Vaya si gocé mi primera infidelidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Yo trabajo desde hace cuatro años en una empresa constructora, soy encargada de presupuestos. En esa empresa hay un chico muy guapo, alto posiblemente 1.85 mt, moreno claro, atletico, y soltero. Por algunas compañeras he sabido que el precioso chico, tendrá unos 23 años, se ha llevado a la cama a casi a todas la secretarias de la empresa, y los rumores que corrían era que él tiene una buena verga y esto más, a todas se las ha clavado por atras, es decir por el chiquito (culito).
En mi caso, soy una chica extrovertida, mido 1.62 mt, soy más blanca que morena, cabello rizado castaño, mis senos son de buen tamaño sin ser enormes, pero mi atractivo número uno es mi colita, tengo dos nalgas que parecen infladas, sin ser exageradas, pero parecen un corazón y es lo que vuelve loco a mi mirado en la cama. He practicado el sexo anal con mi esposo, pero casi siempre ha sido doloroso, lo hacemos cada vez que estamos demasiado calientes y con algunas copas, pues no se si soy yo o mi marido, pero no deja de ser doloroso y lo hago solo por complacerlo.
Volviendo al tema. El chico a quien llamare Marco se ha fijado en mi, pero yo no había dado lugar a nada, he sido correcta y si charlamos y aveces bromeamos, pero hasta alli. En ocasiones hemos chateado con Marco y me ha dicho que soy una mujer hermosa y que él quisiera ser mi esposo para tenerme solo para él. Yo le he tenido que bajar de tono, pues Marco aveces se pasa. Sin embargo, una noche estaba yo chateando con mi lap top, en la cama, con mi esposo a mi lado, él estaba ya dormido.
Me conecté con Marco, quien me dijo que había regresado de una fiesta y había tomado licor, estaba él desinhibido. Me escribió que quería que yo estuviera en ese momento en su cama, yo por error le pregunté -qué me harías si me tuvieras en tu cama en este momento?-, Marco se pudo a describir con mucho detalle lo que me haría, empezó diciendo que me quitaría cada prenda de mi ropa, primero los zapatos y chuparía cada dedo de mis pies, luego su lengua subiría por mis pantorrillas, lamería mis rodillas, luego mi entrepierna y llegaría a mi rajita, me describió casi toda la sesión de sexo oral que me daría, yo que estaba acostada en la cama leyendo todo eso, me mojé mucho, me excité solo de leer lo que me haría, tuve que apagar mi computadora pues sino tendría que masturbarme en ese momento. Terminé muy caliente esa noche.
Llegó la fiesta de aniversario de la empresa, habría una fiesta y cena en los salones de la empresa. Ese día pasé a ser estadística de las mujeres infieles. Como mi marido no estaba esa noche en casa, estaba en un congreso a tres horas de alli, no llegaría a dormir, solo estaba pendiente de mi por teléfono. Esa noche, me puse un vestido cortito oscuro, que apenas cubría mis nalgas, me puse un hilo dental por pantaleta, el escote del vestido era sugestivo y por último mis tacones altos. Muchos compañeros de trabajo me tiraron piropos y me dijeron que era la más bonita de la fiesta. Marco no pasó desapercibido, se me pegó desde que entré, me sacaba a bailar, me llenaba la copa de vino y sus atenciones eran muchas.
El vino me fue subiendo de tono. Marco me sacaba a bailar trataba de pegarse a mi colita, me decía al oído cosas bonitas. Yo le dije que él debía decirle eso mismo a todas las mujeres con las que salía, él me contestó que cambiaría todas las noches con ellas por una sola noche conmigo. Y asi fuimos cachondeando los dos. Nos dijimos cosas de doble sentido y palabras cachondas. En eso jalándome de la mano, viendo que ya no habían muchas personas en ese salón, me llevó a una oficina y me besó, yo quise zafarme pero él me lo impidió sujetándome con fuerza, terminé por vencerme y respondí a su beso, nos comimos a besos y lenguetazos, sentí las manos de Marco en mi espalda y luego tomó mis nalgas sobre el vestido, me las estrujaba, fueron talvez unos 5 o 6 minutos en plena batalla, luego le dije que no podíamos tardar mucho porque la gente podría hablar. Salimos pero ya ibamos muy cachondos, seguimos bailando y luego de algunos minutos, mirabamos a todos y volvíamos a entrar a la oficina a darnos otro pequeño agasajo, Marco ya metía las manos debajode mi vestido y tomaba directamente mis nalgas, sus dedos masajeaban mi ano y mi rajita encima de mis bragas.
