Acabe en un trío sin querer
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Resulta que en el trabajo yo tengo un compañero de nombre Salvador, de unos 40 y tantos años, mis amigos me decían que el tenía unos tres años de haberse casado de nuevo y que su ahora esposa era un ricura de mujer, los comentarios los oía repetidamente, asi que un día decidí conocerla para estimar y comparar lo que decían mis amigos.
Cierto día fui a dejar a su casa a Salvador, quien iba con su traguitos, ya que a él le gustan mucho. Se despidió de mi, pero yo le dije que lo llevaría hasta la misma puerta, toqué el timbre y salió su esposa (que llamaré Cristal por una novia que tuve), a pesar que iba en bata, le pude ver su rostro bello, rubia, de ojos verdes, mejillas coloradas, la bata apenas tapaba la mitad de su escote y debía tener unas tetas excepcionales, pies blancos con uñas pintadas de rosado, bellísimos!!. Bueno.. hasta allí llegó mi tour y me despedí de ambos, a pesar de que había llevado a su esposo ebrio Cristal me despidió con una linda sonrisa mostrando su bellos dientes blancos.
Quiso la suerte (porque yo no lo estaba buscando ese día), que me juntara con Salvador en una fiesta y luego me invitó a su casa a seguir tomando unas cervezas, me acordé de su bella esposa y no tuvo que rogarme para que fuera. No era tarde, serán las 21:00 horas cuando llegamos a su casa. Cuando Cristal abrió la puerta, ohh mi madre!!, tenía puesto una mini tipo jeans, dejaba ver sus bellos muslos gorditos blancos, tenía tacones altos zapatos abiertos, una blusa tipo top, se le veía su ombligo y no tenía tirantes, sus tetas estaban apretadísimas como queriendo romper la tela de la blusa. No pude evitar verla de arriba abajo, pero corte la mirada para no ser atrevido. Pasamos a la sala y Salvador sacó dos cervezas de la nevera y a ella le ofreció vino, entre charla y bromas comenzó a pasar la noche.
Yo no dejaba de ver el cuerpazo de Cristal cada vez que ella se levantaba o cuando contaba algo chistoso.
Como si fuera mi deseo cumplido, yo veía que Salvador después de cinco o seis cervezas ya casi se dormía en el sofá, yo seguía platicando amenamente con Cristal, al cabo de unos minutos Salvador se quedó dormido y casi roncando. Cristal intentó despertarlo, pero no pudo. Luego me pidió ayuda para llevarlo a su recamara, que estaba arriba en el segundo piso y los acostamos, ella le quitó los zapatos y lo cubrió con una sabana.
Regresamos a terminar nuestro trago a la sala, pero yo sabía que tenía que irme de allí. Al querer despedirme, ella me dijo que me quedara otro rato y se sirvió otra copa de vino (ya llevaba más de la mitad de la botella ella solita), yo seguí con mi cerveza. Ahora nuestra plática era más personal, me preguntaba de mi, si era casado, si tenía novia o alguna chica en mi vida. Ella me confesó que tenía 22 años, de 19 se había casado con Salvador, que a ella le gustaba divertirse y era muy liberal, pero que Salvador era ya un viejito para ella.
Al rato ella puso música y me invitó a bailar con ella, era música que se bailaba pegado, la abracé, sus carnes eran duras y su perfume me embriagaba de pasión. Sus tetas se apretaron contra mi pecho y mi mano tomó su cintura desnuda, yo sentí que mi verga se erguía en mis pantalones. Seguimos bailando y bebiendo por otra media hora.
-Este Salvador si me arruinó la noche!- me dijo en una de nuestras charlas.
-por qué?- pregunté interesado.
-Le pedí que esta noche quería hacer el amor y se ha dormido!- su honestidad me puso colorado y cachondo al mismo tiempo
-Ahora que hago?- me dijo al oído. Tragué saliva.
-Tal vez se despierte!- le respondí un poco idiota a su insinuación.
-Que vá!, cuando Salvador se acuesta duerme como un tronco- me respondió segura.
Pasaron dos minutos y cesó la charla. De pronto sentí que sus labios se posaban en mi cuello y luego sentí la humedad caliente de su lengua en mi garganta. Mi verga rápidamente formó un bulto en mi pantalón.
Ya no hubo más dialogo entre ambos, la tomé de la cabeza y la llevé a mis labios, nos dimos un beso caliente de lenguas como si quisiéramos devorarnos el uno al otro. Mis manos levantaron su blusa para dejar descubiertos sus grandes tetas ya que no llevaba sostén. Las tomé una por una con la mano y las chupé con frenesí. Cristal gemía como gatita cuando le apretaba los pezones con los labios, que bellas tetas me estaba comiendo!.
