Con la mejor amiga de mi novio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Pues bien, hace unos meses, una tarde de lluvia y frío, decidimos quedarnos en casa a ver pelis y jugar a la Play Station. No sé porqué, pero siempre que jugamos acabamos cachondos y follando como locos, y, por supuesto, ese día no iba a ser diferente.
Estaba sentada en las piernas de mi chico, cuando noté que metía la mano por mi sujetador y me tocaba los pezones. Los pellizcaba suavemente, los acariciaba y vuelta a empezar. Empecé a notarme acalorada, por lo que me subí encima de él y comencé a besarle con desesperación. Cuando note su considerable erección, no me lo pensé dos veces, le bajé el pantalón y los calzoncillos, y comencé a comérsela, toda enterita y sin parar. Mientras le oía gemir gracias a mis chupadas, yo me empecé a masturbar, cosa que sé que le encanta. Cuando estábamos a punto de corrernos, llamaron al timbre de su piso. Nos colocamos la ropa y fuimos a abrir, pensando que podría ser su madre que se hubiera olvidado las llaves.
Pero no, no era su madre, era Patri, la mejor amiga de mi novio desde los 7 años. La chica venía llorando y empapada por la lluvia. Siempre se habían llevado genial y a mi me caía muy bien. Por cierto, Patri es más o menos como yo de alta, pelo castaño claro y, debo reconocerlo, tiene unos pechos enormes y bien firmes.
Al verla en ese estado, la hicimos pasar a la habitación donde nos contó que había tenido una fuerte discusión con sus padres y nos pidió que la dejásemos dormir allí esa noche. Sin poder negarnos al ver así a nuestra amiga, mi chico se ofreció a ir a nuestro bar favorito a por unas hamburguesas y unas cervezas.
Así que, mientras él iba a por la cena, yo estuve consolando a Patri. Al verla empapada de agua, la ofrecí una de las camisetas de mi chico, y le dije que me salía del cuarto para que se cambiara. Ella me dijo que no hacía ninguna falta, que éramos amigas y que no la importaba que yo la viese desnuda. Se empezó a desnudar por completo, ya que estaba empapada de los pies a la cabeza. Aún no comprendo por qué, pero cuando la vi con la camiseta puesta y sin sujetador, mis ojos no podían apartarse de sus endurecidos pezones. Patri se dio cuenta de este detalle, y con descaro me dijo:
-Veo que te interesan, ¿quieres tocarlos?
Completamente avergonzada porque me hubiera pillado mirándola la dije que no. Ella con mucho descaro se sentó de rodillas en la cama a mi lado y con voz muy melosa me respondió:
-¿Seguro? Porque te veo muy interesada en ellos.
Sin dudarlo, cogió mi mano y la puso en su teta. Estaba fría y dura. Y no sé porque pero empecé a acalorarme. ¿Qué me pasaba? Jamás me había fijado en una chica, y mucho menos en Patri, pero ahí estábamos, yo con una mano en su teta y ella con cara de perversión. Al ver que yo no tenía ninguna intención de retirar la mano, ella la apartó y se quitó la camiseta.
-Creo que así podrás notarlos mejor.
Y así era, sin preguntarle si quiera le cogí los dos pezones y comencé a pellizcárselos como me gustaba que me hicieran a mi. Ella gemía y yo cada vez me ponía más cachonda. Pero de repente, me di cuenta de que lo que hacíamos no estaba bien: 1º, porque me gustase o no, le estaba poniendo los cuernos a mi novio; y 2º porque él podría llegar en cualquier momento. Así que, quite las manos y me aparté de ella.
Patri, sin comprender nada, se acercó a mi y me besó. No me esperaba nada de eso, por lo que me quedé quieta sin saber que hacer. Noté como me tocaba los pechos por encima de la camiseta y como metía su lengua en mi boca. No pude más, y la respondí al beso. Ella sonrío y me besó con más pasión. Me quitó la camiseta y el sujetador, y empezó a chuparme los pezones. Nunca había experimentado tanto placer. Se había convertido en una situación muy morbosa, y me moría de ganas de que no parara. Patri al notar mi respiración y que estaba muy cachonda, me quito los pantalones y el tanga, y comenzó a masturbarme. Metió 4 dedos de golpe, y yo jadeaba muerta de placer. Todo mi cuerpo reaccionaba de una manera inexplicable a sus caricias. Me sentí como nunca me había sentido. Estaba cachondísima, y no precisamente por mi novio, si no por las caricias de su mejor amiga.
Sin esperarmelo, noté un lametazo en el clítoris. Yo gritaba de placer, mientras veía a Patri masturbándose mientras me comía enterita. Sin poder aguantarlo más la dije:
-¡Para! Aún no quiero correrme. Me gustaría probarte a ti, antes de terminar.
-Ok! ¿Me lo comes a mí y luego nos corremos juntas?
-Sí, por favor!
Y así lo hicimos; cambiamos las tornas, ella se sentó en el bode de la cama y yo me arrodillé en el suelo frente a su vagina. Nunca había visto una vagina así de cerca al natural (que no fuese la mía). Estaba un poco asustada porque no sabía como empezar.
-Sé que es la primera vez que haces esto. Imagina que comes un helado. Dame los lametazos que le das al cucurucho de chocolate que tanto te gusta.
Fue un gran consejo, ya que comencé a lamer su vagina. A succionar su clítoris y volver a lamerlo. Ella gritaba y gemía sin parar. Yo no me podía creer lo que estaba haciendo, ¡le estaba comiendo el coño a una tía! No me lo creía. Y lo mejor de todo era que me estaba encantando. Me encantaba saborearla, escuchar sus gemidos y sus continuadas peticiones de que no parara.
De repente, noté como dejaba de gemir y se ponía tensa. Pensando que la podía haber hecho daño, levanté la mirada y vi a mi chico en la puerta mirándonos. Sentí que mi mundo se caía. Creía que iba a cabrearse y gritar, pero no. Se acercó a mi, me besó, se sentó en la silla de su habitación y dijo
-Seguid. Pero no os corrais
Más cachonda de lo que ya estaba, hice caso a mi chico y seguí con mi tarea. Volví a lamer y succionar el clítoris de Patri, y cuando ella dijo que iba a correrse, mi chico grito
-Parad
Nosotras le miramos cachondas por el rumbo que estaba tomando la situación y nos pusimos de pie.
-Tumbaos en la cama y masturbaos la una a la otra, mirándome. Correos. Pero, después al que le toca jugar es a mi.
Cachonda como pensé que jamás podría llegar a estar, me acerqué a él le bese con pasión y me fui a tumbar, como nos había ordenado.
Patri fue la primera en colocarse. Yo la imité. Abrimos las piernas para que mi chico nos viese bien y Patri comenzó a masturbarme el clítoris. Volví a imitarla, y empecé a masturbarla yo también. No paraba de mirar a mi novio pajearse, mientras su mejor amiga y yo nos masturbábamos mutuamente. Era una sensación indescriptible.
Entre un mar de fluidos, gritos y gemidos, yo fui la primera en correrse, seguida de Patri. Cuando terminamos, nos besamos, y miramos a mi novio.
-Ahora me toca jugar a mi…
Y hasta aquí este relato.
¿Qué ocurrió después?
Eso, es otra historia
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!