Descubrí mi bisexualidad en un trio.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Voy al gimnasio puntualmente hasta 5 veces en la semana asi que -como verán-
cuido mi cuerpo meticulosamente.
Tengo 24 años y cumpliré 25 el 5 de mayo próximo.
Tengo muchos amigos, entre ellos un matrimonio de cuarentones llamados Renato
y Diana.
Diana es una hembra hermosa, y su cuerpo bien cuidado acapara las miradas de todos
los hombres -y hasta de algunas mujeres- de todos y todas las que vamos al gimnasio.
Una tarde calurosa, mientras nos ejercitabamos yo y Renato surgió de improviso la
conversación sobre Diana -su esposa-
Me preguntó si yo la encontraba hermosa a lo que no pude evitar decir que si, pero
sin caer en el mal gusto, a fin de cuentas es la esposa de mi amigo.
La mirada extraña de Renato me dejo desconcertado, insistía mucho en preguntarme
si su mujer me gustaba, si la encontraba bonita y si pensaba que estaba buena.
Yo tenía cierto pudor en responderle pero cuando constaté que debajo de su ropa
de gimnasia Renato tenía una erección, pude entender que se excitaba con la idea
de que los hombres deseaban a su mujer.
Me armé de coraje y sutilmente le fui diciendo que -él- era un hombre afortunado al
tener esa mujer tan hermosa, que me gustaban mucho sus nalgas y sus pechos, a lo
que Renato reaccionaba con morbo pidiendome que le diera mas y mas detalles de
mis pensamientos con su mujer.
En un momento de la conversación, Renato, -sin pudores- me preguntó si alguna vez
había hecho un trio con una pareja.
Le dije -la verdad- ya que de hecho siempre tuve esa fantasía -y otras- asi que admití
que es algo que me gustaría hacer a lo que Renato reaccionó con una sonrisa de
satisfacción.
Yo sabía lo que me diría a continuación, tomo aire y con un suspiro me dijo.
¿ te gustaría hacer un trio con nosotros ?
– Fingí no entender, aunque a esas alturas yo tambien estaba mas que excitado, a fin
de cuentas, Diana era una verdadera diosa y muchas veces la miré con deseos.
Esa misma noche me fui a la casa de Renato y Diana, nervioso, ansioso y deseando
encontrarlos para experimentar mi primer trio sexual.
Toqué a la puerta y me atendió Renato, estaba vistiendo apenas una toalla en su
cintura, me hizo pasar al living y nos sentamos en el sofá.
Mientras Diana se duchaba tomamos unos whiskys y conversamos de cualquier cosa
menos de sexo.
En un momento senti que Diana salía del baño y quedé estupefacto al comprobar que
la deliciosa mujer de mi amigo, salia desnuda del baño, aún con el cuerpo mojado.
Era mas hermosa de lo que me habia imaginado, ¡ que piel ! su cuerpo olía delicioso
Diana se sentó en medio de los dos y preguntó ¿ cual de los dos quiere secarme ?
Renato comensó a recorrer el cuerpo de Diana con su boca y su lengua, lo que yo hice
lo mismo y en pocos segundos Diana estaba tendida sobre el sofá mientras su marido
y yo la recorríamos íntegra con nuestras bocas.
Diana se retorcía de cachondez mientras la tocábamos y besábamos su cuerpo, y
ahi pude comprobar que la toalla que Renato llevaba en la cintura se había caído y ya
tenía una palpitante erección.
Renato tomó a su mujer en brazos y la cargó hasta el dormitorio, entre risas y besos
mientras yo los seguía quitándome la ropa a medida que caminaba.
Diana rebotó sobre el colchon cuando su marido la dejó caer sobre las sábanas y
ambos rodaron felices, talves intuyendo que el momento que pasarían seria como
a ellos les gusta.
Yo no sabía que hacer y permanecía de pie al costado de la cama, asi que fue Diana
la que con un ademán me invitó a unirme a ellos.
Me acoste a su lado, pero rápidamente Diana me indicó que lo que deseaba era
chuparme la verga.
Me arrodillé junto a su cara y Diana metió mi verga hasta el fondo de su boca y
succionó intensamente durante varios segundos.
Yo estaba encantado, asi que cerré los ojos y me limité a disfrutar de tan lindo momento.
Encontré extraño que Diana, alternaba entre la mamada que me estaba haciendo y
besos en la boca a su marido que contemplaba muy de cerca, como su esposa me
hacía la mejor mamada que me había regalado en mi vida.
Renato bajó hasta el entrepierna de su mujer, y mientas ella me hacia el mejor felatio
de mi vida, su marido resoplaba entre sus labios vaginales llevándola al delirio.
Era un momento de mucha excitación, realmente sentía que mi corazón podría estallar
en mi pecho y -de hecho- daba para ver que los tres estábamos hiper-excitados.
Renato me entregó un condón y tomó otro y se lo colocó el.
Encontré extraño que un marido usase condón para tener sexo con su propia esposa,
era hasta lógico que me exigieran usar condón a mi que era un invitado en su cama
pero, que el marido tambien lo usara era algo raro, pero ese pensamiento duró menos
de un segundo ya que Diana abrió sus piernas y me dijo simplemente "te quiero dentro"
Tembloroso me puse el condón como pude y me abrí paso entre la deliciosa y depilada
vagina de Diana mientras su marido la sujetaba por los tobillos para mantenerle las
piernas abiertas.
