De un hombre celoso y armado a un tonto corundo pero contento de verla follada.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es José y mi chava se llama Nancy. Tenemos 7 años de swingers. Tengo suficientes experiencias como para una telenovela pero esto será la de nuestro encuentro a que preferimos. Nos habían dicho que teníamos que tomar las cosas con calma. De no forzar la situación que tarde o temprano todo caería en su lugar.
Ahora de que los hijos han crecido y no viven en casa. Nuestra vida sexual se ha convertido de una pareja de adolescentes calientes. Yo estoy que exploto de lo caliente que me tiene mi mujer. Nunca puedo satisfacer mi deseo por mucho tiempo. Nancy está de acuerdo con cualquier locura que se me venía a la cabeza. Picamos donde quiera, a Nancy le encanta mi calentura. Me la follo en lugares públicos, en me trabajo, en el de ella. Yo trabajaba en un hospital y todo mundo comentaba de la manera que ella vestía. Ropa siempre apretada luciendo sus tetas. Nancy es una señora de 47 años rubia llenita pero con curvas peligrosas con un culo de morena Africana y unos senos de 38 doble D. Todo barón que la mira se rompe el cuello para ver las nalgas. Este relato es como comenzó sus experiencias con tríos con hombres.
Bueno después de varios intentos fracasados con parejas y no por culpa de Nancy o de las parejas. El problema es que por la calentura de ver a Nancy yo no le ponía atención a la dama que yo estaba follando. Y si la dama no se frustraba con migo. Nunca los veíamos después de la inicia reunión.
Nancy se había sometido a una cirugía de los ojos y por esto ya no aguantaba los clubs con todo el humo. En ese tiempo nos mandaron un correo electrónico una pareja que patrocinaba fiestas a donación. Al principio el lugar tenía poco éxito y la suegra del dueño (que llamaremos Bob) se había enfermado y su esposa no se presentaba. Bob tenía una pareja que le ayudaba. El chavo era un mulato guapo y ella era una rubia hermosa. Después de varias vistas nos hicimos amigos los cinco y una confianza se inició. Terminando las fiestas ya que la gente partía nos quedábamos a seguir le. El dueño y su amigo le ponían mucha atención a mi mujer y la rubia no le gustaba.
Un fin de semana de fiesta el mulato llego solo. Según el, tuvieron una bronca y se dejaron. El mulato aprovecho para bailar toda la noche con Nancy y Bob también aprovechaba y se arrimaba para bailar con ellos y ambos los dos la abrazaban y sus manos bajaban para sobar le las nalgas a Nancy. Nancy volteaba para ver si estaba de acuerdo con lo que pasaba. Y le mostré una sonrisa en señal de aprobación.
Por mi parte todo estaba maravilloso, pero sabíamos todos que Bob no tenía permiso de jugar sin su mujer pero como no se presentaba en varias semanas, esta noche le iba valer un comino. El mulato empezó a besarla y agarrar le las tetas a Nancy. Mi amigo Bob se puso por dé tras y la acariciaba y le apretaba su verga dura contra el culo de Nancy. Y como la tela del vestido era delgado podía mi mujer sentir su pene entremedio de sus nalgas y la ponía más cachonda. Bob se hacía el disimulado y le desabrocho el sostén y se lo quito. El vestido de Nancy era de tirantitos y fácil se le cayeron de los hombros y sus tetas estaban al aire libre. El mulato se prendió como niño recién nacido Y Bob la abrasaba por detrás y le apretaba sus tetas con ganas sobando le los pezones y Nancy gemía. Bob le besaba el cuello y se la apretó a su cuerpo. El mulato le metió la mana debajo su falda y le sobaba su panochita. En eso Bob le subió la falda hasta la cintura y yo miraba como Bob le acariciaba las nalgas y le sacaba la tanga del culo y sus dedos le acariciaban el ano. Cuando menos pensaba su mano sacudía la panochita gorda de Nancy y podrías oír su panocha mojada. En eso Bob se arrodilló detrás de ella y Bob la doblo un poco, apoyando la contra el pecho del mulato. Y yo miraba como con sus dos manos le abría las nalgas de Nancy y como gatito le lamio des de su panochita y le forzaba su lengua en su ano. La respiración de Nancy cada vez era más fuerte. En eso el mulato pidió ir nos a un dormitorio.
Entrando luego, luego le quitaron su vestido. Pedí que le dejaran su tanga un rato más para que se le empapara de sus jugos. Nancy me sorprendió y le desabrocho el pantalón al mulato y le saco la polla. La polla del mulato erra como de 7 pulgadas (17 centímetros) no muy grueso. No como el mito que tienen los morenos. Como Nancy estaba entretenida con la polla del mulato Bob solo se sacó la polla y se la jalaba, era enorme el güero nos sorprendió. Media fácil unas 10 pulgadas (25.5 centímetros) y grueso como una lata de Coca Cola. Los ojos de Nancy me vieron como con decir que hago con este monstro. Nancy tomo una polla en cada mano y me miraba. Le pregunte si le gustaba y me dijo mucho.
