0004-Samantha, deseo y lujuria.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nsl007.
– ¿No te gusto?; preguntándome Samantha se desabotonaría su blusa dejando al aire sus hermosos pechos redonditos y firmes.
Sus pezoncitos me apuntaban totalmente paraditos, un escalofrió recorrió su cuerpo cuando le desabotone la falda hasta que cayó al suelo para quedar semidesnuda.
Quitándome la camisa, la tome de la espalda para sentir sus tetitas suaves en mi pecho, eran un par de duraznitos firmes y cálidos, al sentir su cuerpo mi verga se paró de inmediato, tome sus tetitas entre mis manos y empecé a jugar con ellas, besando y mordiendo sus pezoncitos.
Me senté en el sillón y empecé a recorrer su estrecha cintura acariciando sus nalguitas redonditas.
– Siéntate en mi verga; se las abría con las manos sintiendo su suave piel.
– HUUMMMM!, ¡HUUMMMM!, ¡HUUMMMM!; sus gemidos ahogados en su garganta se dejarían escuchar mientras se deslizaba mi verga dentro de su conchita, la sujete de sus nalguitas para masajear su culito con mis dedos.
– ¡HAAAAAAAAA!, exclamaba cuando hice presión intentando abrirle el culito.
– ¡AAAAAHHHHHHY!, mis dedos lubricados con los líquidos de su conchita se abrieron paso dentro de ella después de un rato, pude sentir la calidez interna de su culito mientras ella apretaba los dientes para no gritar.
– ¿Te gusta?; le susurre al oído, con mi verga en su conchita subía y bajaba las caderas lentamente a todo lo largo de me verga en un hermoso contoneo, observando el bamboleo de sus tetitas empecé a excitarme, tire de su culito con mis dedos para abrirlo.
– ¡AAAAHHH…AAAH…A…A…A…AG!; gritaba de dolor cuando tire de su culito, arqueándose hacia atrás jadeaba con la boca abierta, con sus manos sobre mi pecho arqueaba la espalda dejando sus nalguitas bien paraditas mientras miraba al techo, para finalmente caer sobre mi cuerpo a todo lo largo exhalando su aliento.
– Eres preciosa, me gusta cómo se sienten tus tetitas sobre mi cuerpo; le susurraba al oído mientras le rompía el culo con mis dedos, podía observar su carita aguantando el dolor, un par de lagrimas parecían asomarse pero las contenía cerrando los ojos mientras jadeaba con fuerza.
– ¡HHUUMMM¡; su rostro se lleno de angustia cuando coloque mi verga en la entrada de su culito abierto por mis dedos, la mire a los ojos, sabía lo que le esperaba levantando sus nalguitas sobre mi verga la deje caer con fuerza intentando metérsela toda de un solo golpe.
– ¡AAAAAAHHHHYYYYYG!…… ¡AH… A… A… HA… AH!; de un solo golpe le metí la mitad de la verga en el culito, lloriqueaba al sentir el dolor causado por el choque de mi verga con su chocolatito, el contenido de su culito había frenado mi embestida.
– ¡AAAHHHG!, ¡AAAHHHG!, ¡HHHUUMK!, ¡AAAHHHG!; entre gritos y pujidos mi verga se abría paso desplazando su chocolatito dentro de su culito, podía sentir como se remolineaba alrededor de mi verga mientras me abrazaba con más fuerza lanzando gritos y lloriqueos, mantenía la boca abierta jadeando por el dolor, pujando con fuerza trataba de expulsar mi verga junto con todo su relleno fuera de su cuerpo, pero entre mas pujaba más adentro se la metía, aquello era grandioso, ver como se retorcía me excitaba a tope.
Con mi verga hasta adentro e ella poco a poco empecé a cogérmela, sus tetitas apretadas contra mi cuerpo se sentían exquisitas, llenas de sudor chasqueaban contra mi cuerpo, acariciaba su espalda siguiendo su silueta para terminar en sus nalguitas bien paraditas, era toda una princesa empalada en mi verga.
– Que rico se siente tu cuerpecito, tan suave y calientito, me encanta tu cinturita, tu espalda y como se para tu colita ensartada en mi verga; le susurraba al oído mientras me la cogía.
– ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!; subiendo y bajando por mi verga jadeaba en cada ensartada, sosteniendo con mis manos sus nalguitas la ensartaba con fuerza en mi verga.
– Que rico se siente dentro de tu colita, ¿te gusta el café con leche?; excitado mi verga se endurecía aun más mezclando sus líquidos con su relleno cremosito, podía sentir como se iba aflojando todo su relleno dentro de ella.
– Me encanta tu cabello largo y como cae sobre tu cintura hasta tus nalguitas, voy a rellenarte de lechita mamacita; estaba muy excitado era toda una princesita y quería romperle el culo, acabármela en esa cogida.
La cargue con mi verga entre sus nalgas y la puse con el dorso sobre la mesa, con la colita parada en lo alto se la deje ir hasta el fondo, entre chasquidos y jadeos mi verga remolineaba todo su interior sacándole el cafecito de su culito escurriendo entre sus piernas, al ver esto la ensarte aun con más fuerza estrellando mis huevos en sus nalguitas.
– ¡AH… AH… AH… A… A…!; sus pequeños lloriqueos me excitaban, sumando el clásico golpeteo de mis huevos con su colita mi verga estaba a punto de explotar, el flap, flap, flap, al ritmo de sus quejidos me acercaban al punto máximo.
– Si mamacita, me encantan tus gemidos voy a cogerte hasta que te saque todo tu relleno del culito, parame tus nalguitas quiero gozarlas al máximo; me subí a la mesa dejando sus piernas colgando y empecé a clavarla con fuerza.
– ¡AAAAAAHGY!, ¡AAAAAAHGY!, ¡AAAAAAHGY!, mi verga estaba a todo lo que daba y la ensartaba tratando de sacarle toda la caca, los chasquidos de su culito eran cada vez más fuertes en cada arremetida, se sujetaba con fuerza de las orillas de la mesa mientras pataleaba estirando las piernas.
– Si mamacita, así me gusta, grita con fuerza; a punto de terminar la ensartaba dejándosela ir hasta el fondo, vaciándole mi leche en cada embestida hasta que finalmente quede sobre de ella, besándole la espalda, el cuello y acariciando su cuerpo cubierto de sudor mientras jadeaba arriba de la mesa boca abajo, metí mis manos por debajo para acariciar sus tetitas mientras pequeños espasmos aun seguían clavando mi verga en su culito reventado.
Una niña tan exquisita que no rompía ni un plato estaba sobre mi mesa desnuda y con el culito reventado, cuantas veces le habían advertido sobre las malas compañías, de la posibilidad de terminar con una verga entre las nalgas, cogida todos los esfuerzos habían sido en vano, pero lo que no sabían todos los que la habían aconsejado era que habían despertado en ella el deseo y la lujuria al contarle experiencias y vivencias de quienes no habían hecho caso a tales advertencias.
Ingenua e inocente por el encierro al que estaba sometida, solo le quedaba fantasear con la realidad; las advertencias y relatos terminarían por hacer que se preguntara que se sentía ser ensartada por una verga y empezaría a tocar su cuerpo, acariciando sus senos, su vientre, chupándose los dedos terminaría masturbándose con ellos, perdería la virginidad clavándose una vela a la que le había dado la forma de verga en su conchita, fantaseando que se la cogían sus amigos llegando a simular las eyaculaciones masculinas con la clara de huevo cubriéndose todo el cuerpo, preguntándose el sabor del semen de los actores porno de las películas que veía a escondidas y que guardaba celosamente en su habitación.
¡Valla putita que resultaba ser la niña!, de tener perro se lo hubiera cogido y obligado a penetrarla por todos sus agujeros.
Cuantas noches no había tratado de cogerse por el culito, pero el dolor se lo había impedido, entre fantasías y sueños empinada a cuatro patas se había visto penetrada por su propio padre quien la llenaba de promesas y semen, cumpliéndole todos sus caprichos a cambio de sus placeres, en vez de asustarse se preguntaría si era posible y de ser así quien podría ayudarle.
– ¿Vas a ayudarme?, se levantaría de la mesa tras recuperarse de la cogida.
– ¿estás segura de lo que quieres hacer?, no será fácil; le reitere con respecto a su deseo, ¿porque una princesita buscaría a alguien cuya reputación no era la más recomendable?
