Una vez con Lupita
“No Josué, entre nosotros no volverá a repetirse, fue solo calentura del momento, solo somos muy buenos amigos”, fue lo que ella me dijo mientras mi olfato detectaba ese olor a vagina húmeda que algunas mujeres no pueden esconder..
Lupita era en ese entonces una jovencita de 20 años, como de 1.60 mts, delgada con caderas bien moldeadas, un trasero firme, pocas tetas, pero lo necesario para hacerla ver sabrosa, morenita con una piel enloquecedora, ojos pequeños y labios muy llamativos delgados, su carisma y carácter fueron siempre mas atrayentes que todo lo anterior descrito.
Lupita y yo hasta la fecha, aunque ella lo niegue somos mas que buenos amigos, ella es administrativa en la empresa, pero en otra sucursal en la ciudad, cuando yo llevo traspasos de mercancía es ella quien me recibe y hace el papeleo e inventario, así que a veces puedo pasarme medio turno con ella. Hubo química entre nosotros desde el primer día que nos conocimos les puedo asegurar, yo con mis ocurrencias siempre la tenía llena de risas y nos olvidábamos por muchos momentos que estábamos trabajando, agarrados de las manos cuando nadie había nos gustaba platicar, doble beso en la mejilla al encontrarnos y abrazo al despedirse, cuando bajábamos escaleras siempre la llevaba de la mano por que con sus zapatos altos podría partirse la madre, eso y otros detalles hacían que lupita y yo pareciéramos siempre mas que amigos ante los demás. Ella estaba casada, su marido se iba por días debido a su trabajo, no les mentiré, si la quería y quiero mucho hasta la fecha, pero sabrán que a la verga poco le importa eso, si quiere entrar en una mujer esos detalles importan poco, y la verdad con lupita al contacto con ella casi siempre la traía bien parada.
El pantalón de mezclilla y un buen bóxer ocultaban mi erección, los elegía los miércoles que tocaba ir a ver a Lupita, ella es como 7 años menor que yo, esto pasó cuando yo tenia 27, en su oficina, ese día no había sistema así que solo estábamos los dos platicando y riéndonos como siempre, nos tomamos de las manos y platicando le di la vuelta al tema diciéndole lo siguiente
Yo: Lupita, ¿qué tanto te gusta estar conmigo?”
fue notorio que la pregunta la desconcertó.
Lupita: ¿Por qué la pregunta Josué?
Yo: Quiero saber, porque yo me la paso muy bien contigo, eres casi como mi complemento para estar bien.
Al decir eso quizá ella inconscientemente apretó más mis manos.
Lupita: Josué, no sé por dónde vaya tu tirada, pero recuerda que soy casada, y aunque me la paso muy bien contigo solo tenemos y tendremos una bonita amistad.
Yo: Como tu digas, no perdía nada preguntando.
Lleve su mano a mi boca, le tomé los 3 dedos centrales y como si de su alteza se tratara le di un besito en su mano, ella tenía la mirada brillante.
Lupita: ¿En la otra mano no me darás besito?
Repetí la acción en su otra mano, pero no terminó ahí, subí dando besitos por su brazo derecho, ella cooperó dejando su cuello inmune a mis besos, no hubo parte de su cuello que se quedara sin beso, no fue necesario buscar su boca por que ella encontró la mía, tiré la moneda al aire y gané, Lupita ya era mía.
Compilaba todo lo que le haría ya que en ese momento nacían dos amantes, me imaginaba como en esos días que su marido no estaba yo ocuparía su lugar, como estaría entre ese par de nalgas, como la haría que me mamara la verga hasta vaciarme en ella, todo se me venía a la mente, pero ella dijo algo que me paró en seco:
Lupita: ¡Josué, esto no es bueno, te calmaré las ganas y ya por favor!
Ella se bajó a mi pantalón, lo desabrochó y me bajo el bóxer, me miró la verga 3 segundos y me regreso a ver, y me dijo “se te ve bien sabrosa” y comenzó a masturbarme y solo me pasaba la lengua muy poco por la punta, por fin su suave mano me estaba pajeando, ella decía “Josué se te ve deliciosa” mientras acercaba unos Kleenex para limpiar la leche supongo.
“Ya termina!”, ella me dijo en un tonó algo entre molesta y contenta que jamás le había escuchado, le dije “Necesito más estimulación para venirme”, yo quería que ella me la mamara bien, que mi verga se la metiera toda en la boca, no solo la pura lengüita, ella me dijo “¡Es todo lo que vas a tener de mi!”, mientras se levantaba, la tomé de los brazos y la estaba besando y me comencé a subir su falda y ella se apartó de mi y le dije “solo quiero tocar nada más!” y me fui sobre ella a seguirla besando, disque ella evitándolo, pude subir su falda y solo tenía un calzón muy delicioso, pude manosear su culito suave y hermoso, ella besaba como loca, metía su lengua en mi boca, esa lengua que hacia poco lamía mi verga.
