UNA OPORTUNIDAD QUE ME HA DADO LA PANDEMIA

Mi vecino siempre me estuvo deseando y se llego este momento.
Este es lo que me ha venido ocurriendo desde cuando comenzamos a estar cortos de dinero, a raíz del inicio de la pandemia ya que nuestra vida social, en buena parte era de apariencia la necesitábamos para que mi esposo consiguiera negocios, y esto nos llevo a tener un súper apartamento del que debemos la mayor parte, un par de autos, uno propio y el otro a crédito y a mantener nuestras tarjetas de crédito a tope. La situación se comenzó a complicar por la paralización de nuestra empresa debiendo cerrar actividades por orden del gobierno,  lo cual nos ha llevado al punto que las deudas nos comenzaron a  ahogarnos, con la posibilidad de perder nuestro negocio y lo más grave  es que hemos llegado al nivel más bajo, la falta de recursos para   la alimentación de nuestro grupo familiar conformado por mi esposo y dos hijos de 10 y 8 años y la imposibilidad de acudir a nuestros clientes y amigos a quienes siempre les demostramos una gran solvencia por eso estábamos consternados sin saber qué hacer.

A mi esposo se le ocurrió vender mi auto, que es propio, un auto de alta gama y con ese ingreso solventar en parte nuestra situación más crítica, pero el punto inicial fue quien nos lo podría comprar en la situación actual del país. Y pensando,  pensando, a él  se le ocurrió que se lo ofreciéramos a nuestro vecino del quinto piso, un hombre alto moreno, un poco  ordinario en su comportamiento pero dueño de una gran fortuna, de eso alguna vez alguien había mencionado que en su departamento hasta tenía una caja fuerte de tamaño importante donde mantenía cuantiosas sumas de dinero en efectivo, joyas y títulos.

Cuando mi esposo lo menciono, recordé enseguida que siempre que me encontraba en el ascensor dicho señor no dejaba de mirar mi cuerpo de arriba abajo con ojos morbosos y comentarios de tono subido como… Envidio a tu esposo que tiene una mujer con tan maravilloso cuerpazo, o,  la próxima vez que me vuelva a casar lo hare con una mujer como tú,  incluso un día me llego a decir… Si piensas divorciarte de tu marido, avísame, etc., etc.

Nada de esto lo sabia mi esposo, siempre me lo guarde para evitar conflictos, por eso cuando él me dijo de vender mi auto a Wilson, ese es el nombre de nuestro vecino,  pensé inicialmente en que este señor tenía el dinero suficiente y nos podría solucionar el problema de efectivo, pero cuando mi esposo agrego, creo que tú debes pasar mañana a su departamento y ofrecerle el negocio ya que el siempre ha sido muy amable contigo y puede ser nuestra oportunidad. Lo que mi esposo siempre vio,  no fue la realidad de lo que este señor me decía a sus espaldas, por eso inocentemente me estaba enviando a la boca del lobo.

Al día siguiente,  después de pensarlo mucho y creyendo que sería la solución a nuestra situación económica me decidí,  me organice de la mejor forma en mi vestir pensando que un poco de coquetería podría servir para convencer a Wilson que me comprara  el auto. Cuando llegue a su departamento, toque el timbre y el propio Wilson salió a abrir la puerta, apenas me vio, soltó algunas de sus frases morbosas y me invito a pasar.  Estando dentro me pregunto qué me podía ofrecer de tomar, le dije que un vaso de agua pero él me respondió… Esta importante visita merece algo mejor y fue directo al bar y trajo una botella de vino y dos copas. Note que el vino era de la mejor clase, a pesar de que él fuera ordinario en su trato, se notaba el lujo y buen gusto, igualmente en su vestir él era muy sofisticado, pero no dejaba de notarse su falta de clase.

Después de mil alabanzas y piropos algo burdos me invito a que brindáramos, y efectivamente el vino estaba delicioso, de manera que para tener fuerzas y seguir adelante lo bebí realmente rápido,  todo con la idea de terminar pronto el asunto y regresar a mi departamento,  ojala con buenas noticias.

Pero apenas le comente la razón de mi visita me dijo…  Mira preciosa Sofí,  he visto tu auto por demás muy hermoso y por eso tengo dos iguales en mi bodega, los cuales uso poco porque me gusta más el que habrás visto en el sótano de este edificio. Pero si tienes necesidad de efectivo, que es lo que me imagino, ya sabes que mi cuenta esta a tu disposición para cuando sea necesario y su mirada recorrió mi cuerpo como una scanner, deteniéndose en especial en mis piernas que son uno de mis atractivos.

