El agarrón que me dio el judio y su amigo parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
El agarron que me dio un judio y su amigo parte 2
El judio me mandó un mensaje al celular dónde me pedia que" repitieramos la ricura del otro día" mi primera reaccion fue una extraña excitación, pero después de esa breve debilidad tomé la decisión de nunca jamás volver a caer en algo tan bajo y asqueroso.
Tenía ganas de morirme.
Bloqueé su número y di todo por terminado.
Creí que ahí había acabado todo, pero que equivocada estaba.
El día que mi papá llegó tarde por mí habló con un compadre que sabiendo su situación económica lo invitaba a irse al otro lado para ganar muchos dolares.
Mi padre aceptó y una semana después se marchó, sin saber que esos eventos sólo serían el inicio de mi perdición.
Nunca se imaginó que indirectamente sus acciones me llevarían a convertirme en una cualquiera, su hijja que lo llenaba de orgullo al sacar diez en sus exámenes pronto caería tan bajo y de manera tan rápida que no podría detenerse.
Mi vida siguio más o menos normal, sin embargo de vez en cuando se me venían a la mente aquellos momentos morbosos vividos con el viejo aquél que odiaba, pero que en un lugar recóndito de mi ser, deseaba en realidad, sin aceptarlo conscientemente.
Mi papá empezó mandando algunos dólares, mi madre estaba feliz y yo también ya que podría ir a la prepa, aunque aún no publicaban los resultados.
Ese fin de semana revisaría por internet si me había quedado.
Dos días depués llego el tan ansiado momento, esperé hasta las 12 de la noche para ver los resultados.
Las temidas siglas CDO (con derecho a otra opción) aparecieron frente a mis ojos.
Me quedé pálida y muda.
Sólo permanecí sentada viendo al vacío, mi mamá lo entendió todo.
Supo que no me había quedado e intentó consolarme.
Yo no quise ni hablar con ella, no quería nada.
Casualmente al otro día, una llamada de un extraño número entró en mi celular.
No contesté a la primera, pero después imaginé que quizá era que me hablaban para decir que habia habido una equivocación y sí tenía un lugar en la escuela de mi elección.
Diez minutos depués recibí otra llamada del mismo número:
– bueno – contesté nerviosa.
Una voz grave y conocida me respondió.
– Hola hermosa, por qué no me habias respondido, me bloqueaste verdad? qué? ya me olvidaste? Era la voz inconfundible del.
maldito judio!
– Uus.
ted, alcance a decir.
– Dée.
jeme desgraciado, no vuelva a hablarme.
Colgué de inmediato.
Pero el viejo asqueroso no se daría por vencido tan fácilmente.
Al día siguiente tuvo el descaro de mandarme una imagen porno al celular.
Sólo se veía la penetracion de unas grandes nalgas y un grueso pene entrando.
Un mensaje asqueroso acompañaba la imagen " asi te veias de rica, muñequita", un rubor intenso se me vino a la cara y borré la imagen.
Un mensaje siguiente decía: "ese dia no te compensé con nada, pero conozco la situación de tu familia y si tú quieres puedo darte una ayuda economica".
Viejo asqueroso, pensé, qué se cree.
Borré todo y bloqueé de nuevo ese número.
pero me quedé intranquila.
Dicen que las desgracias no vienen solas y eso fue totalmente real al menos en mi familia.
Esa misma noche nos avisaron que mi papá había muerto al intentar escapar de la migra.
Despues de los 9 días del duelo, todo empeoró.
Mi mamá no tenía trabajo y algunos parientes nos ayudaban con sobras y un poco de dinero.
Yo estaba desesperada.
Sentía que se me cerraban todas las puertas y la única idea que se le ocurrió a mi mamá fue llevarme de nuevo a la fábrica.
Yo me negué, pero ella no sabía nada de lo que había pasado y me hizo ver que era la mejor opción.
Después de todo, pensé que con solo evadir al judio y no ponerme a su alcance todo seria igual que antes.
Trabajaria durante un año y quizá después todo se arreglaría, y yo podría estudiar la prepa y quizá después estudiar biología.
