El trio perfecto
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por oscareduardo.
Dora acababa de llegar a su apartamento, se desvistió y tomó una ducha, salió a su alcoba y se contempló en el espejo y sonrió, veía enfrente una hermosa mujer, alta, bien proporcionada, con una cintura estrecha, busto prominente y un trasero envidiable, atrás había quedado ese pasado donde su cuerpo enjuto pasaba desapercibido.
Ahora estaba en la capital, trabajaba en una gran empresa, se había casado con Manuel un hombre del campo como ella que había llegado a buscar nuevos horizontes.
Se conocieron en la cafetería de la fábrica, entablaron un rápido romance y se salieron a vivir juntos.
Manuel era un hombre alto, delgado, muy parco, trabajador y juicioso, pero su gran atractivo era una verga larga que hacía las delicias de Dora.
En la cama no era muy osado y sus faenas amatorias eran común y corriente, para Dora le faltaba picante, era una penetración deliciosa pero sin vida, Dora quería más excitación, más espontaneidad ,más atrevimiento.
Con las dos manos pulsó sus senos, los acarició suavemente, toco sus pezones que al tacto de sus dedos se enderezaron quedando erectos, bajo su mano derecha y acariciando su sexo deslizó sus dedos en su vagina, quería que Manuel se inventara cosas para excitarla más, deseaba sentirse anhelada, soñaba con hacer del sexo una aventura en la que todos los días aprendiera algo nuevo, tal vez debía conseguirse un amante.
Al rato llegó Manuel, la encontró casi desnuda en la cama, pasó de largo y se fue a la sala a ver un partido de futbol, ella se paró y llegó al sofá donde él estaba sentado, prácticamente al agacharse hacia él le colocó sus dos hermosas tetas cerca de la boca, Manuel ni se inmutó, ella cogió su mano y la colocó en su vagina pero definitivamente su marido sólo quería ver el partido.
Dora regresó al dormitorio y bajo las sabanas se empezó a masturbar y a desear una verga activa así fuera corta pero que la despertara de ese letargo sexual.
Su orgasmo fue delirante pero apagado, hubiera deseado gritar pero sólo atinó a morder la sabana, arañar la almohada y luego se quedó dormida.
Al otro día se levantó con una fijación, conseguir una amante.
Y la suerte vino a su lado Manuel no trabajaba al otro día, ella se sentó en la cafetería, estaba comiendo en silencio cuando un hombre se dirigió a ella y le preguntó si podía sentarse, ella con un leve gesto asintió.
Se presentó diciendo que se llamaba Andrés y muy pronto su locuacidad y su sentido del humor llamaron la atención de Dora.
Era completamente lo opuesto de Manuel, un poco más bajo, de complexión media, aunque no era un buen mozo era agradable.
También trabajaba hacía poco en el área de producción.
En breves palabras quedaron de encontrarse para tomar algo a la salida de la fábrica.
Así lo hicieron y fuera del sitio de trabajo Andrés mostró más interés en saber de la vida de Dora, ella le contó que era casada, que su marido trabajaba también allí y que no deseaba causar incomodidades a su esposo.
Andrés la invitó a su apartamento que quedaba muy cerca de la fábrica, ella aunque no debía aceptarlo lo hizo por saber algo más de ese hombre, tenía un don muy especial de convencer a la gente y un dominio de sí mismo que era un atractivo más.
Entraron al apartamento que lucía muy sobrio pero un poco desordenado.
La invitó a un trago y brindaron por el encuentro, chocaron las copas, Andrés colocó la copa en la mesa , le quitó la de ella en hizo lo mismo, sin palabras la abrazó y la atrajo con fuerza sobre su cuerpo, le estampó un apasionado beso en la boca mientras su manos le aprisionaban sus nalgas, Dora sintió un corrientazo en su cuerpo, no se había repuesto de la sorpresa inicial cuando sintió cuando sus hermosos senos eran sacados de las copas del brasier, la boca ansiosa de Andrés lamió sus pezones y ella sintió que le temblaba el piso, las manos de Andrés ya subía por sus piernas cuando ella lo apartó, le pidió que no fuera tan rápido, que tenía que marcharse y que otro día se encontrarían con más tiempo.
