El albañil y su pequeña amiguita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Chris34.
Mi hermano salió de viaje y me dejó un dinero para que contratara un albañil y repara su jardín trasero mientras él se capacitaba para su trabajo. La situación era un poco difícil porque no conocía a uno de confianza y porque la casa de mi hermano está a las afueras de la ciudad muy cerca de una comunidad. Una amiga me recomendó a un chaval de 20 años, dudé un poco por la edad pero me dio buenas recomendaciones y acepté. Lo llame y nos habíamos reunido en un pequeño bar del centro de la ciudad para ver todos los detalles y explicarle lo del trabajo y como era buen precio ajustamos para que de una vez pintara algunas paredes y la cochera.
El chaval muy profesional, yo pasaba por él y lo llevaba a casa de mi hermano, era muy puntual y se dedicaba a hacer su trabajo. El sábado aproveché que la casa estaba sola para llevar a mi amiga y tener una ventura mientras Arturo, el albañil, trabajaba en el jardín. Fue un rapidín nada más porque mi amiga tuvo una llamada y regresó con su familia. Cuando bajé a la sala Arturo se acercó para hacerme charla (nos teníamos confianza como si fuéramos colegas del cole, a pesar de la edad) y terminamos charlando de nuestras aventuras sexuales mientras él comía y descansaba un poco. Al escucharlo hablar recordé mi época universitaria cuando solía irme de fiesta con amigos y llevar chicas para pasar toda la noche follando. Ahí estábamos los dos sentados en la pequeña barra contando nuestras aventuras, yo un hombre divorciado de 34 años, blanco, pelo en pecho, alto y él de 20 años, muy joven, el galán de su colonia, moreno, cuerpo atlético y demasiado peludo; hablando sin barreras de edad. Charlamos sobre como iba el trabajo y le dije que el Lunes pasaba por él, como siempre.
Nos despedimos y tal como le dije el Lunes al pasar ya estaba él esperando, lo dejé en casa de mi hermano y fui a la mía por unos documentos. Antes de mediodía noté que estaba un poco de lluvia por lo que decidí ir a darle la tarde libre y sorprenderlo. Había un accidente y llegué antes de las 14:00 horas. La lluvia seguía, estacioné el auto justo frente a la puerta para no mojarme mucho y entré a la casa, miré el patio trasero y no estaba Arturo, la puerta estaba cerrada pero sus herramientas estaban en la sala. Subí arriba pensando que ahí estaría y nada, entonces bajé a la sala y me senté me imaginé que él estaba en el baño mirando porno y masturbándose o quizá mi mente era un poco sucia y salió a comprar algún refrigerio aunque no hay tiendas cerca de la casa de mi hermano.
De pronto escuché una niña riendo, se me hizo raro y más porque salía el sonido del garaje, me acerqué sin hacer ruido y ahí estaba Arturo pero no estaba solo. Estaba con una nena. Arturo tenía una colchoneta tendida en el suelo y un par de cojines de la sala, me imagino que la colchoneta la sacó de algún cuarto porque en el garaje no había ninguna. Él estaba en puros calzoncillos incado y frente a él estaba esa nenita, se veía deliciosa: morena, de cabello negro, lacio y muy largo, delgadita, muy pequeña de tamaño, sus dientes muy blancos, ningún vello en su cuerpo. La tenía acostada boca arriba, con sus piernas un poco abiertas al aire y levantado el vestido de su escuela, desnuda de los pies, sus uñas muy blancas y cortadas, se veía muy limpia, sin calzones y sonriendo cada que Arturo le frotaba su barba en su pequeña vaginita. Decidí quedarme en silencio y observar. Lejos de molestarme me excité demasiado al ver esa nena tan pequeña y desnuda. Quería observar que tan lejos llegaría Arturo.
