Del Sexo y la Locura. Parte I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
I Parte
La primera vez que ella le menciono el tema estaba sumamente nerviosa, se lo venía pensando hace ya mucho tiempo y no había encontrado las palabras para decirlo, llevaban ya unos 4 años de noviazgo y la verdad había bastante amor entre ambos, pero también calentura, y ninguno de los 2 podría negar que el sexo era maravilloso. Ella tenía 24 años, su nombre Camila, pelo castaño, delgada, lindo rostro, un buen culo según le comentaban, quizás le faltaba algo de tetas, pero solía arreglárselas bien con un buen sujetador. El por su lado tenía 27, sus amigos le dicen Chelo, de cabello claro y nariz puntiaguda (que era su mayor orgullo), con un tatuaje en la espalda que se hizo en la infancia. Se conocieron en una fiesta, ella era amiga de la Novia de otro amigo, un par de tragos y ya se miraban distinto, unas palabras y un par de sorbos más y no se despegaban la vista, para el final de la noche el alcohol fue la excusa perfecta para un increíble sexo que hasta el día de hoy disfrutaban como aquella primera vez.
Sin embargo la rutina de a poco la cansaba, el trabajaba y ella se repartía entre estudios y uno que otro trabajo esporádico, se veían poco, y cada vez el sexo dejaba un gusto a poco que la atormentaba, se imaginaba en unos años más, ¿como sería?.
Fue su amiga Verónica quien le hablo la primera vez de hacer un trió, te va a gustar -le dijo-, pero ella solo se sonrojo, no podría imaginarse con alguien más que no fuera su novio, no seas ridícula -le recrimino Verónica- si no tiene nada de malo, es más vas a ver como el Chelo se va a calentar cuando vea que otro te la mete.
Verónica era su mejor amiga, pero debía reconocer que desde que se conocían fue bastante "suelta", una chica linda, pero que quizás los años de fiesta no le habían pasado en vano, pues pese a sus 24 años ya se veía bastante mayor, y ahora que la escuchaba, pese al nerviosismo y cierta incomodidad que sentía cada vez que se largaba a hablar de los chicos (o chicas) con las que tuvo sexo alguna vez, esta vez encontraba algo de razón en sus palabras.
Te conté de esa vez que hicimos un intercambio, -pregunto Verónica- a lo que Camila solo respondió con una tímida sonrisa, bueno no importa, te cuento, fue hace como 2 veranos atrás, con el Max y una pareja amiga suya, nos fuimos a la casa de la playa de su familia los 4, y bueno tu sabes, había mucho alcohol, y la cosa de la nada se puso algo caliente, pero te juro que yo no fui, de echo primero partió la Laura, la novia del Negro, el amigo del Max ¿te acuerdas?, bueno no importa, me saco a bailar, al principio era música alegre, pero los chicos pusieron una mas prendida, me ¿entiendes cierto?, de esas que hay que bailar bien pegadas, y ella se pego y me movía el culo y te digo que tenía un culo lindísimo, así como el tuyo, y se dio la vuelta, nos tomamos de la cintura, y justo mire de reojo y vi al Max, taba súper caliente con la escena, me di cuenta por como me miraba, y el negro no lo hacía nada mal tampoco, en eso nos dimos un beso, super rico, largo y apretándonos más, y yo creo que eso termino de convencer a los chicos, porque no pasaron ni dos segundos y ya nos tenían rodeadas, uff amiga y no te cuento que paso de ahí, lo hicimos en la misma sala sobre los sillones y en la mesa de la cocina, en todas partes, pero lo mejor es que nos turnábamos, eso pues, que nos turnamos a los chicos, primero fue con Max, obvio, es mi novio, pero mientras me lo hacía vi al negro con la Laura, la tenía apoyada sobre una mesa, con las piernas al suelo y las tetas golpeando la tabla, me miro unos segundo y tenía una cara de placer increíble, el Negro atrás le daba duro, se le marcaban los hombros cada vez que la metía, y ella se veía la verdad increíble, con una cara de placer que no te explico, y bueno de ahí me dé cuenta el por qué; el negro se la saco y la hizo arrodillarse, y se la metió entera en la boca, y la tenía enorme, más que la del Max, y me dieron ganas de que a mi también me tocara un poco, tu sabes cómo soy, me gustan los desafíos, pero no me atrevía a decírselo, entonces le dije al oído -sabes que me calentaría, que se la metas a Laura- y me quedo mirando como asombrado, pero se calentó más aún, me la metió con fuerza un par de veces y se salió, camino hasta donde estaba el negro que ya había terminado y se tomaba una cerveza en el sillón, conversaron algo y se rieron, y nosotras esperábamos, yo en el sillón, y la Laura fumando sentada en la alfombra, los vi que se reían y se daban un apretón de manos, acto seguido el negro camino hasta donde yo estaba y el Max donde Laura, los vi a ellos primero, se sentó a su lado, le acaricio el pelo, le dijo algo al oído y ella se sonrojo entera, mi miro a mi, casi pidiendo explicaciones, pero yo ya estaba en otra, el negro fue más directo, sin muchos rodeos, y yo entendí de inmediato que pasaba, me toco un muslo al sentarse y me beso el cuello, subió su mano sin mano sin decirme nada y yo me calenté al acto, llego hasta mi pecho y me apretó un pezón mientras aún lamia mi cuello, abrí los ojos y vi que Laura aún estaba medio indecisa, miraba de reojo hacía nosotros mientras el Max trataba de convencerla
