Intercambios / Trios
EL RINCÓN DE LAS FANTASÍAS 6.*
Un joven prepara el mejor regalo para su querido abuelo. .
Abuelo. ¡Te tengo una gran sorpresa!
¿Recuerdas esa historia que me contaste sobre una fiesta llena de… Ya tu sabes?
Pues la volverás a vivir. Encontré un lugar donde aseguran que todas tus fantasías se hacen realidad y yo quiero traerte esa experiencia de nuevo y acompañarte. Claro.
Decía Carlos con gran entusiasmo a su viejo y querido abuelo, quien fuese su confidente y su segundo padre.
– Hijo. Aunque puedas recrear la escena, ¿olvidas que ya soy muy viejo para esto?
– Abuelo. El señor que me atendió me demostró que puede cumplir cualquier fantasía. Mira.
Mostrándole a aquel viejecillo los comentarios de su página de face, además de enseñarle una tarjeta con una dirección. Firmada por un tal «Adam».
– Así que descansa bien que mañana paso por ti y celebraremos tu cumpleaños. Y no te sorprendas si te ves o te sientes diferente ¿ok?
Lorenzo dudaba acerca de lo dicho por su nieto; pues ya sería un hombre de 85 años en unos días.
Realmente aquello sonaba muy bueno como para que fuese verdad.
A la mañana siguiente a Lorenzo por poco le da un infarto al mirarse al espejo y notar que de nuevo tenía 25 años. Cinco años más que Carlos su nieto.
Pensando en que podría tratarse de un sueño, siguió su día como siempre.
La cuestión era que todo seguia igual.
Desde su esposa Maria, hasta su perro joe. Todo como lo dejo el día anterior.
Bañado, perfumado y listo para repetir aquella experiencia de la que tanto hablaba con amigos y familiares. Lorenzo se detuvo a mirarse un poco al espejo.
Cabello negro sin nada de canas, su cuerpo fornido, delgado y blanco. No cabía duda. ¡Su juventud regreso!
– ¡Abuelo. Veo que funcionó el deseo. Ahora no hay tiempo que perder!
Se que piensas que todo es un sueño, pero es real. Eso ya me lo había advertido Adam, el de la tienda.
La dirección era la misma que Lorenzo recordaba. El mismo edificio, la misma entrada, hasta la misma puerta de madera estaba ahí.
– Carlos o quien seas. No estoy muerto ¿verdad?
– Jajaja. Abuelo. Te dije que esto es real. No te preocupes que hoy te sentirás más vivo que nunca.
Al abrir la puerta se asoma un hombre el cual mira a los dos chicos y dice.
«Lorenzo, veo que traes compañía. Adelante pasen, sean bienvenidos».
Al ingresar, Carlos se sorprendió de ver hermosas mujeres, tantas como pudiera apreciar.
– Hijo. ¿Recuerdas bien la historia de esta vivencia?
– Si abuelo.
– Bien. Entonces podrás disfrutar sin contemplaciones.
Aquel lugar parecía una discoteca, desde su dj, hasta la barra de bebidas. Había meseros por todo el lugar, como cualquier lugar común.
Lo sorprendente para el nieto de Lorenzo era que aún estando en la puerta no se escuchaba nada.
– Hay algo raro aquí. El lugar es distinto a como lo recuerdo. Pero el ambiente y la energía es la misma.
Ven. Te presentaré a la anfitriona; si esque es la misma.
Al llegar a mitad del salón, salió una mujer a su encuentro.
La más hermosa y destacada de las demás mujeres. Con una cara realmente angelical y fina, 1.70 de estatura, piel blanca, un cuerpo perfecto, sin ninguna marca de envejecimiento o signos que hiciesen notar algún defecto. Vestida con un vestido negro corto y escotado, medias negras, zapatillas. Todo hacía juego con su cabello negro y brilloso.
Lorenzo no lo podía creer.
¡De nuevo era ella!
Carlos no paraba de admirarla de arriba abajo, deteniendo su mirada en unos pechos tan hermosos. Copa b o c pensaba dentro de si.
– Carlos, Carlitos. En vista de que le cumpliste la fantasía más añorada a tu abuelo. Te tengo una gran sorpresa.
Decía la anfitriona, señalandole al joven hacía la barra y ahí estaba.
Harley Quinn en persona.
Carlos al borde de un ataque cardíaco no lo podía creer. ¡Tendría a Margot Robbie de acompañante! De pronto dice la mujer.