Fui a la fabrica y el judio me miró burlonamente relamiendose los labios, yo llevaba el mismo uniforme corto y desgastado.
– Vaya, vaya, pensé que tendría que ir a buscarte, Qué bien que vienes, pasa por favor.
Entré con la mirada baja.
– Mi papá se murió, dije en un sollozo.
– Si, muñeca, ya lo sé, pero no te apures, que ya veré como ayudarte.
– Quiero que me dé otra vez el trabajo don David.
Tenía los ojos llorosos.
– No, no, no, cómo crees, ya tengo otra señora que lo hace mucho mejor que tú.
Asómate, ella es doña Nety.
Una mujer canosa y de gruesos anteojos hacia un dobladillo en el sitio donde yo me sentaba.
– pero no te apures que hay otras cosas que puedes hacer y a lo mejor hasta sacas una lana extra.
Dijo
– Cómo ves? Se que estan en una situación muy difícil, te espero esta noche cuando se acabe el turno.
– es más yo paso por ti en la esquina de tu casa, a las 7 estaré ahí.
Y no acepto un no por respuesta.
Yo sólo miraba hacia el piso.
Mis zapatos de charol estaban abiertos en la punta.
– no pongas esa cara, te va a ir bien y vas ayudar a tu familia.
– Te vas bien bañadita, ok? Y ahora ya vete que tengo trabajo.
Llegué a mi casa y mis hermanos no habían comido, mi mamá no estaba, había encontrado un humillante trabajo nocturno lavando baños y pisos en el metro.
Prepareé algo con las sobras que nos habían dado.
Después me fui a llorar a mi cuarto.
En la tarde me bañé.
Una excitación combinada con asco y miedo me envolvía por completo.
Me puse el único vestido que tenia y que me habían comprado para ir a los 15 años de una amiga, mi primera fiesta.
Era corto y escotado, con cierre atrás.
Me puse una chamarra.
Agarré unos tacones y me los puse.
Mi mama sllegaria hasta tel día siguiente.
Aún así, tenía miedo, bastante, no sabía qué hacer.
Salí hasta las 7:20, por un momento tuve la esperanza de que el judio no estuviera ahí.
Me equivoqué, ahí estaba el viejo maldito en su carro caro y brillante.
– creí que me dejarías plantado, mamacita, ya iba ir a buscarte.
Se me quedó viendo y agregó- no sabes cuantas ganas te traigo, te ves hermosa.
De ahí nos fuimos directo a un hotel de paso.
Espérame aqui dijo y pagó al empleado mientras se cerraba la puerta automatica del garaje.
Me abrió la puerta y apenas me bajé, se lanzó sobré mi, me agarró las piernas y las nalgas, me besó en la boca y el cuello.
Yo intenté inútilmente quitarme.
– A ver mamacita, ya sabes a lo que vienes, déja de hacerte la remilgosa.
– Cuanto me va a dar por esto, pregunté timidamente.
– Pues depende como te portes, ahorita lo arreglamos.
Subimos las escaleras y entramos al cuarto, era grande y con espejos por todos lados; tenía un olor raro, como a jabón y humedad combinados.
Había unas bebidas en el tocador y un cenicero con colillas de cigarro .
Lo cual me pareció raro.
El viejo me quitó la chamarra y empezó a manosearme; se sentó en la cama, me subió el vestido y me miraba con descaro a través de los espejos.
Ese dia llevaba una tanga
– ya estás aprendiendo putita, mira que ricas se te ven asi las nalgas, y me obligaba a voltear al espejo.
Me las apretaba y contraía.
Al mismo tiempo me las abría y murmuraba cosas repugnantes: ah pero que rico se te mira asi el culo, ve nadamás.
Que delicia de culo.
– Ya don David, así no, no se aproveche.
De pronto dijo algo que me impactó :
– Como ves cabrón, tenía o no razón, ya le viste bien el culo? No supe en que momento, pero otro hombre estaba ahí!
Era más o menos de la misma edad, un cuarentón algo arrugado, eso si con pelo y un poco canoso; tenía la camisa abierta y estaba tocándose por encima del pantalón.
– no mames, cabrón tenias, toda la razón- le contestó, se ve bien sabrosa!