– Es lo que más deseo en este mundo; respondería mientras le acariciaba el cabello siguiendo su sinuosa figura hasta su cintura, la hincaría para ponerle la verga en su boquita.
Esta vez no sería la vela que tantas veces mamaría, sino una verdadera verga que la penetraría, llenándole su boquita de lechita para después untar la mezcla de su saliva y semen en sus lindas tetas, suaves y calientitas me las cogería hasta vaciarme en ellas, la clara de huevo no era rival para el semen que la cubriría, la verdad que rica estaba esta niña.
Mi encuentro con ella no sería casualidad, recomendado por una de las tantas malas compañías terminaría por platicarme su problema y todo lo que había hecho en la intimidad, mostrándome la vela que tantas veces la había hecho gozar.
Decidida a todo me había seguido y para cerrar el trato me ofrecería su cuerpo, realmente quería librarse del encierro.
Durante los siguientes quince días me la cogería bien rico por su conchita, le enseñaría a contonearse sobre mi verga a moverse de forma cachonda y sensual mientras cogía, a usar sus ricas tetas y dar buenas mamadas a mi verga usando su rica boquita.
Esos quince días disfrutaría a la linda princesita con el pretexto de enseñarle como coger para seducir a su padre, dejando su culito pendiente porque era parte de mi plan.
Ya conocía a su padre, la conocía a ella, solo faltaba prender la mecha y esperar a que las cosas sucedieran, aun así contoneándose sobre mi verga su culito me excitaba al ver como subía y bajaba en un delicioso movimiento abanicándose con mi verga, su cabello largo caía sobre su espalda hasta sus nalgas siguiendo su sinuosa figura, terminaría rellenándole su conchita, sus tetas y su boquita con mi leche durante esas dos semanas, aprendiendo muy bien sus lecciones ya estaba lista, era toda una putita.
El día señalado llego, pase por ella en la escuela para llegar a su casa mucho antes que su padre y tener tiempo de hacer los preparativos, nerviosa e indecisa empezaría a vestirse con la ropa que le había llevado, su padre la obligaba a vestir como monja cubriendo sus encantos, dentro de mi sabía que era más por celos que por su bien, el sujeto la deseaba, pero el tabú que había formado en su educación le impedía dar marcha atrás a lo que decía y cogérsela.
Samanta saldría del baño luciendo como lo que era, una preciosa colegiala, zapatillas negras de tacón alto, medias blancas debajo de la rodilla, una minifalda tableada que hacia lucir su cintura y sus caderas, levantando el culito se veía exquisita, sus torneadas piernas lucían muy bien con la prenda, su blusa blanca y un suéter ajustado abotonado hasta la altura de sus tetitas las hacia resaltar haciéndolas ver más paraditas, su nerviosismo mantenía sus pezoncitos bien paraditos, tan rico morderlos, su cuello fino y su carita angelical, solo faltaba un buen peinado, luciendo su cabello largo hasta la cintura una pañoleta roja resaltaría mas su figura, se veía tan cachonda que de solo verla me paro la verga.
Una verdadera colegiala tan sexy que terminaría levantándole la verga a todos los que la vieran.
– ¿estás lista?
– No sé si pueda hacerlo; Samantha estaba muy nerviosa, faltaba una hora para que su padre entrara por esa puerta.
– Mejor lo dejamos para otro día, ¿no?; era obvio que necesitaba un pequeño empujón, algo que despertara su libido, para romper el tabú.
La tome de la cintura y la lleve a la ventana que daba exactamente a la puerta de entrada, parándole el culito de inmediato supo que era lo que me proponía.
– ¡No………! ¡aquí no!; hice caso omiso y la sujete con fuerza sacándome la verga entre forcejeos se la metí en el culito.
– ¡No!, ¡por favor!, mi padre está por llegar; su voz temblaba por el nerviosismo, enculada la sostenía parada en la ventana, su uniforme escolar me había excitado mucho, tomándola de entre las piernas la obligaba a pararme el culito.
– Qué rica estas, ¡querías ser una puta!, ahora te tratare como a una; clavándole la verga en el culo, la tome de sus muñecas para que me parara mas sus nalguitas y metérsela con más fuerza.
– ¡NO POR FAVOR, MI PADRE ESTA POR LLEGAR!; gritaba esperando que me detuviera.
