¿Demasiado bueno para ser verdad?
A veces, uno tiene mucha suerte en el chat….
Lo confieso, me encanta el sexo casual, no es que lo practique muy seguido o que esté obsesionado pero de vez en cuando vienen las ganas de conocer un cuerpo distinto, explorarlo, sentir cómo se excita, cómo se mueve, cómo nos calentamos, la forma en que ella quiere que la penetre y cómo nos perdemos en un orgasmo. La adrenalina de verse con alguien teniendo la única expectativa de coger, que no de hacer el amor, es inigualable, ¿es peligroso?, dependiendo de las medidas que uno tome.
Un día estaba de caliente en una sala de chat, buscando con quien al menos platicar, si lo han hecho, saben que puede pasar mucho tiempo antes de conocer a alguien que valga la pena pero los encuentros que he llegado a tener, han sido excelentes; afortunadamente, en esa ocasión iba a tener suerte. Habían pasado 10 minutos en una sala de sexo cuando un tipo me mandó un mensaje, diciéndome “Tengo una amante joven y quiere un trío, ¿te animas?”; de entrada, uno no se la cree porque es demasiado bueno para ser verdad pero decidí seguirle la corriente en lo que encontraba algo mejor o me daba cuenta que era un puberto bromista o un tipo que simplemente quería masturbarse mientras comentaba las fotos de alguien.
Muy a mi sorpresa, lo que decía esta persona, a quien llamaré Alan, al menos sonaba coherente y real, tenía una amiga cariñosa de 25 años, él era de mi edad y entre las fantasías que se habían compartido era un trío HMH y quería darle la sorpresa, la chava se veía bien en las fotos, algo curvilínea, como me gustan y simpática. A los 10 minutos pasamos al Skype y a la media hora, nos caímos lo suficientemente bien para quedarnos a tomar unos cafés y ver qué tan bien nos caímos. Tres días después, al terminar la plática, acordamos el plan, lo vería en su casa el día que ella llegaba y la iríamos llevando al trío.
El día convenido llevé una botella de mezcal, algo de botana y condones y ya nos habíamos instalado cuando llegó Daniela, el plan seguía siendo demasiado bueno para ser verdad, lucía muy sensual y puso cara de sorpresa al verme pero Alan me presentó como un amigo suyo de la universidad, a quien no veía desde hacía tiempo y entre que estábamos animados y quizás ella sonrió e intuía qué tramábamos, enseguida se sirvió un mezcal y se sentó entre nosotros. Daniela era una chava normal, con ese “no sé qué” que hace atractiva a una mujer: desenvuelta, con una sonrisa bonita y espontánea, que en realidad hace a uno sentirse cómodo; de ropa tampoco era algo espectacular, unos jeans, una blusa y el cabello suelto. Al primer mezcal ya éramos cuates los tres y al segundo, Alan se le acercó y la comenzó a abrazar, primero hizo como que le daba pena pero se relajó poco a poco y comenzaron a besarse, preguntándole “¿no hay problema con Fer?”.
Al momento, puse cara de que todo estaba bien y Alan agregó “¿cómo ves a Daniela?”, le contesté que me parecía una mujer hermosa, entonces ella me vio coquetamente y me hizo un espacio junto a sí, el que ocupé ni tardo ni perezoso. Luego, le acaricié uno de sus muslos y volteó a besarme mientras subía su pierna a las mías, hundiéndose un poco, entones Alan comenzó a besarle su cuello mientras Daniela le subía su otra pierna. Ahora, los dos le acariciábamos sus muslos y sus pantorrillas durante un rato hasta que su respiración comenzó a agitarse, enseguida le abrí su blusa y comencé a besarle su pecho, al tiempo que sentí sus uñas clavándose en mi espalda mientras la exploraba.