– No Carlos. No es Margot, es la única y original Harley Quinn en persona. La saque de aquella película especialmente para ti. Así que pasemos al v.i.p. ¿Les parece?
Pronto Harley tomo la mano de Carlos, Lorenzo tomo de la cintura a la mujer y los cuatro entraron a la sala privada.
– Carlitos. Se que no lo puedes creer, así que te recomiendo la disfrutes, es mi regalo para ti bb.
Al tomar asiento y beber una copa del mejor vino que les fue ofrecido. Lorenzo, con desesperación beso el cuello de su anfitriona, poniendo sus manos bajo el vestido de la mujer. Harley, contemplaba la escena, tocándose y levantándose para hacer un baile al joven, quien seguía estupefacto por aquella sorpresa.
– He soñado todo este tiempo en tenerte de nuevo. Decía aquel impaciente abuelo.
– Tu desespero me excita Lorenzo.
Pronto aquella lujuriosa mujer se inclinó para sacar el miembro erecto del viejecillo, sacando una larga lengua como si de una serpiente se tratará, enrollando aquel falo, simulando una masturbación como si lo hiciera con las manos, metiendoselo a la boca, una y otra vez.
Harley dejo de bailar e hizo lo propio con el nieto; sólo que a diferencia le virtio vino en su órgano, desde los huevos hasta el glande y así comenzar una monumental felación. Aquel joven acariciaba con cierto esfuerzo las nalgas de la chica, dando gemidos ahogados por tan rica mamada que estaba recibiendo.
Lorenzo no paraba de estrujar los pechos de la mujer, pidiéndole que se pusiera en cuatro; pues, con esa felación pronto terminaría y no era para menos, la chica sabía bien lo que hacía.
– No Lorenzo. Tu ponte en cuatro.
Mando aquella hermosa mujer.
Al Obedecerle. La anfitriona con su larga lengua penetro al hombre, no sin antes darle un largo beso negro.
Los gemidos del abuelo se hacían escuchar por toda la sala.
– Harley. Hazme una rica felación
Dijo la mujer.
Sacando su larga lengua, como la de su jefa, la otra chica metía y lamia las cavidades de la otra.
Carlos aprovechó la posición en 4 de Quinn para imitar las mamadas que está le daba a la amante de su abuelo.
Sin perder tiempo, Carlos comenzó a perforar la vulva de la chica, besándole la espalda y parte del cuello.
Un dedo estimulaba el clítoris de la chica payaso, haciendo que se estremeciera un poco.
Cambiando de posición.
La anfitriona era culeada por Lorenzo, aparte de darle sexo oral al nieto.
Harley sentada en la cara de Carlos para que le diera lengua por su vagina y ano.
Ahora las dos chicas atendían al cumpleañero con una mamada doble, entrelazando sus lenguas y fundiendose en un largo beso lésbico con la verga de Lorenzo en medio.
Dejando por un instante al festejado, la hermosa anfitriona cabalgo al muchacho, sin preámbulos ni perjuicio alguno.
El contacto de la vulva con el falo del muchacho hacia sentir un calor agradable, placentero y nada común.
– Ahora veo porque mi abuelo nunca te olvidó.
– Eso no es nada muchacho, ahora viene lo bueno.
Con un gran beso, la mujer fundia su boca con la del joven, sintiendo este una lujuria que jamás había experimentado; tanto fue así, que él puso de perrito a la anfitriona para darle un desesperado sexo anal.
Lorenzo, por su parte pareciera atravesar a Harley con sus estocadas, cosa que a Quinn le fascinaba.
Como si fuese mutuo acuerdo. Aquellos parientes pusieron frente del uno al otro para que las mujeres se comieran a besos.
Mananoseo, besos y cachondeo había entre esas hermosas acompañantes.
Sentada en el falo del joven y ensartada del culo, dándo la espalda, la administradora volvió a jalar a Harley para un cachondeo más espléndido.
Quinn le penetro la vulva con la lengua, haciendo que está se engrosara como si fuese un órgano masculino.
Carlos se aferró a los pechos de la mujer dando un sonoro grito. «Me corro», decía.
La anfitriona, alzandose, soltó un squirt nada pequeño.
Lorenzo y la otra chica le lamian tanto vulva como sus propios rostros.
El joven, quedando exhausto por tan tremendo orgasmo y haciendo gracia a la dueña de aquella situación. Pasando su mano por su glande, recomendado que se tomará unos segundos y que se uniera a la acción.
En eso. Lorenzo se acostó en el sofá, dando a entender que ahora era su turno.
