Corneando con el taxista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Corneando con el taxista
Mi novia y yo salíamos de beber de un bar, ya era de noche y ella estaba algo ebria y caliente, pedimos un taxi y nos dirigíamos a la casa para follar de lo lindo pero algo interesante se nos atravesó esa noche.
Ya antes habíamos cachondeado en un taxi, sin embargo éramos algo discretos, yo intentaba que los taxistas no se dieran cuenta o no pudieran ver tanto como ellos quisieran, si metía la mano nos tapábamos con su bolsa, si le sacaba una teta nos escondíamos debajo del sweater y así por el estilo, pero esta vez ella me pidió que lo dejara ver.
Así que en el asiento de atrás separe bien sus piernas, para acariciarla, le pasaba uno o dos dedos lentamente sobre el calzón, ya muy mojado por sus fluidos vaginales.
Miraba de reojo el retrovisor y podía observar al taxista, un hombre ya maduro, con mirada excitada de ver a un par de veiteañeros fajar en su auto.
Ella llevada un vestido corto, de tirantes, así que baje uno para sacarle una teta, moví a un lado su bra sin tirantes y quedo al descubierto una preciosa teta morena, con un pezón parado, metí a mi boca ese manjar y deguste su cuerpo sin miramientos, al sacarlo relucía el pezón brillante y húmedo, el taxista ya había aminorado la marcha y disfrutaba del espectáculo.
Le quite el otro tirante, y baje el vestido de su torso, baje el brasier para revelar ese par de tetas acarameladas, y de finos pezones excitados y esperando ser relamidos por mis labios, pase al otro lado de su anatomía, dejando lustrosa su piel canela, mi saliva relucía en la punta del pezón duro y erecto.
Tome su falda y la subí hasta descubrir sus piernas y muslos, entre sus piernas traía un calzón obscuro y mojado, ahí le dije al taxista que si prefería entrar en una calle secundaria para ir más lento y disfrutar del morbo sin tanto peligro, pasamos de la avenida a una calle más pequeña, con coches a los lados, el tipo iba lento, con una mano en el volante y la otra en su polla, nos miraba, o más bien la mirada por el retrovisor y en ocasiones volteaba a ver para saborear mejor el espectáculo.
Baje el calzón entre sus piernas, y se quite, quedo al aire un lindo coño recién depilado, que ya empezaba a empapar las vestiduras, le acaricie el coño y el clítoris, y metí uno y luego dos dedos dentro de su coño, le acaricie el ano, mojándolo con sus fluidos.
Nos besábamos y yo la manoseaba, el taxista mejor decidió parar en una calle lateral y se quedó mirándonos mientras se masturbaba.
Ella me pidió que lo dejara tocarla, al principio el tímidamente solo acaricio su muslo sin dejar de menearse la verga con la otra mano, ya después paso con nosotros al asiento de atrás y con una meno le agarró una teta y con la otra le metió los dedos, y se metió en su boca una de sus tetas, me excito esa imagen de mi novia viendo cómo se dejaba manosear por un buen maduro.
Los quiero ver follar dijo el conductor, yo le dije que estábamos dispuestos, el me respondió pero no aquí, hay un hotelito aquí cerca, vamos ahí para estar más a gusto, ella no dijo nada solo asintió y dejo que nos llevaran a un motelito barato, pero con cama, baño y condones.
Nos pidió que empezáramos.
soy un poco voyeur veras nos dijo, y de ahí puso en cuatro a mi perra y le empecé a bombear con fuerza, ella ya sudaba y sus tetas colgaban y brincaban con cada embestida, gritaba que quería que la llenara de leche y la dejara bien abierta para que nuestro amigo pudiera ver todo su coño.
Nos pasamos al borde de la cama, ella de espaldas a mí, brincaba sobre mi verga, se la metía toda, con un gesto con su mano le pidió al taxista que se acercara y para su sorpresa tomo su verga con su mano, y la empezó a menear al principio torpemente por las embestidas que le daba pero poco a poco tomo ritmo y luego valor y se la metió a la boca, el tipo tomo su cabeza y con su mano le dio ritmo para que se la tragara una y otra vez.
Nos pidió participar, y pensé en que se la chingara a pelo, que le dejara los mecos hundidos en su coño y rebosarla luego con los míos, pero pensé que lo mejor sería que se enfundara y le mostré donde estaban los condones, se puso uno, separo las piernas de mi mujer y empezó a clavarle su sable, se la cogía rápido y duro, ella no paraba de gemir y pedir más, el solo gruñía y respiraba cada vez más de prisa, la puso en cuatro y la tomaba de sus tetas para poder arremeter contra su vientre, cambio a misionero y ahí entre los dos llenábamos de saliva ese par de tetas hermosas, sus pezones se llenaron de nuestra saliva, prendidos y excitados, el seguía golpeando con su verga el coño de mi vieja y ella no dejaba de pedirle que la llenara toda.
Cuando anuncio su venida, ella la pidió en la cara, que la bañara, que la llenara toda de su semen maduro, se arrodillo y recibió la descarga en su cara, el la dejo bien embarrada , y yo seguí la faena con los mecos del taxista en su cara, le di la vuelta y le lamí el ano para calentarla más, la puse en cuatro y arremetí contra ella con violencia, solo escuchaba mi huevos contra su coño, y nuestras respiraciones agitadas, le di la vuelta y continuamos en misionero, cuando ella me besaba sentía ese sabor salado de semen, me excitaba sentir ese sabor en su labios, saque mi trozo y le tire su segunda descara de la noche, su cara era un festín de mocos, nos besamos un rato intercambiando mecos de uno y otro.
Ya agotados, le pedimos al taxista que nos llevara a casa y terminar esta excitante noche.
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