Cruzamos la vista un segundo y como que de alguna manera le pedí por favor que se dejara llevar, que gozara, que se metiera la verga de Max por donde quisiera, pero que por favor me dejara disfrutar la de su novio, ella me correspondió y basto que Max le metiera un dedo en la concha para que se relajara, su espalda se arqueo y sus piernas se relajaron, yo por mi parte disfrutaba hace rato, tenía una de sus manos acariciando mis tetas, jugaba con su lengua sobre mis pezones, y yo lo masturbaba de arriba abajo, era un placer enorme, esa verga en mi mano, luego en mi boca, si apenas me cabía, y sentía como con cada metida tocaba mi campanilla, y Laura no lo hacía mal, estaba sobre el chupándosela entera y el bajo ella haciendo lo mismo, tirados en la alfombra, no podía dejar de mirarlos, pero yo no lo pasaba nada de mal, y ellos también nos miraban,
Puse mis piernas en sus hombros y disfrute cada embestida, era una verga enorme, y yo pensaba que de haber sido Virgen me hubiese dolido un carajo, pero la cosa se puso mejor, Max es un maldito caliente y sabe lo que quiero, y también lo que yo quiero, la tomo en brazos, ella lo abrazo con brazos y piernas y la sentó e el sofá junto a mi, quedamos pegadas, y pude sentir su transpiración, sentía sus gemidos y ella los míos, nos estaban dando duro, y sentí ganas de tocarla, de besarle los pezones, y que ella hiciera lo mismo, me sentía sucia y eso me calentaba más, le tome la cara y sin decirle nada la bese, y ella se dejo por completo, el Negro me puso en 4 y me daba fuerte a lo perrito, como una perra pensaba yo, y quede sobre ella la bese y la toque entera, y ella jugaba con su mano derecha en mi clítoris mientras me gemía al oído, sentía que el cuerpo se me estremecía entero, bese sus pezones y baje por su estomago, y los chicos se ponían cada vez más, y Max saco su verga de Laura y me la metió sin mucho aviso por la boca, chorreando liquido vaginal, la saco y la puso nuevamente dentro de Laura, así nuevamente a mi boca, y la Mano de ella seguía jugando con mi clítoris, hasta que los chicos nos acomodaron, me pusieron sobre ella y quedamos en un perfecto 69, y sentía como el Negro me penetraba y como su novia me lamía la concha, y yo podía lamer la verga de Max y la concha de Laura que era una delicia, jamás en mi vida estuve tan caliente y mi cuerpo se retorcía una y otra vez, eran verdaderos golpes de corriente que me atravesaban, y sentí cuando Max se fue dentro de Laura, pero dejo un poco para mí que termino por mezclarse todo en los vellos vaginales de Laura, y el negro seguía dándome, pero se detuvo unos segundos, no quería terminar aún, tenía algo especial preparado, me levanto y me acomodo en cuatro siempre pero mirando para el otro lado, cosa que quedamos cara a cara con Laura, y no perdimos tiempo antes de besarnos, y mi culo quedo mirando directamente a Max, quien se sentó a ver el espectáculo que tenía frente a sus ojos, y yo muy caliente me frotaba con Laura, que estaba en otra de placer,
El Negro me abrió las nalgas y comenzó a lubricar mi culo con mis jugos vaginales, con los de Laura y con algo de saliva, pensé que jugaría un rato más pero fue más directo, apoyo la cabeza de su verga en mi culo y comenzó a avanzar, y Max veía como su mejor amigo de enculaba a su novia y yo que no daba de placer, sentí como entro de a poco, y luego se abrió espacio por mi culo, primero lento luego rápido y fuerte, y Laura era casi como si sintiera que también le daban por el culo a ella, se movía al ritmo y jugaba con mi vagina, mi cuerpo se estremecía y sentía orgasmos uno tras otro, estaba en las nubes, hasta que sentí que termino, se fue en mi culo, y se apretó fuerte al último dejándolo todo dentro, se sentía caliente y me llenaba entera con su leche, y caí rendida, besándome aún con Laura que estaba cerca de recibir la verga de Max en su culo también, pero eso amiga tendré que contártelo otro día, porque vaya noche que tuvimos los cuatro, y créeme que esa no fue la última que nos vimos.