Por fin me dijo que salieramos de la fiesta, que me llevaría a un lugarcito para estar solitos, yo me empecé a arrepentir, le dije que yo era casada y que no estaba bien lo que estabamos haciendo, pero en realidad yo estaba caliente y deseaba estar a solas con un tipo lindo como Marco, quería probar lo que decían los rumores en la empresa.
Marco me llevó a un motel, eran como las 11:30 de la noche, entró su auto y subimos al segundo nivel donde estaba la habitación, entramos y vimos una cama grande, con espejos por todos lados, toda la habitación alfombrada. Apenas entramos me tomó en sus brazos y nos besamos, ahora sin tapujos, sus manos nuevamente tomaron mis nalgas, nuestros bocas parecían devorarnos. Luego él me llevó a la cama me colocó acostada boca abajo y luego él me quitó los zapatos y tal como me había dicho en el chat, comenzó a comerse mis pies, le pasó la lengua por todos lados y luego tomó mis dedos entre sus labios y los chupó uno por uno, sacó su pene que ya estaba totalmente erecto y se masturbó con mis pies, apenas pude ver su pene por la posición boca abajo que yo estaba, pero era enorme como me habían dicho. Luego volvío a besarme los pies y luego fue subiendo por mis pantorrillas, me lamió subiendo hasta la entrepierna, subió mi vestido y comenzó a bajarme mi hilo dental que tenía por pantaleta, me la sacó toda, luego me acarició las nalgas con muco deseo, me dijo que era el mejor trasero que había visto.
Abrió mis piernas y se colocó en medio, comenzó una lluvia de besos y lenguetazos sobre mis nalgas, sus manos las tomaron y me las abrió, fue colocando su boca en medio de mis nalgas y sentí su lengua lamer mi ano, lo hacía terriblemente rico, me sacó gemidos de placer, su boca iba de mi culito a mi rajita y regresaba con mucha lengua y saliva, me estaba comiendo toda. -Qué culo más rico, eres la mejor, que delicia!!- eran palabras que Marco me decía sin dejar de mamar mi trasero. Mi raja goteaba de excitación y el no dejaba de comerse todos los jugos que salían de mi vagina. Me tenía al borde de la locura, crei que me desmayaría del placer que me daba con la boca. Para mi mala suerte, mi teléfono sonó, Como mi cartera estaba en la cama, la jalé como pude y vi la pantalla, era mi esposo. -Qué hacer??-, hice fuerzas y contesté, me saludó y me preguntó como iba la fiesta, yo que tenía a Marco pasando la lengua por mi ano y sus dedos masajeando mi rajita, me ateví a decirle que estaba un poco aburrida y me inventé que apenas lo podía oir, tratando que él cortara rápido la comunicación y asi fue, me dijo que me llamaría más tarde y cortó.
Luego de cortar la llamada, Marco que se había dado cuenta de todo me metió dos dedos en mi raja y se puso a meterlos y sacarlos mientras me lamía el ojete del culo, no pude aguantar mucho y gritando llegué a un orgasmo tremendamente rico, creí que me ahogaba, pero era el placer. Marco bebió todo lo que salió de mi vagina. Luego quitándose toda la ropa y teniéndome aún boca abajo acostada, se fue subiendo y acomodó su verga en mi rajita y me penetró, Marco con fuerza me la fue metiendo, sentí el largo y grosor de su buena verga, no tenía para cuando terminar de metermela, yo estaba toda mojada de la rajita, luego se puso a embestirme, primero lento, pero poco a poco me la metía con todas sus fuerzas, yo me sentía llena de verga, lo sentía rico, me estaba llevando a otra inevitable corrida, Marco me apretaba las nalgas y me embestía con un animal hambriento. Yo empecé a correrme y gemía, pero a la vez casi le suplicaba que me cogiera más duro, que me destrozara mi raja. Fue un brutal orgasmo el que conseguí y Marco no dejó un momento de cogerme duro.
Cuando me tranquilicé, marco me la saco y me puso en cuatro, nuevamente se puso a comerme la raja, esta vez mi parte íntima estaba totalmente dilatada, abierta y super mojada, pero no le importó lamió los restos de mi corrida y en ocasiones pude sentir como la punta de su lengua entraba en mi vagina, todo una delicia. Después puso su verga en mi raja y me cogió en la posición perruna, pronto su ritmo fue de nuevo rápido y duro, su verga me llegaba bien profundo, él chico no pensaba todavía en correrse, era todo un semental.
