de sueño a pesadilla
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Este relato casi nadie lo sabe y me sucedió hace unos tres años atrás. El relato es un poco largo, pero vale la pena. Con dos años de casada, viviamos en un condominio con mi esposo. Teníamos de vecinos a Esteban y Karla (nombres ficticios), con quienes nos relacionabamos bastante. Ellos son una pareja de color (nosotros no tenemos prejuicios), Esteban era muy simpático y parecia el tipo de hombre bastante interesante y éxitoso, al menos eso aparentaba.
Yo soy una mujer muy liberal en el sexo, muy despierta y no me gusta ser inactiva y eso me ha llevado también a serios problemas. Mido 1.70, tez blanca, mi figura en general es muy bonita (eso me han dicho), tengo senos medianos que conservan su elegancia y dureza, mi trasero es llamativo, tengo dos buenas nalgas y mi cara es bonita. Cuando sucedió lo del relato tenía 24 años. Mi matrimonio era normal, a pesar que los hombres van perdiendo cierto interés en el sexo y en su pareja.
Con Karla y Esteban acostumbramos a salir a bailar, a comer e inclusive viajabamos juntos a algún lugar turístico. Al principio, cuando yo me ponía alguna ropa sexy para coquetearle a mi marido, era Esteban quien resultaba comiendome con los ojos, ya que mi marido ni volteaba a verme, en cambio Esteban inclusive me decía insinuaciones o me tocaba, claro sin ninguna perversión aún. También de mi parte, tenía sueños húmedos, donde era Esteban quien me hacía el amor, su figura fuerte y alta moviéndose encima de mi, Mmmmm, amanecía mojada mi cuca cuando lo soñaba. Me puse peor de esta obsesión cuando Karla me confesó en confianza, que Esteban le gustaba hacerle sexo con fuerza y a veces la sometía, yo me imaginaba que yo era Karla, solo de pensarlo me mojaba, y luego me dijo que algunas veces le había lastimado su cuquita, ya que el miembro de Esteban medía las ¡8 pulgadas!, no podía imaginarme esa medida de dura carne entre mi cuerpo.
No soy de las personas que se acuestan con el primero que ven, pero en el fondo yo quería acostarme con Esteban, solo una vez. Y sabia que yo le gustaba a él, la forma en me miraba, que se quedaba viendome mi trasero y mis senos, era señal que yo le llamaba la atención.
Sucedió a las dos semanas de la confesión que me hiciera Karla. Esa vez nos reunimos a almorzar en casa de ellos, mi marido le confesó a Esteban que se iría de la ciudad enviado por la empresa donde trabajaba, se iba por dos días. Cuando yo había ido a la cocina por algo, no recuerdo, Esteban me siguió y cuando intenté bajar algo de la alacena, su cuerpo se me pegó atrás y puso su paquete entre mis nalgas sobre el pantalón que yo llevaba. –Tu marido no estará mañana, y me pidió cuidarte- me dijo mientras sus manos me tomaron de la cintura, sin despegar su paquete. Todo esto tenía un erotismo que se acrecentaba. –Y vas a cuidarme mucho??- le pregunté, -Esperame a las 8:00 de la noche en tu casa!- me respondió y se marchó.
Me quedé allí parada, sonriendo, como si tuviera juguete nuevo. Por la mañana mi marido se despidió. Las horas pasaron volando, ya eran las 7:00 de la noche y yo estaba tronandome los dedos en la casa, estaba cachonda, pero tenía algún sentimiento de culpa, por lo que iba a ocurrir, sin embargo me comía la curiosaidad y el morbo del momento, asi que se me ocurrió ir a mi habitación y ponerme algo sexy, me propuse volverlo loco cuando me viera, asi que me puse un camisón casi transparente color celeste, una tanguita blanca que se veía perfectamente a través del camisón y zapatos de tacón descubiertos. Y esperé pacientemente.
A las 8 con cinco minutos, él tocó la puerta, abrí, se quedó viendome desde la puerta, se sonrió, cerro la puerta y se avalanzó sobre mi, me tomó en sus fuertes brazos y me besó, su lengua me penetró la boca y yo le correspondí, un beso de mucha pasión y ardor. Sus manos recorrían mi silueta, me tocó los senos y los apretó suavemente. Mi camisón era de tirantes y eso facilitó que me lo quitara, ahora apretó mis senos directamente, y bajó a mamarlos un rato, chupándolos con fuerza sobre los pezones, en ocasiones usando la punta de su lengua para lamerlos. Yo estaba excitada y me dejaba hacer de todo de Esteban, mi cuquita era ya una sopa.
