Ahia y Fátima
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ahia y yo seguimos viviendo juntos, de echo tenemos un hijo en común, nuestra vida es la vida de cualquier otra pareja.
Ahia sigue siendo una mujer muy complaciente conmigo.
Una tarde cuando regreso del trabajo me encuentro con la grata sorpresa de encontrar a Fátima en casa.
Nos saludamos con mucho cariño, ya que aparte de haber tenido relaciones sexuales nos apreciamos mucho.
«Cariño, debemos hablar, quiero decirte algo importante», me dijo Ahia sentándose en mis rodillas.
«Si amor, decime que pasó», le dije acariciando su espalda.
«Mira cariño, Fátima no tiene donde ir, está en la calle, y como los tres nos conocemos incluso íntimamente, podría quedarse con nosotros y que ella también sea tú mujer, sabes que en nuestras costumbres el hombre puede tener más de una mujer, y me encantaría que esa otra mujer sea ella.
Ya nos conocemos, ella sabe lo que a ti y a mi nos gusta y nosotros sabemos también lo que le gusta a ella», me pedía mi mujer, y veía la cara espectante de Fátima.
Yo estaba felíz con lo que Ahia me estaba pidiendo, ya que Fátima esta muy buena también.
Yo garraspie un poco, dándome un aire solemne, enenigmático, ellas me miraban, «mis mujeres están infringiendo la norma fundamental», les dije aguantando apenas la risa.
Las dos se abalanzaron sobre mí besando mi cara y mi boca, enseguida se desnudaron las dos, ya que siempre le dije a Ahia, que me encanta que este siempre desnudales y, Fátima también lo sabía.
Entre risas las dos se abrazaban y saltaban de alegría completamente desnudas.
Esas colas de nalgas duras y redondas, como se restregaban las tetas, como se me puso la pija, bien dura.
Me saqué la ropa yo también y agarro a Fátima de un brazo y la atraigo hacia mi, pasando mis dedos con saliva por su ano, haciendo que Ahia me chupe la pija, dejándola bien mojada de su saliva.
Sin que dijera nada, Fátima con su mano la acomodó contra su ano y entre gemidos se fue sentando, despacio, moviendo su cintura, haciendo que mi pija entre toda en su cola.
Ahia le besaba la boca y le chupaba las tetas.
Cuando Fátima tenía toda la pija bien adentro de su cola, hice que apoye sus pies en mis piernas, quedando con sus piernas totalmente abiertas, exponiendo bien su peluda concha.
El grito de placer que dio Fátima cuando empecé a mover mi pija dentro suyo y Ahia se arrodilla y le empieza a chupar su concha.
Fátima buscaba mi boca con la suya sin dejar de gemir y retorcer su cuerpo de placer.
Escuchaba el sonido que hacía Ahia chupando la concha de Fátima, como pasaba su lengua por mis huevos.
Levanto un poco a Fátima haciendo que le salga de la cola, y siento como Ahia la mete en su boca, dando fuertes chupadas, me dice que vuelva a levantar a Fátima, y ella acomoda la pija de nuevo en su ojete, haciendo que vuelva a tenerla toda dentro de nuevo, y siguió chupando la peluda concha de Fátima.
Ahia hace poner de pie a Fátima y ahora ella ocupa su lugar, sentada en mi pija, con sus pies en mis piernas, abriendo lo más posible las suyas y ahora era Fátima la que le chupaba la concha a Ahia mientras yo le cojo la cola, estrujando sus tetas, mordiendo su nuca, disfrutando del placer que me dan mis dos mujeres, verlas arrodilladas frente mío, abrazadas, pegando sus caras, sus bocas abiertas, espernado mi leche, ver como se lamben sus caras limpiando hasta la última gota.
Llegar a casa y verlas desnudas esperándome, sentir sus besos, sus cuerpos pegados al mío, apretar sus nalgas, duras, redondas, verlas bañarse juntas, riendo, felices, siempre dispuestas a cumplir hasta el más mínimo deseo mio.
Tuve que mandar a hacer una cama mas grande, ya que dormimos los tres juntos, yo en medio y ellas a mis lados.
Ahia como es mi primer mujer, duerme a mi derecha y Fátima a mi izquierda.
Se, porque ellas me cuentan que algunas veces cuando no estoy, tienen relaciones entre ellas, entre las dos cuidan de mi hijo.
La verdad, nunca pensé en tener dos mujeres viviendo juntas conmigo, pero me encanta, aparte lo bien que se llevan entre ellas.
Verlas en el borde de la cama, sacando sus colas para afuera, abriendo sus nalgas y esperando que les coja las colas, escuchar sus gemidos mientras las estoy cogiendo, me pongo detras de ellas y les miro sus abiertos ojetes, que cuando las conocí los tenían bien cerrados, apretados, ahora estan abiertos, dilatados, y eso se los hice yo.
Me encanta chuparselos, chuparle los ojetes antes de cogerlos.
Fátima también me ha pedido que le haga un hijo a ella también y Ahia esta de acuerdo.
Son dos mujeres tan dulces, tan complacientes conmigo, que en realidad me siento muy feliz de estar con ellas.
Cuando salimos los tres a la calle, ellas van con sus ropas tradicionales, agarradas cada una de mis brazos, pero cuando volvemos, enseguida se desnudan y empezamos cogiendo en el salón y terminamos los tres en la cama, en un vale todo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!