al sábado siguiente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
Viernes casi a la medianoche, Nadia me manda un mensaje al celular: “es importante y vital que nos veamos mañana a las 10 en la oficina”
Inmediatamente pensé que tendría que ver con nuestro encuentre del sábado anterior, si bien no habíamos podido hablar en la semana; nuestro comportamiento no indicaba que hubiese habido un encuentro o desavenencia entre ambas.
De cualquier forma, aunque me preocupara, no podría hacer nada hasta el día siguiente.
Llegué a la oficina, vi la atractiva figura de Nadia frente a la ventana abierta; igual que la semana anterior.
Sin embargo, había algo raro –“¿qué pasa?” – pregunté.
Nadia dio la vuelta y me respondió: – “un tipo me contactó por face y me mando estas fotos por Messenger” – dirigiéndose a su lap top y mostrándome su conversación.
Eran tres imágenes de nuestra tarde pasional, tomadas con un telefoto (y muy probablemente desde la azotea del edificio de enfrente, por el ángulo de las tomas):
En la primera Nadia estaba desnuda sobre la mesa de juntas, en la segunda se apreciaba mi cabeza hundida entre sus muslos y en la tercera Ella me devolvía el favor.
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– “quiere que nos encontremos los tres o difundirá las fotos por la red y en el sitio de nuestro grupo de consultoría” – continúo un poco alterada.
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– “¿qué haremos?” – pregunté.
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– “Colaborar” – respondió una voz masculina a mi espalda, oculto en un cubículo estaba un hombre de 1.
80 y unos 75 kilos; complexión atlética moderada, cabello negro y ojos cafés.
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-“¿en qué?” – preguntó Nadia
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– “en hacer un trío” – explicó – “y al terminar les entrego la usb con las fotos y me verán borrarlas de la cámara, ¿les parece bien?” – .
Nadia me miró y dijo – “yo estoy dispuesta y ¿tú Lupita?” –
Por toda respuesta me aproximé a Nadia y la besé en la boca.
; mis manos se cerraron sobre sus senos para acariciarlos sobre la blusa (sorprendiéndome un poco el notar que no llevaba sostén).
Sus manos bajaron hasta mi cintura y comenzaron a tratar de soltarme los botones de la falda, una vez logrado su cometido la prenda cayó al suelo dejando a la vista mi tanga roja.
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– “sigan así” – dijo el hombre.
Por toda respuesta nos separamos y mientras me despojaba de la blusa, Nadia se quitó la ropa; evidenciando que ese día no traía ropa interior.
Antes de soltar mi sostén, ella se arrodilló ante mi; de un tirón bajo mi tanga comenzó a lamer mi sensible botón como lo haría un niño con un caramelo.
Me giró, para que pudiéramos ser observadas por el fotógrafo; quien ya se había desnudado ( – “que buen cuerpo” – pensé al mirarlo – “y con una herramienta excelente” – ) y su mano diestra subía y bajaba por su miembro erecto.
Nadia volvió a separase de mi, para recibir en la boca el miembro firme y grueso del hombre; el cual mientras me chupaba los pezones e introducía dos dedos en mi mojada cuevita.
Tomó a Nadia por el cabello y dirigió su boca a mi rosada cuevita, manteniéndola a gatas, Ella siguió bebiendo el néctar que comenzaba a manar de allí hacia mis muslos.
Él procedió a darle un beso negro durante varios minutos, lubricando con su lengua el estrecho orificio; cuando consideró que estaba ya lo suficientemente húmedo se incorporó y sin ninguna contemplación la sodomizó de un fuerte movimiento.
Nadia soltó un grito (mezcla de sorpresa, dolor y placer) pero al sentir sus embates continuó comiendo mi depilada vagina mientras sus dedos jugaban con mi ano virginal.
Veía como era penetrada vigorosamente, sostenida por la cadera, y el rostro del fotógrafo (sudoroso ya) mostraba que se aproximaba a su climax.
Súbitamente salió de Nadia y le derramó su semen en la espalda.
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– “hagan un 69, mientras me recupero” – ordenó.
Nadia se acostó en la alfombra, procedí a colocarme sobre ella para cumplir la instrucción del sujeto.
Estaba completamente excitada, al igual que Nadia como pude darme cuenta al probar su coñito inundado de néctar.
Nos comíamos entre gemidos de placer, mientras él se limpiaba con una toalla húmeda y sacaba de su maletín varios artículos que no pude identificar.
Sin proponérnoslos Nadia y yo explotamos en un orgasmo unísono, quedando tendidas boca arriba en la alfombra (manchada ya con nuestros jugos y la leche del fotógrafo).
Con una seña llamó a Nadia, la cual fue hasta El gateando, le dio un paquete y le dio instrucciones al oído; ella se levantó y entró a un cubículo.
El fotógrafo se acercó a mi y sin permitir que me levantara coloca su cabeza entre mis muslos y comenzó a darme una de las mejores sesiones de sexo oral que había tenido hasta ese momento.
Su miembro comenzó a recobrar fuerza y dureza, una vez que se encontró lista para un nuevo combate me ordenó: .
– “ponte de perrita” –
Obedecí, temblando de deseo y emoción (era mi primer trío) y El inició un largo y húmedo beso negro; sus dedos entraban en mi conchita ocupándose de mantenerla húmeda y excitada.
Nadia se acercó, traía puesto un arnés con un pene de goma grueso y tan largo como el de nuestro compañero sexual.
Se colocó frente a mi y lo puso frente a mi boca; – “chúpalo” – grito el fotógrafo.
Obedecí notando que Nadia lo había lubricado con líquido sabor menta, con timidez una de mis manos comenzó a acariciar las nalgas de ella y jugar poco a poco con su pequeña entrada trasera.
Por su parte, mi amiga se acariciaba los senos, pellizcándose los pezones obscuros y erectos.
Disfrutaba el placer de ver a Nadia acariciarse y la sensación de mis dedos en su hoyito cuando el miembro del fotógrafo entró inesperadamente en mi culito; sentí el ardor y el dolor de verme invadida por ahí sin embargo al iniciar sus movimientos y con su mano estimulando mi clítoris comenzó a inundarme una ola de placer.
Nadia sacó el juguete de mi boca y se lo ofreció al hombre, quien probó mis jugos en el artefacto, le dió unas instrucciones a ella, la cual se retiró y regresó con otro paquete.
Lo desenvolvió y ví que era un consolador, el cual colocó sobre una base en la alfombra, – “acuéstate sobre el” – me dijo.
Obedecí y sentí como el miembro de plástico entraba en mi mojada intimidad; comencé a moverme pero me detuve al sentir que algo volvía a entrar en mi ano.
Era Nadia quien ahora me penetraba analmente, poco a poco se acopló a mis movimientos y comenzamos a disfrutar ese juego excitante; como punta de la montaña el fotógrafo penetró por el ano a Nadia y formamos un delicioso tren.
Fui la primera en terminar, dejándome caer de plano sobre la alfombra con el consolador completamente dentro de mi.
Los gritos de Nadia nos advirtieron, después de un par de minutos, que ella también había llegado a la cima de su placer.
Finalmente el fotógrafo, saliendo de Nadia se levantó y masturbándose arrojó su semen sobre ambas.
Descansamos largos minutos, nos aseamos y vestimos.
Él cumplió su promesa y nos entregó las imágenes; borrando además los que había en su cámara.
Se retiró dejándonos, a cada una, su tarjeta.
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