– Se siente bien rico tu culito, ¿no era esto lo que querías, una verga entre tus nalgas?, eres toda una putita; forcejeando para zafarse termino empalada sobre la ventana, sus tetitas se aplastaban contra el cristal, imaginándome como se veía desde afuera empecé a cogérmela con más fuerza.
– ¡NO!, ¡AAAHHHGY!, ¡A… A… A… AH!, ¡A… A…A… AH!, esta vez a diferencia de la primera vez que me la cogí por el culo, empezaría a llorar, la tome de la cintura y la puse a cuatro patas, sujetándola de la falda como un arnés, la jalaba violentamente contra mi verga.
– ¡NO!, POR FAVOR, YA NO, ¡AA…. AAAAA…. AAAAAA… AA… AH!; volteaba a verme pero solo me excitaban mas sus suplicas, sacándole la verga la puse por encima de sus nalgas.
– Tan pequeña y como tragas verga putona, solo mira todo lo que te cabe dentro de tu culito; mostrándole mi verga y lo que abarcaba dentro de ella era muy razonable porque le removía la caca por dentro.
– Te gusta la verga, ¿no?, ¿te imaginas cuando llegue tu padre, que va a pensar cuando vea a su linda princesita empinada con una verga entre las nalgas?; recordando su situación, su reacción fue violenta.
– ¡ERES UN IMBÉCIL, MI PADRE TE MATARA!
– No lo creo, tal vez terminemos los dos cogiéndote y disfrutando de tus agujeros, eres tan rica que lo más probable es que termines siendo la putita de los dos; eres tan cachonda.
– ¡DESGRACIADO!; sacudiéndose violentamente esta vez casi logra zafarse.
– ¡HAY!, ¡HAY!, ¡AAAHHHG!, ¡HAY!, ¡AAAHHHG!; varias nalgadas fueron suficientes para tranquilizarla cayendo al suelo, con las piernas abiertas seguí metiéndole la verga, le reventaba el culito, una vez más le empecé a sacar su relleno cafecito.
– Voy a cogerte hasta que te saque toda la caca de tu culito mamacita, estas tan rica que eres la mejor putita que me eh cogido.
– ¡NO SOY NINGUNA PUTAAA; IMBÉCIL!; una vez más volvía la fiera, metí mis manos por debajo de ella envolviéndola con mi cuerpo, abrazándola con fuerza ahogue su furtivo intento para seguir cogiéndomela rebotándola salvajemente contra el suelo.
– Se siente rico como te estoy vaciando para rellenarte el culito con la lechita que tantas veces te di en tu colita; recordando una vieja canción le dije susurrándole al oído para hacerla enojar más.
– La verdad nunca fue mi intención enseñarte nada, solo quería cogerte, porque eres la mejor putita que me ha dado las nalgas.
– ¡MMGGKMHH!, ¡AHGY!, ¡HAY!, ¡AHGY!, ¡HAY!, ¡HAY!, ¡MALDITO IMBÉCIL!, ¡AA… A… A… AA…! haciendo un esfuerzo sobre humano apretando los dientes intento golpearme y zafarse, pero varias nalgadas y bofetadas terminarían con su intento para terminar llorando, su salvajismo me éxito al punto que termine por vaciarle toda mi leche dentro de su culito.
– ¡HHHUUUMMMK!, ¡HHHUUUMMMK!, ¡HHHUUUMMMK!, apretando los dientes contenía sus gemidos cuando en cada espasmo le clavaba la verga golpeando su culito con fuerza rebotando su cuerpo hacia arriba y contra el suelo, tomando una servilleta le limpie el culito y todo lo que se había escurrido, pero el olor a sexo seguía en el aire.
Tirada boca abajo con las nalgas abiertas y el culito reventado se veía tan cachonda y exquisita que me dieron ganas de seguírmela cogiendo, pero su padre estaba por llegar.
Samantha levanto la cabeza y se sentó en el suelo sobre sus pies al oír el pasador de la puerta principal, volteaba buscándome pero ya estaba escondido, al abrirse la puerta de entrada levanto la cabeza para ver a su padre.
– ¡SAMANTHA QUE DEMONIOS HACES AHÍ! ¡Y!……, ¡Y VESTIDA COMO UNA PUTA!; Los ojos de Samantha brillaron al oír esas palabras.
