Vouyer por camaras de seguridad
Cuando tu amiga es tu cómplice y te permite mirar por las cámaras de seguridad.
Casi es la hora, me encuentro en el salón de casa, tumbada, me voy a acomodar, solo una bata de seda anudada y braguitas, ahora toca disfrutar de lo que he tardado varias semanas en preparar
Todo comienza cuando una compañera me presentó a la chica que ha abierto un gabinete de belleza cerca de la oficina, ese tipo de chica con el cutis perfecto, siempre bien maquillada, el pelo rubio cogido de una forma informal y un cuerpo maravilloso, cuando la visité la primera vez ya me pareció de lo más interesante, quedé muy satisfecha, me hizo un estudio de piel, de todo mi cuerpo y comenzamos las sesiones.
Fuimos intimando, algún día tomamos un café, comenzaron las confesiones, yendo a mas, ella me dijo de la necesidad que tenia de llevarse todos los días a un hombre a la cama, entre risas por mi parte le expuse alguna fantasía, la diferencia estaba en que yo estoy casada, y aunque mi marido era de la misma forma de pensar que ella, pero yo tenía cubierta mis necesidades con “un amigo”, al que visitaba después del gym esporádicamente entre semana, sabía que mi marido andaba con unas y otras, y realmente no me importaba demasiado.
El viernes quedamos en comer juntas, la sobre mesa se alargó con alguna copa de más, ella me dijo que tenía que aprovechar bien el fin de semana, porque sus habituales coincidían que no estarían disponibles durante toda la semana, y ahí fue cuando se me ocurrió, ¿Por qué no te acuestas con mi marido?
Bea se quedó un poco de piedra, yo ante esa reacción le dije:
Es broma
Pero me confesó que las veces que me había visto junto a él, le pareció un hombre muy atractivo, por ella no había problema, y ahí comenzamos a darle forma.
Conozco la agenda de mi marido, sabía que el viernes seria buen día, ella me ofreció ver todo lo que ocurriera si lo citábamos en el gabinete de belleza, tenía cámaras de seguridad y podía darme la aplicación y claves, por lo cual lo podía ver en el Smart tv de casa, incluso grabarlo, ahora solo tenía que conseguir que el accediera, entonces ella me dijo:
Dile que venga a recogerte ahora y yo me encargaré del resto.
Así lo hicimos, en una hora llegó con su aire de seductor vistiendo de forma deportiva, Bea estaba más desinhibida de lo normal, me hizo una señal para que los dejara solos, me acerque al baño y cuando volví:
Nora, he visto que tu marido necesita un tratamiento muscular urgente, le he dicho que se ha quedado un hueco el viernes a las 17.00h, así que ya sabes que lo tendré dos o tres horas haciéndole tratamiento, nos reímos todos, aunque nuestra mirada se selló con un brindis de copa.
El fin de semana lo pasamos en la playa, hablamos de lo atractiva que es Bea, y del cuerpo tan bonito que tiene yo le dije que tiene mucho éxito entre los hombres, y que me había mirado insinuando lo bien que estás tú, a lo que mi marido hizo ademan como si eso fuera lo habitual de él todos los días.
Así que aquí me tenéis, dispuesta a ver como mi marido se lo monta con mi amiga, no sé si me dará un ataque de cuernos, o me masturbare mil veces.
El viernes suena mi móvil, Bea me dice que si estoy mirando las cámaras, efectivamente, cuatro cámaras, una desde los pies que deja ver parte del baño, otra desde la cabeza, otra desde arriba y una última lateral, ella saluda, me habla por los micros de ambiente que tiene las cámaras, se ha puesto una bata blanca súper corta con zapato de tacón, le digo:
Pero que puta eres, así no me extraña que todos los días te tires a uno.
Faltan cinco minutos, le digo que hay poca luz en la cabecera, por lo cual enciende otro foco, así mejor, le digo que voy a llamar a mi marido para ver si ha llegado ya,
él me contesta que está entrando en un parking frente al local, me despido ajeno a que lo iba a ver en directo.
De nuevo llamé a Bea, en tres minutos lo tienes ahí, desde ahora silenció mi micro para no interferir, yo los veo y los escucho.
Suena el timbre, ella me sonríe y me envía un beso, se dirige a la puerta, lo recibe, veo como el no salé de su asombro al verla con la indumentaria que se ha preparado, ella le ofrece un café o refresco, mientras le indica que se ponga cómodo,
Bea es una auténtica profesional en el arte de la seducción, él no puede quitar los ojos de su trasero mientras se toca sobre el pantalón, ella se inclina para sacar una botella del refrigerador, y filtrea con él tocándose, ella lo invita a que pasé a la cama de masajes, él le pasa la mano por la cintura y ella se deja, le indica que se desnude mientras le ofrece una toalla, le pregunta que si totalmente desnudo, y ella le contesta que lo que prefiera, que mejor desnudo para no marchar su ropa interior con el aceite corporal, ella se da la vuelta mientras el muestra su cuerpo atlético, me sorprendo cuando veo a mi marido con un slip negro estampado de flores que no conozco, el muy canalla se ha preparado para resultar más atractivo, se tumba en la camilla y se pone la toalla cubriendo de la cintura a la cadera, la mira que aún sigue de espalda preparando sus productos, él se coloca de nuevo la toalla, ahora ha dejado menos cuerpo cubierto.
Bea entra en acción, desde atrás a la cabeza de mi marido mira a la cámara y veo como me guiña un ojo y sonríe, entonces la escucho decir que comenzarán por la espalda, el al girarse se queda desnudo, ella no le presta importancia, le coloca la toalla en el trasero y comienza el masaje, Bea lo encuentra muy cargado de cuello y hombros, se coloca frente a él, se ha soltado un botón de la bata,
Desde mi sofá puedo verlos, comienzo a acariciarme, me están excitando, las manos de Bea bajaron hasta su trasero, y tirando de la toalla, le dijo: Si no te importa vamos a prescindir de esto.