Mientras me estaba penetrando en esa posición, tomó mi bolsa de mano y se puso a buscar algo, yo no entendía en ese momento, hasta que sacó de mi bolsa una crema de manos que uso todo el tiempo. La abrió y se untó la crema en sus manos y sacando su verga de mi rajita, se untó generosamente su miembro, luego puso crema en mi ano usando su dedo, incluso sentí su dedo entrar en la orilla de mi ano. Ya sabía lo que se proponía, pero me tenía loca de placer sexual que no hice nada por detenerlo, se merecía intentar metérmelo por la colita. El chico me hizo bajar la cabeza y levantar el trasero, parecía que sabía lo que hacía, Luego con sus dedos embarrados comenzó a dedearme el esfinter, primero metió uno de sus dedos hasta la mitad y me los pistoneaba, a su primer dedo se unió un segundo, el chico buscaba dilatar mi agujerito, y tenía razón, poco a poco tenía sus dos dedos dentro de mi ano y no sentía dolor, se puso detras de mi y tomando su verga sentí su carne en mi orto, luego la fue metiendo lentamente en mi culito, ohhh!!, metió la cabeza de su verga, luego otro poco y se puso a pistonearla, cada vez me penetraba más y más su enorme verga, hasta que por fin me la dejó ir casi toda.
Me puso a cogerme ritmicamente, la tenía todo adentro y no había dolor como con mi marido. Lo oí gemir de gusto cogiendome el culito, Marco estaba embelesado. A diferencia cuando lo hacía con mi marido, me estaba dando placer su verga en mi orto, poco a poco, el supo irse lento pero profundo y hubo un momento en que la excitación me obligó a gemir, por fin estaba gozando una relación anal en mi vida. Y Marco también estaba llegando a su climax, -volteate!!- me dijo, la sacó y me estaba esperando para correrse sobre cara y sobre mis senos. Había sido un tremendo palo.
Yo estaba agotada, me quedé descanso un rato sobre la cama, yo estaba desnuda. Marco se fue al lavado y se aseó. Yo fui posteriormente y me lavé mis dos agujeritos que habían sido penetrados por la verga de Marco. Al salir pensé que él ya se hubiera puesto la ropa, pero no era asi. Alli estaba sentado en la cama, me llamó y yo llegué, tomó su verga que aún flácida era grande, me pidió que se la mamara, yo la agarré con la mano, la sentí fresca, por la lavada que él le había dado, me la metí en la boca y la empecé a chupar, su carne se fue poniendo dura adentro de mi boca, Le di una buena mamada hasta ponersela de piedra. Luego el me dijo -móntate encima!-. Yo dejé de chuparla y me fui colocando arriba, yo misma me la fui metiendo en mi rajita, hasta que desapareció dentro de mi. Luego empecé a moverme como cabalgando caballito, su verga se enterraba en mi vagina profundamente. Mientras me movía Marco me tocaba los senos, me mamaba los pezones o me besaba. Alli estuve montada varios minutos hasta que sentí que estaba por llegar a una nueva venida.
Marco se propuso ayudarme a llegar, me empujó para atras sin sacarmela y quedamos yo abajo y él arriba, yo lo abracé con las piernas para pegarmelo a mi cuerpo, yo estaba nuevamente como loca de placer, los dos nos moviamos a un ritmo endiablado, su verga entraba toda en mi rajita, podía sentir su vientre y sus huevos chocar contra mi parte. Los dos empezamos a aullar de gusto, sentí como Marco eyaculaba su leche dentro de mi, sentí ese calorcito, yo también me aferré a su cuerpo y comencé a tener como ataques, era una corrida de yegua, Marco me dio embestidas secas para sacar hasta la última gota de leche, luego me besó en los labios, estuvimos asi un par de minutos hasta que nuestro cuerpos se calmaron.
Nos vestimos después de descansar un rato y cuando me llevaba en su auto a mi casa, nuevamente el teléfono era mi esposo de nuevo, le dije que alguien atentamente me llevaba a casa, que no tuviera pena, lo que no le dije era que mi rajita y mi culito venían manchados de la lechita de Marco.
Gracias por leerlo y quiero indicar que no fue la última vez.
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