– ¿PUTA PAPÁ?; se levantaría solo para ser derribada de nuevo al suelo por una bofetada de su padre.
– ¡CÁLLATE!, ¡COMO TE ATREVES A DECIR ESA PALABRA DELANTE DE TU PADRE!; prepotente sabía que juzgaría antes de preguntar el porqué.
– Sabes papá a tu linda hijita se la cogieron por el culito y estos días no ha parado de coger….; una fuerte bofetada la tiraría sobre el sillón.
– y estos últimos días se ah escapado de la escuela para ir a coger con…..; iracundo su padre la tomaría entre sus manos sacudiéndola violentamente y arrojándola contra el sillón.
– ¡CÁLLATE!, QUIERES QUE TE TRATE COMO A UNA PUTA, ESTA BIEN ES LO QUE HARÉ!; desabrochándose el cinturón se acercaría amenazante a Samantha para descargar su furia a cinturonazos.
– ¡Si papi!, ¡cógeme, dame más fuerte, quiero sentirte dentro de mi puchita!, ¡si papi!, ¡así!, ¡SIII!; Samantha empezaría a masturbarse parándole las nalgas a su padre en cada cinturonazo.
Sus palabras entre suspiros y gemidos me estaban excitando, su padre impotente ante la reacción de samanta, iracundo y eufórico prácticamente le arranco la ropa dejándola solo con su minifalda escolar, abalanzándose sobre ella la tomaría de las tetas y se las empezaría a mamar.
– ¿ES LO QUE QUIERES ESCUINCLA?; ENTONCES VOY A ENSEÑARTE A RESPETAR LA CASA EN LA QUE VIVES!; eufórico se saco la verga del pantalón y se la dejo ir en su conchita de un solo empujón.
– ¡siiiiii, paaaaapiiii! Quiero tu verga dentro de mi puchita.
– Samantha, Samanthaaa….; desenfrenado la besaba en todas partes.
– Hijita, siempre había querido tenerte así, perdóname por lo de hace rato, perdóname…; su padre le suplicaba mientras samanta levantaba las nalgas para facilitar la penetración, a cuatro patas sobre el sillón su padre se la cogía frenético.
– Si Papi, dámela más fuerte, quiero sentirte dentro de mí, quiero toda tu leche, cógete a tu linda hijita.
– Si, Samantita, quiero cogerte todas las noches en mi cama, te quiero solo para mi, quiero que seas mi putita…………………………..
– ¡PAPÁ!…………………; Samantha se pararía abruptamente dejando a su padre atónito.
– ¡Jamás me vuelvas a llamar puta!; su padre se pararía y la abrazaría por la espalda.
– Perdóname hija, ten compasión de tu padre; besándola en la espalda y en el cuello trataría de convencerla.
– Te daré todo lo que quieras, ropa, carro…… solo quiero tenerte todas las noches conmigo.
– ¿Me dejaras salir?, ¿tener novio?; preguntaría samanta para cerrar el trato, su padre permanecería dudoso para terminar contestando.
– Si hija, te dejare salir y tener novio pero solo quiero coger contigo.
– Papá; le diría de forma sensual y tiernamente mientras lo sentaba en el sofá, para sentarse sobre su verga y seguir cogiendo, al hacerlo pudo verme desde donde yo observaba.
– Sabes papá hay que agradecerle a alguien por este momento entre tú y yo.
– ¿A quién hija?; Samantha miraría como respuesta a donde estaba y solo me quedo salir al encuentro.
– ¡TUUUÚ!; mirándome estupefacto como tratando de entender que hacia ahí y como era que Samantha había caído conmigo, trato de levantarse pero por el coraje no pudo coordinar sus movimientos, pero Samantha intervino.
– Papi, sin el no tendríamos este lindo momento y no podrías cogerme todas las noches; tomándolo de la cara le daría un tierno beso para amansarlo y terminar diciéndole.
– Quiero tenerlos a los dos al mimo tiempo…… papi; samanta me invitaría parándome su culito pero su padre al verme acercar sacaría su verga de la conchita de Samantha y se la dejaría ir por el culo.