Andrés no dijo nada, sonrió , le abrió la puerta y la besó tiernamente en la frente.
Dora llegó congestionada, la actitud de Andrés aunque no le gustaba por ser la primera vez si le había dejado un mar de interrogantes.
De sólo pensar se excitó, fue al baño y como una chica deseosa de nuevas emociones se masturbó, primero sus delicados dedos ,luego un estuche del cepillo de dientes sirvieron como un burdo consolador para arrancar emociones muy intensas de su vagina.
Manuel en ese instante salía de turno, tenía pereza de llegar a su casa.
Dora cada día le exigía en forma atrevida que tuvieran sexo.
A él le gustaba pero de vez en cuando, le agradaba penetrarla y dejar su semen en lo más profundo de su vagina, pero luego le daba pereza y se acostaba a dormir.
Sentía que debía probar otras cosas y hacía tiempo que lo obsesionaba la idea de conocer un hombre desnudo, deseaba coger una verga en sus manos, ansiaba chupar un pene erecto, era una fijación de tiempo atrás cuando descubrió a un primo mamándole la verga al patrón.
Se preguntaba si era homosexual, pero apartaba esa idea de su mente porque le gustaba Dora.
Seguía con ese gran interrogante.
Se dirigió a la zona social de la fábrica, tomó un trago doble y se dirigió a la piscina.
Se cambió y empezó a nadar, la piscina estaba sola, después de bracear unas dos piscinas se fijó en un hombre que lo miraba al lado de los trampolines.
Estaba en pantaloneta de baño y lucía un cuerpo atlético, una sonrisa amplia se dibujaba en su rostro, era un tipo agradable, sin querer su mirada fué a la entrepierna del desconocido, un promontorio generoso debajo de su traje de baño aseguraba que era dueño de una herramienta bastante grande, pensó en sus interrogantes y sintió un estremecimiento por todo su cuerpo.
Cuando llegó al borde la piscina el hombre lo esperaba en la orilla, lo saludó afablemente como si fueran buenos amigos, se presentó como Orlando ye invitó a Manuel apostar una carrera, pronto se hicieron amigos, después de dos o tres desafíos quedaron agotados, ambos salieron de la piscina y fueron a las duchas.
Allí Orlando se desnudó para tomar la ducha y Manuel se quedó extasiado contemplando al fin un hombre desnudo, Orlando lo invitó a ducharse .
Cuando Manuel entró notó que Orlando tenía una fuerte erección, se quedó como hipnotizado y Orlando lo abrazó y luego bajándole la cabeza lo puso frente a su verga, Manuel de manera autómata tomo esa verga en las manos y empezó a mamársela, sentía ese miembro viril en su boca, empezó a succionar ese glande, lamía con su lengua ese cilindro de carne que terminaba en una cabeza impresionante, la relamía, la disfrutaba, y luego llegó ese bombazo de semen , casi lo ahoga pero abrió su boca y se tragó ese semen espeso, blanco y viscoso.
Orlando lo levantó y lo besó en la boca, aprovechó para degustar su propio semen, era compartir esa lechada de sexo y de lujuria.
Salieron de la ducha, en silencio se dirigieron a la cafetería donde degustaron una gaseosa, antes de despedirse Manuel le anotó la dirección del apartamento y quedaron de verse al otro día.
Esa noche tanto Dora como Manuel pensaban en ese hombre que habían conocido, como cosa rara Manuel estaba muy excitado pensando en Orlando y Dora lo mismo con Andrés, esos pensamientos hicieron explotar esa lujuria reprimida, Dora en sus pensamientos pensaba que esa penetración era de Andrés y se excitaba al máximo, Manuel pensaba en la verga de Orlando y soñaba con recibirla en su culo.