Luego siguieron los besos de lengua, abundante saliva pasaba de una boca a otra. Una de mis manos se coló por debajo de su falda jeans y acaricie su rajita por encima de su diminuta y delgada braguita, ella empapó de líquidos lubricantes su braga casi inmediatamente, la chica estaba muy caliente.
Al rato, mi mano se metió en su braga y ahora acaricié su rajita piel a piel, ella abrió un poco las piernas para que uno de mis dedos jugara con la entrada de su vagina, ella gimió se recostó en mi hombro y abrió otro poco las piernas, lo que aproveché para insertar un dedo dentro de su conducto vaginal, ufff! Estaba calientísimo y mojado allí adentro. La chica ya estaba lista para cualquier cosa.
La dedié como haciéndole una pajita con mi dedo, ella gemía y casi mordía mi hombro de lo excitada que se puso.
-Ven!- me dijo separándose de mi, se sentó con su busto descubierto en el sofá y yo llegué a ella, me abrió el pantalón y bajándomelo al igual que mis calzoncillos, tomó mi verga que estaba paradisima y se la metió en la boca, comenzó a darme la mejor mamada hasta ese momento de mi vida, a mis 24 años.
Sus suaves labios y su lengua, chupaban, lamían y succionaban mi verga de varias formas. Parecía como si fuera la última verga que ella mamaría, le ponía un especial modo para tragársela toda. Bajó hasta mis bolas y las chupó una por una. Yo sentía que si esto seguía me iba a correr en su boca y yo lo que quería era cogérmela lo antes posible, por si su marido despertaba o si ella cambiaba de opinión.
Le dije que ahora era mi turno, la puse de pie y le pedi que se quitara la falda, ella lo hizo rápidamente, luego yo mismo me agaché para bajarle lentamente su braguita, fui dejando descubierto su vientre plano y luego un lindo parche de pelos cortos que coronaban lo que seguía a continuación, una bello par de labios vaginales rosados brillosos por sus jugos, no pude contenerme y los lamí por la mitad, pude probar su delicioso néctar que salía de su rajita, seguí bajando su braguita hasta que la saqué por los zapatos de tacón.
Luego le dije que se colocara hincada en el sofá viendo hacia adentro, eso me dejaba sus nalgas a mi merced, dos grandes carnes duras, rosadas y redondas. Que vista aquella, eran perfectas!. Me puse como loco a besarlas, morderlas y lamerlas por todos lados, mientras ella gemía y me preguntaba si me gustaban sus ponpas, yo ya no contestaba pues mi boca y lengua estaban lamiendo su ojete del culo, luego bajaba por su raya y culminaba lamiendo entre sus labios vaginales, parecía yo como si estuviera hartando ese gran trasero. Lo hice una y otra vez, lamiendo y chupando sus dos orificios. Al principio me preocupaba si Salvador se despertara, pero ahora no pensaba más que hacer mio ese culo.
Me harté de comerme su ano y su rajita por detrás. Me puse de pie y poniendo mi verga en su raja la penetré, mi verga se fue perdiendo entre su vagina al tiempo que ella gemía y se quejaba como una perrita, pidiéndome que se la metiera toda. Cuando se la tuve toda hasta el fondo, comencé a bombearle mi verga en su raja, Yo la tomaba de la cintura o de sus nalgas para hundírsela toda una y otra vez. Tomamos un delicioso ritmo, ya que Cristal también movía su trasero hacia adelante y hacia atrás, lo que provocaba que mi vientre chocara contra sus nalgas y provocara ese sonido de carnes tan exquisito.
Al poco tiempo, vi como ella bajó su cabeza al piso del sofá y emitió un quejido largo de placer. La chica se estaba corriendo en serio. Aproveché para sacársela y ahora la puse boca abajo en el sofá, me subí encima en la pose típica y subiéndole las piernas a la altura de mis costados la penetré de nuevo, me puse a mamarle sus tetas mientras comenzaba a moverme dentro de ella. Ella que aún venía de una larga corrida comenzó a gemir de nuevo, me apretaba con sus manos las nalgas como pidiéndome más duro.
Al rato de estar follando de esta manera, ella me quitó de sus tetas y comenzamos a darnos el beso más húmedo que yo recuerde. Yo no dejaba de ensartarla mientras nuestras lenguas se frotaban con lujuria. Soltamos nuestras bocas solo para emitir gemidos, nos encontrábamos cerca del punto de no retorno. Cristal lo presintió y me dijo –córrete dentro de mi papi, quiero sentir tu lechita caliente!- Eso termino por hacerme llegar y aceleré el ritmo, primero ella me ensartó sus uñas en la espalda y luego mi verga explotaba dentro de su vagina llenándole de leche caliente hasta el útero. Entre quejidos y gemidos seguimos moviéndonos, hasta que no quedó una gota de semen en mis huevos.