Comencé torpemente, con algunas arremetidas, a las que Diana respondía con gemidos
que me indicaban que las estaba disfrutando.
Realmente me olvidé que el marido de Diana también estaba junto a nosotros.
Diana era una verdadera hembra y se ocupaba de comandar toda la acción.
¡ Despacio ! me decía cuando llevado por la excitación yo aumentaba el ritmo de mis
embestidas, pensé que era para que yo no fuera a eyacular de forma prematura.
¡ Ahora quieto ! me dijo en un momento.
Me quedé extático mientras sentía como los músculos de la vagina de Diana exprimian
deliciosamente mi sexo.
¿ te gusta ? preguntó Diana con una sonrisa.
¡ mucho ! le dije.
Diana me besó en la boca y confieso que en ese momento no me importó que ella le
hubiera hecho una mamada a su marido, asi que casi entendí como era posible que mientras
ella me mamaba a mi, pudiera tambien besar a su esposo y que él no tuviera rechazo.
Estabamos haciendo la posición de "el misionero" asi que podía sentir que renato tenía
la cabeza entre las piernas de su mujer y a veces intentaba lamer su vagina mismo cuando
yo estaba dentro de ella.
Sentía algo en mis bolas no se si era la boca o la mano de Renato, tampoco me importaba
solo me concentraba en darle placer a esa mujer que me estaba dando una lección de cama.
Diana me tomó de las nalgas, con ambas manos, al principio pensé que era para regular ella
el ritmo de la penetración.
A fin de cuentas, yo no sabía cuando debía moverme rápido y cuando lento, así que me dejé
llevar aunque detecte que las manos de Diana, pasaron de mis nalgas a mi orificio anal donde
los dedos de esa super-hembra se fueron abriendo paso, lenta pero inexorablemente.
No me importaba nada, a fin de cuentas, mi idea era darle placer a esa mujer y si ella sentía
placer metiendo sus dedos en mi culo, que lo hiciera.
Sentí otros dedos en mi culo, era la mano de Renato,
¡ Quietito !! me dijo Diana mientras me sujetaba por las nalgas.
Obedecí, y me quedé quieto mientras sentía que Renato, soplaba en mi orificio anal mientras
su mujer me sujetaba con las nalgas abiertas.
La sensación no era desagradable, asi que lo acepté de buen grado.
Pero en un momento dado sentí la boca de Renato en mi culo, y eso me hizo reaccionar.
Me debatí por un momento pero Diana me retuvo contra su cuerpo, mientras me susurraba
al oído ¡ Shhhh quieto, quédate quierto.
no lo arruines !!!
La lengua de Renato se hundió en mi culo, y cuando eso sucedió Diana tomó mis nalgas
nuevamente y sujetandolas abiertas me obligaba a moverme hacia atrás y adelante mientras
su esposo empujaba con su lengua habriéndose paso en mi orificio anal.
Pensé que si él era quien ponía su boca ahi y no le desagradaba, yo no debía preocuparme
y debía seguir disfrutando con esa super-hembra.
Pero las manos de Diana sujetaban mis nalgas abiertas pero ya no fue la lengua de Renato
que empujó en mi orificio anal, sino que era algo mas grueso y mas duro.
Una vez mas me debatí, y una ves mas Diana me sujetó y me apretó contra su cuerpo mientras
me decía, "relájate, relájate y disfrútalo".
Sentí que algo se abría paso en mi culo, no sabía cuanto había entrado, sentí algo de dolor
pero las caricias de Diana y sus palabras susurradas al oído me relajaban y me dejé llevar.
En un momento aquella magnífica verga de Renato estaba dentro de mi culo mientras yo
con mi verga seguía dentro de la vagina de aquella deliciosa mujer.
Confieso que -en ese momento- experimenté la mayor excitación que sentí en toda mi vida.
Diana abrazó a su marido que estaba tendído sobre mí ( y dentro de mí ) y los tres
cincronizamos nuestros movimiento de una forma magnífica.
El morbo era tan intenso que no pude evitar eyacular, pero milagrosamente seguí con la
erección, asi que continué arremetiendo contra la jugosa vagina de Diana que estaba
en pleno desenfreno.
Eyaculé una vez, mas y seguí sin perder la erección, y creo que nunca mas la habría
perdido si en ese momento Renato no hubiera eyaculado tambien.
Los dientes de Renato se clavaron en mi espalda, mientras él eyaculaba entre sollosos
Mientras yo besaba a Diana sentía como el sexo de su marido palpitaba dentro de
mi culo con cada chorro de esperma.
Lamenté que llevar condón, deseaba sentir el esperma inundando mis entrañas.
Nos dejamos caer, cada uno a un lado de la hermosa Diana, la besamos satisfechos
Nos quedamos dormidos hasta que nos sorprendió el dia.
Hoy estoy convencido de que ya no soy hetero SOY BISEXUAL .
Ya planeamos nuevos encuentros con esa pareja.
Diana quiere que yo y su marido hagamos un 69 y pretenden que yo tambien
haga realidad mis fantasias bisexuales, con ella y con su marido.
( Si este relato les resulta de su agrado, prometo continuar agregando nuevas historias
a medida que mis encuentros con Diana y Renato se vayan dando )
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