En algún momento pensé que esto podría suceder pero no me lo espere que fuera tan pronto y tan directo. Le agradecí su oferta pero le replique que mi intención no era adquirir deudas sino convertir bienes en dinero para atender algunos asuntos urgentes. Como el sabia cual era el valor de mi auto me dijo, no hay problema yo te puedo dar el valor del auto y tú me puedes dar lo que más he deseado… estar contigo.

Le dije, pero tú sabes que yo estoy casada y tengo dos hijos. Me respondió… No te estoy pidiendo que te divorcies,  solo que de vez en cuando pases por aquí con cualquier excusa y nadie se va a enterar.

Y como justifico el dinero con mi esposo?

Le dirás que te he comprado el auto y que más adelante haremos el papeleo de la venta y todos contentos, qué opinas?

No sé, no sé, no sé si está bien hacer esto.

Y él enseguida agrego…Comprenderás que es en beneficio de tu familia, nadie se va a enterar y tu marido quedara muy agradecido contigo y conmigo. No te parece un buen negocio, ahora compartamos una copa para confirmar nuestro acuerdo,  y me invito a beber una segunda copa y aunque el vino me estaba ayudando a pasar el difícil momento, de todas maneras me sentía algo nerviosa.

Después de brindar, el se sentó a mi lado y comenzó a lanzar su ataque, con mucha suavidad trato de acomodar mi cabello con sus dedos y de paso rozo mi cuello, punto que es crítico para mi excitación y más tarde se acerco a mi cara, para  darme un beso en la mejilla y al tiempo su mano empezó a deslizarse por mi pierna. Sentí el agradable olor de su loción y el roce de su barba en mi mejilla y su mensaje en mi oído fue… He soñado contigo mil veces y si se realiza nuestro pacto,  de mi obtendrás lo que quieras y empezó a besar mis labios y el roce de su mano bajo mi falda me excito tanto que separe mis piernas para su mano  y mis labios para darle paso a su lengua.

Las caricias se intensificaron pasando a mis senos y con mucha suavidad al contrario de sus mensajes verbales me estaba empezando a cautivar y le fui entregando mi voluntad. El abriendo uno a uno los botones de mi blusa y pronto consiguió llegar directamente a mis senos soltando el brasier. Se refirió a ellos como algo maravilloso y no dejo de besarlos y lamer mis pezones por varios minutos.

Me invito a sacar del encierro su verga y en principio la sentí del tamaño de la de mi esposo pero en la medida que la fui acariciando se fue creciendo considerablemente y me sorprendí, comprobé así los ancestros de su raza afro. Estando en medio de caricias se detuvo y sirvió nuevas copas de vino y mientras me quede sola bebiendo la mía el fue al estudio y regreso con tres cheques como pago de la supuesta venta del auto y me dijo… te doy tres cheques que los puedes cobrar cuando quieras, pero principalmente para que justifiques tus próximas visitas a mi departamento con el fin de cobrarme fechas en las que tú decidas estar conmigo, según nuestro acuerdo.

Deje los cheques sobre una mesa auxiliar, bebí mi copa de vino y él me invito a pasar a su habitación, y allí una a una,  fue despojándome de todas mis prendas y al tenerme totalmente desnuda me dijo… si vestida eres hermosa, desnuda eres extraordinaria y me dio sendos besos en mis senos. A continuación él se desnudo y vi por primera vez en todo su esplendor su verga y me asuste  por su tamaño, además nunca antes había estado con otro hombre distinto a mi esposo.

El me pidió que me acostara sobre la cama y apenas lo hice hundió su cabeza entre mis piernas y por primera vez disfrute del sexo oral. Sus labios y su lengua me llevaron al éxtasis, pero luego vino el cambio y el me ofreció su verga para que se la chupara y trate de hacer lo que creí conveniente, el lo debió notar porque me pregunto… Cuéntame es tu primera vez de sexo oral? Y le respondí con la verdad contándole que con mi esposo solo era sexo en la forma tradicional del misionero y nada más.

Me dijo… Desde luego depende de ti,  pero si vienes conmigo puedes aprender y disfrutar  todo lo que quieras,  te enseñare a disfrutar del sexo y no te voy a pedir ningún descuento por la compra del auto. Y los dos sonreímos.