Sus pensamientos fueron un acicate que les dio un impulso frenético que desembocaron en un orgasmo pleno y compartido.
Nunca se habían sentido tan satisfechos en una relación sexual.
Había sido lo máximo.
!!
Al otro día por la tarde Manuel aprovechando que Dora estaba trabajando se fue al apartamento de Orlando, estaba deseoso de sexo, quería volver a tener esa verga en su boca, deseaba sentirse penetrado pues su culo estaba pidiendo a gritos una penetración profunda, quería sentir ese tolete de carne taladrando sus paredes rectales.
Golpeó y Orlando abrió la puerta, lo recibió desnudo y al verlo sobraron las palabras, Manuel se lanzó presuroso y empezó a mamar la verga parada, la degustaba , la disfrutaba, pero quería más , se paró y empezó a besar a Orlando, vio la cama y se acostó en ella, alzó su culo y con sus dos manos abrió las nalgas dejando su culo para que Orlando se comiera esa golosina, pronto el pene fue abriendo el ano virgen de de Manuel, el diámetro de ese pequeño orificio se fue expandiendo, Manuel empezó a mover las caderas y ese movimiento fue permitiendo que la verga de Orlando penetrara hasta el fondo.
Sin saberlo a esa hora Dora sufría un pequeño accidente laboral, su jefe la mandó a la casa, pero ella pensando en Andrés y teniendo en su mente la noche anterior estaba deseosa de sexo, quería por primera vez sentir que una verga diferente de la de su marido la penetrara hasta el fondo, sentía deseos inconfesables, estaba dispuesta a todo a dar hasta culo si era necesario para probar todas las delicias del sexo.
Llegó ansiosa al apartamento de Andrés.
Tocó a la puerta pero la repuesta tardó un poco, cuando Andrés salió estaba desnudo, se sorprendió al máximo y Dora se dio cuenta que estaba con alguien, ella se asomó cuando vio salir a Manuel completamente desnudo, quedó sin palabras y se fue sin despedirse.
Llegó a su apartamento y llorando empezó a cuestionarse, hizo sus maletas y salió a buscar consuelo donde una amiga que vivía en un pueblo cercano.
Manuel por su parte quedó desconcertado, Andrés y Orlando eran la misma persona.
No se fue para la casa , sabía que no encontraría a Dora, se quedó allí para terminar lo que había empezado.
Dora llegó donde Helena, era su amiga que le servía de paño de lagrimas, hacía tiempo no la veía , dese que se había separado de su marido solo se cruzaban mensajes por internet.
Helena ya sabía el problema, y recibió a su amiga en su casita, lucía un pequeño short y una blusa medio trasparente que dejaba ver sus hermosos senos, su cuerpo era rollizo, su trasero imponente y sus piernas eran largas y torneadas.
Después de recibir su pequeño equipaje la sentó a su lado.
Sirvió dos tragos de champaña y Dora llorando empezó a contar sus cuitas.
Helena la abrazó fuerte y reclino su cabeza en su regazo, acariciando su cabellera la acercó a sus senos, un rápido movimiento desanudó su blusita que se abrió dejando sus preciosas tetas muy cerca de la boca de Dora, ella tentada por la ocasión y un poco obnubilada por la champaña empezó a chupar esos pezones, Helena excitada sin ningún pudor se despojo de su blusa, su torso desnudo quedo a disposición de Dora, en un arrebato desnudó rápidamente a Dora y ambas se trenzaron en un estrecho abrazo, sus senos se tocaban restregando sus pezones, sus bocas buscaron sus respectivos sexos y empezaron a chuparse sus vaginas, era una ira reprimida que se convertía en deseos y acciones altamente agresivas, pronto cayeron en un 69 impresionante, sus lenguas se metían en todos sus orificios, Helena lubricando sus dedos penetró el culito de Dora, la mujer casi se enloquece ,esa caricia la desquició, sus movimientos casi convulsivos terminaron en un prolongado orgasmo que la llevó a un clímax nunca imaginado.