Ya Daniela movía sus caderas lentamente cuando Alan le desabrochó su bra, brindándonos un par de senos medianos, firmes y que empezaban a ponerse duros mientras se los chupábamos, se los mordíamos y se los acariciábamos hasta que la agitación se convirtió en gemidos. Posteriormente, le desabroché sus jeans y le metí la mano debajo de su calzón, sintiendo su pubis depilado y ese olor a sexo intenso que me excitó luego del primer golpe de olfato. Luego, le bajé el dedo hacia su clítoris y sentí que ya estaba mojado mientras ella seguía moviendo sus caderas y entre gemidos, nos decía lo cachonda que la teníamos y la cogida que nos iba a dar, sí, ella lo haría.
De pronto, ella se paró frente a nosotros y se terminó de quitar la blusa y el bra, luego nos dio la espalda y mientras sus jeans caían al suelo, vimos su trasero grande y redondo moverse apenas cubierto por una tanga negra. Después se giró otra vez y se tocó un poco mientras movía las caderas y de pronto nos preguntó “¿qué?, ¿no me van a mostrar a sus amiguitos?”, enseguida Alan y yo nos bajamos los pantalones y las trusas, nuestras vergas brincaron de tanta calentura. Al momento, Daniela se me acercó y le dijo a nuestro amigo “¿está bien si conozco a Fer antes que te unas?” y sin más ni más, me aventó al sofá, me jaló mis piernas para que me sentara al borde y comenzó a acariciarme mi miembro, lamiéndome mi cabeza y se lo tragó poco a poco mientras me miraba a los ojos.
A continuación, levanté el brazo para tocarle el cabello pero me lo bajó, ella quería tener el control y me dio una mamada deliciosa, jugando con mis testículos pero ¿y Alan?, sólo escuché cómo se masturbaba, cada quien tiene su fantasía y supongo que la suya era ver a Daniela con otro. Para que esto durara, me acosté en el sofá y le pedí que pusiera sus nalgas en mi cara para comérmela y cuando lo hizo, sentí la piel fría de su trasero mientras le abría su depilada vulva, totalmente mojada por la excitación y le pasé la lengua por sus labios mientras gemía y movía las caderas, restregándome su sexo. En esa posición, comencé a lamerle su clítoris dándole alguna nalgada de vez en cuando y dejó de gemir cuando Alan se le acercó y le puso su verga para que se la mamara.
De esa manera, le estuve metiendo dos dedos en su vagina y le lubriqué su ano poco a poco, sí, no a todas les gusta el sexo anal pero creo que depende cómo se va preparando, así que primero se lo acaricié, metiéndole lentamente un dedo y luego dos. Pronto sentí sus pantorrillas pataleando a los lados de mi cabeza mientras llegaba al orgasmo, luego Daniela le dijo “vas, Alan” mientras le ofrecía las nalgas, luego me puse frente a ellos mientras la penetraba, pues me encanta ver el rostro de una mujer teniendo sexo, sus expresiones son deliciosas. Al minuto de la cogida, le puse mi verga en la cara, primero le acaricié la cara y luego la guie lentamente a su boca, haciéndome un oral con ansiedad y con lujuria, no sabiendo si mordérsela o mamársela.
Alan se vino pronto y mientras Daniela se sacaba su verga, me pidió que siguiera, luego la acosté boca arriba, la tomé de los tobillos y se la clavé con fuerza, haciéndola que gritara, entonces me fui moviendo adentro de ella, alternando con embestidas. Al poco tiempo le abrí totalmente las piernas y vi sus senos rebotar mientras la gozaba, continuando hasta que los dos nos vaciamos al mismo tiempo. Pasado esto, los tres nos tomamos un descanso, comentando lo rico que estuvo y cómo Daniela se moría por tener dos vergas para sí, de manera que la velada siguió unas horas más y terminamos en una doble penetración.
Salí de la casa de Alan pensando que esto seguía siendo demasiado bueno para ser verdad pero que a veces, uno tiene suerte.
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