Después de haber cumplido a medias con el sexo oral hacia él, vi venir la inevitable penetración, afortunadamente todos los actos anteriores habían hecho que mi concha se lubricara bastante, además Wilson tuvo la precaución de humedecer su verga con saliva para luego ponerla a la entrada de mi concha. En medio de besos que me prodigaba en los senos empecé a sentir como su enorme verga me iba taladrando entrando y saliendo cada vez con más profundidad hasta que llego a mi útero y solté un gemido que hizo que él se detuviera y me preguntara… Te duele?  No, no, es que creo que has tocado fondo, la de mi esposo no es tan grande, pero ya mi concha la asimilara.

Los dos empezamos a excitarnos mas y mas y de pronto me pregunto tomas anticonceptivos? Le dije sí, no te preocupes. Y el agrego… porque si quieres tener un morenito como yo, esta es la oportunidad y soltó una carcajada.

A continuación volvieron los movimientos de mete y saca, excitándonos mutuamente, luego con su corpulencia logro fácilmente que cambiáramos de posición quedando yo sobre él a horcadas y me  dijo… Ahora fòllame lo que quieras, y yo pensando en que me estaba demorando demasiado me esmere en mover mis caderas con toda la velocidad que pude haciendo que los dos nos corriéramos pronto. La excitación me dominaba y recuerdo que gemí todo el tiempo  con cada penetración deseando más y mas hasta alcanzar un delicioso orgasmo. Su semen finalmente inundo y refresco el interior de mi concha y estando inmóviles y pegados, me dijo… desde que te conocí no te imaginas cuantas veces desee este momento. Y yo se lo agradecí y me sentí muy halagada, solo le pedí mucha discreción, recordándole que estaba casada y tenía dos hijos.

El me dijo… Cuando quieras venir esta es tu casa y aquí estaré dispuesto a atenderte y me dio un fuerte beso en la boca. Terminada la acción fui al baño para secar la cantidad de semen que Wilson había dejado en mi interior y luego  procedí a vestirme y a recomponer mi figura antes de regresar al departamento para encontrarme con mi esposo.

Una vez ya estando en forma, recogí los cheques y Wilson me despidió con otro beso muy amoroso. Fui a mi departamento y encontré a mi esposo ocupado leyendo un libro y enseguida me pregunto… Como te fue?  Le respondí sin acercarme mucho,  para que no sintiera el olor a licor, aunque no hubiera habido ningún problema si le cuento que para conseguir la negociación tuve que aceptar una copa de vino… Y le respondí su pregunta diciendo… Nuestro vecino es muy duro a la hora de negociar,  tal vez por eso tiene tanto dinero, pero finalmente creo que logre un buen precio,  desde luego le di una pequeña rebaja, el conoce del mercado de estos autos y me comento que tenía dos iguales guardados en su bodega, me pidió que por favor lo utilizara de vez en cuando  a fin de que no se deteriorara. Creo que fue un buen negocio, ah y me lo va a pagar en tres contados, así que tendré que estar pendiente para pasar a cobrar las otras cuotas.

Mi esposo siguió con su libro y solo agrego… te agradezco que te hayas sacrificado por la familia y más adelante le haremos una atención a nuestro vecino en agradecimiento por su ayuda en este difícil momento. Gracias mi amor, Y le conteste… Por nada, fue un placer colaborar con las fianzas de la familia.

Pasados unos días recordé lo acontecido y mi compromiso con Wilson de volverlo a visitar y ese recuerdo me excito, y estando confinada con mi esposo a no salir de casa, además que a él no se le había ocurrido generar espacios de intimidad tal vez por la presencia permanente  de nuestros hijos entonces decidí pasar por donde Wilson y el al verme dejo ver una maravillosa sonrisa.

Me invito a pasar y me ofreció una copa de vino, pero le dije que mi visita era por que estaba deseando estar con él y fuimos directamente a su habitación, allí nos desnudamos y con más confianza disfrute del sexo con Wilson recibiendo dentro de mí  su enorme verga.

Hubo algunos minutos de caricias y besos necesarios para entrar en calor,  aunque desde que pensé en visitarlo,  ya mi concha se había comenzado a humedecer, creo que me ha estado gustando lo acontecido la primera vez y estoy por creer que me estoy prostituyendo, me siento como una perra, y eso  me excita. Pienso en la enorme verga de Wilson y mi concha se humedece, aunque por encima de todo amo a mi esposo. Después de la segunda vez vino otra más,  antes de decidirme a contar la historia acontecida en medio de la pandemia.