tu trato conmigo de aquí en adelante?
Bueno, yo creo que debe ser el mismo, y aceptaré cuando quieras estar con él.
De verdad harás esto?
Si, la exclusividad sexual no me importa tenerla, pero si tu amor
Y a que se debe este cambio?, antes no pensabas así.
Supongo que han sido muchos los factores, en primer lugar, te amo, y junto con el saber que tu también, las otras cosas me parecen menos importantes, también está el hecho que Pedro es una persona caballerosa.
En el fondo la verdad es que me cuesta un poco asumir esta situación, pero ya me acostumbrare.
Y pasando de las palabras a la acción Vero se puso entre mis piernas, el batín cayó al suelo, completamente desnuda abrió mi bragueta, y saltó mi verga frente a su cara, se la puso en la boca, y yo empecé a retorcerme de placer. Me corrí en pocos segundos, llene su boca de leche, Vero la trago con gusto y hasta se saboreo.
Esta situación ya hace seis meses que sucede, la verdad es que no se ha visto deteriorada nuestra relación, creo que todo lo contrario, en este tiempo, he conocido a la mujer de Pedro, por cierto, una mujer de bandera, nos hemos hecho amigos los cuatro, de vez en cuando vamos a comer a su casa, o ellos vienen a la nuestra, Y me ha pasado por la mente muchas veces buscar como follarla, o hacer un intercambio, lo único que ha sucedido hasta ahora es en una reunión, donde estábamos bastante alicorados por el vino, una partida de strip-póker donde ella quedó totalmente desnuda, pero no paso nada mas de allí.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!