– Y eso que no la has visto toda encuerada, nomás espérate un poquito y ahorita te la pasó.
Me quedé muda de terror.
Me jaloneé e inútilmente traté de irme.
Llorando le imploré.
– No, no, por favor, usted no me dijo nada de esto, por favor no.
Sr David, déjeme ir.
– A ver mamacita tú relax, – me dijo- no pasa nada, sólo vamos a cojerte, pero todo tranquilo ok, a ver ven acá.
Me sentó en sus piernas.
– Yosef, pásame las bebidas, – tomas muñequita?
– no, le dije llorosa.
– pues para todo hay una primera vez y esta va a ser la primera, te vamos a poner bien peda amor.
Te va a gustar vas a ver.
El sr.
Yosef me veia con morbo, sin decir nada.
– Está bien chiquita cabrón , le dijo al sr.
David
– Ni tanto wey, ya casi tiene 15 años, y ve nadamás que cuerpo tan rico.
Sacaron las bebidas.
Sin dejar de acariciarme las piernas don David, me puso la bebida en los labios.
– A ver muñeca, tómale, dale un buen trago.
– Yo tomé más que nada para no hacerlos enojar.
Era una bebida agradable y dulce.
De inmediato sentí un calor en la boca del estómago y me tranquilicé un poco.
El sr.
Yosef empezó a besarme el cuello.
Estás muy hermosa y bien buena, me dijo, yo no contestaba nada y seguía tomando.
Don David me puso de pie y empezó a acariciarme los pechos encima del vestido mientras me besaba el cuello y la boca.
El sr.
Yosef, se puso atrás de mí y me subió el vestido y me sobaba y besaba las nalgas raspandome con su barba.
– Ay chiquita, estás exquisita.
Decia mientras empezó a bajarme el cierre del vestido y acariciaba mis nalgas y mi espalda.
– Qué rico te estamos encuerando, escuincla.
Don David le dijo- mira wey ven acá.
Para que veas que no te dije mentiras, checa nada más que buenas tetas.
– Ay wey, no mames, está bien tetona.
Mmmmmmmmm mamacita, dijo y se abalanzó sobre mis pechos, los beso, los manoseó y puso su cara frente a ellos y se los restregó un buen rato en la cara.
– No, ya no, por favor- decia yo, – no entre los dos.
– Ay muñeca rica, no mames, dijo el sr.
Yosef, se ve que te encanta, a poco no.
Y mientras decia eso se metía mis pezones en la boca y me restregaba todo su miembro por delante.
– Yo estaba mareada y a decir verdad después de la sorpresa inicial y luego de las bebidas alcoholicas me sentía un poco más deshinibida.
Mientras el sr.
Yosef se deleitaba con mis pechos, el judio me besaba en la boca y me acariciaba las nalgas.
Uno se me restregaba por delante y otro por detrás.
Era extraño, empezaba a sentir que sólo me estaban usando y sin embargo, por otro lado lo estaba disfrutando
– ay mamacita que golfa eres, te encanta la verga verdad? David me conto que serías una buena puta, pero no imaginé qué tanto! Me fascinan tus chiches, ve nadamás y eso que estas bien chiquita y ya las tienes así de sabrosas! Mmmmmm te las voy a coger lo más que se pueda.
Y las estrujaba y besaba se las metía en la boca y parecía querer ordeñarme.
– Ya señor, me está lastimando, no tan fuerte.
– No te quejes cosita, que vamos a pagarte.
Dale otra tomadita a tu bebida, ándale.
Don David me pasó la bebida y yo le tome más.
Empecé a sentirme súper mareada.
El sr.
yosef me cargó y me acostó en la cama.
Se quitó toda la ropa y sin pedirme permiso comenzo a restregarme su verga entre las tetas.
– ah muñeca, que rico.
– Espérate cabron, dijo el sr.
David que yo también quiero.
Y mientras don Yosef apretaba su verga entre mis tetas, el sr.
David me ponía su miembro gordo y duro en la boca.
– Ay cabrón que rica se ve esta escuincla, espérate cosita ahora haré algo para que tu también sientas rico.
