Una historia real de voyeurismo…!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Saludos amigos y amigas. Les cuento que este miércoles pasado nos inventamos una mi esposa y yo que resultó ser super excitante para ambos.
Resulta que ella hizo un contacto a través de una de esas redes sociales (badoo)y por cosas de la vida resultó ser un vecino nuestro. Lo interesante es que el contacto se fue más allá de la red social y una vez que intercambiaron números de teléfono comenzó, de parte del sujeto éste, un verdadero acoso a mi esposa, que lo invitara a entrar a la casa, que le abriera la puerta trasera para hacerle el amor y cosas por el estilo. Así las cosas y una vez que mi esposa me puso al tanto de ello, se nos desataron nuestros instintos y se nos subió la líbido a ambos, como Uds. comprenderán somos un matrimonio liberal y decidimos sencillamente aprovechar esta oportunidad para desatarnos un poco.
Aprovechando la oportunidad que estamos solos en casa puesto que nuestros hijos están de vacaciones donde sus abuelos, decidimos que ella citara al sujeto este a la casa a echar “un rapidito” como decimos acá en Venezuela, pero les comento dos cosas; primero que el tipo no sabe nada que yo estoy al tanto de todo y segundo, que ellos ya tuvieron un par de encuentros a solas, pero lo que quiero contarles sucedió el miércoles de la semana pasada y nos puso a ambos a millón, desde ese día no hemos parado de hacer el amor a diario, esas situaciones realmente nos elevan la pasión y nos sacan de la rutinaria cotidianidad del matrimonio, se las recomendamos.
Ese día preparamos la escena para que yo pudiera mirar sin ser visto, y descubrimos que desde nuestra habitación se podía echar un vistazo directamente a la sala de estar de nuestra casa donde se desarrollaría la acción, esto lo haría a través de la rendija que deja ver la puerta entreabierta del cuarto por el lado de las bisagras, revisamos varias veces desde el lado de afuera y perfecto, no se veía que hubiese alguien del lado adentro mirando nada.
Ella cuadró la cita como para las siete treinta más o menos, se puso una bata holgada por única vestimenta, mientras tanto yo ansiosamente me medio encerré en mi habitación a observar todo, estaba completamente desnudo con mi pene a reventar el cual jaloneaba suavemente, me unté lubricante para hacer más suave aquello, la idea no era hacerme una paja puesto que el pacto era que una vez se fuera el hombre aquel, ella inmediatamente vendría donde yo estaba para que la rematara…
El llegó puntual, lo vi entrar nervioso pero confiado, miró a todos lados e incluso caminó hacia nuestra habitación como pretendiendo entrar pero ella lo detuvo y lo condujo hacia la sala, la luz de esa estancia estaba apagada pero la del pasillo alumbraba perfectamente aquel sitio.
Lo que sucedió allí fue netamente sexual, no hubo ni besos ni caricias, me recordó mucho los miles de videítos que miramos a través de internet. Ella se sentó en un mueble y él se le situó enfrente y comenzó a desabrocharse el pantalón, ellos estaban situados de perfil a mi sitio de observación, como aproximadamente a cuatro o cinco metros de distancia. Inmediatamente sacó a relucir su pene ya erecto, del cual no voy a decir cuánto le medirá ni nada por el estilo como es costumbre por acá, solo sé que apuntaba al frente y no es muy grueso. Mi esposa sin mediar palabras se lo introdujo en la boca con una voracidad que me asombró, yo sé por experiencia que ella cuando quiere es una buena mamadora y ahora me lo estaba demostrando, se lo sacaba de la boca y le relamía la cabeza para luego tragarlo casi por completo, afuera comenzaba a caer una llovizna lo cual hacía más favorable la estadía del hombre en mi casa, puesto que dejaban de transitar personas por sus afueras; yo en mi habitación observaba todo aquello super excitado, me sobaba suavemente el pene totalmente erecto y hasta metí un dedo en mi culo, las piernas me temblaban, mi respiración se entrecortaba y no era porque fuera la primera vez que veía a mi esposa en estas cosas, sino por el tiempo que había pasado y además por el hecho de que estábamos haciendo aquello, en total desconocimiento de este hombre por mi participación indirecta en todo el asunto.
Así las cosas, luego de un rato de estarlo mamando mi esposa se saca aquel pene de la boca, el cual brillaba impregnado de saliva, se echó hacia delante en el mueble abriendo las piernas y levantándose un poco la bata, le mostró aquella cucota rasurada a aquel hombre el cual la miraba embelesado, se le arrodilló entre sus piernas y le enterró su cara en ella. Esa mamada de cuca no duró mucho, el se incorporó y mi esposa ni corta ni perezosa y a sabiendas de cuál es mi posición favorita, se volteó, se arremangó la bata por detrás dejándole ver su gran trasero y se le puso enfrente “a cuatro patas” sobre el mueble donde antes estuvo sentada, el hombre se le arrimó, colocó la punta de su pene en la entrada de su vagina, la sujetó por las caderas y lentamente comenzó a penetrarla.
La cara del tipo era un poema, yo lo veía perfectamente, de lento pasó a más rápido con su penetración, a veces se detenía por completo sin salirse y entonces yo miraba como era mi esposa la que se movía buscándolo, penetrándose ella solita, regodeándose con ese pene que seguía tieso. Me contó luego ella que el vecino le dijo que quería acabarle dentro de su concha, por eso fue que vi que en un momento dado y cuando la cosa se estaba poniendo mejor, como ella se lo quitó de encima, se dio vuelta quedando sentada nuevamente y mirándole a la cara al vecino, comenzó a mamárselo de nuevo pero esta vez con intención de que le acabara en la boca.
El se lo sacaba y se pajeaba mientras ella sacaba la lengua y se la pasaba por la cabeza de su pene, o bien se lo metía en la boca y comenzaba a moverse como cogiéndola, hasta que en un momento dado vi como ella le apartaba sus manos y se atragantaba con aquel pene mientras el hombre arqueaba, su espalda, levantaba la cara hacia el techo y dejaba escapar un ligero ronquido, estaba eyaculando dentro de la golosa boca de mi esposa. Después de unos breves instantes se lo sacó de la boca y guardó su miembro dentro de su pantalón y nerviosamente como entró, vi que se despedía y retiraba, sentí cerrar la puerta principal de mi casa y vi como mi esposa venía a mi encuentro con una sonrisa lujuriosa en su rostro, me preguntó si había visto todo y por respuesta sólo atiné a estamparle un beso en su boca pudiendo sentir y oler los restos del semen del vecino. Demás está decirles que la hice acabar dos veces mientras la cogía desaforadamente y ella me decía todo lo que había sentido…
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