Verónica de verdad que estaba atrasada, aún le quedaba un largo día pero siempre quedo un rato para meterse un par de dedos antes de salir de la casa de Camila, la historia la había calentado y recordar esos momentos la llenaban de placer y ganas de repetir la hazaña, y si, reconocía que le hubiese gustado mucho que Camila fuese un poco más loca, eran amigas de hace mucho, la había visto desnuda y ese culo llamaba la atención a cualquiera, y tal vez en su inconsciente pensaba que contándole sus aventuras lograría convencerla, pero la verdad había intentado en algún minuto de besarla y ella se había negado rotundamente, incluso se molesto, pero Verónica le echo la culpa a unas cuantas copas de más y todo quedo en nada.
Mientras Verónica terminaba de lavarse las manos en el baño de visitas Camila se quedo mirando la pantalla del PC sin ver nada, lo prendió sin saber para qué, y la verdad sintió culpa, notaba su entrepierna húmeda y se avergonzó por aquello, repitió mentalmente las imágenes que se formaron en su cabeza mientras su amiga le contaba aquella historia, sintió unas ganas enormes de masturbarse, incluso deseo más que nunca que Marcelo estuviese con ella en ese minuto y se lo hiciera como nunca, pero aún quedaban un par de horas para que llegara y tuvo que conformarse con nada, solo ella y su imaginación que desprendía cientos de imágenes locas, y recordaba aquella vez que Verónica la quiso besar, y no podía quitarse de la cabeza a su amiga lamiendo la concha de otra chica, y eso la éxito más, sabía bien lo de Verónica, que era loca con el sexo, y que era capaz de eso y más, y sintió una suerte de envidia, en su interior deseaba con muchas ganas ser más libre, y no pudo evitar imaginarse como sería lamer la concha de otra chica, o aún más pensaba lo que se sentiría que le dieran tan duro que llegara tiritar de placer, y es que con Marcelo la cosa no era como antes, al principio lo hacían todos los días, en todas partes, incluso se atrevían a hacerlo en lugares públicos y eso la calentaba más que nada, pero ahora ya no había ni tiempo para eso, el trabajo de ambos los limitaba, y no faltaban ganas, se sentía caliente, y no era que Marcelo no la tocara, lo hacían con cierta frecuencia, pero era casi por cumplir, un rato y listo, el terminaba y se dormía, ella muchas veces debía fingir un orgasmo que nunca existió y estaba lejas de existir. Recordó las palabras de Verónica de hace un tiempo atrás cuando ella le conto que ya llevaban juntos dos años, su amiga la miro y casi con desprecio le dijo que no entendía como podía estar con un solo hombre cuando afuera en la calle cualquier hombre daría lo que fuese por tenerla en su cama, y de alguna manera ella lo sabía, veía las miradas y sabía perfectamente lo que muchos se imaginaban, pero ella era de Marcelo, lo él podía tenerla y solo él la tendría, y esa sola idea la asusto, volvió a pensar en el futuro, -tienes un cuerpo de lujo- le dijo esa vez Verónica, -aprovéchalo- o te harás vieja y ya nadie te va a mirar.