Nos quedamos unos minutos más abrazados, con mi pene en su rajita, hasta que perdió su dureza y un hilo de semen salía de su rajita inflamada.
Me puse de pie e intenté ir por mis pantalones. –Que pasa papi?- preguntó Cristal.
-Tu marido, tal vez se despertó por tanto ruido!- le dije
-Que vá, hubiéramos follado en la misma cama y no se hubiera dado cuenta- djjo ella y agregó acercándose a mi –Además quiero probar tu lechita- diciendo eso y se arrodilló en el suelo, tomo mi verga casi flácida con su mano y comenzó a limpiarla con sus labios del semen impregnado con su propios jugos vaginales.
Al principio pensé que solo quería probar mi semen, pero ella comenzó a jalármela y a lamer mis bolas, al parecer quería volver a erectarmela. –Preciosa, aún estas caliente?- le pregunté al ver como me la mamaba.
-Ay si papi, quiero que me cojas todavía más-, ella tardó unos diez minutos jalándomela y mamándola, hasta que estuvo casi lista. Fue entonces que ella se acostó en el sofá de nuevo, ahora boca abajo, enseñándome sus nalgotas blancas, me subí sobre ella y coloqué mi verga en su raja y la ensarté de nuevo, comencé a moverme entrando y sacándosela, mi verga en pocos minutos adquirió de nuevo su dureza, fue allí cuando ella, me dijo –ahora métemela por atrás!-, mis oídos no daban crédito, coger esa belleza por su ojete, cosa de locos.
Sin perder tiempo embarré su ano con sus propios líquidos vaginales y luego la puse en la entrada de su culito y fui empujando lentamente, primero el glande entro y ella gimió, pero se mantenía relajada, casi sin moverse, luego se la fui enterrando en su culo con pequeños vaivenes, mi tronco iba entrando poco a poco, al cabo de tres minutos asi, ya se la tenía hasta la mitad, fue allí cuando empecé a pistonearsela con suavidad, mi verga siguió entrando en su recto y por fin se la tenía todita. Ahora a coger. La estuve culiando una barbaridad de tiempo, ayudaba mucho haber terminado antes, pues su culito me apretaba la verga hasta casi ahorcarla, eso era rico, su hoyo era más estrecho que su vagina.
Luego poniéndose en cuatro, ella comenzó a mover su culo y ahora ella llevaba el ritmo, me daba tremendos culazos, ensartándose mi verga hasta el cabo, por fin tanto movimiento me llevó a emitir un tremendo gemido, y posteriormente mi verga estalló dentro de su culo llenándola de leche.
Esta vez el sudor bajaba de mi frente. Que tremenda jodida, no se cuanto tiempo estuvimos cogiendo, pero tuvo que ser mayor a una hora y quince. Ella también estaba agotada. Me quedé varios minutos sobre ella los dos acostados en la horizontal del sofá, mi verga aún semiflácida dentro de su ojete. Nuevamente me acordé de su marido y no quería se muy confiado, asi que me levanté y me vestí. Ella aún permanecía acostada boca abajo con el culo abierto y brilloso de mi leche, cuando me despedí, le dije que había sido una experiencia única (y claro que lo era). Caminando en la calle para que perdiera lo colorado que estaba, pensaba en lo mierda que había sido con mi compañero Salvador, pero ni modo, como negarse ante tremenda hembra.
A los tres días de eso, yo ni la cara quería mostrarle a Salvador por lo sucedido esa noche. De repente fue Salvador quien llegó conmigo a mi escritorio, -oye acompañame a almorzar, de acuerdo?-, quería parecer inocente y le dije -Seguro!- y salimos. Cuando voy viendo que en la mesa de un restaurante cercano al trabajo, allí estaba Cristal sentada, sentí que se me abría un barranco en los pies, comencé a sudar frío. Ella me saludó de beso en la mejilla y nos sentamos.
Yo estaba cohibido completamente. En eso fue ella quien confesó, me dijo que me había utilizado, -cómo?, qué?- ellos me indicaron que estaban en el rollo de follar con terceros en su matrimonio, me dijeron que su matrimonio había perdido pasión e interés y que se habían confesado uno con el otro y ambos tenían en común que querían ver coger a su pareja con otro. En mi caso, Salvador quería verme coger con su mujer y él vio todo desde el segundo nivel de su casa ese día, desde un punto estratégico. Me pidieron disculpas, las cuales acepté y eso me quitó un peso de encima. Desde ese día me he cogido a Cristal en unas ocho ocasiones, frente a su marido, en dos de ellas hicimos un trio. Suerte tienen algunos pelados como yo.
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