– Mira tu te vas a apretar las tetas mientras tengo aqui la verga y mientras te tocaré tu pucha, de acuerdo.
Yo no podia casi ni hablar de lo borracha que me estaba poniendo.
Pero alcancé a decir que si.
– No mames wey, está bien mojada, dijo don Yosef.
– Ya ves,- dijo el sr.
David, te lo dije, en realidad es bien caliente.
El sr.
Yosef me empezó a tocar la vagina y el clítoris, la verdad me gustaba.
Empecé a excitarme viendo su verga no tan gruesa, pero si grande, entrar y salir de entre mis pechos.
– por primera vez, no pude evitar decir – ay qué ricooo.
– Ufff, ya viste Yosef, es bien golfa.
Te encanta la verga, verdad princesa.
– ahora te vamos a retacar de verga para que veas lo rico que es que te cojan entre dos.
El sr.
David fue el primero.
Me la metió y yo ya estaba muy mojada.
Se puso encima de mi y la verdad es que sentí una embestida muy fuerte, pero deliciosa.
El sr.
Yosef me la metia por la boca.
– Te gusta mamarla verdad, putita.
– mmmmmmm, ajaaaaaa.
Estaba muy ebria y habia olvidado, al menos de momento, todos mis problemas.
– Durante unos minutos el sr David me la metió.
– Ya cabrón, no mames, me toca a mí.
Dijo el sr.
Yosef.
Se acostó en la cama y se acomodó semisentado recargado en las almohadas.
– ven aca mamita, me dijo y me sentó sobre su verga.
Cuando me penetró no pudo reprimir un gemido.
– Te voy a mamar esas chichotas, mientras te ensarto, vas a ver que rico.
– Ay no, no, decía yo- ya bastante ebria.
– – como de que no, si se ve que te encanta!
Mientras don David se me puso por detrás y me ponia la punta de su miembro en el ano, mientras me besaba el cuello
– Ah chiquita que rico, si sientes preciosa, no te gusta sentir una verga en el culo.
Ya sin prejuicios por el alcohol, me movia disfrutando la verga del sr Yosef y excitándome de ver como hacia de mis pechos lo que quería.
Me los jalaba y sacudía y eso me provocaba sensaciones extrañas mientras sentía a don David punteandome por detrás.
– a ver wey ahora deja que yo me la coja y tú pásate acá- dijo el judio
Se acostó, me mamó las tetas que ya tenía todas rojas y llenas de babas y me la metió; mientras don Yosef se hincó atrás de mi y con su propia lubricación y la mia empezó a meterme el dedo por atrás.
– No, no, así no! grité a pesar de estar borracha.
– Mamita, ya es algo inminente a eso te trajimos y por eso estas con dos machos.
Te la vamos a meter por atrás, es un hecho.
– te va a gustar zorrita ya verás.
– Tú síguetela cogiendo y ahorita me la ensarto por detrás, le dijo a Don David.
– Nadamás relájate, niña, ok.
Agregó el sr.
Yosef
Me vi en el espejo, con esos dos viejos encima de mí, haciendo lo que se les antojaba, utilizando mi cuerpo para saciar sus más bajos instintos, y me entraron de pronto ganas de llorar viendo como esos dos viejos estaba convirtiendome en una puta, pero no podía hacer nada.
Don Yosef se agachó y empezó a mamarme el ano, pese a mi tristeza y trauma empecé a sentir rico.
Me chupaba suavemente, luego más fuerte.
Me metía la lengua y los dedos.
Sentía que todo eso era un pecado.
Un pecado muy grande y yo ahí sin poder hacer nada, más que dejar que se aprovecharan de mí.
Por fin el sr.
Yosef me la metió por el ano.
primero suavemente, después un poco más rápido.
Me dolía horrible, chillé como un cerdo.
Don David me la seguía metiendo por la vagina
– ahora si cabrón, ya se la clavé.
No mames, qué pinche rico, que apretada está, pinche puta, que se deja cojer por dos!
– Si, wey, me tiene súper excitado esta piruja, es súper golfa.
– Ya no, NOOOO, POR FAVOR! – grité, pues sentía que el sr Yosef me estaba rompiendo el ano.
– Ya putita no pasa nada, a ver espérate.