Él se inclinó a su vagina y comenzó a hacerle sexo oral, la nena estaba muy relajada y reía, puso sus pies en el hombro y le acariciaba la barba a Arturo. Mientras Arturo le hacía sexo oral y la nena lo disfrutaba yo no pude evitar sacarme la verga, escupí sobre ella y me la froté sin dejar de verlos a ellos dos. Apenas iban 8 minutos observando y yo ya sentía que la leche se me iba a salir, quería seguir masturbándome pero Arturo no paraba de chuparle la puchita esa nenita, era obvio que él la estaba calentando y estimulando para hacer la penetración sencilla y placentera. Hasta que por fin Arturo le quitó el vestido y se quitó sus calzoncillos, le puso un poco de crema (que también había tomado de la casa), incado, sobre sus rodillas frente a ella, la levantó de las piernas y lentamente deslizo su verga dentro de esa puchita chiquita, la nena se tapaba la boca y los ojos con sus manos, gemía y decía “despacito por favor para que no me duela”. Arturo iba metiendo la cabeza de su verga en la nena y ella pujaba, le dolía un poco pero él la besaba y acariciaba para que se le fuera metiendo.
Esa escena era tan rica de ver que apenas me toqué la verga y aventé toda la leche que traía acumulada. No pude evitar soltar un suspiro de placer y fue cuando ellos descubrieron que los observaba. La nena al verme comenzó a llorar y buscar su ropa mientras decía “Señor por favor no me regañe, no le diga nada a mis papás. Yo nomas vine porque me invitaron. Ya me voy” mientras que Arturo buscaba también su ropa para taparse y estaba muy asustado, aún así su erección no bajaba. Les dije a los dos que no se preocuparan, le di una palmada a Arturo en la espalda diciéndole que no había problema y a la nena me le acerqué y la abrace diciéndole que se vistiera y que no le diría nada a sus papás, que ni los conocía. Yo aún traía la verga de fuera y dura, a pesar de que ya había eyaculado. Mientras la nena se cambiaba me dirigí a Arturo
Yo: ¿Qué estabas haciendo?
Arturo: Nada patrón. No crea que estábamos haciendo algo malo.
Yo: Yo tampoco creo que sea malo lo que le hacías.
Arturo: La niña iba pasando por la calle y se estaba mojando, iba con otros niños pero la dejaron atrás y entonces yo le dije que se pasara para que no se mojara. Luego la dejé sola un rato y agarré una toalla para que se secara y pues ya ve uno es joven y la niña se veía rica cuando se secaba. La verga se me puso dura y me la agarraba, la niña no decía nada nomas se me quedaba viendo a la verga dura.
Eso me decía Arturo en voz baja y le dije que fuéramos al piso de arriba a hablar. Estando arriba le hice muchas preguntas.
Yo: ¿Entonces acabas de conocerla?
Arturo: Bueno ya la había visto pasar varios días, desde que vine a trabajar aquí, siempre me le quedaba viendo y a veces veía que la tocaban los otros niños, Por aquí pasa diario porque vive en un rancho pero el camión lo toman aquí cerca.
Yo: ¿Te gustan chiquitas?
Arturo: No, nada de eso.
Yo: ¿Entonces por qué está ella aquí? ¡Es una niña!
Arturo: Ya le dije que iba pasando.
Yo: ¿Qué edad tiene?
Arturo: 10
Yo: Esa niña mide apenas unos centímetros más después del metro, no puede tener esa edad.
¿Te gustan chiquitas verdad?
Arturo: La verdad sí, bueno me gustan todas, ella tiene 6 pero se ve que le gusta, ya le habían dado verga antes
Mi verga se empezó a parar cuando me dijo que le gustaba y que ya había tenido sexo antes.
Yo: ¿Crees que le guste ésta? (le dije agarrándome la verga).
Arturo: Yo creo que sí, pero está muy grande. No sé si le entre.
Yo: Le metemos lo que aguante ¿Qué te parece?
Arturo: ¿También le gustan chiquitas patrón?
Yo: Ya la tienes ahí, ni modo de dejar pasar la oportunidad ¿O crees que no jale?
Arturo: Sí, ya le dije que le gusta. Nomas hay que tratarla bien.
Yo: Pues la trataremos bien, y ya deja de decirme patrón y hablarme de usted.
Arturo: Nomas deje bajo yo primero pa’ decirle, espérate unos minutos y bajas cuando le esté dando, vas a oir que rico puja.
Yo: Está bien aquí espero.
Arturo: Hey pero esto queda acá entre nos, nomas tu y yo y sin decirle a nadie ¿va?