-Mira lo que tengo para mi putita!- me dijo Esteban separándose un metro de mi, no me gustaba mucho lo de tratarme de putita, pero en ese momento me hizo hervir la sangre. Se bajó el pantalón y luego sus calzoncillos, ooohh diooss!! Que vergota!!, nunca había visto una falo de ocho pulgadas de dura carne negra y gruesa. Me llevé la mano a la boca del asombro.
–Nunca has visto una asi?- me preguntó Esteban.
-No! nunca!!- le dije honestamente. Solo en películas porno había visto tipos con vergas asi.
Esteban se me acercó con su falo en dirección horizontal. –mámala!!- me ordenó.
No lo hice esperar, era lo que en mis sueños húmedos había hecho docenas de veces. Me la llevé a la boca y empecé a lamerla toda, desde sus cojones hasta el glande, como si fuera un dulce, luego me metí la punta de su verga entre mis labios y lo mamé como un biberón, Esteban gemía y jadeaba de placer, me tomó de los cabellos (yo tengo cabello largo) y me empujó su largo músculo dentro de la boca y garganta, hubiera jurado que su verga no me entraría en la boca, pero mis labios tocarón sus genitales, tenía sus monumentales ocho pulgadas dentro. Eso lo excitó (a que hombre no lo excita meter su falo completo en la boca de su amante) brutalmente. Sentí semen en mi boca, algunas gotitas se le habrán escapado, su sabor salino era conocido.
-Que rico me lo chupas, eres mas puta de lo que pensé!- me decía Esteban. Aunque no me gustaba su trato, pero yo ya estaba muy excitada.
Para terminarlo de poner a mil, saqué su miembro de mi boca y me puse a mamarle sus cojones, los lamí, los chupé uno por uno con deseo, Esteban gemía degustando mi lengua en su falo.
-mami, Que rico me chupas las bolas!!-
Luego me pidió ponerme en cuatro sobre el sofa, se puso detrás de mi y se hincó en el suelo, me besó con deseo mis nalgas y me fue bajando mi tanguita, para dejar descubierta mi rajita, que de algún modo ya estaba empapada. Esteban utilizó sus labios y su lengua para comerse todas mis nalgas, luego las abrió con sus manos para divisar mi ojete del culo, él lo empezó a lamer y chupar mientras sus dedos jugaban con mi vulvita, yo ya no era virgen de mi orificio anal, pero las caricias que recibía en mi orto no se asemejaban a las que me daba mi marido, Esteban tenía mucha más experiencia y sabía donde tocar.
Yo cerraba los ojos para concentrarme en la comida de culito que me daba Esteban.
De mi culito pasó a darme el mismo tratamiento en mi rajita, él la abría con sus dedos y deslizaba su lengua en todo mi canalito hasta llegar a mi clítoris. Me hizo estremecer cuando me rodeó el clítoris entre sus labios y lo apretó con fuerza, creo que me mojé de nuevo. De pronto, Esteban inserta uno de sus dedos en mi culo, al principio mi reacción fue defensiva, traté de retirarle su dedo, era más grueso que los hombres que me habían metido un dedo por allí, pero con fuerza me retiró mi brazo y lo metió todo hasta los nudillos.
-déjate putita!, yo mando ahora!- me dijo Esteban con autoridad.
Ante eso, dejé que me metiera completo su dedo que al rato fueron dos, después los empieza a sacar y meter en mi recto, mientras se come mi clítoris y mi rajita, yo estoy gozando el momento y lubrico excesivamente mi vagina.
En eso, Esteban se paró y allí en cuatro todavía, me puso su manguera negra en mi rajita y la empujó, su verga abrió de par en par mi gruta, me dolió un poco, acostumbrada a largo y grosor de la de mi marido, en cambio la pija de Esteban era grandisima, me sentí llena en segundos y aún el la empujaba para adentro, después de unos minutos sentí sus ocho pulgadas perforándome la cuca. Me hizo estremecer su gran verga, gemí, jadee, ya en climax, le pedí que me destrozara la cuca, nuestros gemidos se encontraron y llenaban la habitación de muestras de placer carnal.
Sus pistonazos fueron aumentando de intensidad, cada bombeo movía mi cuerpo para adelante, Esteban me tomaba de la cintura para hundirme su enorme falo.
-Papi que rico lo tienes, que rica cogida me estas dando!- le dije entre convulsiones y gemidos.