Me extrañaba que mi marido aun no hubiera hecho intención de tocarla, mientras ella desde la cintura de él y hacia los pies, metía sus manos entre sus muslos, yo estaba deseando ver como mi marido se animaba y comenzaba, realmente creo que yo estaba más caliente que ellos, me abrí la bata, quedándome casi desnuda, había comenzado a tocarme el clítoris con un vibrador, tenía que hacer paradas porque me venía, y por fin vi su mano que entró por la bata blanca, ella certificó el permiso con una sonrisa, ahora los dos se tocaban, hasta que mi marido se giró y se incorporó, le vi una gran erección que ya conocía de sobra, pero el hecho de verlo en pantalla me trasladaba a una película xxx, la agarro de la cintura y le abrió todos los botones, ella se había preparado muy bien la muy puta, solo llevaba unas braguitas brasileñas y como tiene el pecho operado pues se quedó con los pezones de punta a frente a él, que no tardó en meterlos en la boca.
Bea me miraba poniendo cara de placer, ella sabía que yo me estaba tocando, y la muy guarra le dijo: No debemos seguir, soy amiga de tu esposa, a lo que el básicamente se lo paso por donde pudo y siguieron mientras ella me sonreía, yo seguía tocándome. La tapicería se había manchado, saque mis dedos mojados y me los llevé a la boca, al instante llegó mi primer orgasmo, no pude resistirlo, se me escapó, me temblaban las piernas mientras seguía acariciándome sin perder detalle de la pantalla de televisión.
Mi marido agarró a Bea y la hizo poner de rodillas, se estaba mostrando como un macho dominante, y ella jugaba a ser sumisa, le agarraba del pelo mientras con violencia le metía su polla en la boca, conocía bien eso, me lo había hecho mil veces, le excitaba sentirse macho dominante frente a la mujer, a mí me acabo gustando, tanto como la gran descarga que acostumbraba a hacer sin avisar, y que estaba esperando ver en Bea, ella no tenía conocimiento de esa faceta, ahora sería yo la que se reiría, pero de momento cambiaron, la tumbo en la cama de masajes y apartándole las bragas pude ver como si de una película porno como la penetraba, ella gimió, y creo que no falseando, creo que su cara era de verdadero placer, el comenzó a mover la caderas y realmente se estaba portando como un profesional, Bea tuvo un orgasmo, la veía temblar convulsionando, mientras que el no paraba, le excitaba verla así, ella lo abrazó con sus piernas por las cintura, y el no para hasta que de nuevo como si de una muñeca se tratara, la llevo al suelo y la puso de rodillas, ahora si era la descarga que esperábamos, el forzó su cara en la verga y comenzó a vaciarse dentro de su boca, ella quería escapar pero él la retenía, yo sabía hasta donde llegaba la verga de mi marido, seguro que la tenía en la garganta, la estaba asfixiando, se quería escapar, pero él seguía, hasta que la hizo tragar hasta la última gota, después le sacó la verga goteando semen y saliva y ella quedó extenuada.
Creo que no se atrevía a mirar a la cámara, se le escapó una mirada como diciendo: me ha dejado muerta.
Se dirigieron al baño, ahí no tenía visión, algo podía ver por estar la puerta abierta, ocasionalmente los veía abrazarse y jugar, yo seguía con mi satisfacer dándome placer, estaba a punto de llegar otra vez, pero de nuevo salieron a la sala, él la abrazaba desde atrás, le besaba el cuello y le manoseaba las tetas, ella le correspondía, hasta que la empujó hacia adelante, con su pies le abrió las piernas y le clavó la verga de un solo golpe, ella gimió, no podía ver si se la había metido por el culo o de nuevo la había introducido en su coño, la agarraba del pelo mientras le daba golpes de cadera, sabia que estaba disfrutando por como gemía, le pedía más y él le soltó una cachetada en el trasero, después otra, ella pedía más y recibió una tremenda paliza, llegamos los tres a la misma vez, yo me encontré gritando en mi sofá mientras ellos caía sobre el suyo, por las cámara percibí como le bajaba por los muslos la leche que había dejado mi marido en su interior.
Quedaron por un momento abrazados, se besaban, y ahí fue donde realmente sentí celos, verlos como dos amantes, sentí como me ponía los cuernos, y como mi amiga me estaba traicionando, después los volví a ver entrar de nuevo al baño, esta vez no había juegos, se frotaban el uno al otro, y de nuevo celos, quizá era el momento de pensar en una relación abierta, había encontrado el complemento ideal para mi vida sexual, no sé, si debía decirle a é que lo sabía todo, e incluso hacer que el me viera con mi amigo o incluso mi despertar lésbico y hacerlo con Bea.
Lo vi como salía del estudio de Bea, ella cerró la puerta y se vino a la cámara, marcó con el móvil y sonó la llamada.
Nada más descolgar: ¡No podía imaginar cómo folla tu marido!, que sepas que me lo voy a follar todas las semanas, me ha dejado el coño destrozado, yo me reí, no pude llamarla más que puta mientras ella no paraba de hablar, estaba ida, acelerada, no me dio tiempo a mediar palabra, cuando me dijo:
Observa lo que voy a hacer ahora, Se tumbó desnuda en la camilla y comenzó a masturbarse para mí, para que viera el placer que le había dado mi esposo, yo la imite, de nuevo llegué al orgasmo, antes que ella.
En menos de una hora mi marido estaría entrando por la puerta de casa, como en otras ocasiones diciendo que estaba agotado de toda la semana, lo que no imaginaba era la cantidad de veces que volvería agotado
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