– ¡PAPI!, ¡AAAAHHHH!, ¡QUE RICO PAPI!; no me iba a quedar así, sujetando del escroto al padre de samanta metí mi verga también en el culito de ella.
– ¡AAAAAAHHHHHYY!, Samantha gritaría al sentir las dos vergas en su culito, el dolor fue muy intenso que se aferro a su padre arañándolo.
– ¡DESGRACIADO!, ¡AHGY!, su padre no reparo en ella, estaba ocupado sintiendo el dolor de cómo le aplastaba los huevos para que no sacara su verga.
– ¡AAGGGYY!, ¡AAGGGYY!, ¡AAGGGYY!; parando su culito tenia bien ensartada a Samantha al mismo tiempo que la verga de su padre rosaba con la mía, el dolor de ambos los mantenía retorciéndose, mi peso y el de samanta no permitían que su padre pudiera liberarse.
– ¡MENDIGO INFELIZ!; ¡SUELTAME LOS HUEVOS!; la verga del padre de samanta empezaba a ceder, el dolor causado por la fricción empezaba a hacerle mella, era obvio que no estaba acostumbrado a esa clase de sexo por lo que su verga era demasiado sensible y mas al dolor.
Samanta se aferraba a su padre impidiéndole moverse con libertad, gemía y jadeaba mientras las dos vergas estaban en su interior, el sudor la cubrió rápidamente, su colita bien paradita y su cinturita hacían que el sudor se acumulara en su espalda, su respiración era muy agitada pero aguantaba el dolor, con una mano sobre sus nalguitas la ensartaba removiendo la verga de su padre dentro de su culito. Entre gritos y pujidos su padre empezaba a ceder ante mi verga, el culito de Samantha era solo mío, así como su lindo cuerpecito.
– ¡DESGRACIADO!;……….. ¡ME REVENTASTE LA VERGA!; lloriqueaba el padre de samanta al sentir una ámpula en su verga, algo muy doloroso para quien no ha experimentado tal cosa.
– Ven aquí mamacita es hora de terminar lo que empezamos hace rato; jalando a samanta la levante y la puse a cuatro patas en frente de su padre.
– Desgraciado…, desgraciado…; su padre se revolcaba del dolor mientras con sus manos apretaba su verga.
– Estas divina mamacita, enséñale a tu papi, como abanicas la verga con tus nalguitas; Samantha empezaría a contonearse moviendo sus caderas en un ritmo muy sensual devorando mi verga con sus nalguitas de arriba hacia abajo clavándose completamente en ella.
– Mira, papi como coge tu hija, te gusta como lo hago, como muevo mi culito en la verga y hoy en la noche seré toda tuya; levantándose quedando de rodillas pararía más su culito, mientras se acariciaba sus tetitas.
– Papi, estoy bien caliente, me gusta coger, que me metan la verga hasta el fondo; su tono cachondo me tenía muy excitado, su padre solo la observaba con la verga adolorida, tomándola de las muñecas empecé a clavársela en su culito con fuerza.
– ¡Sí!, ¡así es como me gusta!, revuélveme la caca como la ultima vez; soltándose de las muñecas se empinaría por completo sobre el suelo, con el dorso hasta abajo me monte por encima de ella clavándola hasta el fondo, era tan cachondo meterle la verga desde todo lo alto en su lindo culito, mientras gemía y jadeaba.
– ¡PAPÁ!, Estoy muy caliente, quiero tu verga, ven papi lindo quiero mamártela; el tono de su voz era tan sensual y cachondo que mi verga palpitaba con solo oírla, la sujete de sus nalguitas y empecé a abrirle el culo con mis dedos.
– ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, PAPIII, LE ESTAN REVENTANDO EL CULO A TU LINDA HIJITAAAAA….! ¡PAPÁAAA!; presa de la excitación le jalaba el culito a samanta con los dedos mientras le metía la verga hasta el fondo para vaciarme hasta adentro, samanta se había parado al sentir el dolor y jadeaba en cada embestida hasta que termine sobre de ella en el piso.
– Hija….; su padre la miraba mientras le estaba reventando el culo, excitado su verga reaccionaba pero el ardor por la ámpula lo mantenía a distancia.
