Dogging con mi mujer
Ella gemía muy excitada mientras chupaba la polla de otro tío y el tercero le manoseaba las tetas mientras se masturbaba..
Navegando por la red, mi mujer y yo vimos una página en la que si te registrabas y verificaban tu identidad te daban acceso a puntos de encuentro para hacer dogging. Así lo hicimos y recibimos un mail donde se iba a realizar la próxima quedada. El lugar era algo alejado del casco urbano, muy cerca de un polígono donde por la noche no paseaban ni las ratas. Entramos por el polígono y ya veías algunos coches, algunos con la luz interior encendida y otros apagada. Había gente paseando, mirando a través de la ventanilla. Decidimos parar cerca de uno donde había 4 tíos mirando el interior de un coche. Mi mujer y yo veíamos que los tíos se estaban masturbando mirando a la pareja de dentro que supongo estarían follando, porque no la veíamos. Nos comenzamos a besar, meter mano y pronto la desnudé. Ella puso una pierna en cada extremo del salpicadero y me pidió que le comiera el coño, cosa que comencé a hacer mientras ella se acariciaba las tetas y se ponía duros los pezones. Al poco me dijo excitada:
-¡Mira, mira! ¡Vienen hacia aquí tres tíos de los que estaban enfrente!
Cuando alcé la cabeza pude ver tres pollas, agarradas por tres manos meneándosela suavemente mientras miraban a mi mujer desnuda. Ella les sonreía mientras le comía el coño y gemía. Le dije que pasara al asiento de atrás y comencé a follarla por detrás mientras miraba cómo se masturbaban los tíos.
-¡Joder, menuda polla tiene el del medio! ¿La has visto?
-Pues la vas a ver más de cerca…-Le decía mientras mi polla entraba y salía de su jugoso coño.-Baja la ventanilla.
-¿Qué…?- Balbuceó.
Tras insistir una segunda vez, la bajó por completo y el de la polla enorme, que se ve que era el más espabilado, no tardó en ofrecerle a mi mujer su magnífica espada para que se deleitara en su boca. Ella la abrió y comenzó a chuparla mientras los otros se le acercaban a la cara con sus pollas tiesas a la espera de su turno. Yo mientras la follaba estaba más y más salido viendo aquella escena y acabé agarrando sus caderas y soltando un gran gemido que culminó en un orgasmo inundando su coño con mi leche. Le dije que abriera la puerta y se las chupara a todos. Ella sonrió, pues le encantaba la idea de tener varias pollas para ella sola. Y así lo hizo, se agachó y una a una fueron pasando por su boca, lamía los huevos, se las tragaba a fondo, mientras se la chupaba a uno con las manos pajeaba a los otros dos. El tío de la polla grande me dijo si tenía una manta. Bajé, abrí el maletero y le di una que tenía. Él agarró del brazo a mi mujer levantándola y la condujo hacia la parte delantera del coche. Extendió la manta sobre el capó y a mi mujer sobre ella. Le abrió las piernas y le lamió el coño. Yo pensé en que mi esperma aún seguiría chorreándole por el coño, pero al tío no pareció importarle pues le metía la lengua y los dedos hasta el fondo. Ella gemía muy excitada mientras chupaba la polla de otro tío y el tercero le manoseaba las tetas mientras se masturbaba. Luego la abrió más de piernas y apuntando su polla se la metió. Se había puesto un preservativo de esos con aristas para dar más placer y lo estaba consiguiendo, pues le miraba a los ojos con cara de asombro, como si de un momento a otro su coño fuera a estallar en un orgasmo, cosa que no tardó en sucederle a los dos. Al sacarla, y sin perder tiempo, otro tío la puso contra el capó, se colocó detrás de ella abriéndole las piernas y le clavó la polla con fuerza. Yo estaba sentado dentro del coche mirando cómo sus tetas chocaban contra la manta mientras aquel tío le daba rápido y de vez en cuando con golpes profundos. Ella me miraba con cara de placer y sonrió al ver que me estaba masturbando mirándola. Puso su cara de zorra que tanto me excita y acabé corriéndome de nuevo. El tío se corrió también dejando paso al tercero, que estaba tan sumamente excitado que fue meterle la punta de la polla por el culo y se corrió, la metió aún más mientras se corría y la dejó un momento dentro de su culo, hasta que soltó la última gota dentro del preservativo y comenzó a quedarse flácida. La sacó, le dio un cachete en el culo y concluyó con un:
-¡Qué buena zorra! Ojalá mi mujer fuera igual de putona.
Los tres se fueron y ella se sentó en el coche extasiada de placer. Nos vestimos y decidimos dar una vuelta por el lugar. No a lo lejos vimos a un tío mirando un coche que tenía la luz interior encendida. Con una mano se masturbaba mientras con la otra tocaba el culo de una mujer de mediana edad que botaba y botaba sobre la polla de su acompañante más o menos de su edad también. Él tenía su cara metida entre unos pechos enormes que no dejaba de estrujar y lamer mientras ella le cabalgaba con fuerza. Mi mujer agarró la polla del voyeur y le masturbó hasta que se corrió. El tío se fue satisfecho calle abajo y nos quedamos mirando cómo follaban aquella pareja. Yo le sobé las tetas, me apetecía sentir unas enormes tetas entre mis manos, pues las de mi mujer son normalitas. La miré y sonriente le dije:
-¡Son enormes! ¡Que buenas cubanas se tiene que hacer el tío este!
Ella me sonrió dándome un toquecito en el brazo. Me saqué la polla y aunque no estaba muy dura la tetona me la chupó gustosamente sin dejar de follar a su acompañante. Sabía acompasar los movimientos con las succiones que me pegaba. Estaba apoyado con los brazos sobre el techo del coche mientras mi polla entraba y salía de su boca, íbamos alternando, unas veces yo la follaba la boca y otras paraba y dejaba que la mamase. Me corrí de nuevo mientras mi mujer me metía la lengua en la boca, aunque no solté ni una gota, estaba ya seco.
De camino a casa los dos coincidimos en que la experiencia había estado bien y que tal vez volveríamos a repetir.
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