En eso se sorprendió a si misma visitando el Facebook de un antiguo Amor, un chico de la Universidad con quien salió un tiempo antes de conocer a Marcelo, lo recordaba bien, le gustaba, la había invitado a bailar y luego se encontró en los asientos traseros de su auto con la falda arriba y mirando nerviosa por la ventana para que nadie fuese a estar mirando, en aquel entonces pensó que podría llegara a amar a ese chico, pero él tenía otras ideas en la cabeza y no encontró nada mejor que embarazar a una chica de otra carrera, y nadie pudo entonces saber cuánto sufrió, pero no dijo nada, a nadie, fue un dolor profundo pero que se lo guardo en secreto hasta que conoció a Marcelo, solo con él se sentía segura solo a él podría contarle esos secretos y se avergonzó nuevamente, se encontró revisando las fotos de su antiguo amor y pensando en su novio, cerro la pagina y apago el PC, era tarde y debía irse a trabajar, pero mientras se cambiaba de ropa no dejaba de pensar en Verónica, en su orgía, en Marcelo, en las miles de ideas que tenía en la cabeza, por último una pregunta le quedo dando vueltas por la cabeza toda la noche, ¿Por qué no podía hablar con Marcelo de lo que sentía?, decirle que la tomara como nunca, que hiciera lo que quisiera con ella, que la cogiera por todas partes.
Las semanas pasaron rápido y las ideas casi se habían esfumado de su cabeza, aún tenía esa sensación incomoda cada noche al ver llegar a Marcelo, trabajaba duro, su profesión lo exigía, debía quedarse hasta tarde y muchas veces trabajar los fin de semana, quería con toda su alma que él llegara a casa, la tomara y rompiera su ropa a la fuerza, que se lo hiciera toda la noche, pero Marcelo no valía uno por las noches, llegaba muerto y si lo hacían era lo tradicional, era una frustración día a día, pero esa noche algo extraño paso. Hace un par de meses que trabajaba en un Bar, con eso se ayudaba a pagar su último año de estudios, y no le molestaba quedarse hasta más tarde, así de alguna manera compartía el cansancio con su novio y no se sentía tan mal al llegar a casa y que nada pasara. El bar cerraba tarde por las noches y tocaba quedarse ordenando y limpiando para el otro día, ya habían terminado, el cocinero y el administrador se habían retirado y solo quedaba ella, Belén su compañera y Raúl el chico de la barra, miro a su alrededor y vio que el sector que debía ordenar Belén aún estaba desordenado y en la barra aun quedaban unos vasos sucios por limpiar, se molesto porque sabía que si no exigía que hicieran sus deberes tendría que ella hacerlo por los demás, fue a la cocina pero no los encontró, pensó que podrían estar fumando afuera en el patio trasero pero tampoco fue el caso, por último fue a los camarines y vio que la luz estaba prendida, se acerco dispuesta a discutir toda la noche se fuese necesario pero cuando estuvo a punto de entrar se freno, miro hacia adentro y vio a Belén sobre las piernas de Raúl, dándole la espalda a ella, Belén lo cabalgaba y lo abrazaba por el cuello, aún estaba con el traje negro de mesera, con la faldita subida y la blusa por sobre los pechos, se veía realmente sexy ahí, con su lindo culo rebotando , su piel bronceada, y su pelo castaño cayendo por la espalda, él por su parte la tomaba con una mano por el culo y con la otra por detrás de la nuca, Camila se escondió y solo dejo un pequeño espacio donde lograba ver sin ser vista, al principio se sorprendió, no se lo espera, pero no podía separar los ojos de aquel espectáculo, en eso Raúl la levanto de sus piernas y dejo a la vista la verga que le estaba metiendo, que más que grande era bastante ancha, y puso a Belén en cuatro sobre la banca donde ella había descanzado tantas veces después de una dura jornada, abrió su culo y le metió un par de dedos por la concha, lo que hizo que Belén se retorciera de placer, luego fue uno por el la concha y otro por el culo, paseo su lengua por la hermosa concha de su compañera luego fue el turno de lamerle el ano, que en realidad fue lo que más impresiono a Camila, y de alguna manera lo que más la excitó, Raúl se levanto y se la metió nuevamente, mientras con su mano derecha le acariciaba un pecho y con la otra la tomaba del pelo y la jalaba, ella lo miraba con cara de “dame más duro”, y se estremecía cada vez que la verga del chico tocaba el fondo de su vagina, por último Raúl dio un pequeño jalón al cabello de la chica y ella de inmediato se dejo caer de rodillas al piso, abrió su boca y lo miraba como suplicándole por un poco más, no paraba de meterse los dedos de su mano en la vagina mientras Raúl se masturbaba viendo el show que desde su punto de vista debe de haber sido todo un deleite, y no paso mucho tiempos antes que lanzo toda su leche en la boca de su sumisa compañera de trabajo, quien se lo agradeció dejándole la verga limpia y tragándose todo cuanto pudiera al mismo tiempo que él se estremecía de placer y agradecía a todos los dioses por la suerte que tenía de pillarse con semejante mujer en su trabajo.