Levantando a samanta se la deje ir por su conchita sentada sobre de mi dándole la espalda a su padre, quería que viera como entraba y salía mi verga dentro de su hija mientras se contoneaba sobre de mi, cuantas veces me la había cogido con la excusa de enseñarle, ahora le mostraría a su padre lo rico que cogía.
– Vamos samanta dale una bonita vista de tu culito a tu padre; de rodillas sentada sobre mi curveaba la espalda parando exageradamente las nalgas, se contoneaba hacia los lados y se clavaba de arriba hacia abajo, moviendo las caderas al ritmo de su sensual cadencia sus gemidos cachondos mantenían a su padre en expectación.
– AAAAHHHH, AAAAHHHH, AAAAHHHH, AAAAHHHH; tomando sus tetitas bien paraditas empecé a mamarle sus pezoncitos a mordérselos mientras cogía bien rico, era pequeña de estatura pero sabía muy bien como clavarse una verga.
– Papi, ven quiero sentirte dentro de mi cuerpo, me encanta coger, me gusta el semen en todos mis agujeros; sus palabras sensuales y cachondas me excitaron, para no venirme cambie de posición.
– De frente a su padre me mostraba sus nalguitas, bien torneadas y brillantes por el sudor su cadencioso movimiento termino por excitarme aun mas.
– Que rico coges, me voy a venir dentro de tu conchita; sujetándola de las nalgas empecé a clavarla de abajo hacia arriba.
– ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡PAPI ME ESTOY VINIIEEENDOOOO!, ¡AAAAAHHHHHHH…! acelerando mis embestidas termine por llenarla de mi lechita, estaba tan rica que explote dentro de ella vaciándole mi leche por completo.
Los espasmos se apoderaron de Samantha quien terminaría por mostrarle a su padre su conchita rellena de semen mientras se recuperaba de su orgasmo.
– ¡Papá, soy tan feliz con una verga entre las nalgas!; Samantha se expresaba con mucha libertad, daba rienda suelta a sus sentimientos lo que me volvía a excitar y a su padre a dudar sobre si su hija era o no una putita desde hace mucho tiempo, podía ver su cara de incredulidad ante las palabras de su hija.
Después de unos instantes samanta se dirigiría hacia donde estaba su padre para abrazarlo y besarle la verga.
– Yo voy a cuidar a esta enfermita y a cobijarla todas las noches dentro de mi puchita; ¿te gusta como coge tu hijita papi?; abrazándolo lo colmaría de besos.
El padre de samanta permanecía sentado en el piso, su hija semidesnuda se quitaría la falda mostrándole su escultural cuerpo, su pequeña estatura despertaba la lujuria y el deseo, cuantas veces me la había empinado cargándola por completo, levantándola del suelo ensartada en mi verga.
Samantha trataría de mamarle la verga a su padre pero la pura excitación le causaba dolor, estaba totalmente fuera de combate.
Tome a Samantha y le puse mi verga en su boquita, abrió sus labios para engullirla hasta el fondo, tomándola de la nuca empecé a estrellar mi verga dentro de su garganta, su lengua rosaba mi verga por abajo mientras sus labios la succionaban cada que salía y la apretaban cuando se la dejaba ir hasta el fondo, me cogía su cabecita con fuerza estrellándola violentamente mientras sus sonidos glutales salían de su garganta, recostándola sobre el piso empecé a cogerme su boquita contra el suelo, samanta succionaba muy rico mi verga como si quisiera que no se la sacara de la boca, los chupeteos eran muy ricos y mi verga empezaba a ponerse muy dura al grado que empecé ahogarla en cada embestida y empezó a tratar de empujarme con sus manos, pero estaba muy excitado y en vez de ceder la apretaba mas contra el suelo sintiendo como empujaba mi verga con la lengua.
– ¡LA ESTAS AHOGANDO!, ¡DESGRACIADO!; su padre me jalaría bruscamente justo en el momento en que samanta empezaba a patalear, pero ya lo habíamos hecho antes, casi a punto de ahogarse la soltaba y jalaba aire para volver a mamarme la verga nuevamente.
– ¡MALDITO INFELIZ!.
– ¡PAPÁ!; samanta intervendría con la boca llena de liquido seminal y saliva.
– Papi, es muy rico hacerlo así, a ti también te va a gustar cogerme por mi boquita; le tomaría las manos a su padre para mamarle los dedos sensualmente mientras mi verga volvía a empalmarse.