Yo: Vale. No le diré a nadie.
Arturo bajó y yo esperé tal como le había prometido. Cuando escuche los pujidos ricos de la nena bajé, ya estaban en la sala y la nena dándose sentones en la verga de Arturo, bueno se sentaba hasta donde ella aguantaba, bajé lentamente y me acerqué. Cuando la nena me miró se ponía tímida pero yo ya iba desnudo listo para la acción. La nena no podía evitar verme el cuerpo peludo y mi enorme verga. La levanté y la puse a hacerme sexo oral, a pesar de ya haber eyaculado yo me sentía muy caliente. Más cuando sus manitas me agarraban la verga y ella apenas podía chupar mi cabezita, le pedí que me mamara los huevos y a ella le daba risa al sentir los pelos de mis huevos en su cara. Ahí estaba la nena de unos 110 cm aproximadamente y flaquita como de 18 kilos, yo sentía que me iba al cielo con esas pequeñas mamadas y Arturo mientras observaba se la jalaba. La acosté a un lado de Arturo, le abrí las piernas y le puse demasiado lubricante, siempre lespongo a las mujeres para que le entre y se les resbale rico. Ella me preguntaba que qué era eso y que estaba frío, le dije que era una cremita que le iba a ayudar a relajare, me inqué y agarrándole sus pies la abrí sus pernas, le solté un pie y la dedie, ese rica puchita me la quería comer, su montecito de Venus se veía abulltado, mojadito y listo para la acción, sin ningún pelito y se sentía suavecito, sus labios exteriores se veían muy gorditos, nada le colgaba y por dentro se sentía tibia, le iba metiendo la verga cuando ella pujaba, Arturo quiso levantarse y yo le puse mi mano en su pecho para impedírselo.
Esa puchita me apretaba demasiado y podía sentir como poco a poco se iba abriendo y dejando entra mi verga. Obviamente no se la iba a meter toda porque eso no era posible y además siempre hay que tratarlas con cuidado para que o disfruten y pidan más. Arturo me observaba acostado y ya no se masturbaba, yo seguía con mi nao en su pecho y con la otra en el pie de la nena. Mientras se la metía le pregunté que qué le había traído Santa Claus y me dijo que nada, le pregunté que por que nada si ella se portaba bien y entonces le dije que nosotros le regalaríamos algo, ella dijo que quería un teléfono celular. Yo esperaba que pidiera un juguete pero no, ahora todos los niños quieren un celular y con grande pantalla. Luego le tomé la mano a Arturo y se la dirijí a su verga para que se masturbara, el lo entendió, se puso de pie y veía como yo le metía un poco menos de la mitad a la nena. Se veía tan rico como entraba mi cabeza y como ella la expulsaba de sus labio, así lo hacía varias veces mientras ella se relajaba y me permitía entrar más.
Luego me acosté boca arriba, agarré mi verga y le pedí a Arturo que me la sentara en la verga, él tomo a la nena del pecho y brazos y la arrimó a mi verga, luego la fue sentando y así la nena ya sin ayuda se iba bajando hasta donde ella podía y sentía placer, fueron unos cuantos sentones cuando no pude más y la dejé toda mojadita de mi leche, ella se puso de pie y chorreaba. Ahora era el turno de Arturo, él la puso en 4 y desde atrás le empezó a dar, con mi leche adentro era más fácil que se resbalara yo mientras aún acostado le acariciaba sus pezoncitos que estaba parados hasta que Arturo también se vació dentro de ella. Terminando la llevamos a que se bañara y quitarle todos los restos de semen, su montecito de Venus se veía más abultado y rojito pero el orificio de su vagina ya estaba cerrándose de nuevo. Ya bañadita y cambiada le dije que su regalo le llegaría sólo que debería pasar por él, como seguía lloviendo la llevamos a su rancho y dijo que la dejaramos en la entrada para que no la regañara sus papás ni le preguntaran nada. La brisa era suave pero aún así mojaba.
Ahora Arturo y yo somos muy buenos amigos y la nena nos visita seguido, aunque mi hermano ya regresó a su casa, en la mía está libre.
Delicioso relato
Lindo trío