– David, pásame el aceite, a ver si asi le duele menos.
Me la sacó un rato y me echó un líquido espeso.
Me lo untó por todas las nalgas, entretanto aprovecho para darme unas nalgadas.
Con dos dedos me metía el aceite por el culo.
– A ver mamita- dijo, ahora si te tiene que doler menos.
Su miembro se deslizó mas fácilmente y empezó de nuevo.
– Ya te duele menos, verdad chaparrita?
– Si, sr, ya menos.
Dije aún con lágrimas en los ojos.
– Pues entonces ahorita va a empezar lo rico vas a ver.
Me siguió cogiendo y la verdad es que como todo resbalaba, su cuerpo contra el mío y el otro viejo metiéndomela por delante.
Empecé a sentir algo muy diferente.
Era placer, un placer muy culposo, pero riquísimo.
Estaba borracha de alcohol y tambien de sexo.
Empecé a gritar, a gemir, ya no de dolor si no de calentura.
– Ahhh, ahhhh, ahhhh qué rico, me gusta!
– Ay escuincla eres toda una zorra, que rico te estamos pervirtiendo.
Dijo el sr.
David.
Don Yosef, hacía un ruido extraño con la boca, un gorgoteo de excitación y deseo
– Pinche putita deliciosa, no puedo dejar de cojerte.
decía de vez en cuando.
– Ahora vente, le toca a David tronarte el culo.
Don David me arrastró a la orilla de la cama me hechó el aceite por todos lados , tambien en los pechos, y acostada boca arriba y él parado me la metió.
Me jalaba de las piernas hacía él y de vez en cuando me amasaba las tetas o se agachaba para besarmelas o mamarlas.
– No hay nada tan rico como cojerse por el culo a una chiquita rica así como tú, me decía.
Mientras el sr Yosef, hacía que se la mamara, me manoseaba también las tetas aceitosas y de ves en cuando se masturbaba sólo de ver el espectáculo.
– Ah pinche puta que delicia.
Decía el sr.
David.
Todas las obscenidades que me decían me hacían sentir más y más caliente.
Ver mi imagen con esos dos viejos abusando de mí, me hacía marear de asco por estar ahí haciendo algo tan bajo, pero esas mismas imagenes me llenaban también de deseo.
No tardé mucho mas y empecé a venirme cuando el otro viejo se montó también en mí y me la metió por la vagina.
– Ahhhhhhh, ahhhhhhhh, ayyyyyy, ya, ya, ya grité.
Los malditos ñores, súper excitados por mis gritos, se vinieron también.
Me dejaron llena de semen y de saliva.
Luego de un rato de reposo, me los quité a los dos de encima y fui al baño.
Entraron de repente los dos y abrieron la regadera.
Me llenaron de jabón y así mojada y resbalosa volvieron a atacarme.
Ya me dolía todo y sólo quería irme.
En la regadera uno me la metio por la vagina y el otro se me puso atrás y me la metio por el culo.
– qué niña tan buena y tan deliciosa.
Dijo don Yosef, – gracias por compartirmela cabrón.
Le dijo al sr.
David.
– vamos a seguirte cojiendo eh chaparrita, a poco no David, -es más te vamos a recomendar con algunos amigos.
Después de eso, por fin me dejaron.
Cada uno sacó mil pesos y me los dieron.
Me llevaron a mi casa, ya eran las 3 de la mañana.
Al otro día no podía ni sentarme.
Tenía los pechos todos llenos de chupetones y las nalgas con marcas moradas y adoloridas.
Lloré hasta el amanecer, deseando suicidarme; luego me lavé de nuevo y me puse una pomada en el ano.
No me sirvio de mucho, por el tremendo dolor temía ir al baño.
Mi mamá llegó como a las 7:30 de la mañana.
Le dije que por la muerte de mi papá el judio me había adelantado la quincena, y le di los dos mil pesos.
Se puso muy contenta.
Tres dias estuve aterrorizada de que volvieran a llamarme.
Al cuarto empecé a recordar y muy a mi pesar empecé a desear revivir todo aquello.
Una semana exacta después el judio volvió a marcarme.
FIN
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