-Ya sabía que te gustaba, si eres una putita!- otra vez esa palabra. Pero con una pija enorme y gruesa en tu interior y gozando como nunca, a quien le puede interesar?
No conforme, Esteban me tomó de mi cabello y siguió cogiendome duro, me confundió con una yegua porque cada vez me jalaba más el cabello, pero el dolor y el placer mezclados era una formula única, yo volví a llegar a otro orgasmo demoledor.
Estaba aún gozando mi orgasmo, cuando Esteban tenía entre manos follarme el culo, sacó su largo falo de mi rajita y asi sin misericordia la puso en la entrada de mi ano y lo empujó sin compasión, di un largo grito me había metido la cabezota de su verga sin aviso, me quise zafar, pero su fuerza era mayor y me volvió a tomar del pelo obligándome a desistir. Luego la empezó a bombear para metérmela más profundo, su falo ingresó poco a poco dilatándome la paredes de mi recto, entre dolor y placer nuevamente. Le pedí que lo hicera despacio para no lastimarme, pero el ya no oyó nada y me incrustó su pija hasta los cojones, luego se puso a follarme con fuerza, a pesar que ya no era virgen de allí, sentí al principio cierto dolor, que poco a poco se convirtió en placer.
Me estuvo fajando por el culito hasta que se corrió, me echó un chorro de leche caliente en mi orificio tan grande, que la lechita se derramaba por las orillas de mi ano.
Crei que ya habíamos terminado, pero luego el me cargo en su brazos, me preguntó donde estaba nuestro dormitorio, me llevó allí, se acostó sobre la cama y me sentó sobre su boca y me dio una nueva mamada de rajita que me hizo venir allí sobre sus gruesos labios. Luego me puso a cabalgarle su nueva erección, nos vinimos juntos esta vez, me volvió a echar otra tanda de semen ahora en mi cuquita. Tal como llegó, se vistió rápido y dijo que se marchaba ya que su esposa lo estaba esperando. Crei que mi aventura con Esteban allí comenzó y allí terminó, pero que equivocada estaba.
Cuando volvimos a juntarnos en parejas en casa de Esteban y Karla, como acostumbrabamos, Esteban se sentía con derechos, cuando estabamos solos me quería apretar las tetas y tocarme el culo, yo no me dejaba, el se veía molesto por eso. Yo le decía que había sido solo un encuentro, una aventura y que allí quedara, pero el movía la cabeza negativamente.
Estando cierto día en la casa, sonó el teléfono, contesté y era Esteban,
-Estas sola?- preguntó
-Si, estoy sola, puedes hablar..!- contesté
-Te quería decir que te espero hoy por la tarde en el motel que se llama “x”, habitación 12..! -Estas loco!!, ya te dije que lo que pasó fue accidental y yo amo a mi marido- le casi grité a teléfono.
-Pues tu maridito va a saber la clase de puta que tiene por mujer!!- me respondió también casi a gritos.
-Eres un maldito!!-, y empecé a sollozar, tratando de hacerlo reaccionar.
-Heyy tranquila!, tranquila!- me comenzó a decir al oirme llorar.
-Solo quiero pasar otro rato contigo, me gustas mucho y hasta siento algo por ti, realmente no quiero hacerte daño, solo hoy y lo olvidamos, por favor, por favor- me decía Esteban. No me acuerdo exactamente que más me dijo, pero terminé por aceptar. Tuve que inventarle a mi marido que una amiga, me llamó, y que ella tenía problemas con su esposo y quería hablar conmigo. Lo bueno es que saldría antes que llegara mi marido por la tarde, asi podía ponerme algo sexy, como me gusta. Inclusive metí una botellita de aceite para bebe, por si me la quería meter por el culo de nuevo.
Confieso que la idea de que un hombre me chantajeara para cogerme, me mojaba el bollito, era caliente, era casi una violación y de alguna forma era una de mis fantasías preferidas.
Llegué a la hora fijada a ese motel, llevaba puesta una minifalda jeans, una blusa verde sin sujetador por debajo y tacones altos (claro que en mi bolsa de mano llevaba un vestido para el regreso).
Alli sentado en la cama me esperaba Esteban, tenía el torso desnudo. Lo saludé un poco sería, pero el de una manera dócil me estrechó y me besó apasionadamente, me pidió perdón por lo sucedido por teléfono, le dije que lo olvidara, luego me dijo que quería jugar conmigo, de una maleta negra que tenía en el sofa, sacó unas esposas y una especie de antifaz, de aquellos que usan las personas que no soportan la claridad para dormir. Al principio me negué, pero era interesante la idea, al fin que era la última vez que follabamos, según acordamos.