Una vez que terminaron, Belén se levanto, se arreglo la ropa y se limpio con un trozo de papel higiénico restos de leche que quedaron en sus tetas, mientras Raúl se subió el pantalón y se puso una vieja camiseta que según él le sentaba mejor. Por su parte Camila volvió lo más silencioso posible, con las mejillas rojas y la entrepierna en llamas, tomo un paño y comenzó a limpiar una mesa antes de darse cuenta que temblaba, y es que era muy distinto escuchar e imaginar las historias de Verónica que encontrase sin querer con sus compañeros haciéndolo en el camarín del trabajo, Belén salió unos segundos después y se sorprendió al verla, pensé que te habías ido – le dijo- pero Camila fue rápida y le dijo que estaba afuera fumándose un cigarro, lo que relajo a su compañera quien por unos segundos pensó que se había dado cuenta de todo.
Aquella noche fue extraña, llego a casa y se recordó que Marcelo no estaba, fue una decepción enorme pues imagino que como era Viernes podrían jugar un rato, pero recordó que tenía una fiesta del trabajo, la despedida de un jefe, que llegaría tarde, entonces no tuvo más que resignarse y tratar de dormir, pero sus pensamientos no la dejaron, recordó a belén con Raúl, y sintió nuevamente su concha ardiendo, se avergonzó, y se indigno por la vergüenza, odio a Marcelo por no estar ahí esa noche, recordó a su viejo amor Universitario y no pudo evitar recordar la noche del auto, y aquellas que vendrían, era un galán, el más deseado de la facultad, y ella lo sabía, y era de ella, no fue el primero, es cierto, esa era una historia antigua con un niño en el colegio, casi a escondidas de sus padres una noche en su habitación, pero le dolió mucho, y las veces que siguieron tampoco fueron mejores, aquel niño que se jactaba ante el resto de los chicos de tener enormes músculos y de ser un excelente deportista solo quedaba en eso, porque en cuanto a verga no era mucho de lo que podía jactarse, aunque ella no hubiese visto una real en su vida antes de eso si conocía por revistas, una que otra película, y sobre todo por las muchas historias que ya en ese tiempo tenía Verónica, pero con su compañero de clases fue distinto, era una verga de hombre adulto, y al entrar en su concha la hizo sentir mujer por primera vez, y aquella noche en el auto sintió algo que la avergonzó durante años, pero que ahora lograba vislumbrar con otros ojos, incluso llegaba a saborear esa palabra, y es que sentada sobre sus piernas, con la ropa interior bajo el asiento derecho y la falda por sobre el culo se sintió como toda una puta, y la sensación le enloqueció, y se descubrió acariciando su concha sobre su ropa interior, luego fue un dedo para pasar a dos, y se vio a si misma sola en casa masturbándose y acariciándose, pensó en cuantos hombres en el último tiempo la cortejaron, le habían hecho regalos de todo tipo y uno que otro le había declarado su amor eterno, pero nada le valía porque ahora estaba con Marcelo, pero hoy no, hoy estaba sola, pensando en que cualquiera de esos chicos hubiese corrido con una sola llamada de ella, se lo imagino, llamándolos, con voz de hembra en celos, -ven a mi casa, estoy sola, caliente y en estos momentos me estoy masturbando, tengo la concha ardiente, los pezones duros y el culo apretadito- vio a sus compañeros de clases, los mas niños, aquellos que la miraban casi hasta el punto de babear cuando ella llegaba con su mini que dejaba ver sus piernas bien largas y bronceadas, o con ese pantalón de deporte que hacía que se le resaltara aún más el culo, sabía perfectamente que por las noches de masturbaban pensando en ella, incluso sospechaba lo mismo de más de algún profesor, los vio correr por las calles, vistiendo pijamas ridículos, o acelerando a fondo sus autos para llegar antes que el