Ella le puso seguro a la puerta de su oficina y solita se bajó la ropa interior, le estaba dando vueltas a su culito con el dedo índice, con la otra mano sentía su vagina húmeda y caliente, me baje a mamársela pero no se dejó, la traía con vellitos cortos, se veía y se sentía delicioso, le quise dar la vuelta para clavársela pero ella me dijo “No me la vas a meter, ¡no quieras hacerlo o vamos a salir muy mal Josué!”, no quería arriesgar lo poco que tenía con ella, así que nos seguíamos besando y yo manoseando, en eso le puse la verga entre las piernas y su vagina, se la estaba tallando y al poco tiempo ya estaba mi verga empapada de sus jugos, se escuchaba como chasqueaba el rose de mi verga con sus labios vaginales, ella perdía fuerza en las piernas y yo tenia que cargar mucho peso de ella con mis brazos, ella ya no me besaba, solo tenia la boca abierta y gimiendo suavemente, ahora era yo quien le metía la lengua en la boca.
Lupita: “No mames Josué que rica verga”.
Yo: Deja que te la meta ándale.
Lupita: No así está bien.
Yo: ¿Ni por el culito?
Lupita: Hoy hasta aquí Josué, alguien puede venir.
El que se vino fui yo, no la estaba penetrando, pero sentía bien rico, tanta humedad y calor entre mi verga y su vagina hinchada de excitación hizo que me saliera un chingo de leche, ella al sentirla se cerró bien fuerte y lo hizo por que cuando salieron los primeros chorros de leche yo ajusté el ángulo de mi verga para metérsela y echarle un poco dentro, pero ella lo evitó rápidamente.
Un “UUUUUFFFFFF” y mi verga saliendo de entre sus piernas terminaron el acto, ella seguía como en trance, pero la regresé a la realidad con unos besos, supe que había regresado cuando me empezó a jalar la verga quedándose con las ultimas gotas de leche entre sus dedos. Ella se limpió solita toda la leche que le escurría desde su vagina hasta sus piernas con los kleenex, su calzón también había sido embarrado de leche, usó casi media caja, pues me había salido mucha, estaba hermosa y excitante limpiándose con la falda arriba y el calzón húmedo por mi leche.
De ahí pasó algo que me cambió para siempre y que me ha hecho tomar algunas decisiones un poco diferentes a las que tomaría si no hubiera pasado lo que a continuación describiré: Lupita estaba llorando, yo me preocupé de inmediato y le pregunté qué pasaba…
Lupita: No te niego que estuvo muy rico, pero le fallé a mi esposo, me fallé a mí y ahora no se como vaya a ser nuestra relación, yo te quiero mucho, pero como amigo, esto no debía haber pasado.
Nunca en mi vida yo había hecho llorar a una mujer, por fin sentí lo que era ser una basura por hacerla llorar.
Lupita: No es tu culpa ni mía completamente, ambos supimos lo que hacíamos, no quiero perderte como amigo, en serio eres una parte que no quiero cambiar y mucho menos perder, y aunque no hicimos nada fuerte no quiero que este acto cambie nuestra relación de amigos, Josué, ¿hay forma de hacer como si esto nunca hubiera pasado?
Ver su llanto me hizo ver que por una calentura estaba perdiendo a una amiga, cosa que anteriormente me valdría un cacahuate, pero esta vez fue diferente.
Yo: Primero hay que perdonarnos ambos, hagamos magia, voy a salir por esa puerta y la próxima vez que te vea mágicamente lo que pasó aquí estará borrado ¿vale?.
Lupita: Por favor, gracias, te quiero mucho.
Le di un beso en la frente y me fui, ella terminó el trabajo sola cuando llegó el sistema.
En la noche si me sentí un poco mal, pero crecí un poco, vale mas una buena amistad que una buena cogida.
La siguiente vez que la vi, se cumplió, yo actúe como si nada y ella también, hicimos magia, estábamos como si nada hubiera pasado.
Hoy a 11 años de eso la magia continúa, nos llevamos super bien, haría lo que fuera por ella, por verla feliz, hemos cambiado mucho, a veces veo lo sabrosa que sigue, pero no podemos romper la magia, aunque mi varita mágica a veces quiere deshacer el hechizo.
Contacto en mi perfil.
Wooooooow, excitante pero doloroso lo del llanto de la chica.