-Desnudate!- me ordenó. Lo hice y me acosté en la cama, el delicadamente me puso las esposas en las manos, después me puso el antifaz en los ojos, no podía ver nada. Luego Esteban comienza a tocar mis senos, los pezones, toca mi vulva, la acaricia y me separa las piernas para tocarme mi rajita. Oigo que se quita la ropa, después se sube a la cama y me pone su pija en la boca y me ordena mamarla, lo hago y tomo su glande para chuparlo, la siento que está erecta y dura. Mientras lo hago, me toca mi rajita, no puedo ocultar que estoy mojada. El lo siente en sus dedos y me frota mi pepa con más fuerza.
Siento movimientos en la cama, me abren las piernas y siento unos labios chupar mi rajita, pero yo todavía estoy mamando la verga de Esteban!, como es posible. De repente, unas manos retiran mi antifaz, primero borroso, pero empiezo a ver bien, Ohh no, la verga que estoy mamando no es la de Esteban, es de otro hombre que me sonríe cuando lo veo, suelto su miembro viril y luego veo a otro hombre que tampoco era Esteban, entre mis piernas chupándome la rajita, -que está pasando?- pregunto sin respuestas. Esteban esta en el sofa desnudo jalándose la verga en plena masturbación.
-La fantasia más buscada por una mujer!- me dijo -follar con más de un hombre es la fantasía que más quieren las mujeres calientes y tu eres muy caliente- me dijo Esteban.
El hombre que estaba entre mis piernas me estaba casi devorando el bollo, sentía su lengua recorrer todas las partes de mi rajita, él sabía como usar la lengua en el sexo de una mujer. El otro me comenzó a acariciar las tetas y luego las comenzó a mamar, yo estaba muda, no decía nada, estaba a merced de estos hombres que no conocía, pero nuevamente la rajita se llenó de lubricación vaginal.
-Eres un maldito!!- le dije a Esteban, antes de empezar a gemir, gozando a los dos hombres, y que podía hacer si estaba sujetada por los brazos a la cama. Los dos hombres se intercambiaron posiciones, de modo que mamé las dos vergas y ellos se turnaron para comerme la rajita. Nunca había tenido la oportunidad de coger con dos hombres a la vez, asi que por fuera insultaba a Esteban, pero por dentro quería tener esa relación con ellos. Me entienden.
Asi mientras Esteban se masturbaba en un sofá frente a la cama, los dos hombres me cogieron por turnos, tenían penes grandes, pero no mayores que el de Esteban, lo que si es que lo sabían utilizar muy bien. Yo gemía gozando a cada uno. Luego uno de ellos, me soltó de mis ataduras y me pidio que lo cabalgara, para ese momento ya había terminado un par de veces y aún quería coger más, asi que me subí sobre su tranca y lo cabalgué rico, el otro hombre se colocó atrás de mi y me preguntó si alguna vez la habían penetrado por mis dos hoyos al mismo tiempo, yo con la cabeza le dije que nunca, -hoy será tu primera vez- me dijo y se colocó atrás, me empujó la espalda hacia el frente y fui sintiendo su verga abrirse paso por mi culito, -despacio!- le advertí, asi lo hizo, poco a poco fue introduciendo su palo en mi recto, finalmente empezamos a movernos los tres.
Es una sensación deliciosa sentir dos vergas en mi cuerpo, empecé a jadear y ya no termine de hacerlo, ya que estaba muy excitada, era un fantasia prohibida, sobre todo después que me casé, pero allí estaba, ensartada por mi dos agujeritos. Nos movimos salvajemente hasta que ambos terminaron en mis hoyitos, primero fue el que me la metía por el culo y luego en la vagina. Mi cuerpo se rebalsaba de lechita de hombre. Me quedé un rato en la cama descansando, mientras mis amantes se vestían y despedían a Esteban, a mi me despidieron de besito en la mejilla.
Luego me vestí yo, cambiandome de ropa, le dije nuevamente a Esteban que era un idiota y un maldito!, azote la puerta y me fui. En el camino iba repasando como había sido penetrada por dos hombres.
Esteban sigue amenazandome con contarle a mi marido. Quiere seguir follando conmigo, pero yo le he mandado al diablo, aunque por dentro tengo el alma de puta y quisiera repetir un trio. Le he dicho a mi marido que nos mudemos a otro condominio, la idea es quitarme de encima a Esteban.
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