Luego le pregunte si se las quería comer y con una simple mirada me lo hizo saber que mucho. Le dije si te las comes te las tienes que follar y con eso se sentó en la cama y con el mulato empezó. Bob entre más se la jalaba más grande le crecía. Le tocaba una mamada a Bob pero su bocita muy apenas podría comerse la polla, pero lo hizo y el ruido de los chupetones que le daba me puso duro como poste de luz. Bob se acostó para que Nancy le mamara el pito y se puso en 4 como perrita con el culo al aire. El mulato se le arrimo y mojo su mano y le metió el dedo en su panochita para guiar su polla. Le metió la cabecita y Nancy suspiro. Se agarró el mulato de las caderas de Nancy. Detuve yo la respiración en ansiedad de ver como se iba coger a mi mujer. En eso le sentó toda la polla y Nancy Gimió como nunca. Sus gemidos eran ahogados por la verga de Bob que tenía en la boca. Nancy no es de esas mujeres que hablan o gritan mientras que folla pero yo deseaba que ella lo hiciera.
El Mulato se la follaba con un ritmo fuerte y constante. Le preguntaba a Nancy, Te gusta cómo te la mete el mulato. Movía la cabeza que sí. Pero no dejaba de mamar le la verga a Bob. Bob gemía fuerte y le gustaba como Nancy le mamaba la verga. Hora sigo yo dijo Bob. Y él y el mulato se cambiaron de lugar y a hora Bob intentaba meter le polla a Nancy pero con el miedo apretaba su vagina no dando le tan fácil la entrada. El mulato se la estaba metiendo a la boca. Nancy ya no aguantaba morder se el labio y gemía en voz alta. Le preguntaba a Nancy, Te gusta mi amor te gustan las pollas que te están follando? Y me decía que sí. Que quieres le preguntaba y me respondía, más fuerte, más rápido. Me arrimé y le dije en su oído que era una putita. Que era mi putita. El culo de Nancy boteaba duro y sus caderas empujaban con fuerza. El mulato grito que ya se venía y me pregunto dónde boto la leche, adentro o afuera? me la quiero tragar. Y en ese momento el mulato exploto y Cuando pronto dice Bob ahora sigo yo. Era nuestra primera vez con dos participantes y le pregunte, no te importa que el mulato se vino dentro de ella. Y dice Bob al contrario está más rico así. Se quitó el mulato y Nancy con el culo al aire y su cabeza en el colchón dejo a Bob que se acomodara. Pero al sentir la cabeza del Monstro de Bob se enderezo y se puso en 4. Nancy no sabía lo que le esperaba. Y en eso que siente como golpe de maro lo polla enorme de Bob. Sintió como que le partió el coño y enteraba las unías en las sabanas y por más que aguantaba la fuerza se le iba y sus piernas temblaban queriendo desmallar. Lenta mente se la metió y llego al fondo y poco a poco se la sacaba. La verga de Bob brillaba de los líquidos de su panochita de Nancy. Bob poco a poco aumentaba su ritmo y se escuchaba como las nalgas de Nancy rebotaban con las caderas de Bob las nalgas de ella cacheteaban contra Bob.
En eso Bob también anuncio que le llegaba la hora de la gloria. Y Nancy gemía con fuerza. Lo que se me había olvidado decirles es que Nancy es de esas chavas que se vienen con una fuerza y sobre abundante. En eso al venir se Bob Nancy se sacudía con una fuerza tremenda. Ambientando su trasero contra Bob forzando su verga hasta lo más profundo de su vientre causando le un tremendo orgasmo como una fosa rota. Ya no aguantaba morder se el labio y gemía en voz alta. Mi Nancy abrió las puertas de la inundación y los chisguetes vallaban al que la empaló. En poco tiempo los tres nadaban en el colchón. Después de tanto venir se cayó en la entrepierna del mulato con su polla en la boca. Sus músculos aún estaban en contratación, tratando de exprimir hasta la última gota de su néctar.
De rato los chavos se levantaron y partieron dejando nos solos. Nancy tirada de panza con las piernas abiertas le miraba como le escurría la leche de sus amantes y me puso caliente y cundo menos pensaba la monte por detrás. Nancy no podría creer lo estaba intentando pero sin protesta se me acomodo.
Bueno eso es otro relato pero así fue como encontramos nuestra debilidad y la vida no ha sido igual. Espero que les gusto mi relato real.
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