Desnudas por completo, con sus increíbles cuerpos. La mujer cabalgaba a Lorenzo, mientras Harley animaba al muchacho; quien pronto recobró la fuerza, penetrando a su acompañante con más esmero que al principio.
El abuelo y la administradora hicieron una tijera, devorando todo lo que podían del uno al otro.
Con los ojos totalmente en blanco. Lorenzo tuvo el mejor y el más grande orgasmo, tal y como sólo lo pudo tener con su amante.
– A no Lorenzo. Tu no te irás hasta que me des otro orgasmo. Te prometo que ese será mejor.
Acostada en el piso. El viejo contemplaba ese cuerpo blanco y tan perfecto, que pronto recuperó la erección, para así montarse de nueva cuenta con más vigor.
Harley y Carlos se hayaban haciendo un 69 lleno de desespero. Como si ambos quisieran arrancarse sus partes.
Ahora el abuelo aprovechó esos dos manjares que la mujer tiene por pechos para hacer una rusa. La mujer. Volviendo a sacar su enorme lengua, la pasaba por el glande de aquel hombre.
Rato después de felaciones y penetradas, la administradora les dijo a los hombres.
«Antes que terminen. Les vamos a dar otro lesbian show, como se le dice»
Haciendo un sesenta y nueve con la otra chica; para luego, los dos hombres penetrar a cada una y recibir una mamada.
Regresando cada quien con su pareja, Lorenzo sentó a su fantasía en la mesa principal, dándole severas estocadas en su vagina.
Carlos seguía con Quinn en posición de perrito.
La anfitriona cerraba su vulva a tal grado que al viejo le costará meter y sacar su verga. Cosa que lo volvía loco de placer.
– Lorenzo. Amor. Muerde uno de mis pechos, sin importar que lo lastimes.
Haciendo esto. Aquel hombre probó la sangre de la chica, succionando y disfrutando de su sabor dulce y amargo a la vez.
Teniendo un orgasmo mayor y electrizante, realmente indescriptible y sobrenatural. Lorenzo cayó al suelo como si estuviese muerto.
Harley pidió lo mismo, pero Carlos en su éxtasis le arrancó un pedazo, comiendolo, como loco.
El mismo orgasmo sobrenatural le vino, pero el no cayó como muerto, pero si exhausto en su totalidad.
Poniéndose una frente de la otra, comenzaron a lamer sus heridas, disfrutando del sabor de su sangre.
Besándose apasionadamente.
Al limpiar sus hermosos cuerpos, no había ningún signo de daño en ellos.
Cosa que a los hombres les asusto un poco.
Las mujeres les ayudaron a vestirse y recobrando algo de fuerza, se dispusieron a beber otras copas de vino. Aquellas anfitrionas seguían desnudas como si quisieran que nunca olvidarán esos perfectos cuerpos.
Siendo hora de marcharse, los dos jóvenes se despedian; no sin antes dar un gran beso de agradecimiento a Harley por tan bella forma de satisfacer a Carlos, quien no quería marcharse.
Así desnuda y sin importar salir a la calle a despedirlos, la anfitriona agradeció tanto el regreso de Lorenzo, como la visita de Carlos.
– Cuando muera quisiera estar aquí la eternidad, junto a ti.
– No digas tonterías Lorenzo. Los que viste a dentro pidieron lo mismo, pero yo ya no los atiendo; así que te haré la misma recomendación que a ellos.
«Muere en paz y no se te ocurra venir al momento de tu muerte, porque no me tendrás jamás, aunque me veas».
¿De acuerdo amor?
Así dando un último y rico beso a los dos jóvenes. Para luego marcharse.
– Adiós Afrodita. De nuevo fue un gusto volver a estar contigo.
¿Afrodita? Jamás había dicho su nombre. ¿Realmente era la diosa en persona que nos atendió?
Pensaba casi horrorizado el más joven de los dos.
-Asi es Carlitos. Soy yo. Por eso cumplí tu fantasía por ser buen nieto. Y traerme esta ofrenda llena de lujuria. Cuidense.
Al subir al carro de Carlos, Lorenzo,
volvio a ser el de siempre.
Encorbado, con cabello cano y escaso, un poco obeso, con sus típicos lentes de alta graduación. No cabía duda.
La fantasía había terminado.
Al echar un último vistazo. Al lugar, se observa aún hombre cerrando una reja de metal, volteando a verlos y decir «Gracias por su visita» y en un estante se leía. «EL RINCÓN DE LAS FANTASÍAS».
Vladimir escritor.
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