Viaje de negocios
Aristóteles viajó a Brasil para una negociación de artículos del hogar. .
Aristóteles era un hombre de unos 35 años, casado, su esposa se llama Andrea, tiene dos hijos Agustín de 12 años y Marisol, de 8 para 9. Tiene un trabajo estable y muy bueno, no solo desde el punto de vista económico, sino que puede estar lejos de casa porque viaja constantemente.
En uno de esos viajes le tocó ir a Brasil a conversar con un empresario para trata de importar productos de la empresa de la que es gerente de ventas y que desde Brasil en bien los suyos hacia el país.
Estuvo alrededor de una semana y se encontró de Edson todos los días. Las negociaciones llegaron a buen puerto. Al llegar el fin de semana Edson lo invitó a una fiesta que iba a dar en su residencia de Rio de Janeiro. Ari le preguntó de qué modo debía ir vestido. El brasileño le contestó que como él quisiera. No se trataba de una fiesta formal.
Al llegar a la residencia, ésta era imponente, tenía u amplio parque que fue el lugar en donde se estaba llevando adelante la reunión. Había de todo, vinos selectos diversas clases de champañas, mesas para servicio de cada uno de los invitados de los más diversos manjares. Si bien la noche transcurría dentro de ciertos límites, en un momento determinado de la misma, Edson le dijo que lo acompañara, fueron juntos hasta una de las habitaciones del primer piso, abrió la puerta de una habitación, estaba una mujer cogiendo con tres hombres jóvenes, de cuerpos muy trabajados en el gimnasio, con sus vergas duras, cada una de ellas en cada uno de los agujeros de la mujer.
Ari quedó un poco asombrado por la escena, Edson le dijo, cuando pueda contestar te presento a mi esposa, la mujer dejó de mamar la pija y le dijo hola, ¿cómo estás? A lo que Ari respondió que bien, mientras ella volvió a su tarea. Edson le dijo que se sentaron en el sillón que se encontraba bien enfrente de la cama para observar esa escena porno en vivo.
-No hay nada más que me haga disfrutar que ver a mi mujer coger con otros, me excita que chupe vergas, que le acaben en la boca y que se la metan por el culo y por la concha.
-Estoy muy asombrado, dijo Ari, que estaba con la verga dura y trataba de disimular de la mejor manera.
-No te asombres, respondió el anfitrión, es un placer para mí.
-Y no te da celos, porque parece que tu mujer está gozando como una perra en celo, dijo Ari, con cierta picardía para ver qué tipo de reacción encontraba en Edson.
-Para nada, soy yo el que le propuse a mi esposa que hiciéramos esto. Me encanta, me pone rampante, me hace endurecer la pija, me dan ganas de asirla por la cintura y cogerla con la violencia que merece y descargar mi semen en su boca y verlo cómo lo traga.
-Muy interesante el punto de vista, pero ahora vos no lo estás haciendo, sino que los hacen otros y toman a tu mujer como una puta.
-Eso es lo que más me agrada, ver como mi mujer es una puta asquerosa, libidinosa, perversa y depravada.
-Una vez que los mancebos terminen te invito a que veas lo que hago con ella.
Y así fue los jóvenes terminaron con su metier, embadurnaron a la mujer por todos lados con semen caliente, Edson se levantó del sillón, se desnudó, ya estaba duro e hizo lo que le había contado a Ari, que estaba impávido ante lo que veía, hasta que fue invitado a participar. Ari no lo dudo y fue rápidamente desnudándose desde el sillón hasta la cama. Ambos hombres hicieron de esta mujer una puta barata, que gozó cada instante de que la convirtieron en una cualquiera. Es más, le gustaba su rol y lo desempeñaba a la perfección.
-Que te pareció, dijo Edson.
-Fantástico, respondió Ari. No encontró otra palabra más precisa para definir lo que había ocurrido.
-¿Eres casado Ari?, preguntó el anfitrión.
-La respuesta fue: Sí.
-Pues tiene que probar esto con tu mujer, verás que es muy bueno.
-Mmmmmmm, no lo sé, debería pensarlo, respondió el invitado.
Aunque la idea quedo dando vueltas en su cabeza.
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