– Ven papi quiero mamarte la verga con mi linda boquita; evitando lastimarle la verga, la embardunaba de saliva mamándole los huevos, su padre se excitaba pero también se retorcía por el dolor que le causaba la ámpula.
– Parame tus nalguitas Samantha quiero terminar en tu colita; samanta se acomodaría levantando las nalgas, para colocar mi verga en medio de ellas.
– ¡Sí!, qué rica estas y que nalgotas tan sabrosas tienes, me chaqueteaba la verga entre sus nalgas tan suaves y calientitas las tenía tan paraditas que podía apretar mi verga entre ellas, permanecí por un buen rato chaqueteándomela entre sus nalguitas que casi para venirme se la deje ir por su culito, clavándola con fuerza en cada espasmo le apretaba las nalguitas contra mi verga mientras ella apretaba su ano alrededor de ella y lanzaba tremendos alaridos dando por terminada la cogida.
– ¡PAAPAAAA!, SE LA ESTAN DEJADO IR A TU HIJITA POR EL CULOOOO!
– ¡LE ESTAN RELENANDO SU CULITO A TU HIJITAAAA, PAPI ME ENCANTA LA VERGAAAA!; terminaría por vaciarme completamente en ella.
Su padre me miraba con una extraña expresión, me había cogido a su hija por días y enfrente de él, a pesar de que se la cogería en un futuro no me podía imaginar que cosas pasaban por su cabeza al respecto, su hija semidesnuda recostada en sus piernas rellenada por todos sus agujeros de mi lechita y convertida en toda una putita, sin decir nada me levante acomodándome la ropa para salir de ahí, solo voltee para echar un vistazo por la ventana y ver como Samantha besaba la verga adolorida de su padre, una escena padre e hija que muchos envidiarían, días después Samantha volvería a encontrarme reclamándome por mi conducta de ese día.
– Que infeliz eres, te pasaste de la raya, prácticamente me violaste en mi casa.
– Pero no me negaras que después violaste a tu padre; me miraría con un aire de extrañeza,
– ¿viole?, creo que el termino que buscas es que a los dos nos violaste, ¡pobre papá aun le duele la verga por lo que le hiciste!
– El empezó, además tenía que darle una lección por la forma en la que te trato; me miraría aun mas conmocionada y con una expresión de sorpresa.
– ¿ME TRATO?, Y tú que, ¿acaso no crees que me dolieron las cachetadas y nalgadas que me diste?, aun tengo los moretones.
– Tenía que hacerlo, si no, no hubieras sido capaz de soportar lo que te hizo tu padre.
– ¡AHAJA!, si como no, a propósito que vas a hacer el sábado por la mañana.
– Trabajo, voy a estar ocupado, pero en la tarde estaré libre, ¿Por qué?
– ¿en verdad soy la mejor chica que has tenido en tu vida?, mirándola en su nuevo uniforme escolar, sentiría un calambre en toda la espalda.
– La mejor chica; le respondería mientras paraba las nalguitas y levantaba sus tetitas de una forma muy coqueta.
– Te vez preciosa…. y muy cachonda; diciéndole lo ultimo al oído.
– ¿te gustaría un rapidín?; me preguntaría, susurrándome al oído.
– ¿Porque no…?; su nueva apariencia resaltaba todas sus formas debajo de un puente le levantaría la falda para meterle la verga en su culito y una vez más remolinearle la caca.
– Qué rica estas Samantha; abriéndole las nalgas no solo sería un rapidin, terminaría cogiéndomela por todos sus agujeros y dejándole las tetas cubiertas de semen.
Ya no le importaba llegar tarde, su padre la esperaba sin pensar en castigarla, al paso de algunos meses Samantha pasaría a ser la chica más popular en su escuela y entre los profesores no faltaba quien aludiera su desempeño, el mundo se abría a sus pies, era increíble lo que un culito bien paradito y un par de tetas bien sabrosas podían hacer, pero cuidado le digieras putita, porque perderías sus favores y sobre todo esas ricas mamadas que hacía para demostrarte que tu regalo era bien recibido y que podías pasar a formar parte de la fila de quienes competían tratando de ganarse el derecho de meterle la verga en su lindo culito.
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