resto, y se imagino a todos esos chicos sobre ella, turnándose para metérsela, tocándola entera, dándole por la boca, uno tras otro, por la concha, incluso por el culo, no le dolería ni siquiera aunque no pararan en toda la noche, solo disfrutaría todo aquello que no logro disfrutar, vio a Belén entrar por la puerta, desnuda, con sus maravillosos pechos siendo manoseados por los muchos chicos en la habitación, subiendo a la cama, mirándola fijamente con la misma cara de zorra que miraba a Raúl hace unas pocas horas atrás, lamiendo sus piernas, su concha, sus tetas, besándola mientras los chicos se masturbaban con la escena mientras acariciaban a las dos bellezas que tenían delante de ellos, uno el más intrépido puso su verga, entre las bocas de ambas chicas, y comenzaron a lamer al unísono mientras el resto de los chicos penetraban cuando agüero podían sin discriminar entre culo o vagina, luego fue su turno, sentó a Belén, abrió sus piernas y la beso con ganas, bajo por su cuello mientras entre dos de los chicos la acomodaban para quedar con su culo y vagina a total disposición, otro tomo a Belén la sentó sobre sus piernas y comenzó a metérsela por atrás dejando su vagina solo para ella, y no perdió tiempo, partió por lamer los pechos y mordisquear los pezones, luego su clítoris, los labios, trataba de meter su lengua mientras Belén acariciaba su cabeza tratando de mantener el equilibrio, sentía la concha arder y el culo en verdaderas llamas, eran uno tras otro, abajo y por atrás, dos al mismo tiempo, se sentía llena, y casi no podía respirar, mezclando la vagina de su compañera con las vergas de los chicos, sentía que en cualquier minuto caería desmayada, y no fue hasta que el primero de los chicos termino en su culo que no sintió su cuerpo retorcerse de esa manera, luego fue el que estaba bajo ella, y sintió la leche correr por su cuerpo, luego uno tras otro, en su culo, su concha, la cara, espalda, manos, piernas, incluso en su pelo, y solo saco su lengua de Belén para tragar la leche de unos de los chicos que la obligo a atragantarse de su verga, pero no se ensuciaría, Belén se ocupaba de limpiar cada gramo de leche de su cuerpo, pasando su lengua por cada espacio de piel, el último fue el chico de la verga más grande, la tomo con fuerza por las caderas y la puso en 4, metió un dedo enorme por su culo y termino de dilatar su enrojecido culo, para dar paso a esa enorme verga que la penetro directo, sin cuidado una y otra vez, mientras que Belén acariciaba sus tetas, metía de vez en cuando un par de dedos por su húmeda vagina y besaba su boca con pasión, al final el chico saco la verga del culo y la turno durante un rato por la vagina y el culo, hasta que por fin termino, acerco su verga a la boca de las chicas que se besaban, y comenzaron a chuparla sin asco alguno, hasta que lanzo un chorro impresionante que les lleno la cara de leche, pero que no fue difícil de quitar lamiéndose la cara y lo que había caído en las tetas de cada uno, y un orgasmo potentísimo la encumbro como no lo había hecho hace mucho tiempo, abrió los ojos y vio el techo de la habitación, sintió su propia respiración e hizo cuenta de que estaba jadeando, miro a su alrededor y la habitación estaba vacía, los chicos no estaban ahí sino probablemente en sus casas estudiando para los exámenes y Belén probablemente en la casa de Raúl o en la de cualquier otro, estaba mojada y con las piernas acalambradas, pero sonrió, se relajo, se quito de encima un maldito peso, mañana debía estudiar, las semanas siguientes no serían fáciles, pero por fin sintió que había roto una barrera, pero aún así sabía bien que no podía traspasar la línea de la realidad, que ese sería un juego peligroso de jugar.
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