Esa noche Dora comprendió que un amor lésbico era comparable con un amor entre dos hombres, sabía que Manuel la quería pero el encanto de Andrés u Orlando también lo había fascinado, comprendió que el sexo de pronto abría puertas que llevaban a situaciones insospechadas pero excitantes.
Comprendió que ella también había fallado al ser infiel pero justificaba su acción por que deseaba encontrar nuevas sensaciones, así como Manuel.
Muy temprano al otro día volvió a la capital, al llegar a su apartamento encontró a Manuel, cabizbajo y pensativo fue a hablarle para pedirle perdón, ella puso un dedo en su boca y no lo dejó hablar, Dora lo besó apasionadamente y lo invito que salieran a almorzar.
Manuel no entendía que pasaba, como de costumbre sin opinar nada salió con Dora y fueron a almorzar.
Para pasar el suculento almuerzo pidieron vino, estaba delicioso y ellos calladamente agotaron la primera botella y pidieron otra, el embriagante licor los fue envolviendo en una realidad casi virtual, no hablaban pero sin querer sus pensamientos fueron convergiendo en lo único que tenían en común.
Fue Dora la que habló y Manuel estaba que decía lo mismo.
Querían buscar a Andrés u Orlando, en fin como se llamara, era una necesidad para ambos.
Cancelaron la cuenta y se marcharon al apartamento del amante común.
Tocaron a la puerta y allí estaba él, desnudo como siempre, al verlos corrió hacia ellos y los abrazó, Manuel y Dora se despojaron de su ropa, allí sobraban las palabras , ambos hombres corrieron hacia Dora, cada cual por su lado empezaron a acariciarla y besarla, cada uno cogió un seno y empezó a besarlo, a chuparlo, a acariciarlo, pero mientras sus labios acariciaban a Dora, las manos de los dos hombres buscaban sus vergas para acariciarse, Dora se arrodilló en la cama , acercó a Manuel y Andrés y tomando sus vergas empezó a mamárselas, mientras tanto los dos hombres se besaban en forma incontrolada.
Dora tomó la iniciativa se acostó en la cama y atrajo a Manuel quien inmediatamente busco ansioso su vagina, su largo pene empezó a meterse en su gruta lujuriosa, pero Andrés no quería estar fuera de esta película y con su pene erecto empezó a penetrar a Manuel, de esta manera se formo una pequeña pirámide cuya base era Dora y Manuel en medio , daba y recibía verga, eran movimientos al principio suaves, a medida que crecía la excitación se volvieron violentos hasta llegar al clímax, hubo semen para Dora y también para Manuel.
Luego intercambiaron roles y ahora Orlando o Andrés se encargó de penetrar a Dora, sus movimientos frenéticos amenazaban la estabilidad de la cama, pero Dora tenía otra fantasía, quería disfrutar una doble penetración , la elongada verga de Manuel ayudó mucho, él completamente horizontalizado recibió a Dora , ésta se acomodó y recibió ese largo pene, una vez dentro levanto hasta donde pudo sus caderas y recibió la verga erecta de de Orlando que penetro por su culito, ahora estába completamente clavada, cuando los hombres empezaron sus movimientos de penetración Dora en su interior sentía como los glandes de ambos penes casi se tocaban en las profundidades de sus entrañas.
Cuando llegó el orgasmo casi simultáneo una cálida lechada de semen inundó la vagina y el culo de Dora, cerró sus ojos y dio gracias a Dios era la mujer más feliz de la tierra.
Se levantaron los tres, se abrazaron y se besaron indistintamente y quedaron allí formando una pirámide que en realidad era un triángulo perfeto….
ahora sus posibilidades de ser felices teniendo sexo eran ilimitadas….
como en la nvela de mDumas eran todos para uno y uno para los tres.
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